jueves, 22 de diciembre de 2022

Pequeñas Semillitas 5193

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5193 ~ Jueves 22 de Diciembre de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
El viaje a Belén no debe haber sido fácil para José y María… la llegada del Niño estaba cerca… y el camino desde Nazaret era largo y pesado… sin embargo, la alegría reinaba en sus corazones… y no había ningún obstáculo, por grande que pareciera, que ellos no pudieran salvar con la gracia de Dios… sus miradas se cruzarían con las de muchas personas… y algunos de ellos podrían ver más allá, más profundo… algunos, incluso, podrían ver muy dentro de sus corazones… y allí encontrarían la sonrisa de Dios… sonriéndoles… y anunciándoles que algo grande y maravilloso estaba por acontecer…
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1Sam 1,24-28
 
Salmo: Sal 1S 2,1.45.6-7.8abcd
 
Santo Evangelio: Lc 1,46-56
En aquel tiempo, dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia —como había anunciado a nuestros padres— en favor de Abraham y de su linaje por los siglos».
María permaneció con Isabel unos tres meses, y se volvió a su casa.
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio de la Misa nos presenta a nuestra consideración el Magníficat, que María, llena de alegría, entonó en casa de su pariente Isabel, madre de Juan el Bautista. Las palabras de María nos traen reminiscencias de otros cantos bíblicos que Ella conocía muy bien y que había recitado y contemplado en tantas ocasiones. Pero ahora, en sus labios, aquellas mismas palabras tienen un sentido mucho más profundo: el espíritu de la Madre de Dios se transparenta tras ellas y nos muestran la pureza de su corazón. Cada día, la Iglesia las hace suyas en la Liturgia de las Horas cuando, rezando las Vísperas, dirige hacia el cielo aquel mismo canto con que María se alegraba, bendecía y daba gracias a Dios por todas sus bondades.
María se ha beneficiado de la gracia más extraordinaria que nunca ninguna otra mujer ha recibido y recibirá: ha sido elegida por Dios, entre todas las mujeres de la historia, para ser la Madre de aquel Mesías Redentor que la Humanidad estaba esperando desde hacía siglos. Es el honor más alto nunca concedido a una persona humana, y Ella lo recibe con una total sencillez y humildad, dándose cuenta de que todo es gracia, regalo, y que Ella es nada ante la inmensidad del poder y de la grandeza de Dios, que ha obrado maravillas en Ella (cf. Lc 1,49). Una gran lección de humildad para todos nosotros, hijos de Adán y herederos de una naturaleza humana marcada profundamente por aquel pecado original del que, día tras día, arrastramos las consecuencias.
Estamos llegando ya al final del tiempo de Adviento, un tiempo de conversión y de purificación. Hoy es María quien nos enseña el mejor camino. Meditar la oración de nuestra Madre —queriendo hacerla nuestra— nos ayudará a ser más humildes. Santa María nos ayudará si se lo pedimos con confianza.
* Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas (Girona, España)
 
Santoral Católico:
Santa Francisca Javiera Cabrini
Fundadora de las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús y patrona de los emigrantes. Nació en Sant'Angelo Lodigiano (Milán) el año 1850. Quiso ser religiosa, pero no pudo por falta de salud. Se hizo terciaria franciscana. Estudió magisterio e ingresó en una comunidad dedicada al cuidado de las huérfanas en Codogno. La comunidad fue suprimida por el obispo, que le indicó a Francisca que fundara un instituto misionero. En Roma conoció el P. Bernardino de Portogruaro, General de los franciscanos, y a la M. María de la Pasión, fundadora de las Franciscanas Misioneras de María. Como le indicara León XIII, tomó como campo de apostolado el de los numerosos italianos emigrados a Estados Unidos, empezando por los huérfanos y los enfermos. La congregación por ella fundada creció rápidamente y las casas se multiplicaron en Europa y en América, adonde la fundadora viajó repetidamente. Murió en Chicago el 22 de diciembre de 1917.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“Cada año celebramos el santo tiempo de Adviento. Cada año pronunciamos las bellas oraciones de añoranza y espera, y cantamos las encantadoras canciones de esperanza y promesa”
(Karl Rahner)
 
Historias:
Mi cumpleaños
Se acerca otra vez  la fecha en que festejan mi nacimiento. El año pasado hicieron una gran fiesta en mi honor y me da la impresión que este año ocurrirá lo mismo.
 
A fin de cuentas llevan meses haciendo compras para la ocasión y casi todos los días han salido anuncios y avisos sobre lo poco que falta para que llegue. Es agradable saber que por lo menos un día del año, piensan en mí.
 
Ha transcurrido ya mucho tiempo cuando comprendían y agradecían de corazón lo mucho que hice por toda la humanidad. Pero hoy en día, da la impresión de que la mayoría de la gente apenas sabe por qué motivo se celebra mi cumpleaños.
 
Me  gusta que la gente se reúna y lo pase bien y me alegra sobre todo que los niños se diviertan tanto; pero aun así, creo que la mayor parte no sabe bien de qué se trata. ¿No te parece?
 
El año pasado, al llegar el día de mi cumpleaños, hicieron una gran fiesta, pero… ¿Puedes creer que ni siquiera me invitaron? ¡Imagínate! ¡Yo era el invitado de honor! ¡Pues se olvidaron por completo de mí! Resulta que habían estado preparándose para las fiestas durante dos meses y cuando llegó el gran día me dejaron fuera.
 
Ya me ha pasado tantas veces que lo cierto es que no me sorprendió. Aunque no me invitaron, se me ocurrió colarme sin hacer ruido. Entré y me quedé en mi rincón. ¿Te imaginas que nadie advirtió siquiera mi presencia, ni se dieron cuenta de que yo estaba allí?
 
Estaban todos bebiendo, riendo y divirtiéndose mucho, cuando de pronto se presentó un hombre gordo vestido de rojo y barba blanca postiza, gritando: "¡jo, jo, jo!". Y todos lo felicitaban. Cuando se sentó en un gran sillón, todos los niños, emocionadísimos, se le acercaron corriendo y diciendo: ¡Santa Claus! ¡Cómo si él hubiese sido el homenajeado y toda la fiesta fuera en su honor! Al final tuve que irme. Nadie lo notó, caminando por la calle me sentí solitario y triste.
 
Es extraño que al llegar mi cumpleaños todos los que deciden celebrarlo se hacen regalos unos a otros y no me dan nada a mí. Alguien me dijo una vez: "Es que tú no eres como los demás, a ti no se te ve nunca… ¿Cómo es que te vamos a hacer regalos?" Le dije: "Escucha bien, todo lo que des a tus semejantes para aliviar su necesidad, ¡Lo contaré como si me lo hubieras dado a mí personalmente!"  (Mateo 25,34-40).
 
Lamentablemente, cada año que pasa es peor. Llega mi cumpleaños y sólo piensan en las compras, en las fiestas y en las vacaciones y a mí se me olvida. Además cada año los regalos de Navidad, pinos y adornos son más sofisticados y más caros, se gastan verdaderas fortunas tratando con esto de impresionar a sus amistades.
 
Pensar que yo nací en un pesebre, rodeado de animales porque no había más. Pensar que les he enseñado tanto de humildad.
 
Me gustaría muchísimo más nacer todos los días en el corazón de toda la humanidad y que me permitieran morar ahí para ayudarles cada día en todas sus dificultades, para que puedan sentir el gran amor que siento por todos; hace más de 2000 mil años entregué mi vida para salvarte de la muerte y mostrarte el gran amor que te tengo. Déjame entrar en tu corazón.
 
"Mira yo estoy llamando a la puerta, si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaremos juntos".
 
Confía en mí, abandónate en mí. Este será el mejor regalo que puedas recibir y que me puedes dar. Medita en el verdadero significado de la Navidad.
 
Muchas gracias.
 
Firmado: Jesús.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Esta es una anécdota de la vida de San Juan María Vianney, el Cura de Ars, que se destacó por sus excepcionales dotes de confesor y al que hoy la Iglesia lo tiene considerado como el patrono de los párrocos.
Se dice que un día de 1826, durante una misión en Saint-Trivier-sur-Moignans, el Cura de Ars fue invitado con otros sacerdotes para ayudar a confesar. La primera noche se quejaron varios compañeros de ruidos extraños que provenían de su cuarto. Él les dijo que no tuvieran miedo, que era el demonio. Ellos no le creyeron. Le dijeron: “Usted no come, no duerme y también tiene pesadillas”.
Él no les respondió, pero a la noche siguiente se oyó un ruido como de un carro que hacía temblar el suelo. Parecía que la casa se venía abajo. Se levantaron todos y fueron corriendo a la habitación del padre Vianney. Lo encontraron acostado tranquilamente en su cama, que manos invisibles habían arrastrado hasta el centro de la habitación. Entonces él les dijo: “Es el demonio quien me ha arrastrado hasta aquí y ha causado todo el alboroto. No es nada, lo siento, pero es buena señal. Mañana caerá algún pez gordo” (gran pecador).
Al día siguiente, todos quedaron asombrados al ver al señor de Murs, noble caballero, que se fue a confesar con él, pues hacía mucho tiempo que estaba alejado de la Iglesia. Su conversión causó una profunda impresión entre los habitantes del pueblo. Y los sacerdotes empezaron a tomar en serio al santo cura de Ars y no creer que era un pobre soñador. 
 
Un minuto para volar
Diciembre 22
Dice la Biblia que el Hijo de Dios habitó entre nosotros (Jn 1,14). Jesús vino para siempre, para no irse más. No podemos sentirlo ajeno a nuestras vidas, ni en los momentos tristes, ni en el dolor, ni en la alegría. Para encontrarse con Jesús niño no hace falta que llegue la Navidad. En todas las épocas del año necesitamos que ese Niño vuelva a nacer en nuestras vidas para sanarnos, para liberarnos, para bendecirnos.
(Mons. Víctor M. Fernández)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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