martes, 6 de septiembre de 2022

Pequeñas Semillitas 5086

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5086 ~ Martes 6 de Setiembre de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
En Jesús, María y José, los integrantes de la Sagrada Familia de Nazaret, se nos brinda un magnífico ejemplo para la imitación. ¿Qué fue lo que hicieron?
José era un humilde carpintero ocupado en mantener a Jesús y María, proveyéndoles de alimento y vestido: de todo lo que necesitaban para subsistir.
María, la madre, tenía también una humilde tarea: la de ama de casa con un hijo y un marido de los que ocuparse.
A medida que el hijo fue creciendo, María se sentía preocupada porque tuviera una vida normal, porque se sintiera a gusto en casa, con ella y con José.
Era aquél un hogar donde reinaban la ternura, la comprensión y el respeto mutuo. Como he dicho: un magnífico ejemplo para nuestra imitación.
(Santa Teresa de Calcuta)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1Cor 6,1-11
 
Salmo: Sal 149 ,1-2.3-4.5-6a.9b
 
Santo Evangelio: Lc 6,12-19
En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles. A Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a ser un traidor.
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran molestados por espíritus inmundos quedaban curados. Toda la gente procuraba tocarle, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
 
Comentario:
Hoy quisiera centrar nuestra reflexión en las primeras palabras de este Evangelio: «En aquellos días, Jesús se fue al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios» (Lc 6,12). Introducciones como ésta pueden pasar desapercibidas en nuestra lectura cotidiana del Evangelio, pero —de hecho— son de la máxima importancia. En concreto, hoy se nos dice claramente que la elección de los doce apóstoles —decisión central para la vida futura de la Iglesia— fue precedida por toda una noche de oración de Jesús, en soledad, ante Dios, su Padre.
¿Cómo era la oración del Señor? De lo que se desprende de su vida, debía ser una plegaria llena de confianza en el Padre, de total abandono a su voluntad —«no busco hacer mi propia voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado» (Jn 5,30)—, de manifiesta unión a su obra de salvación. Sólo desde esta profunda, larga y constante oración, sostenida siempre por la acción del Espíritu Santo que, ya presente en el momento de su Encarnación, había descendido sobre Jesús en su Bautismo; sólo así, decíamos, el Señor podía obtener la fuerza y la luz necesarias para continuar su misión de obediencia al Padre para cumplir su obra vicaria de salvación de los hombres. La elección subsiguiente de los Apóstoles, que, como nos recuerda san Cirilo de Alejandría, «Cristo mismo afirma haberles dado la misma misión que recibió del Padre», nos muestra cómo la Iglesia naciente fue fruto de esta oración de Jesús al Padre en el Espíritu y que, por tanto, es obra de la misma Santísima Trinidad. «Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también apóstoles» (Lc 6,13).
Ojalá que toda nuestra vida de cristianos —de discípulos de Cristo— esté siempre inmersa en la oración y continuada por ella.
* Fray Lluc TORCAL Monje del Monasterio de Sta. Mª de Poblet (Santa Maria de Poblet, Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
San Eleuterio
Abad
Fue un santo abad del monasterio de San Marcos Evangelista en Espoleto. Debió ser un hombre de grandes y probadas virtudes por los relatos que se conocen de su vida a través del gran Papa Gregorio Magno que fue contemporáneo, conocido personal, amigo y hasta una de las personas que salió beneficiada del trato con el santo abad. De hecho, cuenta San Gregorio de su amigo que, un buen día y con una sola bendición, el abad Eleuterio consiguió curarlo de un vehemente deseo de ingerir alimentos que él sufría. Además, refiere el mismo Papa, su santidad era tan grande que hasta llegó a resucitar un muerto. Pero lo que llama la atención al relator de la vida del santo es un acontecimiento especial: unas monjas habían confiado al santo abad la custodia de un niño atormentado por el Diablo. Como pasaran varios días sin notarse fenómenos extraños, el abad comentó a sus monjes que Satanás tenía asustadas a las pobres monjas, pero que ahora estaba con miedo y por eso no se manifestaba. Al punto, el mal espíritu se apoderó del niño y de inmediato comenzó a maltratarlo. Eleuterio cayó en la cuenta de que su expresión fue de soberbia y presunción. Lloró dolorido su pecado y pidió a los monjes oraciones y penitencias para que cesaran los embates del Demonio. Una simple frase con un poco de vanidad hizo que Satanás se sintiese en terreno propio y se necesitase la oración y mortificación de todos para expulsarlo.   
Para más información hacer clic acá.
© Catholic.net
 
Pensamiento del día
“Las proféticas palabras de Jesús, pronunciadas a vista del cumplimiento de la consumación final de los siglos, animan las buenas y generosas disposiciones de los hombres, de un modo particular en algunas horas históricas de la Iglesia que invitan a elevarse con renovado empuje hacia las cimas más altas: levantad la cabeza, porque vuestra liberación está próxima (cf. Lc 21, 20-33)”.
(SAN JUAN XXIII)
 
Tema del día:
Tentaciones del demonio contra tu oración
Hay personas que no se toman su día libre, sus vacaciones, tal vez una siesta y una pausa para tomar un café con un sentimiento de alivio. Esas personas están siempre buscando una oportunidad para atacar, derribar, esclavizar o conquistar. ¿Quiénes son estas personas? Por si no lo adivinaron: ¡son los demonios!
 
San Pedro compara al demonio con el rugir de un león que busca la oportunidad para devorar a su presa, es decir, ¡para devorarnos a nosotros!
 
El demonio puede atacar a cualquier hora y en cualquier lugar. Es astuto, muy inteligente y despiadado. Sin embargo, hay un área en específico en la que él es más propenso a atacarnos: nuestra vida de oración.
 
San Ignacio nos recuerda que el demonio ataca cuando nos encontramos en un estado de desolación. Con eso nos referimos a la falta de fe, esperanza y caridad, a un sentimiento de tristeza y desánimo que lleva a la depresión, tibieza y al letargo.
 
Nuestra visión sobrenatural se nubla y oscurece. Es como si se estuviese en una nube negra o dentro de un túnel oscuro que parece no tener salida. Éste es el estado de las almas al que apunta el demonio y les lanza sus dardos mortales.
 
¿De qué maneras puede el maligno (Santo Tomás), el león rugiente (San Pedro), el perro atado furioso (San Agustín), el enemigo mortal de nuestra salvación (San Ignacio), el mentiroso y asesino del comienzo (Jesús en Jn 8), el demonio atacar nuestra vida de oración? ¡Veamos!
 
1.- Procrastinación
Te puede tentar de la siguiente manera: "No hay apuro; pospón tu oración para mañana. Dios entiende; Él conoce tus pensamientos y sentimientos. Dios no tiene prisa, tampoco tú la deberías tener".
 
2.- Hacer menos oración
Bueno, si el demonio no puede vencerte haciendo que pospongas tu oración para mañana, entonces hará que ores menos. En lugar de asistir a una Hora Santa, haz una visita de 30 minutos; deja de asistir a Misa diario. Sólo es necesario que asistas los Domingos. ¿El Rosario? En lugar de rezar todo el rosario, el demonio hará que solamente reces una o dos decenas.
 
3.- Distracciones en tu oración
Otra táctica del demonio es hacer que pierdas la concentración. En lugar de enfocarte en Dios, terminas enfocándote en algún asunto irrelevante como qué cocinar luego, quién está jugando tal o cual deporte, qué planes hay para el fin de semana.
 
4.- Pierde el tiempo
El demonio no da tregua en sus ataques a la persona que se ha comprometido a una vida seria de oración. Como nos recuerda la Palabra de Dios: "Si decides seguir al Señor, prepárate para la batalla". El demonio te puede tentar de la siguiente manera: Estás malgastando tu tiempo al orar. El demonio promueve el activismo al punto de convencernos de que nuestro trabajo es mucho más importante que nuestra vida de oración y conversación con el Señor.
 
5.- Aún eres la misma persona
Estás orando más que antes, pero en realidad no eres mejor que antes y muchas personas te han dicho esto. Por lo tanto, mejor abandona tu vida de oración y vuelve a la vida normal, cómoda y fácil que la mayoría de tus amigos y socios llevan.
 
6.- Sentimientos
El demonio puede tentarte de esta manera. Puede engañarte haciéndote creer que tus oraciones no van a ningún lugar por la sencilla razón de que no experimentas emociones ni sentimientos fuertes cuando rezas. Antes experimentaste esos sentimientos y emociones en ese primer retiro carismático, pero las emociones cesaron y la oración es más tranquila y pacífica. Cualquier buen director espiritual o texto sobre la teología de la oración indicará que ésta no depende siempre de emociones sino de la confianza en Dios.
 
7.- Dios se muestra callado y no responde a mi oración
Puede suceder que hayas orado durante mucho tiempo por una intención en específico, quizás hayas ofrecido novenas y Misas, pero esa intención no ha sido respondida. El demonio puede convencerte de no orar, o de que la oración es un ejercicio inútil, una pérdida de tiempo. Para algunos, el demonio describe a Dios como una especie de Santa Claus en el cielo o como un genio listo para salir de la lámpara si la frotamos lo suficientemente fuerte. Si no me contesta, Dios no existe.
 
8.- Desastres y ausencia de Dios
Tal vez algunos desastres se han presentado en tu vida: pérdidas económicas, desafíos financieros, o incluso la muerte de un ser querido. ¿Cómo puede un Dios tan bueno permitir que esto suceda? El demonio te dirá que un buen Dios no permitiría esto, si en realidad Él es bueno. Nuestra salvación puede ser el libro de Job: "Desnudo salí del seno de mi madre, desnudo allá volveré. Yahvé me lo dio, Yahvé me lo ha quitado, ¡que su nombre sea bendito!" (Job 1,21)
 
9.- Tentaciones en contra de la castidad
Ha sucedido incluso en la vida de los santos –Santa Catalina de Siena, Santa Margarita María, San Antonio del desierto– ser atacados frecuentemente contra la virtud de la pureza. El demonio usa muchas y diversas maneras de tentación para disminuir la vida de oración e incluso extinguirla.
 
10.- El desespero
Tal vez el ataque más fatal del enemigo es convencernos de ceder ante la desesperación. Éste fue el caso de Judas Iscariote. Si se hubiese arrepentido, tal vez alrededor de todo el mundo tendríamos iglesias con el nombre: "San Judas el penitente". Pedro se arrepintió y fue perdonado y se convirtió en santo. Después que caemos en pecado, el demonio nos acusa y condena y nos lleva a la muerte y a la desesperación. El Espíritu Santo nos consuela y nos llena de ánimo con la confianza y esperanza en la infinita misericordia de Dios. ¡Jesús, en ti confío!
 
En conclusión, debemos aferrarnos a la oración como si fuese un chaleco salvavidas, el aire que nos mantiene vivos, el ancla o nuestra salvación. Si el demonio nos tienta a abandonarla o a orar menos, entonces deberíamos seguir el consejo Ignaciano de “agere contra” para hacer exactamente lo contrario e intentar orar más y mejor; así ganaremos la batalla.
(Por: Fr. Ed Broom, OMV | Fuente: FatherBroom.com // PildoradeFe.net)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Hay un número de espectáculo que nunca falta en un circo. Y es aquel de los leones que saltan por unos aros de fuego. Los leones saltan grandes distancias para pasar por esos aros. Según los veterinarios, uno de los instintos de los animales con pelo es alejarse del fuego, porque saben que pueden quemarse con facilidad, llevándolos a la muerte en cuestión de pocos minutos. Pero entonces, ¿cómo logran que los leones salten entre las llamas de fuego? Siempre hemos pensado que era el resultado de largas horas de entrenamiento. Que por medio de entrenamiento constante, lograban vencer los instintos.
Pero según los entrenadores, no importa cuánto se entrene a un animal, éste nunca podrá correr hacia el fuego. Y entonces, ¿qué es lo que los impulsa a hacerlo? Es la fe que ellos ponen en su entrenador. Antes de dirigirse hacia el fuego, el animal mira los ojos de su entrenador. Y puesta su fe en él, puede correr.
La fe tiene el poder de vencer hasta nuestros propios instintos. Aunque se trate de algo que nuestros instintos rechazan, si tenemos fe, tendremos la fuerza para correr hacia el fuego. Delante de nosotros nos esperan grandes tribulaciones y dificultades. También se levantarán las adversidades para impedir nuestro avance. Pero justamente, la fe tiene el poder que nos permite vencer y superar todas esas dificultades. Por eso debemos creer.
 
Un minuto para volar
Setiembre 6
La verdadera compasión es sentir al otro como parte de uno. Pero no es la compasión con los buenos, con los lindos, con los agradables, con los que son como uno. Es la compasión con el que se equivoca, con el que sufre, con el que está abandonado, con el que no tiene nada, y también con el que te molesta, te desagrada o te hace la contra. Si pretendes que los demás sea perfectos para preocuparte por ellos, entonces serás incapaz de tener compasión verdadera en tu corazón.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
BLOG ”PEQUEÑAS SEMILLITAS
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
AMDG
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.