PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 5189 ~ Domingo 18 de Diciembre de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
El personaje central de este IV domingo de Adviento es san José, quien
ocupa un lugar destacadísimo, aunque muy discreto, dentro del plan de
salvación.
Todos sabemos que las acciones hablan más que las palabras. Nadie en la
historia prueba esta verdad más que San José. En los evangelios no dice ni una
sola palabra. Sin embargo, sus acciones han facilitado la venida del Salvador
del mundo.
El Evangelio según San Mateo presenta a San José como “hombre justo”. Es
justo porque no solo conoce la ley de Dios sino también su propósito y porque
la vive.
Que la figura de José sea un sólido punto de referencia para nuestra vida
espiritual: es el hombre de fe que colabora sin reservas en el plan de
salvación; y asume sus responsabilidades con total discreción, siendo ajeno a
los protagonismos. Tenemos mucho que aprender de él.
La Palabra de DiosLecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 7,10-14
♡ Salmo: Sal 23,1-2.3-4ab.5-6
♡ Segunda Lectura: Rom 1,1-7
♡ Santo Evangelio: Mt 1,18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba
desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró
encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería
ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.
Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños
y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque
lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le
pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo
esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
«Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre
Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios con nosotros’». Despertado José del
sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su
mujer.
♡ Comentario:
Hoy, la liturgia de la Palabra nos invita a considerar y admirar la figura
de san José, un hombre verdaderamente bueno. De María, la Madre de Dios, se ha
dicho que era bendita entre todas las mujeres (cf. Lc 1,42). De José se ha
escrito que era justo (cf. Mt 1,19).
Todos debemos a Dios Padre Creador nuestra identidad individual como
personas hechas a su imagen y semejanza, con libertad real y radical. Y con la
respuesta a esta libertad podemos dar gloria a Dios, como se merece o, también,
hacer de nosotros algo no grato a los ojos de Dios.
No dudemos de que José, con su trabajo, con su compromiso en su entorno
familiar y social se ganó el “Corazón” del Creador, considerándolo como hombre
de confianza en la colaboración en la Redención humana por medio de su Hijo
hecho hombre como nosotros.
Aprendamos, pues, de san José su fidelidad —probada ya desde el inicio— y
su buen cumplimiento durante el resto de su vida, unida —estrechamente— a Jesús
y a María.
Lo hacemos patrón e intercesor para todos los padres, biológicos o no, que
en este mundo han de ayudar a sus hijos a dar una respuesta semejante a la de
él. Lo hacemos patrón de la Iglesia, como entidad ligada, estrechamente, a su
Hijo, y continuamos oyendo las palabras de María cuando encuentra al Niño Jesús
que se había “perdido” en el Templo: «Tu padre y yo...» (Lc 2,48).
Con María, por tanto, Madre nuestra, encontramos a José como padre. Santa
Teresa de Jesús dejó escrito: «Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y
me encomendé mucho a él (...). No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa
que la haya dejado de hacer».
Especialmente padre para aquellos que hemos oído la llamada del Señor a
ocupar, por el ministerio sacerdotal, el lugar que nos cede Jesucristo para
sacar adelante su Iglesia. ¡San José glorioso!: protege a nuestras familias,
protege a nuestras comunidades; protege a todos aquellos que oyen la llamada a
la vocación sacerdotal... y que haya muchos.
* Rev. D. Pere GRAU i Andreu (Les Planes, Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II “Amadísimos hermanos: este Adviento se ha de
transformar para nosotros en el tiempo de la regeneración y santificación
sacramental. Que la penitencia sacramental, a la que nos invita la liturgia, prepare
la venida eucarística de Cristo en nuestra vida. Que Aquel que llama a la
puerta de la morada interior de cada uno de nosotros reciba la invitación a
entrar. Tomemos conciencia de que la realidad mesiánica no es sólo la comunión
de vida con el Dios de la Alianza, sino el habitar de Dios mismo en el interior
de los hombres. El Adviento nos da para que nos preguntemos, en el interior de
nuestra conciencia, cuál es nuestra respuesta”.
🌞El Adviento que estamos viviendo ha abierto el
telón del nuevo año litúrgico. Preside a su manera el advenimiento de un ciclo
en el cual la Pascua es el núcleo vivificante. También dirige nuestra mirada y
atención hacia ese lugar en donde se realiza el misterio de nuestra Salvación,
haciéndonos entrar en la preparación final de su realización.
La liturgia de Adviento nos hace escuchar los
anuncios directos de la venida del Mesías a través de tres figuras: Isaías,
Juan el Bautista y María. Isaías porque es el cantor de la esperanza y de la
alegría mesiánica; Juan el Bautista porque es quien señala al Mesías; y la
Virgen María porque es en ella en quien el Mesías tomó carne en este mundo, de
la que el profeta Isaías proclamó: "Y la virgen concebirá y dará a luz un
hijo, y se llamará Emmanuel" (Isaías 7, 14).
🌞“El tiempo litúrgico que estamos viviendo se nos
da para que cobremos mayor conciencia de la presencia de Aquel que viene sin
cesar, que está a la puerta y llama. ¡Qué maravilloso es Dios, este Dios cuya
venida en Cristo pertenece simultáneamente a la historia de toda la humanidad y
a la de cada hombre, de cada uno de nosotros! Convertirse, abrir el corazón a
la fuerza renovadora del Evangelio, ése debe ser el programa de Adviento”.
Predicación del Evangelio: “José, hijo de David, no temas” A los dos primeros capítulos del evangelio de Mateo se les ha llamado el
evangelio de José, puesto que es él el que representa el papel principal frente
a las intervenciones de Dios. Es una narración con fuerte sabor bíblico: “José,
su esposo, que era un hombre justo...” Observa estrictamente la ley, dando así
pruebas de su bondad.
Su aventura sería, a primera vista, la de un novio engañado. Al ver a
María encinta, e ignorando lo que sabemos todos —que este Niño es Hijo de Dios—
habría dudado de ella. Esta explicación no encaja bien con el evangelio de san
Lucas. Es preciso que nos preguntemos: ¿Por qué ha querido José retirarse ante
la entrada en escena de Dios?
Eligió repudiar a María en secreto, nos dice san Mateo, pues “no quería
denunciarla públicamente”. Aquí tampoco el evangelio da explicación. ¿María le
había explicado su estado? Podríamos responder sin duda que sí: todo nos hace
creer en san Lucas que María es inteligente y buena, conocedora de la verdad y
nada nos hace pensar que ella quisiera dejar a su prometido en la duda.
La clave del enigma reside en lo que san Mateo escribe en un medio
patriarcal judío-cristiano. Es a José, como jefe de familia, a quien se reveló
el origen del Niño. La narración de san Lucas, redactada en medio griego, no
busca esclarecer el suyo.
El día de la Anunciación, María misma dudó delante del mensajero de Dios.
Tuvo miedo y según la palabra de san Lucas, ella estaba “completamente turbada”
por el saludo del ángel, quien la animó diciéndole: “No tengas miedo, María...”
Ella experimentó también un movimiento de echarse para atrás ante la grandeza
de Dios, como lo hicieron antes las figuras bíblicas más importantes. Tenía
conciencia de su pobreza y de sus límites.
Esto es corriente en la Biblia. Una creyente o un creyente se presenta
ante Yahvé con miedo y respeto. Solamente Dios puede sostenernos y concedernos
estar de pie en su presencia. El ángel dice a José: “No temas”, y María
experimentó el mismo sentimiento ante el misterio de Dios.
Hoy, José está conmovido por la duda ante el Hijo de Dios que va a entrar
en su vida y en su propia casa. Pues, con su prometida, será el lugar de
acogida, el punto de contacto entre Dios y la humanidad. Es sin duda alguna el
momento más bello de su vida. Es también el punto culminante de la historia del
mundo: Dios infinitamente grande se prepara para entrar en la humildad de
nuestra existencia para transformarnos y hacer de nosotros seres nuevos, hijas
e hijos de Dios, gracias a la acogida consciente de dos jóvenes prometidos.
© P. Felipe Santos SDB
Poesía Si yo tuviera una estrellaSi yo tuviera una estrellaque brille como en Belénalumbraría a mi patriapara verla renacer. Le pido al Niño bendito,al Dios que está por nacer,que nos regale el milagrode resucitar como él. Y que esta tierra grandiosa-como en sus días lo fue-vuelva a brillar y a ser librey a recuperar la fe. Que sea un país de optimismoy que impere la honradez. Que pueda más la confianzaque el miedo a vivir en él. Si yo tuviera una estrellaque brille, como en Belén¡Alumbraría a mi patriapara verla renacer!-(Leticia Rojas) Nuevo vídeo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internet.Para verlo tienes que ir
al final de esta página Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde la ciudad de Gálvez,
provincia de Santa Fe, Argentina, llega el agradecimiento a Dios por la
excelente recuperación de la niña Renata, que tuvo un cuadro grave de
shock séptico por lo que permaneció en terapia intensiva. Gracias al Cielo y a
todos los que rezaron por ella, ya está en su casa en muy buen estado de salud.
💕 Desde Montevideo, Uruguay, Karen S. agradece a Dios por
la salud, por sus manos para trabajar y brazos para abrazar, por sus pies y
piernas para caminar y acudir, por sus sentidos para percibir y compartir, y
por la voz con la cual cantar y ser instrumento de Su Voluntad. Por haberla
soñado y tenerle paciencia, perdonarla por sus fallas y tomarla de Su mano en
todo este camino que ya dura 62 años.
💕 Desde Córdoba, Argentina, Marta D. B. expresa su agradecimiento al Señor y a todos los que rezaron por la cirugía de sus nietos gemelos Valentín y Bautista, operados a fines de octubre de nariz y garganta y felizmente curados. También agradece por su propia recuperación de la fractura de fémur que sufrió meses atrás y de la que ya no quedan secuelas.
Bendito seas, Dios mío, porque a
pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca
dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti.
Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú
eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Un minuto para volar Diciembre 18
Cierra los ojos y percibe las sensaciones de tu
rostro, de tu cuello, de tu espalda, de tus piernas. Siente el movimiento de tu
respiración desde que el aire entra hasta que llega al fondo de los pulmones y
vuelve a salir. Siente el calor que hay dentro de ti, deja que cada parte de tu
cuerpo se relaje, se afloje, se serene. Pero luego de recorrerlo todo, siente
tu cuerpo entero, vive tu cuerpo en su totalidad como si un río de vida
corriera y lo invadiera todo. Y dale gracias a Dios porque te está creando en
este instante.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
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