PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4231 ~ Viernes 31 de Enero de 2020
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy terminamos el
mes de Enero celebrando la fiesta de uno de los santos más grandes de la
Iglesia, por la obra que realizó en vida y por la que dejó encaminada para ser
continuada por todos los tiempos: san Juan Bosco, o simplemente “Don Bosco”
como le decían sus muchachos.
Fue llamado con
toda justicia “Padre y Maestro de la juventud”. Pero también fue escritor,
editor, predicador, sociólogo, diplomático y fue considerado precursor de la
enseñanza profesional. Su obra más perdurable fue la fundación de la Sociedad
Salesiana, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora, y la Pía Unión de
Cooperadores Salesianos.
En el día
consagrado a la memoria litúrgica de Don Bosco, dedicaremos buena parte de la
edición de “Pequeñas Semillitas” a honrar su memoria y además quiero saludar
con todo afecto a mis amigos salesianos, pidiendo para todos ellos la
protección maternal de María Auxiliadora.
Hace más de cien
años, nuestro santo nos dejó esta hermosa invitación: "Propagad la
devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son los
milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a
la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios.
Os espero en el Paraíso".
¡Buenos días!
Con la mirada en el cielo
Don
Bosco vivió con una mirada fija en el Cielo y otra en las realidades de este
mundo para orientarlo a la felicidad que no tiene fin. Pero trabajó sin
cansancio en cambiar las situaciones de desprotección y abandono de niños y
jóvenes pobres. En sus escritos hay pensamientos que brotaron de su profunda
visión de fe. Son joyas de sólida espiritualidad. He aquí algunos:
La vida es demasiado corta. Hay que hacer de prisa lo
poco que se pueda, antes que nos sorprenda la muerte. Los ociosos, al final de
la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido. Las
espinas de la vida serán las flores de la eternidad. A la hora de la muerte se
ven las cosas desde otro punto de vista. ¿Quieres llevar contigo el dinero a la
eternidad? Da limosna a los pobres. Hagamos el bien que podamos y no aguardemos
la recompensa del mundo, sino solamente de Dios. Un trocito de paraíso lo
arregla todo.
Qué
aire celestial traen estas consignas que san Juan Bosco repetía en las homilías
y confesiones, y a veces al oído de un muchacho triste en un rincón del patio.
Son pensamientos simples, pero nos invitan a pensar en otra dimensión, con
parámetros de eternidad. ¿Por qué no enriquecerte con estas perspectivas de la
vida en abundancia?
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: 2 Sam 11, 1-4a. 5-10a. 13-17. 27c
♥ Salmo: Sal 50, 3-7. 10-11
♥ Santo Evangelio: Mc 4,26-34
En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «El Reino de
Dios es como un hombre que echa el grano en la tierra; duerma o se levante, de noche
o de día, el grano brota y crece, sin que él sepa cómo. La tierra da el fruto
por sí misma; primero hierba, luego espiga, después trigo abundante en la
espiga. Y cuando el fruto lo admite, en seguida se le mete la hoz, porque ha
llegado la siega».
Decía también: «¿Con qué compararemos el Reino de
Dios o con qué parábola lo expondremos? Es como un grano de mostaza que, cuando
se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier semilla que se siembra en
la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace mayor que todas las
hortalizas y echa ramas tan grandes que las aves del cielo anidan a su sombra».
Y les anunciaba la Palabra con muchas parábolas como éstas, según podían
entenderle; no les hablaba sin parábolas; pero a sus propios discípulos se lo explicaba
todo en privado.
♥ Comentario:
Hoy, Jesús habla a la gente de una experiencia muy
cercana a sus vidas: «Un hombre echa el grano en la tierra (...); el grano
brota y crece (...). La tierra da el fruto por sí misma; primero hierba, luego
espiga, después trigo abundante en la espiga» (Mc 4,26-28). Con estas palabras
se refiere al Reino de Dios, que consiste en «la santidad y la gracia, la
Verdad y la Vida, la justicia, el amor y la paz» (Prefacio de la Solemnidad de
Cristo Rey), que Jesucristo nos ha venido a traer. Este Reino ha de ser una
realidad, en primer lugar, dentro de cada uno de nosotros; después en nuestro
mundo.
En el alma de cada cristiano, Jesús ha sembrado —por
el Bautismo— la gracia, la santidad, la Verdad... Hemos de hacer crecer esta
semilla para que fructifique en multitud de buenas obras: de servicio y
caridad, de amabilidad y generosidad, de sacrificio para cumplir bien nuestro
deber de cada instante y para hacer felices a los que nos rodean, de oración
constante, de perdón y comprensión, de esfuerzo por conseguir crecer en
virtudes, de alegría...
Así, este Reino de Dios —que comienza dentro de cada
uno— se extenderá a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra sociedad, a
nuestro mundo. Porque quien vive así, «¿qué hace sino preparar el camino del
Señor (...), a fin de que penetre en él la fuerza de la gracia, que le ilumine
la luz de la verdad, que haga rectos los caminos que conducen a Dios?» (San
Gregorio Magno).
La semilla comienza pequeña, como «un grano de
mostaza que, cuando se siembra en la tierra, es más pequeña que cualquier
semilla que se siembra en la tierra; pero una vez sembrada, crece y se hace
mayor que todas las hortalizas» (Mc 4,31-32). Pero la fuerza de Dios se difunde
y crece con un vigor sorprendente. Como en los primeros tiempos del
cristianismo, Jesús nos pide hoy que difundamos su Reino por todo el mundo.
Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España)
Santoral Católico:
San Juan Bosco
Presbítero y Fundador
Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en
Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida
educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y
agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes
organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la
iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad
pastoral con san José Cafasso.
Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los
jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a
rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco
(así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de
lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo
Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá
Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos,
Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de
encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría,
una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y
escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que
sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la
religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda
en las palabras de San Pablo que dice: el amor es benigno y paciente; sufre
todo, pero espera todo y aguanta todo”.
Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan
Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y las
Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor
popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento
de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas,
prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano
y la casa Saboya.
Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote
en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen
polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo,
nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena
voluntad: “Condenamos los errores, escribió en “el Católico”, pero respetamos
siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue
canonizado por Pío XI en 1934.
Para más información hacer clic acá.
© Aciprensa – Catholic.net
Pensamientos de Don
Bosco
“Preocúpense
especialmente de los enfermos,
de
los niños, de los ancianos y de los pobres,
y
ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres”
“Hay
que sudar muchísimo para conservar la dulzura
y,
tal vez, sea necesario derramar la propia sangre para no perderla”
“Caridad,
paciencia, dulzura,
nunca
reproches humillantes, nunca castigos.
Hacer
el bien a todos los que se pueda,
y
a ninguno el mal”
Historias:
Simplemente... Don Bosco
Es el santo de la
juventud. El santo de los obreros, el santo de la alegría, el santo de María
Auxiliadora y el santo de muchas cosas más. En el verano de 1815 nacía en
Becchi-Piamonte (Italia), de padres humildes pero muy buenos cristianos. Desde
muy niño hubo de trabajar duro al lado de su santa madre, la mamá Margarita,
para sacar la casa adelante. De su santa madre recibió una profunda educación
cristiana y un gran amor a la Virgen María junto con un gran respeto hacia los
sacerdotes. Ambas cosas quedaron profundamente impresas en su alma.
Ya desde niño
demostró estar en posesión de cualidades nada comunes en todos los sentidos:
era simpático, agudo, inteligente, trabajador y muy mañoso con cuanto se
proponía. Desde niño y después de joven, pero sobre todo de sacerdote,
trabajará tanto que parece casi imposible cómo en sólo 72 años de vida pudo
realizar tantas y tan importantes obras. Alguien ha dicho que trabajó él solo
más que diez hombres juntos de no cortas cualidades.
Cuando llegaba a
Castelnuovo, Asti o Murialdo y algún titiritero atraía a pequeños y grandes
durante el tiempo de la Misa o del Rosario, se presentaba él y decía: "Yo
lo hago esto sin haceros pagar, tan bien o mejor que él, pero con una condición:
Que vengáis después todos conmigo a la Iglesia"... Lo hacía y arrastraba a
los espectadores a tomar parte en cuanto en el templo se hacía. Así iba
llenando la iglesia de fieles.
Ya dijimos que mamá
Margarita admiraba a los sacerdotes. Él los veía demasiado arrogantes y lejanos
del pueblo, sobre todo de los niños y decía: "Si yo llego a ser sacerdote,
como espero, jugaré con los niños y los querré, les haré cantar y con alegría a
todos querré salvar"...
Cuando vistió el
hábito clerical le amonestó aquella santa mujer que fue su madre: "Puedes
imaginarte, hijo mío, la gran alegría que embarga mi corazón, pero, por favor,
no deshonres nunca este hábito. Sería mejor que lo abandonaras. Cuando viniste
al mundo te consagré por entero a la Virgen María; cuando comenzaste los
estudios te recomendé la tierna devoción hacia Ella; ahora te encarezco que
seas todo de Ella... Si llegas a ser sacerdote, recomienda y propaga siempre su
devoción..."
Tenía muchos sueños
y todos ellos muy "famosos y se cumplían". Se ordenó sacerdote el
1841 y desde entonces no paró hasta dar cobijo y digna educación a tantos niños
que veía abandonados por las calles. El rezo de un Ave María hizo el milagro y
fue el primer eslabón de esta maravillosa cadena de sus oratorios. Centenares,
millares de niños abandonados encontraron calor, educación, comida, vestido y
cobijo cariñoso como en su propia casa. Mamá Margarita y su hijo se desvivían
por ayudar a aquellos rapaces que el día de mañana serían buenos padres
cristianos, otros sacerdotes y varios Santos, entre ellos santo Domingo Savio.
Dos eran las armas
de que se servía, sobre todo, Don Bosco, para formarles: La eucaristía y la
penitencia. Estos dos sacramentos obraban maravillas en aquellos jóvenes...
Hasta le creyeron un poco mal de la cabeza por los "sueños" que
llenaban su corazón y su mente en favor de los abandonados... Obraba milagros,
pero siempre era Ella, la Virgen Auxiliadora, quien los hacía. Decía él:
"No he sido yo, ha sido la Virgen Auxiliadora quien te ha salvado"...
"Cada ladrillo de esta iglesia —se refería a la gran Basílica que en su
obsequio empezó el 1863— es una gracia de la Virgen María"... Para
continuar su obra en 1857 fundó los Salesianos y poco después las Hijas de
María Auxiliadora. Ellos llevan su espíritu. Antes de que le llegue su preciosa
muerte —31 de enero del 1888— verá su obra extendida por varias naciones del
mundo... y hoy es una de las mayores de la Iglesia. Su cuerpo permanece
incorrupto en la Basílica de María Auxiliadora en Turín, Italia
© Web Católico de Javier
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Entre los múltiples talentos que tuvo san Juan Bosco
está el de escritor. Por varios años cada mes producía un opúsculo popular para
una colección llamada “Lecturas católicas”. Se empeñó en redactar con estilo
sencillo y claro para que cualquiera pudiera entender fácilmente. Con ese fin
leía los borradores a su madre Margarita, y corregía toda palabra que no
comprendiera. He aquí algunos pensamientos simples pero luminosos de este
admirable santo.
La vida es demasiado corta - Hay que hacer de prisa
lo poco que se pueda, antes que nos sorprenda la muerte - Los ociosos, al final
de la vida, experimentarán grandes remordimientos por el tiempo perdido - Las
espinas de la vida serán las flores de la eternidad - A la hora de la muerte se
ven las cosas desde otro punto de vista - ¿Quieres llevar contigo el dinero a
la eternidad? Da limosna a los pobres - Hagamos el bien que podamos y no
aguardemos la recompensa del mundo, sino solamente de Dios - Un trocito de
paraíso lo arregla todo.
Como los santos, Don Bosco vivió en la tierra
sumergido en múltiples tareas y aspiraciones, en especial buscaba la promoción
de los jóvenes humildes a una vida más digna; pero se notaba siempre que su
corazón estaba en la eternidad, en los bienes celestiales que pagarían con
creces su trabajo incansable y dedicación total a sus queridos jóvenes.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Hoy pedimos a Dios Todopoderoso que detenga la pandemia del coronavirus que se extiende en el mundo y está causando miles de enfermos y también víctimas fatales. Que la Virgen María Auxiliadora sea la mediadora de esta súplica que ponemos a los pies del Altísimo.
Hoy pedimos a Dios Todopoderoso que detenga la pandemia del coronavirus que se extiende en el mundo y está causando miles de enfermos y también víctimas fatales. Que la Virgen María Auxiliadora sea la mediadora de esta súplica que ponemos a los pies del Altísimo.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones,
alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y
pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por
la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por
la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los
jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que
no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos
haciéndolo.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
Enero 31
Creo que nuestras hermanas han recibido esta
comunicación de gozo que se percibe en muchos de los religiosos y que se han
dado a Dios sin reserva. Nuestra obra no es más que la expresión de nuestro
amor a Dios. Este amor necesita a alguien que lo reciba, y de esta manera, la
gente con la que nos encontramos nos dan el medio para poderlo expresar.
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
🌸
BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”
🌸
FACEBOOK de
“FELIPE DE URCA”
🌸
FACEBOOK de
“PEQUEÑAS SEMILLITAS”
🌸
TWITTER de
“PEQUEÑAS SEMILLITAS”
🌸
INSTAGRAM:
FELIPE DE URCA
🌸
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.