jueves, 4 de diciembre de 2008

Pequeñas Semillitas 0574

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0574 ~ Jueves 4 de Diciembre de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)




Hola !!!
No es lo que sabemos lo que nos hace grandes... Ni lo que decimos, lo que nos hace sabios.
Solo nuestras actitudes frente a la vida y la manera de percibir este mundo es lo que nos proyecta tal cual somos: individuos sumergidos en un mar de situaciones que, como las olas, van y vienen pero nunca se detienen.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».
(Mateo 7, 21.24-27)

Comentario
Hoy, la palabra evangélica nos invita a meditar con seriedad sobre la infinita distancia que hay entre el mero “escuchar-invocar” y el “hacer” cuando se trata del mensaje y de la persona de Jesús. Y decimos “mero” porque no podemos olvidar que hay modos de escuchar y de invocar que no comportan el hacer. En efecto, todos los que —habiendo escuchado el anuncio evangélico— creen, no quedarán confundidos; y todos los que, habiendo creído, invocan el nombre del Señor, se salvarán: lo enseña san Pablo en la carta a los Romanos (ver 10,9-13). Se trata, en este caso, de los que creen con auténtica fe, aquella que «obra mediante la caridad», como escribe también el Apóstol.
Pero es un hecho que muchos creen y no hacen. La carta de Santiago Apóstol lo denuncia de una manera impresionante: «Sed, pues, ejecutores de la palabra y no os conforméis con oírla solamente, engañándoos a vosotros mismos» (1,22); «la fe, si no tiene obras, está verdaderamente muerta» (2,17); «como el cuerpo sin alma está muerto, así también la fe sin obras está muerte» (2,26). Es lo que rechaza, también inolvidablemente, san Mateo cuando afirma: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial» (7,21).
Es necesario, por tanto, escuchar y cumplir; es así como construimos sobre roca y no encima de la arena. ¿Cómo cumplir? Preguntémonos: ¿Dios y el prójimo me llegan a la cabeza —soy creyente por convicción?; en cuanto al bolsillo, ¿comparto mis bienes con criterio de solidaridad?; en lo que se refiere a la cultura, ¿contribuyo a consolidar los valores humanos en mi país?; en el aumento del bien, ¿huyo del pecado de omisión?; en la conducta apostólica, ¿busco la salvación eterna de los que me rodean? En una palabra: ¿soy una persona sensata que, con hechos, edifico la casa de mi vida sobre la roca de Cristo?
Rev. D. Antoni M. Oriol i Tataret (Vic-Barcelona, España)



Santoral Católico



San Juan Damasceno, Obispo y Doctor de la Iglesia



Se le llama "Damasceno", porque era de la ciudad de Damasco (en Siria).
Su fama se debe principalmente a que él fue el primero que escribió defendiendo la veneración de las imágenes.

Era hijo de un alto empleado del Califa de Damasco, y ejerció también el importante cargo de ministro de Hacienda en esa capital. Pero de pronto dejó todos sus bienes, los repartió entre los pobres y se fue de monje al monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén, y allí se dedicó por completo a leer y escribir.

Juan se dio cuenta de que Dios le había concedido una facilidad especial para escribir para el pueblo, y especialmente para resumir los escritos de otros autores y presentarlos de manera que la gente sencilla los pudiera entender.

Al principio sus compañeros del monasterio se escandalizaban de que Juan se dedicara a escurrir versos y libros, porque ese oficio no se había acostumbrado en aquella comunidad. Pero de pronto cambiaron de opinión y le dieron plena libertad de escribir (dice la tradición que este cambio se debió a que el superior del monasterio oyó en sueños que Nuestro Señor le mandaba dar plena libertad a Damasceno para que escribiera).

En aquel tiempo un emperador de Constantinopla, León el Isaúrico, dispuso prohibir el culto a las imágenes, metiéndose él en los asuntos de la Iglesia, cosa que no le pertenecía, y demostrando una gran ignorancia en religión, como se lo probó en carta famosa el Papa Gregorio II. Y fue entonces cuando le salió al combate con sus escritos San Juan Damasceno. Como nuestro santo vivía en territorios que no pertenecían al emperador (Siria era de los Califas mahometanos), podía escribir libremente sin peligro de ser encarcelado. Y así fue que empezó a propagar pequeños escritos a favor de las imágenes, y estos corrían de mano en mano por todo el imperio.

El iconoclasta León el Isaúrico, decía que los católicos adoran las imágenes (se llama iconoclasta al que destruye imágenes). San Juan Damasceno le respondió que nosotros no adoramos imágenes, sino que las veneramos, lo cual es totalmente distinto. Adorar es creer que una imagen en un Dios que puede hacernos milagros. Eso sí es pecado de idolatría. Pero venerar es rendirle culto a una imagen porque ella nos recuerda un personaje que amamos mucho, por ej. Jesucristo, la Sma. Virgen o un santo. Los católicos no adoramos imágenes (no creemos que ellas son dioses o que nos van a hacer milagros. Son sólo yeso o papel o madera, etc.) pero sí las veneramos, porque al verlas recordamos cuanto nos han amado Jesucristo o la Virgen o los santos. Lo que la S. Biblia prohibe es hacer imágenes para adorarlas, pero no prohibe venerarlas (porque entonces en ningún país podían hacerse imágenes de sus héroes y nadie podría conservar el retrato de sus padres).

San Juan Damasceno decía en sus escritos: "lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen".

Dicen autores muy antiguos que el emperador León, por rabia contra San Juan Damasceno por lo bien que escribía en favor de las imágenes, mandó a traición que le cortaran la mano derecha, con la cual escribía. Pero el santo que era devotísimo de la Sma. Virgen, se encomendó a Ella con gran fe y la Madre de Dios le curó la mano cortada y con esa mano escribió luego sermones muy hermosos acerca de Nuestra Señora.



Pensamiento



"Trata de verte a ti mismo sin ningún temblor, sin falsa modestia, sin miedo, sin justificarte ni condenarte; aprende a vivir contigo mismo tal como eres en realidad"
Jiddu Krishnamurti




Tema del día : La actitud de un cristiano



¿Cuál debería ser la actitud del cristiano cuando se encuentra en una situación difícil y angustiosa en una prueba severa?

¡Sólo puede haber una actitud! ¡Una confianza sencilla e inamovible en Dios! Una negativa a mirar la circunstancia difícil y disposición a mirar por sobre ella. La única manera de lograr esto, es vivir muy cerca de Dios. De la manera como el turbo permite que el aeroplano conserve toda su potencia a una altura de diez mil metros, altura en que el avión ordinario ha perdido los cuatro quintos de su potencia, así el cristiano que camina con Dios, con el oído atento y en obediencia, conserva las fuerzas en los más rudos altibajos de la vida.

La realidad es que Dios es más poderoso que cualquier tentación o peligro. La persona que tiene a Dios en el corazón es invencible.

Es cierto que a veces parece que Dios pone a sus hijos en situaciones de profunda dificultad. Los arrincona en callejones sin salida produciendo una situación que la discreción humana jamás habría admitido.

En esos períodos las palabras de Jesús "Si puedes creer, al que cree todo le es posible" (Marcos 9: 23), resuenan con renovado significado. Debe comprenderse que este tipo de fe en Dios es la forma más práctica de enfrentar los problemas de la vida: no se trata de sentido común, de visión, ni de razón. Es tomar literalmente la Palabra de Dios y pedirle su cumplimiento. La experiencia revela que este tipo de fe no hace que el sol amanezca más temprano, pero hace que la noche parezca más corta.

Francis Browne cuenta la historia de un pequeño grupo de peregrinos que sentados en la playa hacían un recuento de sus pérdidas. Uno contaba de un barco que se había hundido con toda su familia. Otro hacía memorias de una dulce juventud ya perdida y otros hablaban de oro que ya se había desvanecido, de honores perdidos y de amigos sin fe. Un desconocido que parecía estar libre de pena dijo:

-Tristes pérdidas habéis relatado, pero la mía es más pesada, porque he perdido la fe que tenía en el corazón.

¡Ay! -dijeron los peregrinos-, forastero, la tuya es la pérdida más grande y la última que se tiene en la vida.

La pérdida más grande de la vida, es la pérdida de la fe. La ansiedad de Cristo por hacer que Pedro retuviera su fe, dice un escritor, sólo admite una explicación. El no se interpuso entre Pedro y el fracaso, pero entre él y la pérdida de su fe. Cuando un hombre pierde la honra, la verdad y el carácter, está perdido; pero cuando pierde la fe sufre la mayor pérdida.



Meditación breve



Una curación puede producirse en un instante o a lo largo de cierto tiempo. Por eso mis oraciones, pensamientos, conversaciones y actos forman parte de mi constante plan de salud.
La oración es mi vínculo consciente con la vida de Dios dentro de mí. En la oración hablo en voz alta o en silencio, reclamando la salud que me corresponde.
Mis pensamientos son una continuación de mis oraciones. Por ende, a medida que avanzo en la jornada conservo en mis pensamientos las mismas palabras llenas de fe, afirmadoras de la vida, que utilicé al orar.
Mis palabras son señales audibles de mi convicción interior. En mis conversaciones hablo de vida y salud para mí y para otros.
Mis actos son un recordatorio a todo el mundo de que soy una vigorosa expresión de Dios dentro de mí.




Pedidos de oración



Pedimos oración por la salud de la señora Lucila E., que vive en Ecuador y que es la mamá de Cisne, una lectora de nuestra página.



Nuestra lectora Elena Chavez Bravo nos pide oraciones por su hija Katia, que vive en Whitby, Canadá, y que está afectada de problemas digestivos en estudio. Que la Santísima Trinidad la proteja para que no sea nada de gravedad y se recupere pronto.



Nuestro lector Robeiro Ramos, nos pide oraciones por su mamá María Angela, que se encuentra internada delicada en un Hospital en Colombia.



Pedimos oración por los recién nacidos Agustín Exequiel y Franco Benjamín, que nacieron prematuros y con algunos problemitas de salud en Posadas, Misiones, Argentina. Son nietos de nuestra lectora Rosi Peralta, y rogamos por ellos al Niño Jesús.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



Nada malo agrada a Dios ni a la Santísima Virgen: los devotos de María siempre tuvieron como meta agradar en todo a la celestial Señora y, por su intermedio, a nuestro Señor.
La devoción a la Virgen ha sido siempre un verdadero y poderoso estímulo para la purificación de la propia vida y para el progreso en el camino de la perfección. No la abandonemos nunca, de modo que podamos llegar a la santidad a la que estamos llamados.

María, que te consagraste sin titubeos a tu vocación, con todos sus riesgos, anima la realización de nuestra auténtica vocación.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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