domingo, 3 de septiembre de 2023

Pequeñas Semillitas 5412

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5412 ~ Domingo 3 de Setiembre de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
El domingo pasado contemplábamos la alabanza que Jesús hizo a san Pedro por su confesión: había acertado al decir que Jesús era hijo de Dios porque había seguido la sugerencia del Padre. Pero en el pasaje inmediatamente siguiente, en el de hoy, Jesús rechaza a Pedro, le rechaza como si fuera satanás, como rechazó al diablo aquel día de las tentaciones, porque razonaba humanamente y pretendía, con buena intención, apartarle de la Cruz, de la Redención.
El secreto es aceptar lo que no podemos evitar, y buscar ese modo de amar. Besar las espinas, no pisarlas. Todos los santos han practicado la mortificación. No hay santidad sin esfuerzo. La mortificación nos hace progresar espiritualmente. El camino de la perfección es la cruz. Ver las cosas como las ve Dios, he ahí la cuestión; y en concreto conocer el sentido de la vida tal como Dios la ve y la desea: la renuncia al propio yo, la mortificación del egoísmo, como medio para hacer la voluntad de Dios.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Jer 20,7-9
 
Salmo: Sal 62, 2. 3-4. 5-6. 8-9
 
Segunda Lectura: Rom 12,1-2
 
Santo Evangelio: Mt 16,21-27
En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».
Entonces dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta»
 
Comentario:
Hoy, consideramos que ver a Jesús y seguirle requiere tener una obediencia madura que nos permita escuchar y ser responsables (capaces-de-responder). Y esto sólo es posible en las personas que verdaderamente se han liberado de los caprichos infantiles y de las pasiones: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga» (Mt 16,24). Escuchar y responder a la llamada de Dios en nuestras vidas cotidianas significa ser capaces de olvidarnos de nosotros mismos y de servir a los demás. Sólo el amor hace factible este “riesgo” (cf. Heb 5:8-9).
Buda dice que «para vivir una vida pura de entrega uno no debe reputar nada como propio en medio de la abundancia». Un ejemplo es la vida familiar donde los padres se entregan total y generosamente al bienestar de la familia, quizás hasta el punto de olvidarse de sí mismos. Ellos procuran actuar así para que sus hijos estén bien preparados para que tengan mejor futuro. Si es así, además, la familia será una y unida.
Tenemos cientos de conmovedores ejemplos de profesores, médicos, agentes sociales, personas consagradas y santos. El Papa Francisco nos empuja a “ver” a Jesús en nuestra vida corriente, pues «aunque la vida de una persona se mueva en un terreno lleno de espinas y malezas, hay siempre espacio en el cual la buena semilla puede crecer. ¡Tenéis que confiar en Dios!».
Un grano de trigo puede liberar toda su vitalidad sólo cuando se rompe y muere, como Jesús el cual muriendo mostró todo su amor dando la vida. El ejemplo del grano de trigo es la vida misma de Jesús y de cada discípulo que le sirve, que da testimonio de Él y que tiene vida en Él: «El que pierda su vida por mí, la encontrará» (Mt 16,25). ¡Amén!
* Fr. Vimal MSUSAI (Ranchi, Jharkhand, India)
 
Pensamiento del día
 
«Una cosa es adorar imágenes, utilizarlas para enseñar con su ayuda lo que debe ser adorado es otra. La escritura es para los letrados lo que las imágenes para los ignorantes que a través de ellas ven lo que han de aceptar, leen en ellas lo que no saben leer en los libros.»
(SAN GREGORIO MAGNO)
 
Predicación del Evangelio:
La Cruz es otra cosa
Es difícil no sentir desconcierto y malestar al escuchar una vez más las palabras de Jesús: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí
mismo, que cargue con su cruz y me siga».
 
Entendemos muy bien la reacción de Pedro, que, al oír a Jesús hablar de rechazo y sufrimiento, «se lo lleva aparte y se pone a increparlo». Dice el teólogo mártir Dietrich Bonhoeffer que esta reacción de Pedro «prueba que, desde el principio, la Iglesia se ha escandalizado del Cristo sufriente. No quiere que su Señor le imponga la ley del sufrimiento».
 
Este escándalo puede hacerse hoy insoportable para los que vivimos en lo que Leszek Kolakowsky llama «la cultura de analgésicos», esa sociedad obsesionada por eliminar el sufrimiento y malestar por medio de toda clase de drogas, narcóticos y evasiones.
 
Si queremos clarificar cuál ha de ser la actitud cristiana, hemos de comprender bien en qué consiste la cruz para el cristiano, pues puede suceder que nosotros la pongamos donde Jesús nunca la puso.
 
Nosotros llamamos fácilmente «cruz» a todo aquello que nos hace sufrir, incluso a ese sufrimiento que aparece en nuestra vida generado por nuestro propio pecado o nuestra manera equivocada de vivir. Pero no hemos de confundir la cruz con cualquier desgracia, contrariedad o malestar que se produce en la vida.
 
La cruz es otra cosa. Jesús llama a sus discípulos a que le sigan fielmente y se pongan al servicio de un mundo más humano: el reino de Dios. Esto es lo primero.
La cruz no es sino el sufrimiento que nos llegará como consecuencia de ese seguimiento; el destino doloroso que habremos de compartir con Cristo si seguimos realmente sus pasos.
 
Por eso no hemos de confundir el «llevar la cruz» con posturas masoquistas, una falsa mortificación o lo que P. Evdokimov llama «ascetismo barato» e individualista.
 
Por otra parte, hemos de entender correctamente el «negarse a sí mismo» que pide Jesús para cargar con la cruz y seguirle. «Negarse a sí mismo» no significa mortificarse de cualquier manera, castigarse a sí mismo y, menos aún, anularse o autodestruirse. «Negarse a sí mismo» es no vivir pendiente de uno mismo, olvidarse del propio «ego», para construir la existencia sobre Jesucristo. Liberarnos de nosotros mismos para adherirnos radicalmente a él. Dicho de otra manera, «llevar la cruz» significa seguir a Jesús dispuestos a asumir la inseguridad, la conflictividad, el rechazo o la persecución que hubo de padecer el mismo Crucificado.
 
Pero los creyentes no vivimos la cruz como derrotados, sino como portadores de una esperanza final. Todo el que pierda su vida por Jesucristo la encontrará. El Dios que resucitó a Jesús nos resucitará también a nosotros a una vida plena.
-
(P. José Antonio Pagola)
 
Poesía
A Jesús
 
Gracias por ser mi guía,
por el aire que respiro
porque puedo ver el día,
por estar viva y sentirte dentro mío.
Por saber que no estoy sola,
por querer a mis hermanos,
por mi familia, mi hogar,
por la Luz que has derramado.
Gracias por las alegrías,
por darme a tu Madre, como Madre,
por la Cruz de cada día,
porque con ella quieres salvarme.
Amén.
-
(Gladys Quiroga de Motta)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Concordia, provincia de Entre Ríos, Argentina, agradecen a Dios y a las personas que han venido rezando por la recuperación de Luciana F., con diagnóstico de leucemia y trasplantada de médula ósea en julio. Ella ha salido del aislamiento estricto y avanza en su proceso de normalización. Damos gracias al Señor y seguimos rezando por su total curación.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, agradecen a Dios y a los orantes por Maximiliano R., hombre joven operado del corazón hace pocos días y que ya está en condiciones de pasar de unidad coronaria a sala común. Nos unimos a la plegaria de agradecimiento y seguimos en oración para su pronto regreso a su hogar.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
“Jesús empezó a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho... y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: ‘¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte’. Jesús se volvió y dijo a Pedro: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios!’”. (Mt 16, 21-23)
No debería ofrecer dificultades aceptar que Dios, el Creador, es más inteligente que el hombre, la criatura. Sin embargo, en cuanto no entendemos algo, pensamos que o Dios no existe, o no se interesa por nosotros, o se ha equivocado. Esto lo pensamos especialmente cuando algo nos hace sufrir, cuando se presenta la Cruz con alguno de sus mil rostros: la enfermedad, la muerte, los problemas afectivos o los del trabajo.
Deberíamos intentar tener la inteligencia de Dios, es decir, deberíamos imitar al Señor, que no eligió el camino de lo fácil, del éxito, del milagro, para resolver todos los problemas y redimir a la Humanidad, sino que escogió el camino de la Cruz.
Por lo tanto, cada vez que algo no vaya bien en nuestra vida, sea pequeño o grande, no maldigamos nuestra suerte, ni nos consideremos desgraciados; más bien, seamos conscientes de que se nos acaba de otorgar un gran tesoro: el de poder colaborar con Cristo en la redención. Y pensemos que, con mucha frecuencia, después de las crisis vienen las soluciones y éstas no podrían haber llegado si no hubiera sido por aquellas. Tras la Cruz vino la Resurrección.
Por último, no olvidemos que en esa misma cruz, nuestra cruz, podemos unirnos al Señor, que está presente allí, en el dolor, de forma misteriosa pero real, como Él mismo dijo.
(P. Santiago Martín)
 
Recordando al Padre Natalio
La Biblia recomienda meditar
Repetidas veces en la Biblia se recomienda la meditación. Es propio del hombre justo y recto meditar amorosamente la ley de Dios y su palabra, las obras maravillosas del Señor, su bondad y misericordia. No dedicarse con afán a esta tarea es señal de olvido, negligencia y necedad. En la meditación se mantiene y crece la fidelidad, la ardorosa búsqueda de Dios. He aquí algunos textos de ejemplo:
 
Salmo 1: ¡Feliz el hombre cuyo gozo es la ley del Señor, y la medita de día y de noche! Salmo 118, 97-103: ¡Cuánto amo tu voluntad!: todo el día la estoy meditando; soy más docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Eclesiástico 3, 29: El corazón inteligente medita los proverbios, y el sabio desea tener un oído atento. Proverbios 2, 11-12: La reflexión cuidará de ti y la inteligencia te protegerá, para librarte del mal camino, del hombre que habla con perversidad. Sabiduría 6, 15: Meditar en la sabiduría es la perfección de la prudencia, y el que se desvela por su causa pronto quedará libre de inquietudes. Lucas 2, 19: María conservaba (recordaba) estas cosas y las meditaba en su corazón.
 
El hábito de meditar es valiosísimo porque orienta tu vida. Sosiega el espíritu y lo pacifica. Es fuente de felicidad y fecundidad. Aumenta la capacidad de vivir. Reanima. Te da certezas sobre lo que piensas y deseas verdaderamente. Te da solidez en medio de las vicisitudes de la vida. Despierta y fecunda tus energías latentes. Vale la pena el esfuerzo, ¿verdad?
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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