PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
18 - Número 5423 ~ Jueves 14 de Setiembre de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Cada día, cuando suene el despertador, respira profundamente, sonríe con
ganas y date un aplauso. Eres una persona privilegiada. Estás vivo. El tiempo
se te regala a cambio de nada. Tienes por delante la posibilidad de ser feliz.
El tiempo no es una condena, es la posibilidad del amor, del gozo, de la
felicidad.
Mírate al espejo y ríete un poco de ti mismo. Verás que tienes el corazón
despeinado, date una buena ducha de optimismo y verás un buen día.
Por el contrario, si promueves negatividad, ¿adivina qué obtendrás? Por
supuesto: Negatividad.
Conozco a muchos que viven una vida de salud, riqueza y felicidad. Ninguno
de ellos promueve negatividad en su vida.
Seguramente puedes deslizarte por aquí y por allá, y aún al resbalar y
caer, hay una oportunidad: te puedes poner de pie nuevamente.
Ponerse de pie nuevamente significa elegir lo que va a apoyar tu
prosperidad positiva, en lugar de entregarte a la tentación negativa de la
limitación.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Núm 21,4b-9
♡ Salmo: Sal 77, 1-2. 34-35. 36-37. 38
♡ Segunda Lectura: Flp 2,6-11
♡ Santo Evangelio: Jn 3,13-17
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: «Nadie ha subido al cielo sino el
que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Y como Moisés levantó la serpiente en
el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el
que crea en Él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su
Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida
eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino
para que el mundo se salve por Él».
♡ Comentario:
Hoy el Evangelio es una profecía, es decir, una mirada en el espejo de la
realidad que nos introduce en su verdad más allá de lo que nos dicen nuestros
sentidos: la Cruz, la Santa Cruz de Jesucristo, es el Trono del Salvador. Por
esto, Jesús afirma que «tiene que ser levantado el Hijo del hombre» (Jn 3,14).
Bien sabemos que la cruz era el suplicio más atroz y vergonzoso de su
tiempo. Exaltar la Santa Cruz no dejaría de ser un cinismo si no fuera porque
allí cuelga el Crucificado. La cruz, sin el Redentor, es puro cinismo; con el
Hijo del Hombre es el nuevo árbol de la Sabiduría. Jesucristo, «ofreciéndose
libremente a la pasión» de la Cruz ha abierto el sentido y el destino de
nuestro vivir: subir con Él a la Santa Cruz para abrir los brazos y el corazón
al Don de Dios, en un intercambio admirable. También aquí nos conviene escuchar
la voz del Padre desde el cielo: «Éste es mi Hijo (...), en quien me he
complacido» (Mc 1,11). Encontrarnos crucificados con Jesús y resucitar con Él:
¡he aquí el porqué de todo! ¡Hay esperanza, hay sentido, hay eternidad, hay
vida! No estamos locos los cristianos cuando en la Vigilia Pascual, de manera
solemne, es decir, en el Pregón pascual, cantamos alabanza del pecado original:
«¡Oh!, feliz culpa, que nos has merecido tan gran Redentor», que con su dolor
ha impreso “sentido” al dolor.
«Mirad el árbol de la cruz, donde colgó el Salvador del mundo: venid y
adorémosle» (Liturgia del Viernes Santo). Si conseguimos superar el escándalo y
la locura de Cristo crucificado, no hay más que adorarlo y agradecerle su Don.
Y buscar decididamente la Santa Cruz en nuestra vida, para llenarnos de la
certeza de que, «por Él, con Él y en Él», nuestra donación será transformada,
en manos del Padre, por el Espíritu Santo, en vida eterna: «Derramada por
vosotros y por muchos para el perdón de los pecados».
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona,
España)
Santoral Católico: La Exaltación de la Santa Cruz Para la Iglesia es una fiesta del Señor, en la que celebramos el misterio
de la cruz, la obra realizada por Cristo en ella. La imagen predominante es la
de Jesús elevado en la cruz, que marca profundamente la vida y espiritualidad
de los cristianos. Según la tradición, hoy es el aniversario del hallazgo de la
santa Cruz (14 de septiembre del 320, por Santa Elena, madre del emperador
Constantino) y de la dedicación de la basílica constantiniana levantada en el
mismo lugar de la crucifixión del Señor. Cada año se celebraban en Jerusalén
solemnes ceremonias que culminaban con la elevación del sagrado leño para que
lo contemplase y adorase la multitud de fieles que se congregaba. En mayo del
614, Cosroas, rey de los persas, saqueó Jerusalén y se llevó la cruz a su país.
Pero el emperador Heraclio derrotó a los persas, recuperó la cruz y la entregó
solemnemente al patriarca de Jerusalén el 3 de mayo del 630. Esta recuperación
llenó de entusiasmo a la Iglesia y particularmente a los latinos, que no
tardaron en celebrar la fiesta de la santa Cruz en esta última fecha.
Oración: Señor, Dios nuestro, que has querido realizar la
salvación de todos los hombres por medio de tu Hijo, muerto en la cruz,
concédenos, te rogamos, a quienes hemos conocido en la tierra este misterio,
alcanzar en el cielo los premios de la redención. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
Pensamiento del día «La Cruz parece decretar el
fracaso de Jesús, pero en realidad, marca su victoria. En el Calvario, los que
se burlaban de Él le decían: ‘Si eres el Hijo de Dios, baja de la cruz’. Pero la
verdad era lo contrario: precisamente porque era el Hijo de Dios, Jesús estaba
allí, en la cruz, fiel hasta el fin al designio del amor del Padre. Y
precisamente por esto Dios ha ‘exaltado’ a Jesús, confiriéndole una realeza
universal»
(PAPA FRANCISCO)
Tema del día: "Creo en Dios pero no en los curas" Por Alfonso Aguiló
Muchos dicen que ellos sí creen en Dios, pero no en los curas, y que no
tienen por qué hacer caso a lo que diga la Iglesia.
En lo de creer en Dios y no en los curas, estamos totalmente de acuerdo. Y
precisamente porque la fe tiene por objeto a Dios, y no a los curas, hay que
distinguir bien entre la santidad de la Iglesia y los errores de las personas
que la componen.
La Iglesia no tiene su centro en la santidad de esas personas que hayan
podido dar mal ejemplo (ni en las que lo han dado bueno), sino en Jesucristo.
Por eso no tiene demasiado sentido que una persona deje de creer en la Iglesia
porque su párroco es antipático, o poco ejemplar, o porque un personaje
eclesiástico del siglo XVI hizo tal o cual barbaridad. A todos nos molesta la
falta de coherencia de quien no da buen ejemplo. Y fue el mismo Dios quien dijo
-puede leerse en el Nuevo Testamento- que a esos los vomitaría de su boca.
Pero el hecho de que un cura -o muchos, o quien sea- actúe o haya actuado
mal en determinado momento, no debería hacer perder la fe a nadie sensato. El
hecho de que haya habido cristianos -laicos, sacerdotes u obispos- que se hayan
equivocado, o hayan hecho las cosas mal, o incluso muy mal, aunque como
católico y como persona me resulte doloroso, no debe hacerme perder la fe, ni
pensar que esa fe ya no es la verdadera. Entre otras cosas, porque si tuviera
que perder la fe en algo cada vez que viera que actúa mal alguien que cree en
ese mismo algo, lo más probable es que ya no tuviera fe en nada.
Y cuando se recurre a esas actuaciones desafortunadas de eclesiásticos
para justificar lo que no es más que una actitud de comodidad, o para ignorar
la realidad de unas claudicaciones morales personales que no se está dispuesto
a corregir, eso ya me parece más triste. Escudarse en los curas para resistirse
a vivir conforme a una moral que a uno le cuesta aceptar, es -además de
clerical- un poco lamentable.
Personalmente puedo decir, como tantísimas otras personas a las que he
tratado, que a lo largo de mi vida he conocido a sacerdotes excepcionales. Sé
que no todo el mundo ha sido tan afortunado. Mi consejo es que, si has tenido
algún problema con alguno, que fuera de carácter difícil, o que quizá tuviera
un mal día y no te tratara bien, o no llegara a comprenderte, o no te diera
buen ejemplo, o lo que sea..., mi consejo es que no abandones a Dios por una
mala experiencia con uno de sus representantes. Nadie es perfecto -tampoco
nosotros-, y hemos de aprender a perdonar... y a no echar a Dios las culpas de
la actuación libre de nadie.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Estamos viviendo tiempos en que la Iglesia como institución es
cuestionada, cuando no perseguida y atacada. Y Jesús es negado como Maestro,
Mesías y Dios.
Estamos viviendo tiempos en que vemos nuestros templos con menor
concurrencia de fieles... Misas con poca gente.
Estamos viviendo tiempos de niños y jóvenes que no completan sus
sacramentos de iniciación cristiana. Parejas de novios que “conviven” sin el
sacramento del Matrimonio.
Estamos viviendo tiempos en que cierto número (afortunadamente pequeño) de
cristianos, hacen apostasía (renuncian públicamente a su condición de tales).
Y la providencia maravillosa de Dios, a través de la Liturgia, tiene
previsto un texto del Evangelio de Juan que nos da respuesta a muchas de estas
situaciones. Cuando muchos se alejaban de Jesús porque no lo comprendían, y Él
pregunta a sus discípulos si ellos también se marcharían, surge Pedro con esas
palabras extraordinarias: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna, y nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios».
Ojalá todos podamos hoy dar la misma respuesta a Jesús...
Recordando al Padre Natalio Comenzando el día
Empezar bien es importante, porque ayuda a ambientar
positivamente la jornada. Que el clima de este día sea para ti luminoso,
festivo y entusiasta. Empiézalo entonces con pensamientos de confianza, de
fuerza, de alegría. Aquí tienes una oración que te reanimará cuando no te brote
la inspiración y corras el riesgo de empezar tus tareas en tono menor y con el
ánimo por el suelo.
Señor: me cuesta comenzar este día, porque sé
que es una nueva tarea, un nuevo compromiso, un nuevo esfuerzo. Pero quiero
comenzarlo con entusiasmo, con alegría reestrenada, con ilusión nueva. Sé que
estás a mi lado: en mi familia, en mis amigos, en las cosas, en mi propia
persona. Gracias por este nuevo amanecer. Gracias por este nuevo empezar.
Gracias por esta tu presencia. Hoy quiero sembrar paz, solidaridad, amor, entre
mis hermanos. Y sé, mi Señor, que esta tarea la comienzan cada día muchos
hermanos míos de cualquier punto de la tierra; y eso me alienta y me empuja.
También te pido por ellos, y con ellos te digo: “¡Buenos días, Señor!”. (P. Fernández).
La Biblia ofrece textos muy hermosos para el inicio
del día como estos: “Confiaré y no temeré porque mi fuerza y mi poder es el
Señor, él es mi Salvador” (Is. 12, 2) y
“Los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas y desplegarán alas como las
águilas: caminarán y no se fatigarán, correrán y no se agotarán” (Is. 42, 31).
Que el Señor te bendiga y proteja.
(P. Natalio)
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Recordando al Padre Natalio
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Pedimos oración por Ricardo E . de Córdoba Argentina, que mañana viernes será sometido a una colonoscopia , para control de sus intestinos
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