sábado, 24 de septiembre de 2022

Pequeñas Semillitas 5104

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5104 ~ Sábado 24 de Setiembre de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Ahora que salimos del invierno latinoamericano es fundamental el compromiso de siembra. Lo que ahora se siembra, se hunde, se entrega, eso será lo que verdeará en esta primavera. Si comprometemos nuestras manos con el odio, el miedo, la violencia vengadora, el incendio de los pajonales, el pueblo nuevo sólo tendrá cenizas para alimentarse. Será una primavera de tierras arrasadas donde sólo sobrevivirán los yuyos más fuertes o las semillas invasoras de afuera.
Tenemos que comprometer nuestras manos en la siembra. Que la madrugada nos encuentre sembrando. Crear pequeños tablones sembrados con cariño, con verdad, con desinterés, jugándonos limpiamente por la luz en la penumbra del amanecer. Trabajo simple que nadie verá y que no será noticia. Porque la única noticia auténtica de la siembra la da sólo la tierra y la historia, y se llama cosecha. Y en las mesas se llama pan.
(Fray Mamerto Menapace)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ecl 11,9—12,8
 
Salmo: Sal 89,3-4.5-6.12-13.14.17
 
Santo Evangelio: Lc 9,43b-45
En aquel tiempo, estando todos maravillados por todas las cosas que Jesús hacía, dijo a sus discípulos: «Poned en vuestros oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres». Pero ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto.
 
Comentario:
Hoy, más de dos mil años después, el anuncio de la pasión de Jesús continúa provocándonos. Que el Autor de la Vida anuncie su entrega a manos de aquéllos por quienes ha venido a darlo todo es una clara provocación. Se podría decir que no era necesario, que fue una exageración. Olvidamos, una y otra vez, el peso que abruma el corazón de Cristo, nuestro pecado, el más radical de los males, la causa y el efecto de ponernos en el lugar de Dios. Más aún, de no dejarnos amar por Dios, y de empeñarnos en permanecer dentro de nuestras cortas categorías y de la inmediatez de la vida presente. Se nos hace tan necesario reconocer que somos pecadores como necesario es admitir que Dios nos ama en su Hijo Jesucristo. Al fin y al cabo, somos como los discípulos, «ellos no entendían lo que les decía; les estaba velado de modo que no lo comprendían y temían preguntarle acerca de este asunto» (Lc 9,45).
Por decirlo con una imagen: podremos encontrar en el Cielo todos los vicios y pecados, menos la soberbia, puesto que el soberbio no reconoce nunca su pecado y no se deja perdonar por un Dios que ama hasta el punto de morir por nosotros. Y en el infierno podremos encontrar todas las virtudes, menos la humildad, pues el humilde se conoce tal como es y sabe muy bien que sin la gracia de Dios no puede dejar de ofenderlo, así como tampoco puede corresponder a su Bondad.
Una de las claves de la sabiduría cristiana es el reconocimiento de la grandeza y de la inmensidad del Amor de Dios, al mismo tiempo que admitimos nuestra pequeñez y la vileza de nuestro pecado. ¡Somos tan tardos en entenderlo! El día que descubramos que tenemos el Amor de Dios tan al alcance, aquel día diremos como san Agustín, con lágrimas de Amor: «¡Tarde te amé, Dios mío!». Aquel día puede ser hoy. Puede ser hoy. Puede ser.
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Nuestra Señora de la Merced
Fiesta Mariana
La Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes es una advocación mariana venerada por los católicos de la Bienaventurada Virgen María. Es equivalente también el nombre de Virgen de la Misericordia. Su fiesta se celebra el día 24 de septiembre.
Esta advocación tiene su inicio el 1 de agosto de 1218, cuando la Virgen María —en su advocación de Virgen de la Merced— se apareció, por separado, a tres ilustres barceloneses: a san Pedro Nolasco, quien sería el fundador de la Orden de la Merced; al rey Jaime I de Aragón, conocido como "el conquistador", y reinante en aquel momento en la Corona de Aragón; y a San Raimundo de Peñafort, fraile dominico, maestro general de su orden de predicadores, y confesor del primero. Diez días después de la aparición, los tres caballeros se encontraron en la Catedral de Barcelona y compartieron haber tenido la misma aparición: la Virgen María les pedía la fundación de una orden religiosa dedicada a la redención de los cautivos. Sería la Orden de la Merced para la redención de los cautivos.
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© ACI Prensa
 
Oración del día
“Virgen y Señora de la Merced, a Ti suplicamos que, mediante tu maternal intercesión ante tu hijo Jesucristo, nos alcances la verdadera libertad de los hijos de Dios y nos hagas libres de cualquier esclavitud, de modo que experimentemos en nosotros la alegría de la salvación. Amén.”
 
Historias:
La Orden de la Merced
La Orden de la Merced fue fundada en Barcelona el 10 de agosto de 1218. El carisma Mercedario nace cuando un joven mercader llamado Pedro Nolasco, nacido en un pueblo cercano a Barcelona, dice sentir día a día un especial llamado de Dios. Veía muchas miserias e injusticias que ocurrían en el mundo en el que él vivía. Esto lo llevó a preguntarse: “¿Qué podría hacer para atenuar tanto dolor y para acabar con tanta injusticia?”. A partir de allí él comienza un nuevo camino en el que se dedica a luchar por la libertad de los cristianos que habían abandonado la religión y sobre todo de aquellos que en situación de esclavitud estaban en peligro de perder su fe.
 
Nolasco sentía un gran amor por la Virgen María y fue ella quien en la madrugada del 2 de Agosto de 1218 se le apareció rodeada de Ángeles y de Santos y le dijo “En voluntad de mi Santísimo Hijo y Mía fundes en el mundo una Orden que en mi honor deberá llamarse ORDEN DE LA VIRGEN MARIA DE LA MERCED DE LA REDENCIÓN DE CAUTIVOS. El hábito será blanco en honor a mi pureza, en el pecho llevará una cruz roja en recuerdo de mi Hijo y el escudo del Rey al que sirves”.
 
Fue así que el 10 de agosto del mismo año Pedro funda la Orden de la Merced en el Hospital de Santa Eulalia, en Barcelona, con la participación del rey Jaime de Aragón y ante el obispo de la ciudad, Berenguer de Palou.
 
Por la confirmación del Papa Gregorio IX, el 17 de enero de 1235, la Iglesia testificó la acción del Espíritu Santo en la fundación de la Orden; la ratificó en la práctica de la regla de San Agustín; le dio carácter universal incorporándola plenamente a su vida y sancionó su obra como misión en el pueblo de Dios.”(COM 1-2).
 
Este mercader renuncia a la compra-ventas en beneficio propio y descubre el mercado de los cautivos cristianos, privados de libertad y oprimidos en su dignidad de seres humanos y se convierte en nuevo mercader de la libertad, entregando sus bienes y su vida para redimir cautivos, como obra máxima de misericordia.
 
Los cautivos cristianos al saber de esta nueva obra y al estar en plena situación angustiosa, invocaban a María pidiendo la merced, su propia redención y la liberación. María se convierte gracias a estas acciones mercedarias en Virgen redentora, dadora de libertad y dignificadora de sus hijos más oprimidos.
 
Los frailes mercedarios de Santa María se unieron estrechamente y los cautivos redimidos así lo entendieron y proclamaron acción liberadora y presencia de María que libera a través de sus mensajes de liberación. Y fue así que proclamaron el cuarto voto, de quedar en rehenes, si fuese necesario para salvar la vida y la fe del cristiano cautivo. El cuarto voto convierte a los redentores mercedarios en representación y actualización viva de Cristo, que entregó su vida para redimir al mundo.
 
Con el transcurso de la historia y según las necesidades de la Iglesia, además de nuestra misión redentora, los mercedarios hemos asumido una serie de ministerios caritativos y apostólicos. Actualmente seguimos realizando estos ministerios, organizándolos conforme a las necesidades de cada iglesia particular y actualizándolos a la luz de la misión redentora que San Pedro Nolasco y María de la Merced nos legó.
(Fuente. Merced.org)
 
Humor de sábados
En la selva
Un loro gritaba orgulloso “Soy el rey de la selva”.
Viene el león y le da una paliza que lo deja inconsciente y desplumado, por lo que alguien lo levanta y lo pone en una jaulita.
Cuando el loro despertó y notó que estaba en la jaula dijo: “¡Qué paliza le habré dado al león que hasta me metieron preso!
🌸
Una vez un zorro se encontró con una tortuga y viendo lo lenta que era, le dice:
– El quien llega a casa primero gana.
– Bien dijo la tortuga.
El zorro empezó a correr y la tortuga se metió en su caparazón y dijo:
–¡Gané!
🌸
Un hombre va a casa de un amigo por primera vez y en el salón se encuentra un gran león disecado, ante el que comenta:
- ¡Un magnífico ejemplar!
- Si, lo cacé en un safari que hice con un amigo mío.
- ¿Y cómo está relleno?
- Con mi amigo...
 
Un minuto para volar
Setiembre 24
Creo en ti, Espíritu Santo, fuente de todo amor y de toda ternura. Creo en ti, soplo de Dios, viento de Dios, fuego divino, manantial de agua viva. Creo que vienes siempre cuando te invoco, y nunca dejas de acudir cuando mi corazón te reclama con un deseo sincero. Creo en ti, Espíritu Santo, y contigo tengo un poder que ninguna cosa de este mundo podría darme. ¡Creo Señor! Amén.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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