martes, 1 de marzo de 2022

Pequeñas Semillitas 4922

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4922 ~ Martes 1 de Marzo de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Es muy importante que aprendamos a controlar la ira. Tratar de mantenernos calmados y no ser violentos, aun siendo provocados. Deberíamos evitar las discusiones. Es que el ser humano, a veces, tiene impulsos incontrolables y si no los sabemos dominar pueden terminar en algún acto imprudente y peligroso.
Hay que evitar las peleas. Ante todo, somos seres racionales, y como tales, el diálogo tiene que ir siempre en primer lugar. Siempre recordemos que la violencia engendra más violencia.
Tratemos de mantenernos calmados en cualquier situación de discusión. Así nuestro antagonista quedará sorprendido con nuestra actitud y no tendrá argumentos para pelear. Es una manera inteligente y pacífica de superar las diferencias.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Pe 1,10-16
 
Salmo: Sal 97,1.2-3ab.3c-4
 
Santo Evangelio: Mc 10,28-31
En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».
 
Comentario:
Hoy, como aquel amo que iba cada mañana a la plaza a buscar trabajadores para su viña, el Señor busca discípulos, seguidores, amigos. Su llamada es universal. ¡Es una oferta fascinante! El Señor nos da confianza. Pero pone una condición para ser discípulos, condición que nos puede desanimar: hay que dejar «casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio» (Mc 10,29).
¿No hay contrapartida? ¿No habrá recompensa? ¿Esto aportará algún beneficio? Pedro, en nombre de los Apóstoles, recuerda al Maestro: «Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido» (Mc 10,28), como queriendo decir: ¿qué sacaremos de todo eso?
La promesa del Señor es generosa: «El ciento por uno: ahora en el presente (...) y en el mundo venidero, vida eterna» (Mc 10,30). Él no se deja ganar en generosidad. Pero añade: «Con persecuciones». Jesús es realista y no quiere engañar. Ser discípulo suyo, si lo somos de verdad, nos traerá dificultades, problemas. Pero Jesús considera las persecuciones y las dificultades como un premio, ya que nos ayudan a crecer, si las sabemos aceptar y vivir como una ocasión de ganar en madurez y en responsabilidad. Todo aquello que es motivo de sacrificio nos asemeja a Jesucristo que nos salva por su muerte en Cruz.
Siempre estamos a tiempo para revisar nuestra vida y acercarnos más a Jesucristo. Estos tiempos y todo tiempo nos permiten —por medio de la oración y de los sacramentos— averiguar si entre los discípulos que Él busca estamos nosotros, y veremos también cuál ha de ser nuestra respuesta a esta llamada. Al lado de respuestas radicales (como la de los Apóstoles) hay otras. Para muchos, dejar “casa, hermanos, hermanas, madre, padre...” significará dejar todo aquello que nos impida vivir en profundidad la amistad con Jesucristo y, como consecuencia, serle sus testigos ante el mundo. Y esto es urgente, ¿no te parece?
* Rev. D. Jordi SOTORRA i Garriga (Sabadell, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San Rosendo
Obispo y Abad
Obispo y abad, autoridad eclesiástica y civil, es una de las grandes figuras de la España del siglo X. Nació de familia noble el año 907. Se educó con su tío Sabarico, obispo de Mondoñedo, al que sucedió como obispo en el 927. Desempeñó con celo su ministerio, construyó iglesias, asistió a pobres y enfermos, promovió la renovación de la vida monástica. El año 942 fundó el monasterio de San Salvador de Celanova (Ourense) bajo la Regla de San Benito, al que, tras la renuncia al oficio episcopal, se retiró el 944 como simple monje. Durante un breve tiempo aún tuvo que gobernar la provincia civil y luchar contra los musulmanes y los normandos. Vuelto al monasterio, el año 459 fue elegido abad. Las necesidades de la Iglesia le obligaron a ser administrador de la diócesis de Compostela durante la prisión de su prelado. Murió en su monasterio el 1 de marzo del año 977.
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© Directorio Franciscano – Catholic.net
 
Pensamiento del día 
“Todos somos Ángeles de una sola ala.
La única manera que tenemos de volar
es abrazándonos unos a otros.
Vale más fracasar por intentar un triunfo,
que dejar de triunfar por temor a un fracaso”
(Santa Madre Teresa de Calcuta)
 
Tema del día:
¿Los sacerdotes lloran?
¿Los sacerdotes lloran?
- Lloran, sí.
 
¿Y por qué llora un sacerdote?
- Los sacerdotes lloran por muchos motivos...
 
Pero los sacerdotes, ¿no son hombres de Dios? ¿Por qué tendrían que llorar?
- Sí, los sacerdotes son hombres de Dios, es verdad, pero no son super héroes, ni piedras. Son seres humanos.
 
¿Pero por qué llora un sacerdote?
 
- Los sacerdotes lloran de soledad. Están rodeados de gente, pero solos.
 
- Lloran de nostalgia de sus familias, por estar lejos de los seres que aman, por no poder estar con ellos en los momentos buenos y en los momentos malos, por no estar cerca de los amigos que los vieron crecer.
 
- Lloran también por la incomprensión. Un sacerdote no puede enfermarse, sentirse cansado, tener amigos o estar triste, el pueblo le exige ser perfecto y no importa cuántas cosas buenas haga, siembre habrá un error para criticarle.
 
- Lloran por la frustración de que a veces, aunque se esfuercen y den lo mejor de sí, la gente no responde. Es como si estuvieran luchando solos.
 
- Lloran por impotencia cuando son testigos del dolor, los problemas, las enfermedades, la pobreza y los sufrimientos de sus ovejas y no pueden hacer nada más, sino rezar, acompañar, comprender y sentir compasión.
 
- También lloran de felicidad cuando viven su vocación, cuando sirven al prójimo, cuando perciben el fruto de la misión.
 
- Lloran de amor cuando reciben el cariño verdadero y desinteresado de algunas buenas personas, cuando sienten el amor de Dios en sus vidas.
 
Los sacerdotes lloran sí, solos y en silencio. Refugiados en el Corazón de Dios.
 
También los sacerdotes lloran de dolor por sus pecados y miserias, porque a pesar de todo, también son pecadores.
 
Y más que criticar a un sacerdote, doblemos las rodillas y recemos por él. Por eso… ¡Recemos por los sacerdotes!
 
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Las suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas dirigiéndote por e-mail a feluzul@gmail.com    
A todos los que las reciben, los invito a que las compartan reenviándolas a sus contactos, y de ese modo ayudan a sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Jesús, según narran los Evangelios, se retiraba a orar cada vez que debía tomar una decisión importante, como por ejemplo elegir a sus doce apóstoles. También estuvo rezando en el Huerto de los Olivos antes de enfrentar su tremenda Pasión.
Así también debemos preceder nosotros, y cuando tengamos que tomar alguna decisión importante, dediquemos un buen tiempo antes a la oración, porque el Señor nos quiere iluminar, pero si no le pedimos luz a través de la oración, no tendremos la claridad suficiente para acertar en la elección correcta.
Cuanto más recemos, tanto mejor haremos la elección apropiada, porque la oración aclara los más oscuros caminos, y el Señor no deja desamparado y a la deriva a quien se refugia en Él, y a Él le pide consejo mediante la oración.
No es que si rezamos vendrá un ángel a decirnos lo que tenemos que hacer, pero al menos tendremos suficiente luz para elegir lo correcto.
Por eso también es bueno rezar por los sucesos futuros, para que Dios ya desde ahora vaya predisponiendo las cosas para que todo se cumpla según su voluntad adorable. Si rezamos ya desde ahora para lo que vendrá, estamos seguros de que saldremos victoriosos en todos los aconteceres del tiempo futuro.
(Portal de oración)
 
Un minuto para volar
Marzo 1
A veces reconozco mis debilidades, mis lamentos, mi miedo al dolor. Entonces me acuerdo de un sacerdote que estuvo preso injustamente junto con varias personas que él no conocía. Cada tanto iba un carcelero con una cadena a darles un buen castigo. Este cura, que era físicamente mucho más grande que los otros, recibía los peores golpes de cadena porque se ponía adelante y a los otros más pequeños les decía “Ustedes quédense detrás de mí, que yo aguanto”. Algo así hizo Jesús cuando se entregó por nosotros en la cruz.
(Mons. Víctor M. Fernández)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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2 comentarios:

  1. Buenos Días Estimado Felipe.
    Que El Espíritu Santo siga dándote la luz para continuar con tu bella tarea.Hermoso lo de San Rosendo( uno de mis nietos lleva su nombre).
    SILVIA GOICOECHEA. Bolívar.Pcia de Buenos Aires Argentina
    My

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  2. Gracias querida Silvia por tus conceptos.
    Espero que tu salud se vaya recuperando y sigo rezando por ti, del mismo modo que estoy seguro que tú lo haces por mí.
    Un abrazo y bendiciones.
    Felipe

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