PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
18 - Número 5433 ~ Domingo 24 de Setiembre de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Intentamos meditar, con la ayuda del Paráclito, a quien suplicamos luz
para nuestra inteligencia, de modo que sepamos entender lo que el Señor nos
enseña, esta parábola con la que Jesús nos muestra el sentido de nuestra vida.
Cada uno, en efecto, al final de esa jornada completa de nuestra existencia
terrena, vamos a recibir el salario, en cierto sentido común para todos cuantos
hemos aceptado trabajar para Dios: la Eterna Bienaventuranza.
Todos llegamos a ser conscientes de la dimensión trascendente de nuestra
existencia en el mejor momento, aquel momento y en aquellas circunstancias
irrepetibles, ideales en nuestro caso, para tomarnos, a partir de entonces, la
vida como Dios quiere. Desde la infancia, unos; en la adolescencia, otros; en
los primeros años de la madurez y el ejercicio profesional, bastantes; ya
entrados en años...; o incluso, en lo que podríamos a llamar la recta final del
tránsito terreno, en algunos casos. Pero siempre el trabajo será la santidad
personal, como en aquellos contratados para trabajar en la viña.
Hoy nos enseña Jesús que Dios llama a todos. No importa en qué momento de
la vida acudimos a su llamado. Lo importante es decirle que sí mientras haya
tiempo, “mientras es de día”. Para el que responde a su llamada Dios es
generoso, sin que lo merezcamos, porque la salvación es un don de Dios. Si Dios
nos da lo suficiente e infinitamente más ¿Por qué vamos a juzgar su acción con
los demás?
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 55,6-9
♡ Salmo: Sal 144, 2-3. 8-9. 17-18
♡ Segunda Lectura: Flp 1,20c-24.27a
♡ Santo Evangelio: Mt 20,1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de
los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar
jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por
jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que
estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña, y
os pagaré lo debido’. Ellos fueron.
»Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al
caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: ‘¿Cómo es que estáis
aquí el día entero sin trabajar?’. Le respondieron: ‘Nadie nos ha contratado’.
Él les dijo: ‘Id también vosotros a mi viña’.
»Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: ‘Llama a los jornaleros y
págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros’.
Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron
los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un
denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: ‘Estos
últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que
hemos aguantado el peso del día y el bochorno’. Él replicó a uno de ellos:
‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo
tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad
para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo
soy bueno?’. Así, los últimos serán los primeros y los primeros los últimos».
♡ Comentario:
Hoy, el evangelista continúa haciendo la descripción del Reino de Dios
según la enseñanza de Jesús, tal como va siendo proclamado durante estos
domingos en nuestras asambleas eucarísticas.
En el fondo del relato de hoy, la viña, imagen profética del pueblo de
Israel en el Primer Testamento, y ahora del nuevo pueblo de Dios que nace del costado
abierto del Señor en la cruz. La cuestión: la pertenencia a este pueblo, que
viene dada por una llamada personal, hecha a cada uno: «No me habéis elegido
vosotros a mí, sino que yo os he elegido a vosotros» (Jn 15,16), y por la
voluntad del Padre del cielo, de hacer extensiva esta llamada a todos los
hombres, movido por su voluntad generosa de salvación.
Resalta, en esta parábola, la protesta de los trabajadores de primera
hora. Son la imagen paralela del hermano mayor de la parábola del hijo pródigo.
Los que viven su trabajo por el Reino de Dios (el trabajo en la viña) como una
carga pesada («hemos aguantado el peso del día y el bochorno»: Mt 20,12) y no
como un privilegio que Dios les dispensa; no trabajan desde el gozo filial,
sino con el malhumor de los siervos.
Para ellos la fe es algo que ata y esclaviza y, calladamente, tienen
envidia de quienes “viven la vida”, ya que conciben la conciencia cristiana
como un freno, y no como unas alas que dan vuelo divino a la vida humana.
Piensan que es mejor permanecer desocupados espiritualmente, antes que vivir a
la luz de la palabra de Dios. Sienten que la salvación les es debida y son
celosos de ella. Contrasta notablemente su espíritu mezquino con la generosidad
del Padre, que «quiere que todos los hombres se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad» (1Tim 2,4), y por eso llama a su viña, «Él que es
bueno con todos, y ama con ternura todo lo que ha creado» (Sal 145,9).
* Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España)
La Virgen de la Merced La Virgen de la Merced o
Nuestra Señora de las Mercedes es una advocación mariana venerada por los
católicos de la Bienaventurada Virgen María. Es equivalente también el nombre
de Virgen de la Misericordia. Su fiesta se celebra el día 24 de septiembre.
Esta advocación tiene su
inicio el 1 de agosto de 1218, cuando la Virgen María —en su advocación de
Virgen de la Merced— se apareció, por separado, a tres ilustres barceloneses: a
san Pedro Nolasco, quien sería el fundador de la Orden de la Merced; al rey
Jaime I de Aragón, conocido como "el conquistador", y reinante en
aquel momento en la Corona de Aragón; y a San Raimundo de Peñafort, fraile
dominico, maestro general de su orden de predicadores, y confesor del primero.
Diez días después de la aparición, los tres caballeros se encontraron en la
Catedral de Barcelona y compartieron haber tenido la misma aparición: la Virgen
María les pedía la fundación de una orden religiosa dedicada a la redención de
los cautivos. Sería la Orden de la Merced para la redención de los cautivos.
Para más información hacer clic acá.
Pensamiento del día a ti
acudimos como hijos tuyospara
que intercedas ante tu Hijo Jesucristo.Ayúdanos
a alcanzarla
verdadera libertad de los hijos de Diosy
libéranos de cualquier esclavitud,de modo
que experimentemos en nosotrosla
alegría de la salvación. Amén.» Predicación del Evangelio:Bondad escandalosa de Dios Probablemente era otoño y en los pueblos de Galilea se vivía intensamente
la vendimia. Jesús veía en las plazas a quienes no tenían tierras propias,
esperando a ser contratados para ganarse el sustento del día. ¿Cómo ayudar a
esta pobre gente a intuir la bondad misteriosa de Dios hacia todos?
Jesús les contó una parábola sorprendente. Les habló de un señor que
contrató a todos los jornaleros que pudo. Él mismo fue a la plaza del pueblo
una y otra vez, a horas diferentes. Al final de la jornada, aunque el trabajo
había sido absolutamente desigual, a todos les dio un denario: lo que su
familia necesitaba para vivir.
El primer grupo protesta. No se quejan de recibir más o menos dinero. Lo
que les ofende es que el señor «ha tratado a los últimos igual que a nosotros».
La respuesta del señor al que hace de portavoz es admirable: «¿Vas a tener tú
envidia porque yo soy bueno?».
La parábola es tan revolucionaria que seguramente después de veinte siglos
no nos atrevemos todavía a tomarla en serio. ¿Será verdad que Dios es bueno
incluso con aquellos que apenas pueden presentarse ante él con méritos y obras?
¿Será verdad que en su corazón de Padre no hay privilegios basados en el
trabajo más o menos meritorio de quienes han trabajado en su viña?
Todos nuestros esquemas se tambalean cuando hace su aparición el amor
libre e insondable de Dios. Por eso nos resulta escandaloso que Jesús parezca
olvidarse de los «piadosos», cargados de méritos, y se acerque precisamente a
los que no tienen derecho a recompensa alguna por parte de Dios: pecadores que
no observan la Alianza o prostitutas que no tienen acceso al templo.
Nosotros nos encerramos a veces en nuestros cálculos, sin dejarle a Dios
ser bueno con todos. No toleramos su bondad infinita hacia todos: hay personas
que no se lo merecen. Nos parece que Dios tendría que dar a cada uno su
merecido, y solo su merecido. Menos mal que Dios no es como nosotros. Desde su
corazón de Padre, él sabe regalar también su amor salvador a esas personas a
las que nosotros no sabemos amar.
-
P. José Antonio Pagola
Poesía Ven a míCuando esté duro mi corazón y reseco,baja a mí como un chubasco de misericordia.Cuando la gracia de la vida se me haya perdido,ven a mí como un estallido de canciones. Cuando el tumulto del trabajo levante su ruido en todo,cerrándome el más allá, ven a mí,Señor del silencio, con tu paz y sosiego. Cuando mi pordiosero corazónesté acurrucado cobardemente en un rincón,rompe tú mi puerta, Rey mío,y entra en mí con la ceremonia de un rey. Cuando el deseo ciegue mi entendimiento,con polvo y engaño, Vigilante santo,¡ven con tu trueno y tu resplandor!-(Rabindranath Tagore) Nuevo vídeo y artículo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internetreferido al Evangelio de
este Domingo.Para verlo tienes que ir
al final de esta página: Hay nuevo material
publicado en el blog"Juan Pablo II inolvidable"sobre el tema: Oración
de Juan Pablo II al Padre PíoPuedes acceder en la
dirección:
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” La parábola del dueño del campo que contrataba jornaleros a diferentes
horas y al final les pagaba a todos lo mismo, dándoles a los últimos tanto como
había acordado con los primeros, no nos plantea la cuestión de la justicia
divina sino la del agradecimiento humano. Primero, porque incluso lo que te dan
-la vida eterna- es un regalo, ya que nadie la merece en virtud de sus obras;
no nos justificamos ni nos salvamos a nosotros mismos, sino que es la sangre
derramada de Cristo la que nos redime de nuestros pecados y nos abre la puerta
del Cielo, por más que nuestras buenas obras sigan siendo necesarias, como
condición imprescindible para demostrar nuestra aceptación del plan de Dios y
como pequeña colaboración en la redención de Cristo, tal y como simboliza el
agua que el sacerdote añade al vino en el ofertorio de la Eucaristía.
Segundo, porque trabajar por el Señor -hacer el bien, cumplir los
mandamientos, ayudar al prójimo, santificar las fiestas- es una gran suerte.
Los jornaleros de la primera hora tenían que haber dicho: "Señor, si quieres,
páganos a nosotros un poco menos, pues ya hemos sido recompensados lo
suficiente con el hecho de haber podido estar todo el día a tu lado,
ayudándote, sirviéndote". Amar es una suerte y, si bien Dios va a dar el
Cielo al que ama, hay un cielo que se disfruta ya en la tierra y que sólo
poseen aquellos que están con Dios, con el Amor. Hay otra recompensa, pero si
no la hubiera, con ésta ya habría sido suficiente.
(P. Santiago Martín)
Recordando al Padre Natalio Siembra a manos llenas
Hoy te regalo unos renglones que mecerán tu día en
las alturas, porque te ayudarán a vivir con pensamientos generosos y
magníficos. Es siempre bueno cultivar en tu corazón elevados ideales que
entusiasmen y dinamicen tu vida. Alguien escribió: “Si mirásemos siempre hacia
el cielo, terminaríamos por tener alas”.
Esboza una sincera sonrisa... y regálala a
quien nunca la ha tenido. Recoge un rayo de sol en tu corazón... y hazlo volar
allá en donde reina la noche. Descubre una fuente... y permite bañarse en ella
a quien vive en el barro. Vierte una lágrima... y ponla en el rostro de quien
nunca ha llorado. Enciende el valor en tu pecho... y ponlo en el ánimo de quien no sabe luchar.
Descubre la vida... y alienta a quien se
arrastra por ella. Cultiva la esperanza...
e irradia su luz a tu alrededor. Imprégnate de bondad... y dónala a quien la desconoce. Descubre el
amor... y comunica su fuego al mundo.
Debajo de estas líneas aletea un vivo deseo de
sembrar a nuestro alrededor todo lo que es bueno, noble y justo. Aportar lo
mejor de nosotros mismos a nuestros semejantes es una tarea misionera que te
beneficiará en primer lugar a ti, porque evidentemente nadie puede dar lo que
no tiene. Que esta lectura te inspire a sembrar hoy con generosidad.
(P. Natalio)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II
INOLVIDABLE”♡FACEBOOK de “FELIPE
DE URCA”♡FACEBOOK de
“PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡TWITTER de
“PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE
DE URCA
La Palabra de Dios
La Virgen de la Merced
Pensamiento del día
Poesía
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Recordando al Padre Natalio
FELIPE
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.