PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5681 ~ Martes 2 de Julio de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Hemos iniciado el nuevo mes y la segunda mitad del año. Hagámoslo rezando
junto a San Carlos de Foucauld:
«Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras. Sea lo que fuere,
por ello te doy las gracias. Estoy dispuesto a todo. Lo acepto todo, con tal de
que se cumpla Tu voluntad en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más,
Padre. Te encomiendo mi alma, te la entrego con todo el amor de que soy capaz,
porque te amo y necesito darme, ponerme en tus manos sin medida, con infinita
confianza, porque tú eres mi Padre. Amén.»
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Am 3, 1-8; 4, 11-12
♡ Salmo: Sal 5, 5-6. 7-8
♡ Santo Evangelio: Mt 8,23-27
En aquel tiempo, Jesús subió a la barca y sus discípulos le siguieron. De
pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca quedaba
tapada por las olas; pero Él estaba dormido. Acercándose ellos le despertaron
diciendo: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!». Díceles: «¿Por qué tenéis miedo,
hombres de poca fe?». Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y
sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién
es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?».
♡ Comentario:
Hoy, martes XIII del tiempo
ordinario, la liturgia nos ofrece uno de los fragmentos más impresionantes de
la vida pública del Señor. La escena presenta una gran vivacidad, contrastando
radicalmente la actitud de los discípulos y la de Jesús. Podemos imaginarnos la
agitación que reinó sobre la barca cuando «de pronto se levantó en el mar una
tempestad tan grande que la barca quedaba tapada por las olas» (Mt 8,24), pero
una agitación que no fue suficiente para despertar a Jesús, que dormía.
¡Tuvieron que ser los discípulos quienes en su desesperación despertaran al
Maestro!: «¡Señor, sálvanos, que perecemos!» (Mt 8,25).
El evangelista se sirve de todo este dramatismo para revelarnos el
auténtico ser de Jesús. La tormenta no había perdido su furia y los discípulos
continuaban llenos de agitación cuando el Señor, simplemente y tranquilamente,
«se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza» (Mt
8,26). De la Palabra increpatoria de Jesús siguió la calma, calma que no iba
destinada sólo a realizarse en el agua agitada del cielo y del mar: la Palabra
de Jesús se dirigía sobre todo a calmar los corazones temerosos de sus
discípulos. «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» (Mt 8,26).
Los discípulos pasaron de la turbación y del miedo a la admiración propia
de aquel que acaba de asistir a algo impensable hasta entonces. La sorpresa, la
admiración, la maravilla de un cambio tan drástico en la situación que vivían
despertó en ellos una pregunta central: «¿Quién es éste, que hasta los vientos
y el mar le obedecen?» (Mt 8,27). ¿Quién es el que puede calmar las tormentas
del cielo y de la tierra y, a la vez, las de los corazones de los hombres? Sólo
quien «durmiendo como hombre en la barca, puede dar órdenes a los vientos y al
mar como Dios» (Nicetas de Remesiana).
Cuando pensamos que la tierra se nos hunde, no olvidemos que nuestro
Salvador es Dios mismo hecho hombre, el cual se nos acerca por la fe.
* Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria
de Poblet, Tarragona, España)
Santoral Católico: San Bernardino Realino Nació en Carpi,
provincia de Módena (Italia), el año 1530, en el seno de una familia acomodada.
Estudió primero en su casa, y luego en Módena y Bolonia, donde sacó el
doctorado en ambos derechos. Ejerció diversos cargos en la administración
civil. El fallecimiento de su prometida le provocó una crisis sobre su
vocación. Se trasladó a Nápoles, como lugarteniente del virrey, y allí conoció
a los jesuitas. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1564 y en 1567 recibió la
ordenación sacerdotal. Estuvo trabajando en un colegio de Nápoles hasta que en
1574 lo destinaron a Lecce, donde pasó el resto de su vida. Realizó una muy
grande labor apostólica en la ciudad como predicador, confesor y director de
las congregaciones marianas, y atrajo a multitud de personas a la vida
cristiana. Fue ilustre por su caridad y su benignidad; había despreciado los
honores del mundo y se entregó al cuidado pastoral de los presos y de los
enfermos, y al ministerio de la palabra y del sacramento de la penitencia.
Murió el 2 de julio de 1616.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
Pensamiento del día «Las redes sociales le dan
el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban solo en el bar
después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados
rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nóbel. Es la
invasión de los idiotas»
(UMBERTO
ECO)
Tema del día: Diferencia entre
adorar y venerar Hay algunos que piensan
que los católicos adoramos a María ¿Es eso cierto?
Primero que nada, hay
que decir que los católicos no adoramos a la Virgen María. El culto que le
profesamos no es adoración, puesto que ésta corresponde únicamente a Dios. Los
católicos veneramos a la Virgen María, porque Ella es la mujer a quien Dios escogió
para que fuera la Madre de Cristo. Es decir, María no es una persona
cualquiera, es la Madre del mismo Dios.
María es bienaventurada
por el hecho de haber sido escogida por Dios para llevar al Salvador en su
seno, y por ello los católicos la hemos llamado así durante "todas las
generaciones". El respeto y veneración que le profesamos los católicos a la
Santísima Virgen tiene, por lo tanto, bases bíblicas sólidas.
1. Desde el
designio divino
Dios manda alabar a
María. El ángel Gabriel enviado por Dios saludó a María con estas palabras:
"Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo" (Lc 1,28). Dios
Padre ha querido asociar a María a la realización de su Plan de Reconciliación.
Es así que María está asociada a la obra de su Hijo, el Señor Jesús. No es un
simple capricho o exageración el reconocer la maternidad divina de María. El
misterio de María está íntimamente unido al misterio de su Hijo. En Ella
"todo está referido a Cristo", subordinado a Él. María no tiene
naturaleza divina y todos sus dones le vienen por los méritos de su Hijo, y no
por ello deja de ser una mujer única, con dones únicos para una misión muy
particular en la historia.
María coopera en la obra
de la Reconciliación. Para ser la Madre del Salvador, María fue dotada por Dios
con dones a la medida de su importante misión; ella es la "Llena de
gracia". Sin esta gracia única, María no hubiera podido responder a tan
grande llamado. Ella es Inmaculada, libre de todo pecado original, en virtud de
los méritos de su Hijo (LG 53).
Los relatos evangélicos
presentan la concepción virginal como una obra divina que sobrepasa toda
comprensión y posibilidad humanas (Catecismo de la Iglesia Católica n. 497).
María es, pues, una mujer muy especial, dotada por Dios para ser Madre del
Redentor, Madre de Dios.
2. Testimonio de
las Escrituras
Los Evangelios nos la
presentan como activa colaboradora en la misión de su Hijo. En Belén da a luz a
Jesús, lo presenta a los pastores, a los Magos y en el Templo; convive con Él
treinta años en Nazareth; intercede en Caná; sufre al pie de la cruz; ora en el
Cenáculo. Por tanto, hacer a un lado a María, separarla de Cristo, no es lo que
la revelación enseña. Si los Reyes Magos adoraron a Jesús en brazos de María,
¿será idolatría imitar su ejemplo?
3. En la vida de
la Iglesia
La Iglesia nos presenta
a María como Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora. "Pero todo esto ha
de entenderse de tal manera que no reste ni añada nada a la dignidad y eficacia
de Cristo, único Mediador" (S. Ambrosio). La luna brilla porque refleja la
luz del sol. La luz de la luna no quita ni añade nada a la luz del sol, sino
manifiesta su resplandor. De la misma manera, la mediación de María depende de
la de Cristo, único Mediador.
El culto a María está
basado en estas palabras proféticas: "Todas las generaciones me llamarán
bienaventurada, porque ha hecho en mí maravillas el Poderoso" (Lc 1,
48-49). Ella será llamada bienaventurada, no porque su naturaleza sea divina,
sino por las maravillas que el Poderoso hizo en ella. Así como María presentó a
los pastores al Salvador, a los Magos al Rey, para que lo adoraran, le
presentaran dones y se alegraran con el gozo de su venida, así el culto a la
Madre hace que el Hijo sea mejor conocido, amado, glorificado y que, a la vez,
sean mejor cumplidos sus mandamientos. María nunca busca reducir la gloria de
su propio Hijo; todo lo contrario, y así es como lo ha entendido la Iglesia
desde los primeros siglos, cuando oraban al Señor los discípulos en el Cenáculo
en compañía de la Virgen Madre (Hch 1,14).
.
(Texto de WCJ -
Imagen de Flickr)
Difundan "Pequeñas Semillitas" Para los que reciben
diariamente “Pequeñas Semillitas” por correo electrónico, va este
pedido: les pido por favor que reenvíen nuestros mails diarios a sus amigos y
contactos, para que la alegría del Evangelio llegue a muchos corazones más en
este mundo que cada día da muestras más evidentes de su necesidad de Dios.
Recuerden, queridos
lectores, que, desde el día mismo de nuestro Bautismo, todos somos discípulos y
misioneros, y en tal condición tenemos que ayudar a llevar la Palabra y las
divinas enseñanzas de Jesús a tantas personas como nos sea posible.
También pueden difundir “Pequeñas
Semillitas” a través de las redes sociales en las que estamos presentes,
como Facebook, “X” (ex-Twitter), etc.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” En la vida espiritual las neblinas no deben ser más duraderas que las de
la naturaleza. "Se disiparán dentro de un rato".
Con cuánta frecuencia la gente conocedora del tiempo dice esto cuando la
neblina gris de la costa deprime los corazones que anhelan un día de sol y es
eso lo que ocurre.
Primero aparece un resplandor plateado en el cielo, cerca del sol; luego
las neblinas van cediendo el paso al azul del cielo en uno y otro lugar; luego,
suavemente las nubes emprenden la retirada para dejar antes del mediodía, que
el brillo del sol y el azul del cielo dominen el paisaje.
Nosotros podríamos librarnos con más frecuencia de los pesares del corazón
y de las caras tristes, aquellos días cuando nuestra vida amanece gris. La neblina queda de las tormentas del día
anterior. El día terminó con un malentendido, con algo que no podemos
comprender. La mañana se presenta
brumosa y deprimente. Pero ¿para qué hacerle caso? El tiempo se arregla solo. La neblina es superficial. Se disipará de un
momento a otro. Hay un cálido sol de amor que está obrando y el cielo estará
pronto abarcando todo sobre nuestra cabeza. (Malthie Davenport Babcock)
🌸Parece bastante más fácil no creer que creer. Puede parecer más sencillo,
o más cómodo, en el sentido de que quien no cree no se liga a nada. En ese
sentido es fácil. Pero vivir sin fe no es tan fácil. La vida sin fe es
complicada generalmente, porque el hombre no puede vivir sin puntos de
referencia. No tenemos más que recordar la filosofía de Sartre, Camus, o de
otros muchos, para comprobarlo enseguida. La carga que conlleva la falta de fe
es mucho más pesada.
Tener fe es, en cierta manera, una opción. Elegir entre dos modos de ver
la vida. Ambos modos -vivir con fe o sin ella- se presentan como dos
posibilidades coherentes. Sin embargo, pienso que la razón y la observación de
la naturaleza y del hombre llevan indefectiblemente hacia la fe. De todas
formas, al final hay siempre una decisión de la voluntad. Una decisión
perfectamente compatible con que después uno pueda sentir a veces el atractivo
de la otra opción. Pero la vida con fe es más esperanzada, más optimista, más
alegre. (Alfonso Aguiló)
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 2 de julio
El que te inquieta y te atormenta es Satanás; el que
te ilumina y consuela es Dios. El alma que es cada vez más impulsada a abajarse
y a humillarse ante su Señor, y al mismo tiempo se ve urgida a sufrir todo, a
soportar todo, para merecer la aprobación de su celestial Esposo, no puede
menos de reconocer que todo eso le viene de Dios. Los profundos anhelos de amor
del alma hacia su Señor no son, no pueden ser, alucinaciones o ilusiones. Por
tanto, vuelvo a garantizarte que es la gracia de Jesús la autora de cuanto de
hermoso acontece en ti. Por eso, deja que tu divino Esposo actúe en ti y te
conduzca por los caminos que Él quiere.
Todo lo que experimentas dentro de ti al verte
rodeada de tantas almas piadosas, todas ellas dedicadas a amar y a servir al
Señor, es señal de que tu alma busca con convencimiento y ardientemente a su
creador.
(14 de julio de 1914, a Raffaelina Cerase,
Ep. II, 126)
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