PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 4030 ~ Lunes 10 de Junio de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Convierte
tus adversidades en ocasiones de prosperar. Tus éxitos no están determinados
por circunstancias fatales, sino que regularmente, son el fruto de tu trabajo
inteligente y tenaz. Cuando cometas un error, no te frenes quejándote del
descalabro, o justificando tu desacierto, ni permanezcas en el remolino de la
amargura, que te hunde en el abismo oscuro y asfixiante del pesimismo; más
bien, aprovecha tal experiencia para construirte, construyendo, de nuevo, tus
obras y abriendo paso a tus iniciativas.
¡Lánzate
con valor y encontrarás fuerzas inesperadas a tu favor!
Tiberio Lopez Fernandez
¡Buenos días!
Insultos y alabanzas
No siempre lo que aprueban o desaprueban los demás es
lo correcto. Es mejor prestar atención a nuestra conciencia para percibir la
verdad. No te dejes esclavizar del temor a lo que dirán los otros. El Cura de
Ars decía: “¿Saben cuál es la primera tentación del demonio a una persona que
ha comenzado a servir mejor a Dios? Es el respeto humano”.
Un hermano fue a buscar
al abad Macario de Egipto, y le dijo: "Padre, dime una palabra a fin de
que me salve". Y el Anciano dijo: "Ve, al cementerio e injuria a los
muertos". El hermano fue, los injurió y les arrojó piedras; después regresó
para informar al Anciano. Este le dijo: "¿No te dijeron nada?" El
respondió que no. El Anciano le dijo: "Regresa allí mañana y
alábalos". Entonces el hermano fue y los alabó diciendo: "Apóstoles,
santos y justos" y regresó donde el Anciano y le dijo: "Ya cumplí la
orden". Macario le preguntó: "¿No te respondieron nada?" El
hermano dijo que no. El Anciano le dijo: "Tú sabes qué insultos les
dirigiste, sin que ellos te respondieran y qué alabanzas sin que ellos te
hablaran. Así también tú, si quieres salvarte, conviértete en un muerto y, como
los muertos, no tengas en cuenta ni los desprecios de los hombres ni sus
alabanzas".
Con una comparación ingeniosa san Francisco de Sales
nos persuade de lo desacertado que es dar una importancia excesiva al parecer
de los que nos rodean: “Temblar ante el juicio de los demás, es como tener
reparo de viajar en verano por miedo a las moscas”. Que sepas tomar tus
decisiones ante Dios y tu conciencia.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Hech 1, 12-14
♥ Salmo: Jdt 13, 18-19
♥ SANTO EVANGELIO: Jn 19,25-27
Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la
hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la
madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer,
aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y
desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.
♥ Comentario:
Hoy hacemos memoria de María, Madre de la Iglesia. En
este sentido, contemplamos la maternidad espiritual de María en conexión con la
Iglesia que es —en sí misma— Madre del Pueblo de Dios, pues «nadie puede tener
a Dios por Padre si no tiene a la Iglesia por Madre» (San Cipriano). María es
Madre del Hijo de Dios y a la vez Madre de aquellos que aman a su Hijo y los
“bien-amados” de su Hijo, en conformidad con aquel «Mujer, aquí tienes a tu
hijo; discípulo: Aquí tienes a tu madre» (Jn 19,26-27), tal como dijo Jesús.
Entregando su cuerpo a los hombres y devolviendo su espíritu a su Padre, Jesucristo
incluso dio sus amigos a su Madre.
Y el amor más grande es aquel con el que Jesús ama a
la Iglesia (cf. Ef 5,25), a la que pertenecen sus amigos. Por lo tanto, los
hijos adoptados por Dios no pueden tener a Jesús por hermano si no tienen a
María como Madre porque, mientras María ama a su Hijo, ama a la Iglesia de la
cual Ella es miembro eminente. Lo que no significa que María sea superior a la
Iglesia, sino que Ella es «madre de los miembros de Cristo» (San Agustín).
El Concilio Vaticano II añade que María es
«verdaderamente madre de los miembros de Cristo por haber cooperado con su amor
a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza
(Jesús)». Además, permaneciendo en medio de los Apóstoles en el Cenáculo (cf.
Hch 1,14), María —Madre de la Iglesia— recuerda la presencia, el don y la
acción del Espíritu Santo en la Iglesia misionera. Al implorar al Espíritu
Santo en el corazón de la Iglesia, María ora con la Iglesia y ora por la
Iglesia, porque «asunta ya en la gloria del cielo, acompaña y protege a la
Iglesia con su amor maternal» (Prefacio de la misa “María, Madre de la
Iglesia”).
María cuida a sus hijos. Podemos, pues, confiarle
toda la vida de la Iglesia, como hizo el papa san Pablo VI: «¡Oh, Virgen María,
augusta Madre de la Iglesia, te encomendamos toda la Iglesia y el concilio
ecuménico!».
Fr. Alexis MANIRAGABA (Ruhengeri, Ruanda)
Santoral Católico:
Santa María Madre de la
Iglesia
El lunes después de
Pentecostés la Iglesia celebra la Memoria de “María, Madre de la Iglesia”. Por
decisión del Papa Francisco, la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos ha ordenado la inscripción de la memoria de la
“Bienaventurada Virgen María Madre de la Iglesia” en el Calendario Romano
General, con decreto del día 11 de febrero de 2018, ciento sesenta aniversario
de la primera aparición de la Virgen en Lourdes.
El motivo de la celebración
es descrito brevemente en el mismo decreto, que recuerda la madurada veneración
litúrgica a María tras una mejor comprensión de su presencia “en el misterio de
Cristo y de la Iglesia”, como ha explicado el capítulo VIII de la Lumen Gentium
del Concilio Vaticano II. De hecho, San Pablo VI, al promulgar esta
constitución conciliar el 21 de noviembre de 1964, quiso conceder solemnemente
a María el título de “Madre de la Iglesia”. El sentir del pueblo cristiano, en
los dos mil años de historia, había acogido, de diverso modo, el vínculo filial
que une estrechamente a los discípulos de Cristo con su Santísima Madre. De tal
vínculo da testimonio explícito el evangelista Juan, cuando habla del
testamento de Jesús muriendo en la cruz (cf. Jn 19,26-27). Después de haber
entregado su Madre a los discípulos y éstos a la Madre, “sabiendo que ya estaba
todo cumplido”, al morir Jesús “entregó su espíritu” para la vida de la
Iglesia, su cuerpo místico: pues, “del costado de Cristo dormido en la cruz
nació el sacramento admirable de la Iglesia entera” (Sacrosanctum Concilium, n.
5).
Es de esperar que esta celebración,
extendida a toda la Iglesia, recuerde a todos los discípulos de Cristo que, si
queremos crecer y llenarnos del amor de Dios, es necesario fundamentar nuestra
vida en tres realidades: la Cruz, la Hostia y la Virgen –Crux, Hostia et Virgo.
Estos son los tres misterios que Dios ha dado al mundo para ordenar, fecundar,
santificar nuestra vida interior y para conducirnos hacia Jesucristo. Son tres
misterios para contemplar en silencio
© Vatican.va
Pensamiento del día
“María, eres la Madre del Universo.
¿Quién no se anima al verte
tan tierna, tan compasiva,
a descubrir sus íntimos tormentos?
Si es pecador, tus caricias lo enternecen.
Si es tu fiel devoto, tu presencia solamente
enciende la llama viva del amor divino”
(Santa Teresa de los Andes)
Mes
del Sagrado Corazón de Jesús
Día 10: La murmuración
Toma la vida de Jesús y léela a fondo: no verás en Él
una palabra de murmuración. El Sagrado Corazón es siempre Él mismo: tiene una
palabra dulce para los justos y los pecadores, una palabra de ternura para sus
traidores, una palabra de perdón para los que le crucifican. Sobre todos
extiende el manto benigno de la caridad. Por eso odia tanto la murmuración y
establece una regla especial: "No juzguéis y no seréis juzgados",
dice.
En la medida con la que juzguéis a los otros, seréis
juzgados. ¿Por qué ves la mota en el ojo de tu hermano y no ves la viga en el
tuyo?
Web Católico de Javier
Tema del día:
Dones del Espíritu Santo
Ayer hemos celebrado Pentecostés. Desde la venida del
Espíritu Santo sobre los apóstoles, los cristianos son conscientes de los dones
con los que asiste al creyente la tercera Persona de la Trinidad. El Catecismo
de la Iglesia católica, en el número 1830, explica que “la vida moral de los
cristianos está sostenida por los dones del Espíritu Santo. Estos son
disposiciones permanentes que hacen al hombre dócil para seguir los impulsos
del Espíritu Santo”. Descubramos, entonces, cuáles son y en qué consisten estos
dones:
1. Sabiduría
Es el don de entender lo que favorece y lo que
perjudica al proyecto de Dios. Él fortalece nuestra caridad y nos prepara para
una visión plena de Dios.
El mismo Jesús nos dijo: “Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar.
Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis
vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en
vosotros” (Mt 10, 19-20).
La verdadera sabiduría trae el gusto de Dios y su
Palabra.
2. Entendimiento
Es el don divino que nos ilumina para aceptar las
verdades reveladas por Dios. Mediante este don, el Espíritu Santo nos permite
escrutar las profundidades de Dios, comunicando a nuestro corazón una
particular participación en el conocimiento divino, en los secretos del mundo y
en la intimidad del mismo Dios. El Señor dijo: “Les daré corazón para conocerme, pues yo soy Yahveh” (Jer 24,7).
3. Consejo
Es el don de saber discernir los caminos y las
opciones, de saber orientar y escuchar. Es la luz que el Espíritu nos da para
distinguir lo correcto e incorrecto, lo verdadero y falso.
Sobre Jesús reposó el Espíritu Santo, y le dio en
plenitud ese don, como había profetizado Isaías: “No juzgará por las apariencias, ni sentenciará de oídas. Juzgará con
justicia a los débiles, y sentenciará con rectitud a los pobres de la tierra” (Is
11, 3-4).
4. Ciencia
Es el don de la ciencia de Dios y no la ciencia del
mundo. Por este don el Espíritu Santo nos revela interiormente el pensamiento
de Dios sobre nosotros, pues “nadie
conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios” (1Co 2, 11).
5. Piedad
Es el don que el Espíritu Santo nos da para estar
siempre abiertos a la voluntad de Dios, buscando siempre actuar como Jesús
actuaría. Si Dios vive su alianza con el hombre de manera tan envolvente, el
hombre, a su vez, se siente también invitado a ser piadoso con todos.
En la Primera Carta de San Pablo a los Corintios
escribió: “En cuanto a los dones
espirituales, no quiero, hermanos, que estéis en la ignorancia. Sabéis que
cuando erais gentiles, os dejabais arrastrar ciegamente hacia los ídolos mudos.
Por eso os hago saber que nadie, hablando con el Espíritu de Dios, puede decir:
«¡Anatema es Jesús!»; y nadie puede decir: «¡Jesús es Señor!» sino con el
Espíritu Santo” (1Co 12, 1-3).
6. Fortaleza
Este es el don que nos vuelve valientes para
enfrentar las dificultades del día a día de la vida cristiana. Vuelve fuerte y
heroica la fe. Recordemos el valor de los mártires. Nos da perseverancia y
firmeza en las decisiones. Los que tienen ese don no se amedrentan frente a las
amenazas y persecuciones, pues confían incondicionalmente en el Padre.
El Apocalipsis dice: “No temas por lo que vas a sufrir: el Diablo va a meter a algunos de
vosotros en la cárcel para que seáis tentados, y sufriréis una tribulación de
diez días. Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida”
(Ap 2,10).
7. Temor de Dios
Este don nos mantiene en el debido respeto frente a
Dios y en la sumisión a su voluntad, apartándonos de todo lo que le pueda desagradar.
Por eso, Jesús siempre tuvo cuidado en hacer en todo
la voluntad del Padre, como Isaías había profetizado: “Reposará sobre él el espíritu de Yahveh: espíritu de sabiduría e
inteligencia, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de ciencia y temor de
Yahveh” (Is 11,2).
Fuente: Aleteia
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Siendo que en la persona del apóstol Juan, el Señor
Jesús dio su Madre a todos los que creían en Él como Hijo de Dios y Redentor de
la humanidad (cf. Juan 19, 25-27), la historia de la Iglesia, desde hace dos
mil años, está indudablemente ligada a la historia de María. En respuesta a su
amor, durante siglos la Iglesia la ha venerado como su Madre, como Madre de la
Iglesia.
Este título oficialmente atribuido a María es
relativamente reciente. Se pronunció en el otoño de 1964 con motivo de la
clausura de la 3ª sesión del Concilio Vaticano II. Después de la promulgación
de la constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium por parte de los
padres del Concilio, durante la Misa solemne, el papa Pablo VI declaró a la
Virgen María Madre de la Iglesia, es decir, de todo el pueblo de Dios, así como
de los fieles y pastores que la llaman Madre amorosa. El Papa también deseó que
“de ahora en adelante, con un título tan dulce, la Virgen fuera aun más venerada
e invocada por todos los cristianos”.
En respuesta a la iniciativa del Papa, el episcopado
de Polonia, en 1971, fue el primero en inaugurar la festividad de la Madre de
la Iglesia, señalando el lunes después de Pentecostés como el día más apropiado
para su celebración. El 11 de febrero de 2018, con un decreto emitido por la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el papa
Francisco aprobó su inscripción en el Calendario Romano Universal y decidió
celebrarla el lunes de Pentecostés.
El título de “Madre de la Iglesia” conlleva una riqueza de significado inconmensurable: se refiere a la profundidad del misterio de la maternidad contenido en la palabra “madre”, pero también a la Iglesia que da vida en Dios.
El título de “Madre de la Iglesia” conlleva una riqueza de significado inconmensurable: se refiere a la profundidad del misterio de la maternidad contenido en la palabra “madre”, pero también a la Iglesia que da vida en Dios.
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reciben, los invito a que compartan las "Pequeñas
Semillitas" reenviándolas a sus contactos, y de ese modo ayudan a
sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para César, 58 años, de Córdoba, Argentina, que estando en República Dominicana
ha sufrido un accidente cerebro vascular y ahora está internado en Santo
Domingo. Invocamos para él la mediación del Santo Cura Brochero para que eleve
a Jesús nuestras plegarias por su pronta recuperación.
Pedimos oración para las siguientes personas: Mariana, de Argentina, con problemas de
pareja y un bebé de un añito, rogamos a Jesús que recapaciten y no se separen; Pedro F. P., de 76 años, de USA, que
tiene colonoscopía el próximo día 17, para que salga todo bien; Mabel, 54 años, de Argentina, pidiendo
que Dios la libere y allane sus caminos; Reynaldo
D., 52 años, de Argentina, con cáncer que le impide pararse y caminar, que
el Señor alivie sus males; Martha P.,
78 años, de Argentina, muy grave por cáncer de páncreas, para que Dios la
abrace con su Luz; Josefina R., 93
años, de Argentina, por paz y aceptación de los problemas familiares que la
afectan.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Cinco minutos con Jesús
Junio 10
Mi yugo es suave y mi
carga liviana. Jesús nos invita
a tomar su yugo y en realidad nadie puede ir a Jesucristo, ni seguirlo como
discípulo suyo, si no acepta y cumple sus mandamientos, si no obedece a sus
palabras.
El dogma y la moral, la doctrina y los mandamientos,
son inseparables; no basta creer para salvarse; es preciso cumplir la voluntad
del Padre celestial expresada en sus mandamientos.
En repetidas ocasiones Jesús manifestó que el camino
del cielo era difícil, de renunciamientos, que la vida del hombre es una
continua lucha y que la puerta del cielo es angosta; en cambio ahora nos
advierte que todo eso se puede convertir en algo suave y fácil, siempre que lo
hagamos con él, ayudados por él.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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