martes, 9 de diciembre de 2008

Pequeñas Semillitas 0579

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0579 ~ Martes 9 de Diciembre de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)





Hola !!!
No es lo que sabemos lo que nos hace grandes... Ni lo que decimos, lo que nos hace sabios.
Solo nuestras actitudes frente a la vida y la manera de percibir este mundo es lo que nos proyecta tal cual somos: individuos sumergidos en un mar de situaciones que, como las olas, van y vienen pero nunca se detienen.
No se puede defender lo que no se ama, y no se puede amar lo que no se conoce.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».
(Mateo 18, 12-14)

Comentario
Hoy, Jesús nos hace saber que Dios quiere que todos los hombres se salven y que no es su voluntad «que se pierda [ni] uno solo» (Mt 18,4). Con la parábola del pastor que busca la oveja que se ha perdido, nos presenta una figura que conmovió a los primeros cristianos. En la portada del Catecismo de la Iglesia Católica está grabada esta figura de Jesús Buen Pastor, que en las catacumbas de Roma está ya presente entre las primeras imágenes del Señor.
Es tan fuerte el querer de Dios de salvarnos que, desde estas palabras hasta la donación incondicional en la Cruz, es Cristo quien nos busca a cada uno para que —libremente— volvamos a la amistad con Él.
De la misma manera que Jesús, los cristianos hemos de tener este mismo sentimiento: ¡que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad! Tal como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, «todos somos oveja y pastor». Hay personas —el propio esposo o la esposa, los hijos, los parientes, los amigos, etc.— para los cuales nosotros, quizá, seamos la única oportunidad que les pueda facilitar la recuperación de la alegría de la fe y de la vida de la gracia.
Siempre podemos dejar el noventa y nueve por ciento de las cosas que nos llevamos entre manos, para rezar y ayudar a aquella persona que tenemos cerca, que amamos y que sabemos que padece alguna necesidad en su alma.
Con nuestra oración y mortificación, y con nuestra fe amorosa, les podemos alcanzar la gracia de la conversión, como santa Mónica consiguió que su hijo Agustín se convirtiera en el “primer hombre moderno” que sabe explicar en Las confesiones cómo la gracia actuó en él hasta llegar a la santidad.
Pidamos a la Madre del Buen Pastor muchas alegrías de conversiones.
Rev. D. Joaquim Monrós i Guitart (Barcelona, España)




Santoral Católico



San Juan Diego



San Juan Diego nació en 1474 en el "calpulli" de Tlayacac en Cuauhtitlán, México, establecido en 1168 por la tribu nahua y conquistado por el jefe Azteca Axayacatl en 1467. Cuando nació recibió el nombre de Cuauhtlatoatzin, que quiere decir "el que habla como águila" o "águila que habla".Juan Diego perteneció a la más numerosa y baja clase del Imperio Azteca, sin llegar a ser esclavo. Se dedicó a trabajar la tierra y fabricar matas las que luego vendía. Poseía un terreno en el que construyó una pequeña vivienda. Contrajo matrimonio con una nativa pero no tuvo hijos.

Entre 1524 y 1525 se convierte al cristianismo y fue bautizado junto a su esposa, él recibió el nombre de Juan Diego y ella el de María Lucía. Fueron bautizados por el misionero franciscano Fray Toribio de Benavente, llamado por los indios "Motolinia" o " el pobre".

Antes de su conversión Juan Diego ya era un hombre piadoso y religioso. Era muy reservado y de carácter místico, le gustaba el silencio y solía caminar desde su poblado hasta Tenochtitlán, a 20 kilómetros de distancia, para recibir instrucción religiosa. Su esposa María Lucía falleció en 1529. En ese momento Juan Diego se fue a vivir con su tío Juan Bernardino en Tolpetlac, a sólo 14 kilómetros de la iglesia de Tlatilolco, Tenochtitlán. Durante una de sus caminatas camino a Tenochtitlán, que solían durar tres horas a través de montañas y poblados, ocurre la primera aparición de Nuestra Señora, en el lugar ahora conocido como "Capilla del Cerrito", donde la Virgen María le habló en su idioma, el náhuatl.

Juan Diego tenía 57 años en el momento de las apariciones, ciertamente una edad avanzada en un lugar y época donde la expectativa de vida masculina apenas sobrepasaba los 40 años. Luego del milagro de Guadalupe Juan Diego fue a vivir a un pequeño cuarto pegado a la capilla que alojaba la santa imagen, tras dejar todas sus pertenencias a su tío Juan Bernardino. Pasó el resto de su vida dedicado a la difusión del relato de las apariciones entre la gente de su pueblo.

Murió el 30 de mayo de 1548, a la edad de 74 años. Juan Diego fue beatificado en abril de 1990 por el Papa Juan Pablo II.

Fue canonizado el 31 de julio de 2002 por Juan Pablo II, quien viajó a Ciudad de México para presidir la ceremonia.



Pensamiento



"Las mejores cosas están más cerca: el aire que respiras, la luz en tus ojos, flores a tus pies, deberes al alcance de tu mano y el camino hacia Dios delante de ti"




Tema del día : Para vivir el "Año Paulino"



1) Para saber

Recientemente el Papa Benedicto XVI tuvo una reunión en donde recordó que en este “Año Paulino” hemos de tomar el ejemplo de San Pablo como apóstol infatigable de la Palabra de Dios; hemos de aprender de él a mirar con simpatía a los demás, y llevar a Cristo tanto a los que ya se han encontrado con él, como a quienes aún no lo han conocido.
El Papa comparó las circunstancias a las que se enfrentó San Pablo con las actuales. Mencionó que si bien, en nuestros tiempos hay muchas dificultades para que sea acogida la Palabra de Dios, no lo fue menos en los primeros años del cristianismo. En aquélla época había un clima pagano y se relativizaban los valores. San Pablo “sufrió persecuciones, azotes e incluso lapidación; afrontó los peligros de los viajes, el hambre, la sed, ayunos frecuentes… no huía de las dificultades y los sufrimientos, porque era muy consciente de que forman parte de la cruz que, como cristianos, es necesario llevar cada día”. Aunque parecía que la palabra de San Pablo era infructuosa, no fue así. Las creencias, aparentemente más fuerte y sólidas, se desplomaron ante la plena verdad y belleza que trajo el cristianismo. Por ello, continuó el Papa, “no tengáis miedo y no os desaniméis por todos estos inconvenientes, a veces incluso serios”.
No podemos olvidar que es el Señor el que actuará en las almas a través de nosotros.

2) Para pensar

Se cuenta que en una aldea alemana, durante la segunda guerra mundial una iglesia parroquial sufrió muchos daños a causa de los bombardeos. Allí se guardaba una imagen de un Cristo crucificado, de gran devoción en la comarca y de notable valor artístico. Como resultado de una bomba, la imagen perdió los dos brazos.
Cuando terminó la guerra, algunos aldeanos eran partidarios de encargar a algún artista la reproducción de los brazos en base a fotografías, y completar así la escultura. Otros, en cambio, pensaron que podía quedarse como estaba para recordarles a todos que Cristo necesitaba unos brazos y quería que fueran los nuestros. Prevaleció esta última idea. El Cristo quedó sin brazos en el lugar de costumbre, pero debajo pusieron una inscripción que decía: “Mis brazos son ustedes”.

3) Para vivir

Es muy probable que no tengamos las mismas dificultades que San Pablo, pero si hemos de sentir el mismo compromiso por colaborar a difundir el espíritu cristiano en toda las realidades del mundo. Tal vez encontremos otro tipo de obstáculos, pero las podremos superar si sabemos acudir al Señor.
¿De dónde le venía ese ímpetu apostólico a San Pablo que le hizo soportar tantas penurias? El Papa da la respuesta: “Lo que lo motivaba en lo más profundo era el hecho de ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a los demás este amor… no dudéis en recurrir a este poderosos maestro de la evangelización, aprendiendo de él a amar a Cristo”.
Podemos experimentar el amor de Cristo este Adviento acercándonos a Él. Hay varias maneras, una es en la Eucaristía, comulgando frecuentemente o visitándolo en el Sagrario. También si leemos los Evangelios lo encontraremos ahí, o si le hablamos a diario en la oración.

José Martínez Colín



Meditación breve



Por cierto, Jesús fue magnífico ejemplo de fe absoluta en Dios. Al enfrentarse a la muerte dijo: “Hágase tu voluntad y no la mía".
Y de esa fe surgió la resurrección. Al abandonarse, al dejar que Dios actuara, Jesús superó la muerte y todo lo que, en el universo, trataría de limitarlo.
Lo mismo ocurre conmigo. Cuando me abandono y dejo actuar a Dios, sigo los pasos de Jesús. Entonces no me limito a saber de Jesús: vivo según los principios que Él aplicó a Su propia vida.
A veces puede ser necesario que, en busca de fuerza y sabiduría para superar un desafío, llegue al centro mismo de mi ser. Pero en ese centro está el espíritu de Dios.
Dejarme llevar, dejar actuar a Dios, abre todo un mundo nuevo, una nueva vida, un nuevo yo, todo lo cual continúa desplegándose día a día. Dejarme llevar y dejar que Dios actúe abre para mí toda una vida nueva.



Pedidos de oración




Pedimos oración por Azul G., una niña de dos años y medio de edad, que vive en el Chaco, Argentina y que sufre de parálisis cerebral, y que en las últimas horas ha sido internada por una gastroenterocolitis y deshidratación. Que la Santísima Virgen María la proteja en este difícil momento, permita su curación, y lleve también luz y paz a sus familiares.



Pedimos oración por Alejandro Mariano V. M., un bebé de dos meses de edad que vive en Lima, Perú, y que deberá ser sometido a cirugía en los órganos abdominales para recomponer malformaciones con las que nació. Que el Señor lo acompañe y le permita salir adelante en todas estas circunstancias.




Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.




Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



No solamente hermoso, sino también muy provechoso es contemplar y extasiarse ante la sonrisa de la Virgen.
Contemplemos su imágen, mirémosla con sencillez y limpieza de corazón: descubriremos una suave, dulcísima y penetrante sonrisa maternal. Limpia, tierna, bondadosa y alentadora.
Que esa sonrisa encuentre lugar también en nuestros labios y no la borre ninguna circunstancia.

María, hazme sembrador de sonrisas para que a mi lado florezcan otras nuevas y el mundo sea un poco mejor.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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