PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 3979 ~ Sábado 20 de Abril de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Sábado
Santo (20 de abril)
Jesús
ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin
vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto
para redimirnos.
Estamos
tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que
resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les consuela.
Pasa
el día unido a la Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el sepulcro. Haz el
propósito de correr al regazo de la Virgen cuando te hayas separado de Él.
¡Buenos días!
Súplica de paz interior
Defiende y cultiva la paz en tu corazón, porque es el
clima indispensable para crecer en plenitud en todas las dimensiones de tu
vida. Vigila cuanto entra en tu corazón para que no se infiltre en él el polvo
de la ansiedad, el ácido de la irritación, o el veneno del odio. Gozar de la
paz profunda del alma merece estar en permanente alerta. Del P. V. Fernández es
esta oración:
Señor, mira mi mente y
mi imaginación. Ayúdame a dominarlas para que reine la paz en mi interior.
Domínalas tú con tu santísima luz. Calma ese mundo interior alocado y llévate
lejos todo pensamiento que provoque angustias o nerviosismos. Armoniza esas imágenes
desordenadas que dan vueltas dentro de mí, para que pueda reflexionar
serenamente, orar en calma y vivir sin preocupaciones inútiles. Llena mi mente
de pensamientos buenos y bellos, para que pueda recuperar la claridad interior
y caminar en tu paz. Quiero que seas tú el Señor de mi cabeza y que reines
glorioso en mi vida interior. Amén.
San Francisco de Sales, el santo siempre dulce y
amable, te da este valioso consejo: “No dejes que el enojo ocupe el más mínimo
lugar de tu corazón. Deséchalo por completo, aun cuando parezca justificado y
razonable. Porque una vez que entra en tu corazón, es difícil desarraigarlo”.
Defiende con incansable dedicación la paz interior.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ SANTO EVANGELIO: -
♥ Comentario:
Hoy no meditamos un evangelio en particular, puesto
que es un día que carece de liturgia. Pero, con María, la única que ha
permanecido firme en la fe y en la esperanza después de la trágica muerte de su
Hijo, nos preparamos, en el silencio y en la oración, para celebrar la fiesta
de nuestra liberación en Cristo, que es el cumplimiento del Evangelio.
La coincidencia temporal de los acontecimientos entre
la muerte y la resurrección del Señor y la fiesta judía anual de la Pascua,
memorial de la liberación de la esclavitud de Egipto, permite comprender el
sentido liberador de la cruz de Jesús, nuevo cordero pascual cuya sangre nos
preserva de la muerte.
Otra coincidencia en el tiempo, menos señalada pero
sin embargo muy rica en significado, es la que hay con la fiesta judía semanal
del “Sabbat”. Ésta empieza el viernes por la tarde, cuando la madre de familia
enciende las luces en cada casa judía, terminando el sábado por la tarde. Esto
recuerda que después del trabajo de la creación, después de haber hecho el
mundo de la nada, Dios descansó el séptimo día. Él ha querido que también el
hombre descanse el séptimo día, en acción de gracias por la belleza de la obra
del Creador, y como señal de la alianza de amor entre Dios e Israel, siendo
Dios invocado en la liturgia judía del Sabbat como el esposo de Israel. El
Sabbat es el día en que se invita a cada uno a acoger la paz de Dios, su
“Shalom”.
De este modo, después del doloroso trabajo de la
cruz, «retoque en que el hombre es forjado de nuevo» según la expresión de
Catalina de Siena, Jesús entra en su descanso en el mismo momento en que se
encienden las primeras luces del Sabbat: “Todo se ha cumplido” (Jn 19,3). Ahora
se ha terminado la obra de la nueva creación: el hombre prisionero antaño de la
nada del pecado se convierte en una nueva criatura en Cristo. Una nueva alianza
entre Dios y la humanidad, que nada podrá jamás romper, acaba de ser sellada,
ya que en adelante toda infidelidad puede ser lavada en la sangre y en el agua
que brotan de la cruz.
La carta a los Hebreos dice: «Un descanso, el del
séptimo día, queda para el pueblo de Dios» (Heb 4,9). La fe en Cristo nos da
acceso a ello. Que nuestro verdadero descanso, nuestra paz profunda, no la de
un solo día, sino para toda la vida, sea una total esperanza en la infinita
misericordia de Dios, según la invitación del Salmo 16: «Mi carne descansará en
la esperanza, pues tu no entregarás mi alma al abismo». Que con un corazón
nuevo nos preparemos para celebrar en la alegría las bodas del Cordero y nos
dejemos desposar plenamente por el amor de Dios manifestado en Cristo.
P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia)
Pensamiento del día
“Dejad que el grano se muera
y venga el tiempo oportuno:
dará cien granos por uno la espiga de primavera.
Mirad que es dulce la espera cuando los signos son ciertos;
tened los ojos
abiertos y el corazón consolado:
si Cristo ha resucitado, ¡resucitarán los
muertos! Amén.”
(Liturgia de las
horas)
Tema del día:
Significado del Sábado
Santo
Al anochecer del viernes comienza el descanso
sabático. Llegan al cenáculo los que han estado en la sepultura. María está
allí. Están las mujeres que en su amor encendido quieren volver al sepulcro
cuando acabe el sábado para embalsamar bien al difunto, con todo el amor y la
piedad de que son capaces. Están allí los apóstoles que callan y no saben qué
decir porque no supieron defender a Jesús, y, menos aún, acompañarle en su gran
lucha. Están otros discípulos muy allegados. María se retira.
Es el día de la soledad de María. Para ella sigue la
pasión en su alma. Sufre y no hay dolor como su dolor. Cada uno de los gestos
de su Hijo se le hace presente, sus quejidos, sus palabras. El gran grito de
triunfo y dolor le llena su interior. Sabe que ha triunfado. Pero ella está
sola. Él no está con ella. Y piensa en sus palabras: "al tercer día
resucitaré" Y se aferra a ellas. Es difícil creer. Ha visto el cuerpo
muerto, agujereado por los clavos, ha puesto su mano en el costado abierto
llegando al mismo corazón. Hace falta mucha fe para creer que va a resucitar, y
se hace la oscuridad en el alma de María.
Experimenta el abandono como lo experimentó Jesús en
su cuarta palabra. El Padre calla y la Madre se convierte en la única creyente.
Su fe es la de una nueva Eva que cree contra todas las evidencias de los
sentidos y de la experiencia. Y las horas del sábado trascurren lentas con
oración como la de Getsemaní. Pasa la noche del sábado minuto a minuto, y la
oración no cesa en la que nunca cesó de creer.
Meditaciones de “Pequeñas
Semillitas”
Algunas personas, jamás reciben una palabra de
aprobación. Jamás un halago amistoso.
Sobrellevan los trabajos más penosos, y todos lo
encuentran lógico. Realizan silenciosamente mil cosas pequeñas en casa, en la
oficina, en el comercio. Pero si alguna vez no cumplen o bien dan un mal paso,
todos se dan cuenta. Se les hace un recuento de las faltas y se les ata a la
espalda luego.
Por eso se agobian muchas personas en una sociedad,
que no pregunta por franqueza o fidelidad, altruismo o bondad. Se cuestionan
títulos y diplomas, ambición, especialidad, y pretensiones salariales.
Los sentimientos humanos no cuentan, contra estos
todos se inmunizan lo mejor que pueden.
Por eso algunas personas se sienten utilizadas y no
experimentan alegría ni por la vida ni por el trabajo.
Las personas oprimidas se inmovilizan y no logran
avanzar. Han de obtener alas.
Vivir con alas es más fácil. Con alas todo se torna
más ligero. Una palabra de aprobación puede dar alas.
Un halago es como una pluma. Un halago de vez en
cuando… y obtienen alas los seres humanos.
Phil Bosman
Cinco minutos con Jesús
Abril 20
¿Con qué frecuencia recibes la Comunión? ¿Podrías
recibirla aún más frecuentemente?
Jesús es el Pan del cielo, el Pan de los ángeles, el
Pan de vida; el que come de este Pan vive en el cielo con los ángeles y aumenta
en sí la vida de la gracia, que es la vida de la Trinidad, vivida en el corazón
del hombre.
Sin pan material no puede vivir el cuerpo humano; sin
este Pan celestial no puede vivir el alma; el alimento material recobra las
fuerzas gastadas por el tiempo y el trabajo y con este Pan celestial se
consiguen redobladas fuerzas y entusiasmo para la obre de nuestra
santificación.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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