PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 3980 ~ Domingo 21 de Abril de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Domingo
de Pascua de Resurrección.
En
cuanto se hace de día, tres mujeres van al sepulcro donde Jesús estaba enterrado
y ven que no está su Cuerpo. Un Ángel les dice que ha resucitado. Van corriendo
donde está la Virgen con los Apóstoles y les dan la gran noticia: ¡Ha
resucitado! Pedro y Juan corren al sepulcro y ven las vendas en el suelo. Ahora
entienden que Jesús es Dios. El desconsuelo que tenían, ayer, se transforma en
una inmensa alegría. Y rápidamente lo transmiten a los demás Apóstoles y
discípulos. Y todos permanecen con la Virgen esperando el momento de volver a
encontrarse con el Señor.
Desde
entonces, todos los cristianos podemos tratar al Señor, que está Vivo. Hoy
estamos muy contentos y es momento de darle constantemente gracias a Dios.
Como
Pedro y Juan, tú también tienes que preocuparte de que tus amigos sepan que
Jesús ha resucitado, y le traten. Pídele esa preocupación.
¡Buenos días!
Oración Pascual
En la alegría de esta Pascua, nuestra fe nos reúne en
torno a Jesús resucitado, eternamente vivo, para cantar el poder de Dios que ha
hecho maravillas. Que la resurrección de Jesucristo renueve nuestras vidas, nos
llene de su amor y de su paz, y nos lleve a ser luz de esperanza para nuestros
hermanos. Aquí tienes una oración adecuada para expresar tus sentimientos en
este día.
Gracias, Jesús, porque
eres resurrección y vida eterna para todos los que creen en ti. Alabado y
bendito seas porque has resucitado lleno de gloria por el poder del Padre. Seas
bendito y alabado por siempre, vencedor de la muerte, que me has abierto las
puertas del cielo para gozar de la misma vida de Dios. Gracias, Jesús, porque
tu resurrección me trae alegría, paz y esperanza. Gracias, Jesús, que me has
hecho pasar de la muerte a la vida y me alientas a vivir como resucitado.
Gracias, porque vives resucitado en medio de nosotros alentando mi alegría
pascual y fortaleciendo mi fe y esperanza. Jesús, que vives para siempre junto
al Padre, ayúdame a ser alegre testigo de tu resurrección en medio de los
hombres, mis hermanos. Amén
Proclamamos hoy nuestra fe en Cristo muerto y
resucitado; proclamamos nuestra esperanza en el hombre redimido y hecho hijo de
Dios. Damos testimonio hoy del Amor que nos salva y que alienta en nosotros el
amor fraterno. Por todo esto comparto contigo la vivísima alegría de la Pascua,
deseándote de corazón, los dones y la gracia de Jesús resucitado. ¡Muy felices
Pascuas!
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Hech 10, 34a. 37-43
♥ Salmo: Sal 117, 1-2. 16-17. 22-23
♥ Segunda Lectura: Col 3, 1-4
♥ SANTO EVANGELIO: Jn 20,1-9
El primer día de la semana va María Magdalena de
madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del
sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a
quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no
sabemos dónde le han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron
al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante
más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas
en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el
sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no
junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el
otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues
hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía
resucitar de entre los muertos.
♥ Comentario:
Hoy «es el día que hizo el Señor», iremos cantando a
lo largo de toda la Pascua. Y es que esta expresión del Salmo 117 inunda la
celebración de la fe cristiana. El Padre ha resucitado a su Hijo Jesucristo, el
Amado, Aquél en quien se complace porque ha amado hasta dar su vida por todos.
Vivamos la Pascua con mucha alegría. Cristo ha
resucitado: celebrémoslo llenos de alegría y de amor. Hoy, Jesucristo ha
vencido a la muerte, al pecado, a la tristeza... y nos ha abierto las puertas
de la nueva vida, la auténtica vida, la que el Espíritu Santo va dándonos por
pura gracia. ¡Que nadie esté triste! Cristo es nuestra Paz y nuestro Camino
para siempre. Él hoy «manifiesta plenamente el hombre al mismo hombre y le
descubre su altísima vocación» (Concilio Vaticano II, Gaudium et Spes 22).
El gran signo que hoy nos da el Evangelio es que el
sepulcro de Jesús está vacío. Ya no tenemos que buscar entre los muertos a
Aquel que vive, porque ha resucitado. Y los discípulos, que después le verán
Resucitado, es decir, lo experimentarán vivo en un encuentro de fe maravilloso,
captan que hay un vacío en el lugar de su sepultura. Sepulcro vacío y
apariciones serán las grandes señales para la fe del creyente. El Evangelio
dice que «entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al
sepulcro; vio y creyó» (Jn 20,8). Supo captar por la fe que aquel vacío y, a la
vez, aquella sábana de amortajar y aquel sudario bien doblados eran pequeñas
señales del paso de Dios, de la nueva vida. El amor sabe captar aquello que
otros no captan, y tiene suficiente con pequeños signos. El «discípulo a quien
Jesús quería» (Jn 20,2) se guiaba por el amor que había recibido de Cristo.
“Ver y creer” de los discípulos que han de ser
también los nuestros. Renovemos nuestra fe pascual. Que Cristo sea en todo
nuestro Señor. Dejemos que su Vida vivifique a la nuestra y renovemos la gracia
del bautismo que hemos recibido. Hagámonos apóstoles y discípulos suyos.
Guiémonos por el amor y anunciemos a todo el mundo la felicidad de creer en
Jesucristo. Seamos testigos esperanzados de su Resurrección.
Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España)
Palabras de San Juan
Pablo II
"Es
legítimo pensar que verosímilmente Jesús Resucitado se apareció a su Madre en
primer lugar. La ausencia de María del grupo de las mujeres que al alba se
dirigieron al sepulcro, ¿no podría constituir un indicio del hecho de que Ella
ya se había encontrado con Jesús? Esta deducción quedaría confirmada también
por el dato de que las primeras testigos de la Resurrección, por Voluntad de
Jesús, fueron las mujeres, las cuales permanecieron fieles al pie de la Cruz y,
por tanto, más firmes en la fe..."
Predicación del
Evangelio:
¡Aleluya, el Señor ha
resucitado!
Evangelio significa Buena Noticia. Hoy se nos da la
mejor de las noticias: Cristo ha resucitado. Si Cristo no hubiera resucitado
nuestra fe sería vana, descansaría en el vacío y en la muerte. Pero Cristo
resucitó y nuestra fe se acrecienta en la esperanza de que nosotros también un
día podemos resucitar y entrar en la vida definitiva. Proclamar la Resurrección
es anunciar que la muerte está vencida, que la muerte no es el final.
Nadie fue testigo del momento de la resurrección del
Señor, porque no fue un hecho físico y sensible como el de levantarse del
sepulcro para vivir la vida de antes. Fue un hecho estrictamente sobrenatural.
Los apóstoles no vieron el hecho transformante, pero fueron testigos de los
efectos: Vieron a Jesús, le palparon, y este acontecimiento les trasformó
totalmente la vida. Hay personas que quizá piensen que la resurrección de Jesús
fue como un revivir, como fue lo de Lázaro, la hija de Jairo o el joven de
Naín. En ese caso después tendría que volver a morir. Lo de Jesús fue un paso
adelante hacia otra vida superior, hacia una vida para siempre, una vida que
será para nosotros.
Hoy lo primero que se nos pide es un acto de fe: creemos
que Cristo resucitó, que vive entre nosotros. Cristo resucitó y por lo tanto
vive para nosotros y en nosotros. La Resurrección del Señor no es un acto que
pasó. Es actual, porque vive y lo debemos sentir que está con nosotros. La
Resurrección nos revela que Dios no nos abandona, sino que está con nosotros en
nuestro caminar de la vida. Por eso es un día de acción de gracias y de
alegría. La alegría es un fruto del Espíritu Santo. No debemos ahogarla aunque
hayamos sufrido con Cristo clavado en la cruz el Viernes Santo. Precisamente a
aquellos que más unidos estuvieron con el dolor de Jesús en su muerte, en el
día de su resurrección Jesús les quiere dar una mayor alegría. Sentir la
alegría de Cristo resucitado sería una gracia que debemos pedir a Dios
vivamente en este día.
El evangelio de este domingo nos cuenta cómo María
Magdalena, al ver el sepulcro vacío, va a contárselo a los apóstoles. Simón
Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, marchan a toda prisa al
sepulcro. Los dos ven lo mismo: que el cuerpo del Maestro no está, que las
vendas y ropa están bien colocadas, cosa que no harían unos ladrones, y el que
más ama cree. La fe verdadera es una mezcla de razones y de amor. En este día
se nos dan razones para creer, sobre todo por el testimonio de los apóstoles y
otras personas, que sintieron transformada su vida y con su predicación
comenzaron a transformar al mundo. Así nuestra vida de cristianos tiene que ser
también un testimonio de que Cristo vive entre nosotros. Y esto será verdad, si
nuestra vida es una vida de seres resucitados o vivificados por el impulso de
Jesucristo.
Como al discípulo amado también nuestro amor debe
llevarnos a la fe. La alegría de la Pascua madura sólo en el terreno de un amor
fiel. También nuestro apostolado será más eficaz, si vivimos como personas
resucitadas con Cristo. Hoy san Pablo
nos dice en la segunda lectura que, si hemos resucitado con Cristo, debemos
aspirar a los bienes de arriba. Es lo mismo que cuando pedimos que “venga su
Reino”. En primer lugar ese reino pedimos que venga sobre nosotros y también
sobre los demás.
Cuando comenzaron a predicar los apóstoles, como se
dice en la primera lectura, el principal mensaje era la Resurrección de Jesús:
que Él vive. Esta es nuestra gran persuasión. Por eso se enciende el cirio
pascual en la liturgia: para recordarnos que Cristo está vivo entre nosotros.
En verdad, como decía san Pablo, si Cristo no hubiera resucitado seríamos “los
más miserables de los hombres”. Es el día de reavivar el compromiso bautismal para
estar más unidos a Cristo, como se hacía anoche en la Vigilia. Hoy saludamos
con alegría a la Virgen María, que fue la que más se alegró en ese día. Y la
pedimos que nos ayude a que vivamos en nuestro corazón el misterio de esta
alegría, para que podamos dar testimonio en nuestro trabajo de cada día del
amor y la esperanza que Cristo resucitado nos da en nuestro caminar.
Padre Silverio Velasco
Nuevo vídeo y artículo
Hay
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de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
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nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Cristianos, ofrezcamos al Cordero pascual nuestro
sacrificio de alabanza.
El Cordero ha redimido a las ovejas: Cristo, el
inocente, reconcilió a los pecadores con el Padre.
La muerte y la vida se enfrentaron en un duelo
admirable: el Rey de la vida estuvo muerto, y ahora vive.
Dinos, María Magdalena ¿qué viste en el camino?
He visto el sepulcro del Cristo viviente y la gloria
del Señor resucitado.
He visto a los ángeles testigos del milagro, he visto
el sudario y las vestiduras.
Ha resucitado Cristo, mi esperanza, y precederá a los
discípulos en Galilea.
Sabemos que Cristo resucitó realmente; Tú, Rey
victorioso, ten piedad de nosotros.
Cinco minutos con Jesús
Abril 21
Cristo comenzó a revelarse a los apóstoles, no proporcionándoles
un Credo, sino haciéndoles vivir la experiencia de su encuentro.
Cristo actual es hoy la Iglesia. Aceptar crecer en
Cristo y rechazar la Iglesia, es aferrarse a un recuerdo histórico y no a una
realidad actual, histórica, contemporánea.
Creer es formar parte de un Pueblo o comunidad de
creyentes; creemos conjuntamente; creer no es encerrarse en la soledad de
nuestra relación personal con Dios; es entrar en la comunidad de los creyentes;
es preciso captar esa dimensión comunitaria de la fe; creer es hacer un Pueblo
de hermanos que llevan la Palabra de Dios por el mundo.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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