martes, 12 de septiembre de 2023

Pequeñas Semillitas 5421

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5421 ~ Martes 12 de Setiembre de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Según costumbre de los judíos, ocho días después del nacimiento de la Virgen, sus padres le impusieron el nombre de María. La liturgia, que ha fijado algunos días después de Navidad la fiesta del santo nombre de Jesús, ha querido instituir también la fiesta del santo nombre de María poco después de su Natividad. Celebrada primero en España, esta fiesta fue extendida a toda la Iglesia por el papa Inocencio XI, en 1683, para agradecer a María la victoria que acababa de ganar Juan Sobieski, rey de Polonia, contra los turcos, que asediaban a Viena y amenazaban a Occidente.
El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa Señora o Soberana; y eso es ella en realidad por la autoridad misma de su Hijo, soberano Señor de todo el universo. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, como llamamos a Jesús Nuestro Señor; pronunciar su nombre es afirmar su poder, implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Col 2,6-15
 
Salmo: Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11
 
Santo Evangelio: Lc 6,12-19
En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
 
Comentario:
Hoy quisiera centrar nuestra reflexión en las primeras palabras de este Evangelio: «En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios» (Lc 6,12). Introducciones como ésta pueden pasar desapercibidas en nuestra lectura cotidiana del Evangelio, pero —de hecho— son de la máxima importancia. En concreto, hoy se nos dice claramente que la elección de los doce apóstoles —decisión central para la vida futura de la Iglesia— fue precedida por toda una noche de oración de Jesús, en soledad, ante Dios, su Padre.
¿Cómo era la oración del Señor? De lo que se desprende de su vida, debía ser una plegaria llena de confianza en el Padre, de total abandono a su voluntad —«no busco hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 5,30)—, de manifiesta unión a su obra de salvación. Sólo desde esta profunda, larga y constante oración, sostenida siempre por la acción del Espíritu Santo que, ya presente en el momento de su Encarnación, había descendido sobre Jesús en su Bautismo; sólo así, decíamos, el Señor podía obtener la fuerza y la luz necesarias para continuar su misión de obediencia al Padre para cumplir su obra vicaria de salvación de los hombres. La elección subsiguiente de los Apóstoles, que, como nos recuerda san Cirilo de Alejandría, «Cristo mismo afirma haberles dado la misma misión que recibió del Padre», nos muestra cómo la Iglesia naciente fue fruto de esta oración de Jesús al Padre en el Espíritu y que, por tanto, es obra de la misma Santísima Trinidad. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13).
Ojalá que toda nuestra vida de cristianos —de discípulos de Cristo— esté siempre inmersa en la oración y continuada por ella.
* Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
Fiesta del Santo Nombre de María
El evangelista san Lucas, en la escena de la Anunciación, escribe: «Y el nombre de la Virgen era María». Benedicto XVI decía el 12 de septiembre de 2006: «Celebramos hoy la fiesta del "Nombre de María". A quienes llevan este nombre -mi madre y mi hermana lo llevaban- quisiera expresarles mi más cordial felicitación por su onomástico. María, la Madre del Señor, recibió del pueblo fiel el título de "Abogada", pues es nuestra abogada ante Dios. Desde las bodas de Caná la conocemos como la mujer benigna, llena de solicitud materna y de amor, la mujer que percibe las necesidades ajenas y, para ayudar, las lleva ante el Señor. Hoy hemos escuchado en el evangelio cómo el Señor la entrega como Madre al discípulo predilecto y, en él, a todos nosotros. En todas las épocas los cristianos han acogido con gratitud este testamento de Jesús, y junto a la Madre han encontrado siempre la seguridad y la confiada esperanza que nos llenan de gozo en Dios y en nuestra fe en él. Acojamos también nosotros a María como la estrella de nuestra vida, que nos introduce en la gran familia de Dios. El que cree nunca está solo».
Oración: Te pedimos, Dios Todopoderoso, que a cuantos celebramos el nombre glorioso de santa María Virgen, ella nos consiga los beneficios de tu misericordia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
«María... ¡Dichoso mil veces quien te ama! Si yo amo a María estoy seguro de perseverar y conseguiré de Dios lo que desee. Por eso el bienaventurado joven no se sacia de renovarle su consagración y de repetir dentro de sí: ¡Quiero amar a María! ¡Quiero amar a María!»
(SAN ALFONSO MARÍA LIGORIO)
 
Tema del día:
Sobre el nombre “María”
Cada 12 de septiembre la Iglesia celebra el Santísimo Nombre de la Madre de Dios que San Lucas señala en su Evangelio para veneración de todos los cristianos: “el nombre de la virgen era María” (Lc. 1, 27).
 
En el libro “El secreto admirable del Santísimo Rosario” (p. 68), San Luis María Grignion de Montfort cuenta que la Virgen, llevando sobre el pecho la salutación angélica escrita en letras de oro, se le apareció a Santa Matilde y le dijo: “El nombre de María, que significa Señora de la luz, indica que Dios me colmó de sabiduría y luz, como astros brillantes, para iluminar los cielos y la tierra”.
 
Desde muy antiguo, en la historia de la salvación, siempre se ha tenido un respeto especial por la forma con la que cada uno es nombrado porque, tal como como dice el Catecismo de la Iglesia Católica (2158-2159), “el nombre de todo hombre es sagrado. El nombre es la imagen de la persona. Exige respeto en señal de la dignidad del que lo lleva”.
 
Por lo tanto, si el nombre de los hombres comunes merece respeto, con mayor razón los cristianos están llamados a honrar los Santos Nombres de Jesús y de la Virgen María.
 
El dulce nombre de María
 
El evangelista San Lucas revela el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa Doncella, Señora, Princesa.
 
Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno “Ave maris stella”. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume (Jesús Marí Ballester).
 
En el libro "Mes de María" del Padre Eliecer Salesman, se explica que María en el idioma popular significa: "La Iluminadora". (San Jerónimo M 1.23.780). En el idioma arameo significa: "Señora" o "Princesa" (Bover). El significado científico de María en el idioma hebreo es: "Hermosa" (Banderhewer).
 
En el idioma egipcio que fue donde primero se utilizó este nombre significa: "La preferida de Yahvé Dios". (Éxodo 15, 20). Mar o Myr, en Egipcio significaba la más preferida de las hijas. Y "Ya" o "Yam", significaba: El Dios verdadero -Yahvé-. Así que MAR-YA o MYR-YAM en egipcio significaría: "La Hija preferida de Dios" (Zorell).
 
También es importante destacar que en 1683, el Papa Inocencio XI declaró oficial una fiesta que se realizaba en el centro de España durante muchos años y que es la del "Dulce nombre de María".
 
Se cuenta que la primera diócesis que celebró oficialmente la fiesta fue la de Cuenca. Pero, la onomástica del "Dulce nombre de María" tiene fecha propia, y es la del 12 de septiembre. Es bueno que sepas que hay muchas "Marías" que celebran su fiesta durante este día y no el 15 de agosto.
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(Fuente: Cristovisión)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El relato de la vocación de los primeros apóstoles nos invita a meditar sobre nuestra propia vocación, sobre la forma concreta en que debemos seguir al Señor. Unos están o estarán llamados al matrimonio. Otros a la consagración religiosa. Otros al sacerdocio. Todos a ser discípulos de Cristo y a intentar ser santos. Sin embargo, el planteamiento vocacional resulta inútil –incluso cuando teóricamente se produce– si no se está preparado para asumir las consecuencias que de ese planteamiento se deriven. De poco sirve preguntarle al Señor, como hizo San Francisco: “¿Qué quieres que haga?, si luego no se está en condiciones de llevar a la práctica lo que el Señor te pide. De hecho, con frecuencia, para no sentirse agobiado por lo que el Señor solicita de uno mismo, se termina por autoconvencerse de que eso no lo está pidiendo el Señor. Si no hay vocaciones al sacerdocio o a la vida consagrada, no es porque el Señor no llame, sino porque se considera que ese es un camino exigente, mientras que se piensa que el matrimonio es un camino fácil y placentero. Por eso, porque se ha elegido lo fácil, es por lo que luego tampoco se quieren asumir las dificultades que se presentan, como un hijo que viene en un mal momento o una convivencia difícil. En realidad no ha habido discernimiento vocacional, sino búsqueda de excusas para decirle “no” al Señor, con la conciencia tranquila.
Ser fieles en lo poco es prepararse, entrenarse, para escuchar la voz de Dios, pida éste lo que pida. Y no sólo hay que verlo en el campo vocacional. También es importante en otros ámbitos; por ejemplo, en lo concerniente al dolor, a la enfermedad, al sufrimiento. Con frecuencia tus problemas te parecen gigantescos, hasta que surgen problemas mayores que los relativizan. Si no has aprendido a soportar pequeñas pruebas, sucumbirás ante las grandes.
(P. Santiago Martín) 
 
Recordando al Padre Natalio
Fue un error involuntario…
Para amar como Jesús nos enseñó, debemos ejercitar ciertas actitudes que bajan el amor a la realidad cotidiana: compasión, comprensión, indulgencia, etc. ¿Qué es la indulgencia? Facilidad en perdonar las culpas ajenas. ”Sopórtense y perdónense mutuamente si alguno tiene queja contra otro. Como Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes”, san Pablo (Col. 3:13).
 
Los italianos en Navidad tienen la costumbre de enviar un pan dulce a sus amigos y familiares.  En cierto año Puccini y Toscanini se hallaban en uno de sus típicos y feroces enfrentamientos. Puccini dio la orden a su servicio de enviar los panes dulces a las direcciones de costumbre, entre las que se hallaba la del colérico director de orquesta, Toscanini. Al darse cuenta Puccini del error -el pan dulce ya había sido enviado- mandó un telegrama a Toscanini que decía: “Pan dulce enviado por error”. ¿Cuál fue la genial respuesta de Toscanini?: “Pan dulce comido por error”.
 
El odio que se niega a perdonar y olvidar es muy destructivo. Suplica así: “Señor, tú que eres puro amor, tú que perdonabas a los que te crucificaban, quita de mi interior todo el veneno de los recuerdos que me llenan de rencor y de tristeza. Derrama en mi corazón el deseo y la gracia del perdón”. El Señor te libre del odio, la ira y toda mala voluntad con tu prójimo.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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