domingo, 28 de julio de 2019

Pequeñas Semillitas 4071

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4071 ~ Domingo 28 de Julio de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hay que orar con perseverancia. Dios tiene sus planes. Pensar que lo que queremos es mejor que lo que Dios quiere es no creer en el amor de Dios.
La oración nunca vuelve vacía. Si Dios no concede lo que se le pide, concederá otra cosa. Cuántas veces pedimos a Dios lo que no nos conviene. Queremos una cosa y Dios no nos la da porque no nos conviene.
Cuantas veces pedimos a Dios dinero, y quizás ese dinero que queremos va a ser nuestra desgracia. Algunas veces el dinero ha sido la ruina moral de los hijos, etc., etc.
Por eso la oración debe llevar siempre esta condición: «si me conviene». Dios, que sabe más, decidirá sobre la conveniencia de lo que pido.
(Padre Jorge Loring S. J.)

¡Buenos días!
Valor del saber
Los años juveniles son para adquirir conocimientos, desarrollar talentos y capacidades. Por lo tanto valora el tiempo de formación, tiempo de espera fructuosa en que pones la base de tu futuro. Persevera en el esfuerzo escolar, estudia con responsabilidad, y capacítate en una especialidad. Así podrás afrontar victoriosamente las exigencias de la vida laboral. 

Un ingeniero fue llamado a arreglar una computadora grande y compleja de 12 millones de dólares. Sentado frente a la pantalla, oprimió unas teclas, asintió con la cabeza y apagó el aparato. Con un destornillador dio vuelta y media a un pequeño tornillo. Encendió de nuevo la computadora y comprobó que funcionaba a la perfección. El presidente de la compañía encantado quiso pagarle en el acto. ¿Cuánto le debo? - preguntó. - Son mil dólares.  ¿Mil dólares por apretar un simple tornillo? Pagaré si presenta una factura detallada. El ingeniero asintió con la cabeza y se fue. Al día siguiente, el presidente recibió la factura, la leyó y procedió a pagarla enseguida. La factura decía: Servicios prestados: Apretar un tornillo: $1 dólar. Saber qué tornillo apretar: $999 dólares.

Al nacer se nos regaló un capital de tiempo, capacidad de trabajo, un temperamento y carácter especial, una vocación señalada por nuestras aptitudes e inclinaciones, y una cantidad de cualidades y posibilidades a desarrollar… ¿Cómo usas estos dones?. ¿Pasas por la vida haciendo el bien, ayudando, ofreciendo tus capacidades?
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Gn 18, 20-21. 23-32

Salmo: Sal 137, 1-3. 6-7a. 7c-8

Segunda Lectura: Col 2, 12-14

SANTO EVANGELIO: Lc 11,1-13
Un día que Jesús estaba en oración, en cierto lugar, cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan lo enseñó a sus discípulos». Les dijo: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día el pan que necesitamos. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos todos los que nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación’».
También les dijo Jesús: «Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle’. Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada’. Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».

Comentario:
Hoy, Jesús en oración nos enseña a orar. Fijémonos bien en lo que su actitud nos enseña. Jesucristo experimenta en muchas ocasiones la necesidad de encontrarse cara a cara con su Padre. Lucas, en su Evangelio, insiste sobre este punto.
¿De qué hablaban aquel día? No lo sabemos. En cambio, en otra ocasión, nos ha llegado un fragmento de la conversación entre su Padre y Él. En el momento en que fue bautizado en el Jordán, cuando estaba orando, «y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; mi amado, en quien he puesto mi complacencia’» (Lc 3,22). Es el paréntesis de un diálogo tiernamente afectuoso.
Cuando, en el Evangelio de hoy, uno de los discípulos, al observar su recogimiento, le ruega que les enseñe a hablar con Dios, Jesús responde: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre…’» (Lc 11,2). La oración consiste en una conversación filial con ese Padre que nos ama con locura. ¿No definía Teresa de Ávila la oración como “una íntima relación de amistad”: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama»?
Benedicto XVI encuentra «significativo que Lucas sitúe el Padrenuestro en el contexto de la oración personal del mismo Jesús. De esta forma, Él nos hace participar de su oración; nos conduce al interior del diálogo íntimo del amor trinitario; por decirlo así, levanta nuestras miserias humanas hasta el corazón de Dios».
Es significativo que, en el lenguaje corriente, la oración que Jesucristo nos ha enseñado se resuma en estas dos únicas palabras: «Padre Nuestro». La oración cristiana es eminentemente filial.
La liturgia católica pone esta oración en nuestros labios en el momento en que nos preparamos para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Las siete peticiones que comporta y el orden en el que están formuladas nos dan una idea de la conducta que hemos de mantener cuando recibamos la Comunión Eucarística.
Abbé Jean GOTTIGNY (Bruxelles, Bélgica)

Palabras de San Juan Pablo II
 
“Orar no significa evadirse
de la historia y de los problemas que plantea,
significa optar por afrontar la realidad no solos,
sino con la fuerza que viene de lo alto,
la fuerza de la verdad y del amor,
cuyo manantial está en Dios”

Predicación del Evangelio:
Quien pide recibe
Jesús oraba muchas veces. Los buenos israelitas solían hacerlo tres veces al día. Por eso no era extraño para los apóstoles ver a Jesús que se ponía a orar. Lo que les impactaba no era el hecho de orar, sino la manera de orar: el darse cuenta que Jesús hablaba verdaderamente con otra persona, que era su Padre, y quizá muchas veces le escucharían las palabras tiernas que dirigía a su Padre celestial. Por eso una vez que terminó su oración, le dijeron: “Señor, enséñanos a orar”. Un motivo, por lo que se lo dijeron, era porque Juan Bautista había enseñado a orar a sus propios discípulos.

Jesús, como respuesta, les enseñó el Padrenuestro. Es muy posible que no fuese una oración en concreto enseñada una sola vez, sino que en diferentes momentos les fue enseñando cómo hablar con Dios y los deseos y peticiones más importantes. De esas enseñanzas, que solían ser parecidas, san Mateo nos presenta el “padrenuestro”, como lo conocemos, y san Lucas lo presenta un poquito más abreviado.

Lo primero que enseña Jesús es a llamar “Padre” a Dios. Con ello nos acercaba mucho más a la divinidad y nos mostraba lo principal de Dios, que es su amor. Si Dios es nuestro Padre (o Madre), tenemos que querer que así sea conocido por muchos. Ese es nuestro primer deseo, que es parecido al segundo: Que reine sobre nosotros. Quiere decir que se extienda más su reino de amor: que todos nos comportemos como hermanos y vivamos en la alegría de cumplir sus mandatos, pues es lo que nos dará la verdadera felicidad. Después pedimos lo necesario para nuestra vida. Hay que tener en cuenta que Jesús nos enseñó a pedir en comunidad, aunque uno rece solo. Por eso este alimento lo pedimos para todos, especialmente para los más necesitados. Luego le pedimos el perdón, que está supeditado a que lo tengamos entre nosotros. Y, como somos débiles, le pedimos no tener tantos peligros para caer en el mal.

Jesús nos dice que pidamos, porque Dios escucha nuestra oración. Sin embargo todos tenemos experiencias de muchas oraciones que creemos no han sido atendidas. Jesús nos dice que Dios atiende todas nuestras plegarias, porque está con nosotros, nos escucha y quiere nuestro bien. Lo malo es que a veces somos nosotros los que no sabemos lo que nos conviene y oramos mal. La oración, si la consideramos como unión con Dios, siempre es provechosa y puede ser constante, aunque ocupemos el tiempo en diversos menesteres. Pero cuando hablamos de la oración como petición, suele haber dos extremos defectuosos. Hay quienes piensan que no se debe orar sino trabajar más. Algunos sin fe piensan que la oración es pura fantasía o tienen una idea de Dios falsa, como si fuese un tirano. Para otros en cambio, que se pasan de vagos o perezosos, la oración debe llenar todo, de modo que Dios les solucione todos los problemas materiales. Otra cosa son los religiosos de vida contemplativa, que trabajan de verdad mucho...  La realidad es que ni Dios lo quiere hacer todo por sí mismo, ni nosotros podemos hacerlo todo por nosotros mismos. Es difícil el equilibrio.

Hoy Jesús nos enseña que muchas veces debemos acudir a Dios. Y nos cuenta una parábola para decirnos que debemos acudir a Dios con mucha confianza y muchas veces también con perseverancia. Nos cuenta lo que le sucede a uno que tiene una visita inesperada a media noche y debe cumplir con la ley de la hospitalidad. Va donde un amigo y no deja de pedir hasta que este amigo se levanta y le da lo que necesita. Y Jesús termina haciendo esta reflexión: Si este amigo termina dándole lo necesario, ¿Cómo no nos va a dar nuestro Padre celestial espíritu santo? Así dicen muchos autores que aquí se debe poner “espíritu santo” con minúscula, porque significa todo lo que es bueno para nuestra salvación, que es lo más importante para nosotros.

Algunas veces pediremos cosas necesarias materiales; pero lo importante es pedir lo más conveniente para nuestra salvación, que Dios sabe mejor que nosotros. De nuestra parte debemos poner mucha confianza y total entrega al amor de Dios Padre.
Padre Silverio Velasco

Nuevos vídeos

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas

Formulo el siguiente ofrecimiento únicamente para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a info@pequesemillitas.com
Sólo deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia y a qué comunidad religiosa pertenecen.
  
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

 Desde la provincia de Buenos Aires, Argentina, nuestra lectora Susana nos escribe para agradecer a Dios y a las personas que rezaron por el Padre Miguel (de Claromecó) que se está recuperando, le fue retirado el respirador y sigue en terapia intensiva con una llamativa mejoría. También suma el agradecimiento por Lilian, estable y con rayos, y por el bebé Santino, que luego de cinco días internado le dieron el alta. ¡Gracias Señor por atender nuestros pedidos!

También nos llega un agradecimiento por las oraciones hechas en favor de Alfonso, que vive en Perú y, gracias a Dios y a la Virgen, le ha ido muy bien en diligencias por trabajo en España, faltando ahora los permisos para residir en ese país para él y su familia.

Un minuto con María
Según el profesor de mariología de la Universidad Franciscana de Steubenville en los Estados Unidos, Mark Miravalle, las apariciones marianas tienen una “dimensión espiritual extraordinariamente positiva”.
Mark Miravalle explicó que, aunque no existe una “obligación estricta de creer en las revelaciones marianas”, también es cierto que “si Dios considera oportuno enviar a la Madre de Jesús, en un momento determinado de la historia de la humanidad, para insistir en aspectos determinantes del Evangelio, por ejemplo, pedir mayor oración, ayuno, penitencia, la conversión y la paz, esta intervención del cielo debe ser recibida con respeto, gratitud y veneración”.
"Dios no es arbitrario en sus actos de providencia", agregó, "si Él decide que la familia humana está en extrema necesidad de una visita celestial de la Mediadora de todas las gracias, entonces debemos acoger esas visitas con la mente y el corazón abiertos, especialmente cuando la Iglesia discierne si la aparición en cuestión tiene un origen sobrenatural".
(Fuente: Aleteia)

Cinco minutos con Jesús
Julio 28
El que ora se da cuenta de su necesidad y pide auxilio. Nadie nos puede solucionar nuestros más hondos problemas, ni subvenir a nuestras más íntimas necesidades. A veces hemos hecho todo de nuestra parte, pero nada hemos conseguido.
Es entonces la hora de reconocer que sólo Cristo puede solucionar nuestros problemas; es la hora de acudir a Jesús con plenitud de confianza, pero con no menos seguridad de nuestra indigencia.
Es entonces cuando en la oración descubrimos que el Señor es alguien que se preocupa de nosotros y con quien se ha de tener relaciones personales; es entonces cuando descubrimos que, aunque todos nos abandonen, Jesús está siempre a nuestro lado con su poder y su bondad.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)


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