lunes, 1 de diciembre de 2008

Pequeñas Semillitas 0571

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0571 ~ Lunes 1º de Diciembre de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)




Hola !!!
Comenzamos a transitar el último mes del año, y es bueno hacerlo pensando en el sentimiento más bello que puede vivir en el corazón de los humanos: el amor.
El amor, ya sea que se presente como pasión, amistad o entrega universal, es el motor que nos impulsa a ser mejores, a luchar por nuestros sueños. Y es sin duda lo que da sentido a nuestra búsqueda y a nuestro camino...
Que podamos vivir este mes con mucho amor !!!



La Palabra de Dios : Evangelio del día



En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaún, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace».
Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».
(Mateo 8, 5-11)

Comentario
Hoy, Cafarnaún es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».
El centurión de Cafarnaún no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» (Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.
Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.
Rev. D. Joaquim Meseguer i García (Sant Quirze del Vallès-Barcelona, España)




Santoral Católico




San Eloy, orfebre


Eloy (o Eligio, que es lo mismo) significa: "el elegido, el preferido".

San Eloy fue el más famoso orfebre de Francia en el siglo VII (orfebre es el que labra objetos de plata u oro).

Dios le concedió desde muy pequeño unas grandes cualidades para trabajar con mucho arte el oro y la plata. Nació en el año 588 en Limoges (Francia). Su padre, que era también un artista en trabajar metales, se dio cuenta de que el niño tenía capacidades excepcionales para el arte y lo puso a aprenderlo bajo la dirección de Abon, que era el encargado de fabricar las monedas en Limoges.

Cuando ya aprendió bien el arte de la orfebrería se fue a París y se hizo amigo del tesorero del rey. Clotario II le encomendó a Eloy que le fabricara un trono adornado con oro y piedras preciosas. Pero con el material recibido el joven artista hizo dos hermosos tronos. El rey quedó admirado de la honradez, de la inteligencia, la habilidad y las otras cualidades de Eloy y lo nombró jefe de la casa de moneda (todavía se conservan monedas de ese tiempo que llevan su nombre).

Nuestro santo fabricó también los preciosos relicarios en los cuales se guardaron las reliquias de San Martín, San Dionisio, San Quintín, Santa Genoveva y San Germán. La habilidad del artista y su amistad con el monarca hicieron de él un personaje muy conocido en su siglo.

Eloy se propuso no dejarse llevar por las costumbres materialistas y mundanas de la corte. Y así, aunque vestía muy bien, como alto empleado, sin embargo era muy mortificado en el mirar, comer y hablar. Y era tan generoso con los necesitados que cuando alguien preguntaba: "¿Dónde vive Eloy?", le respondían: "siga por esta calle, y donde vea una casa rodeada por una muchedumbre de pobres, ahí vive Eloy".

Un día Clotario le pidió a nuestro santo que como todos los demás empleados jurara fidelidad al rey. Él se negaba porque había leído que Cristo recomendaba: "No juren por nada". Y además tenía miedo de que de pronto al monarca se le antojara mandarle cosas que fueran contra su conciencia. Al principio el rey se disgustó, pero luego se dio cuenta de que un hombre que tenía una conciencia tan delicada no necesitaba hacer juramentos para portarse bien.

Eloy se propuso ayudar a cuanto esclavo pudiera. Y con el dinero que conseguía pagaba para que les concedieran libertad. Varios de ellos permanecieron ayudándole a él durante toda su vida porque los trataba como un bondadoso padre.

Al santo le llamaba mucho la atención alejarse del gentío a dedicarse a rezar y meditar. Y entonces el nuevo rey Dagoberto le regaló un terreno en Limousin, donde fundó un monasterio de hombres. Luego el rey le regaló un terreno en París y allá fundó un monasterio para mujeres. Y a sus religiosos les enseñaba el arte de la orfebrería y varios de ellos llegaron a ser muy buenos artistas. Al cercar el terreno que el rey le había regalado en París, se apropió de unos metros más de los concedidos, y al darse cuenta fue donde el monarca a pedirle perdón por ello. El rey exclamó: "Otros me roban kilómetros de terreno y no se les da nada. En cambio este bueno hombre viene a pedirme perdón por unos pocos metros que se le fueron de más". Con esto adquirió tan grande aprecio por él que lo nombró embajador para tratar de obtener la paz ante un gobierno vecino que le quería hacer la guerra.

Por sus grandes virtudes fue elegido obispo de Rouen, y se dedicó con todas sus energías a obtener que las gentes de su región se convirtieran al cristianismo, porque en su mayoría eran paganas. Predicaba constantemente donde quiera que podía. Al principio aquellos bárbaros se burlaban de él, pero su bondad y su santidad los fueron ganando y se fueron convirtiendo. Cada año el día de Pascua bautizaba centenares de ellos. Se conservan 15 sermones suyos, y en ellos ataca fuertemente a la superstición, a la creencia en maleficios, sales, lectura de naipes o de las manos, y recomienda fuertemente dedicar bastante tiempo a la oración, asistir a la Santa Misa y comulgar; hacer cada día la señal de la cruz, rezar frecuentemente el Credo y el Padrenuestro y tener mucha devoción a los santos. Insistía muchísimo en la santificación de las fiestas, en asistir a misa cada domingo y en descansar siempre en el día del Señor. Prohibía trabajar más de dos horas los domingos.

Cuando ya llevaba 19 años gobernando a su diócesis, supo por revelación que se le acercaba la hora de su muerte y comunicó la noticia a su clero. Poco después le llegó una gran fiebre. Convocó a todo el personal que trabajaba en su casa de obispo y se despidió de ellos dándoles las gracias y prometiéndoles orar por cada uno. Todos lloraban fuertemente y esto lo conmovió a él también. Y el 1º de diciembre del año 660 murió con la tranquilidad de quien ha dedicado su vida a hacer el bien y a amar a Dios.



Pensamiento



"No hay aceite de olivo sin exprimir las aceitunas, ni vino sin prensar las uvas. No hay fragancia sin machacar las flores y no existe gozo verdadero sin dolor"
Bárbara Johnson




Tema del día : El servicio es el sello del cristiano




Hace unos días se cumplió el vigésimo aniversario de la carta sobre los fieles laicos en la Iglesia. Con ese motivo, el Papa Benedicto XVI pronunció un discurso en la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos. Ahí recordó el papel y la misión que han de tener los fieles laicos: su dignidad y su vocación a la santidad en medio del mundo.

La misión del laico es insustituible, pues sólo él puede llegar e influir en su propio entorno. Por eso importa que en cualquier lugar en que se desarrolle, haga bien su labor y con ello le de la gloria debida a Dios: en la fábrica, campo, hogar, oficina o escuela. Haciendo bien su tarea recibirá, por añadidura, su recompensa.

Hay un relato que nos ejemplifica los beneficios que nos reportan esa actitud de servicio a los demás.

Sucedió una noche de tormenta, hace ya bastantes años, en que un matrimonio mayor entró en la recepción de un pequeño hotel en Filadelfia. Se aproximaron al mostrador y preguntaron: "¿Puede darnos una habitación?"

El empleado, un hombre atento, les dijo: "Lo siento de verdad, pero hoy se celebran tres convenciones simultáneas en la ciudad. Todas nuestras habitaciones y las de los demás hoteles cercanos están ocupadas”. El matrimonio manifestó discretamente su agobio, pues era difícil que a esa hora y con ese tiempo tan horroroso encontrar otro lugar. El empleado entonces les dijo: "Miren..., no puedo dejarles marchar con este aguacero. Si aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación. Yo me arreglaré con el sillón de la oficina, pues pasaré toda la noche pendiente del hotel.”

Al matrimonio les parecía abusar de la cortesía de aquel hombre, pero el empleado insistió tanto con cordialidad que finalmente accedieron. A la mañana siguiente, al pagar la estancia, aquel hombre dijo al empleado: "Usted es el tipo de gerente que yo tendría en mi propio hotel. Quizás algún día construya uno para devolverle el favor que hoy nos ha hecho". Él lo tomó como un cumplido y se despidieron amistosamente.

Pasados dos años, recibió una carta de aquel hombre, donde le pedía que fuera a New York y le enviaba los boletos de avión. Aceptó el ofrecimiento. Al llegar, el hombre mayor le condujo hasta la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34, señaló un imponente edificio y le dijo: "Este es el hotel que estoy construyendo para usted".

El empleado le miró con asombro: "¿Es una broma, verdad?".

"Puedo asegurarle que no", le contestó. Así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf Astoria original y contrató a su primer gerente, de nombre George C. Boldt.

Boldt nunca se imaginó que al atender cortésmente a aquel matrimonio años atrás, su vida se vería tan beneficiada.

Impregnar de sentido cristiano todas las actividades es la misión de los laicos. Y el servicio es la actitud esencial que el cristiano ha de saber vivir. Además, servir desinteresadamente a los demás suele tener un buen retorno.

Por ello importa que nuestras actividades cotidianas estén impregnadas de amistad, generosidad, paciencia y amor. En pocas palabras, es la enseñanza del Señor: poner en todo el amor a Dios y al prójimo.

Pbro. José Martínez Colín



Meditación breve



Empieza este día con tu corazón rebosante de amor, alegría y agradecimiento, gozoso de estar vivo, haciendo lo que estás haciendo, estando donde estás, y viendo emerger la perfección de este día.
Benditos sean aquellos que pueden ver la belleza, la alegría y la armonía que está a su alrededor, y apreciarla plenamente, y aquellos seres que reconocen en todo y en todos y dan gracias por todo. La alegría es como un guijarro arrojado en el medio de un lago.
Las ondas que se generan van más y más hacia los lugares más lejanos de la orilla, y luego retornan al centro, llevando alegría a todo lo que tocan en el camino.
El amor es como un bálsamo curativo, cura todas las heridas, todos los daños, todas las penas. De modo que ama con amor divino, ama lo que es digno de amar y lo que aparentemente no lo es. Ama a aquellos seres que no conocen el significado del amor, ama aún a los que por error llamas tus enemigos. Cuando tu corazón esté colmado de amor, no conocerás enemigos, porque el amor es el cimiento de la vida.



Pedidos de oración



Pedimos oración por María Rosa E. de Buenos Aires, Argentina, que hace diez meses fue operada de un tumor cerebral y ahora, el día jueves próximo, será sometida a una cirugía en el maxilar. Que el Buen Jesús y su Madre y Madre nuestra la acompañen en ese día y permitan su más pronta recuperación.



Desde Colombia, Edgardo R. nos pide oraciones por su esposa Vicky T. que lleva un año y medio enferma por haber sufrido una isquemia cerebral que la ha dejado severamente inválida. Que el Señor le ayude a Vicky a recuperar la salud y poder seguir de la mejor forma junto a su esposo y sus niños.



Pedimos oración por Gabriela D. de Buenos Aires, Argentina, que luego de haber sido mamá ha debido pasar por tres operaciones importantes por una grave afección intestinal. Que Dios Nuestro Señor mire con bondad a Gaby y le devuelva su salud...



Sonia, lectora de Cuba de nuestra página, nos pide oraciones por su esposo Jorge, que hizo una hipotensión muy severa y se está recuperando, y también por ella misma que padece dolores de columna. Oramos por ambos.



Pedimos oración por el alma de Gastón F., de Argentina, quien el día 31 de octubre pasado tomó la decisión de quitarse la vida. Que el Señor en su infinita misericordia reciba su alma y le de paz.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.



Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



Podríamos preguntarnos quién fue para la Virgen su prójimo.
Si recordamos que nuestro prójimo es simplemente todo aquel que tiene necesidad de nosotros, hemos de deducir que todos los hombres son para María "el prójimo", porque todos necesitamos de ella y de hecho ella nos socorre a todos; así cumple ella el precepto de amar a Dios y al prójimo.

Nuestra Señora de la caridad, ayúdanos a descubrir el rostro de tu Hijo Jesús en el rostro de nuestros hermanos necesitados.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

pequesemillitas@gmail.com

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