viernes, 26 de diciembre de 2008

Pequeñas Semillitas 0596

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0596 ~ Viernes 26 de Diciembre de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)



Hola !!!
En Navidad celebramos el nacimiento de Aquel que nos dio vida y tiene poder para hacer aquellas cosas que parecen imposibles.
En Navidad recordamos a Aquel que, teniéndolo todo al lado del Padre, se hizo hombre y habitó en la tierra con un propósito especial: acercarnos a Dios.
La Navidad es una buena ocasión para aceptar la iniciativa de Dios y su amor. Es una oportunidad para tomar la decisión más importante de la vida: ¿qué hacer con Jesús?
Esta puede ser una Navidad especial, y el comienzo de una vida diferente, si tomas una decisión por Jesús.



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará».
(Mateo 10, 17-22)

Comentario
Hoy, la Iglesia celebra la fiesta de su primer mártir, el diácono san Esteban. El Evangelio, a veces, parece desconcertante. Ayer nos transmitía sentimientos de gozo y de alegría por el nacimiento del Niño Jesús: «Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían oído y visto» (Lc 2,20). Hoy parece como si nos quisiera poner sobre aviso ante los peligros: «Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán» (Mt 10,17). Es que aquellos que quieran ser testimonios, como los pastores en la alegría del nacimiento, han de ser también valientes como Esteban en el momento de proclamar la Muerte y Resurrección de aquel Niño que tenía en Él la Vida.
El mismo Espíritu que cubrió con su sombra a María, la Madre virgen, para que fuera posible la realización del plan de Dios de salvar a los hombres; el mismo Espíritu que se posó sobre los Apóstoles para que salieran de su escondrijo y difundieran la Buena Nueva —el Evangelio— por todo el mundo, es el que da fuerzas a aquel chico que discutía con los de la sinagoga y ante el que «no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba» (Hch 6,10).
Era un mártir en vida. Mártir significa “testimonio”. Y fue también mártir por su muerte. En vida hizo caso de las palabras del Maestro: «No os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento» (Mt 10,19). Esteban, «mirando al cielo, vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la derecha de Dios» (Hch 7,55). Esteban lo vio y lo dijo. Si el cristiano hoy es un testigo de Jesucristo, lo que ha visto con los ojos de la fe lo ha de decir sin miedo con las palabras más comprensibles, es decir, con los hechos, con las obras.
Rev. D. Joan Busquets i Masana (Sabadell-Barcelona, España)



Santoral Católico


San Esteban, protomártir



Esteban significa: "coronado" (Esteb: corona). Este santo se llama "protomártir", porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

Esteban era uno de los hombres de confianza de los apóstoles. La S. Biblia, en los Hechos de los Apóstoles narra que cuando en Jerusalén hubo una protesta de las viudas y pobres que no eran israelitas porque en la distribución de las ayudas se les daba más preferencia a los que eran de Israel que a los pobres que eran del extranjero, los 12 apóstoles dijeron: "A nosotros no nos queda bien dejar nuestra labor de predicar por dedicarnos a repartir ayudas materiales". Y pidieron a los creyentes que eligieran por voto popular a siete hombres de muy buena conducta y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, para que se encargaran de la repartición de las ayudas a los pobres. Y entre los siete elegidos, resultó aclamado Esteban (junto con Nicanor, Felipe y otros). Fueron presentados a los apóstoles los cuales oraron por ellos y les impusieron las manos, quedando así ordenados de diáconos (palabra que significa "ayudante", "servidor". Diácono es el grado inmediatamente inferior al sacerdote).

Los judíos provenientes de otros países, al llegar a Jerusalén empezaron a discutir con Esteban que les hablaba muy bien de Jesucristo, y no podían resistir a su sabiduría y al Espíritu Santo que hablaba por medio de él. Siempre les ganaba las discusiones. Lo llevaron ante el Tribunal Supremo de la nación llamado Sanedrín, para acusarlo con falsos testigos, diciendo que él afirmaba que Jesús iba a destruir el templo y a acabar con las leyes de Moisés. Y los del tribunal al observarlo vieron que su rostro brillaba como el de un ángel.

Esteban pronunció entre el Sanedrín un impresionante discurso en el cual fue recordando toda la historia del pueblo de Israel (está en el Capítulo 7 de los Hechos de los Apóstoles) y les fue echando en cara a los judíos que ellos siempre se habían opuesto a los profetas y enviados de Dios, terminando por matar al más santo de todos, Jesucristo el Salvador. Al oír esto, ellos empezaron a rechinar de rabia. Pero Esteban lleno del Espíritu Santo miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la derecha de Dios y exclamó: "Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre en pie a la derecha de Dios". Entonces ellos llenos de rabia se taparon los oídos y se lanzaron contra él.

Lo arrastraron fuera de la ciudad y lo apedrearon. Los que lo apedreaban dejaron sus vestidos junto a un joven llamado Saulo (el futuro San Pablo que se convertirá por las oraciones de este mártir) y que aprobaba aquel delito. Mientras lo apedreaban, Esteban decía: "Señor Jesús, recibe mi espíritu". Y de rodillas dijo con fuerte voz: "Señor, no les tengas en cuenta este pecado". Y diciendo esto, murió. Unos hombres piadosos sepultaron a Esteban y la comunidad hizo gran duelo por él.



Pensamiento


"Recoge todas las bendiciones de la Navidad... Están sólo al alcance de una oración. Ponlas entonces en tu mochila para la jornada de un nuevo año"




Tema del día : Un cuento de Navidad



El escritor está sentado frente a la computadora, necesita escribir un breve cuento de Navidad que le han encargado en la editorial para la cual trabaja. Pero su inspiración parece agotada, por más que intenta dentro de su mente nada surge. Es lógico ¿cuánto hace que no festeja una Navidad?

Desde que se separó de su esposa se ha convertido en un ermitaño y de eso ya han transcurrido cinco años, fueron veinticinco años de matrimonio que acabaron muy mal, 'por suerte' no hubo hijos.

Busca desesperado hilvanar un motivo para contar, pero la Navidad hace tiempo que se ha alejado de su alma. ¿Cuánto hace que no hay en él espíritu navideño? De la nebulosa de su mente intentan asomar los recuerdos, al principio fueron imágenes poco claras, pero ahora las escenas se muestran más nítidas.

La habitación es amplia, la mesa está colmada de frutas secas, almendras, nueces, castañas... El rostro arrugado de la abuela refleja una sonrisa de escasos dientes, su madre y sus tías conversan alrededor de la mesa mientras su padre descorcha una botella de sidra. Sus primos, esos que hace años que no ve, comen masas y pan dulce a boca llena.

Su mente transportada hacía el pasado, gira sus abstractos ojos recorriendo el cuarto. Todo es tan real que parece que lo estuviera viviendo, sí hasta sus sentidos funcionan al compás de este momento incomparable, su madre, su padre, su abuela, todos... vivos y a su lado.

Hay un pequeño, le cuesta reconocer a ese niño alegre, su rostro refleja la inocencia de los pocos años que posee. En un rincón de la habitación, solitario y orgulloso sobre una pequeña mesa rodeado de algunos paquetes con regalos que aguardan destinatario, el árbol de Navidad espera el momento de su protagonismo.

El chiquillo se levanta de su silla, camina hasta donde se halla el pino navideño, al pie del mismo está el pesebre, los pequeños muñecos que representan la natividad de Jesús en Belén conforman el cuadro. El chico estira su mano, toma al niño Jesús, pero el minúsculo muñeco se resbala de sus dedos, cae y se rompe en pedazos. El niño los recoge y lo vuelve a colocar sobre el moisés.

Ahora los recuerdos del hombre se agigantan, recupera las imágenes melancólicas, al fin la infancia revive en su interior. Se levanta del asiento, camina hasta su viejo escritorio, abre un cajón, extrae una diminuta caja, busca observar por un instante los trozos de lo que fue un menudo muñeco de pesebre.

Con gran sorpresa comprueba que ya no hay pedazos, el niño de Belén es una pieza compacta, como sí nunca se hubiese roto, el escritor no encuentra explicación, pero se siente distinto, sabe que ha recuperado su niñez.

Guarda todo en el mismo lugar, retorna a su asiento en la computadora. En la pantalla iluminada comienza a releer el cuento que acaba de escribir, el que le encargaron en la editorial.



Meditación breve



Bella tarea aquella que facilita la vida de los demás. Gentil acto es aquel que facilita la vida de los demás.
Noble y gracioso movimiento el de pie o de la mano que remueven el obstáculo puesto por la naturaleza o por los hombres en medio del camino: desde la corteza de fruta en que se resbala, hasta la rama de espino que desgarra las carnes; desde el guijarro puntiagudo, hasta las lianas que encierran los senderos y que a través de ellos parecen serpientes.
¡Qué alegre, qué ágil marcha el que va apartando de los caminos y las veredas todo lo que es impedimento y obstáculo para la marcha de los otros!
Cantando va el peregrino. Sin sentir recorre las rutas y, al atardecer, se da cuenta, con jubilosa sorpresa, de que al apartar y remover los obstáculos que entorpecían los caminos de los demás, él despejó maravillosamente su propio camino.
Amado Nervo



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro


Cuando la Virgen oraba al Padre de los cielos, teniendo a Jesús en sus brazos, le ofrecía aquel Hijo recién nacido, que era todo para ella, y con él, se ofrecía por entero.
Cuando nosotros nos ofrezcamos a Dios, no nos reservemos nada para nosotros, no limitemos nuestra entrega. Que nuestra vida sea, como la de María, poseída por el Espíritu de Dios.

María, que conduces a tus hijos para vencer con enérgica determinación el pecado (MC 57), impúlsanos a poner nuestros talentos y habilidades, nuestro tiempo y todo lo que poseemos al servicio de Dios.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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