domingo, 4 de junio de 2023

Pequeñas Semillitas 5333

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5333 ~ Domingo 4 de Junio de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Es bueno empezar hoy con el saludo con que comienza siempre la misa y que termina el apóstol san Pablo en su 2ª carta a los Corintios y hoy nos trae la 2ª lectura: “La gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo esté con vosotros”. Hoy nos fijamos en la naturaleza de Dios y celebramos la grandeza que Él mismo ha querido revelarnos de su ser, que redunda en nuestra propia grandeza. Sabemos bien que Dios es Uno y sólo puede ser uno; pero son tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esto es un misterio: algo tan grande que supera la capacidad de nuestra inteligencia. Por lo menos debemos entender que Dios es tan grande que puede haber en Él cosas que superan nuestro entender.
¿Por qué los cristianos creemos en la Trinidad? ¿No es ya bastante difícil creer que existe Dios como para añadirnos el enigma de que es «uno y trino»? A diario aparece quien no estaría a disgusto con dejar aparte la Trinidad, también para poder así dialogar mejor con judíos y musulmanes que profesan la fe en un Dios rígidamente único.
Gracias al Padre; que nos acoge con entrañas paternas, mejor que el más cariñoso padre de este mundo: nos ha engendrado a la vida, nos protege, y nos perdona si arrepentidos volvemos a Él como el hijo pródigo. Gracias al Hijo; que como Primogénito nos enseña con su ejemplo y, siendo inocente, ha dado -obediente- su vida cargando con las culpas de toda la humanidad. Gracias al Espíritu; Señor y Dador de Vida: de la vida sobrenatural que nos hace vivir en Dios y hace que Dios viva en nosotros.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Éx 34,4b-6.8-9
 
Salmo: Dn 3,52-56
 
Segunda Lectura: 2Cor 13,11-13
 
Santo Evangelio: Jn 3,16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
 
Comentario:
Hoy nos viene bien volver a escuchar que «tanto amó Dios al mundo…» (Jn 3,16) porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama. Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores. Porque penetran en el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes. Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de amor. Y como más puro, se hace más grande y más perfecto.
San Juan de la Cruz ha podido escribir: «Pon amor donde no hay amor, y encontrarás amor». Y esto es cierto, porque es lo que Dios hace siempre. Él «ha enviado a su Hijo al mundo (…) para que se salve» (Jn 3,17) gracias a la vida y al amor hasta la muerte en cruz de Jesucristo. Hoy le contemplamos como el único que nos revela el auténtico amor.
Se habla tanto del amor, que quizá pierde su originalidad. Amor es lo que Dios nos tiene. ¡Ama y serás feliz! Porque amor es dar la vida por aquellos que amamos. Amor es gratuidad y sencillez. Amor es vaciarse de uno mismo, para esperarlo todo de Dios. Amor es acudir con diligencia al servicio del otro que nos necesita. Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno. Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo. Amor es lo que hace que nos parezcamos a Dios. Amor —y sólo el amor— ¡es la eternidad ya en medio de nosotros!
Vivamos la Eucaristía que es el sacramento del Amor, ya que nos regala el Amor de Dios hecho carne. Nos hace participar del fuego que quema en el Corazón de Jesús, y nos perdona y rehace, para que podamos amar con el Amor mismo con que somos amados.
* Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España)
 
Palabras del Papa Francisco
«La Santísima Trinidad no es el producto de razonamientos humanos; es el rostro con el que Dios mismo se ha revelado, no desde lo alto de una cátedra, sino caminando con la humanidad.»
 
Predicación del Evangelio:
Amar en una misma dirección
Siempre, cuando llega la Solemnidad de la Santísima Trinidad, vienen a nuestro pensamiento diversas disquisiciones sobre este gran Misterio: ¿Tres personas distintas? ¿Una sola naturaleza? ¿Un mismo Dios?
 
Cuando se ama, por inercia, se piensa en lo mismo y se busca lo mismo. El amor de Dios desplegado en la grandeza del Padre, en la posibilidad de contemplarle viendo al Hijo o de escucharle en la suave voz del Espíritu, nos hace entender que, sólo desde el amor, con amor y por amor, se mantiene vivo, operante e impresionante este Misterio.
 
En su nombre iniciamos la mayoría de las celebraciones cristianas. En su nombre salta el deportista al terreno de juego. En su nombre, muchos de nosotros, salimos de madrugada para cumplir con nuestro trabajo.
 
Un cristiano, cuando cree y se fía de Dios, siente que su origen está en Dios Padre, que ha sido salvado por Dios Hijo y que es alentado en su fe por Dios Espíritu. ¿Tan difícil y extraño nos resulta todo esto?
 
Mirar en este día a la Santísima Trinidad es descubrir un único compás en tres tiempos distintos. Contemplar, en esta jornada, a la Santísima Trinidad, es disfrutar de tres perspectivas de un mismo valle. Perderse en la Santísima Trinidad, es ver tres vértices de un mismo triángulo.
 
Aquel Dios que se ha empeñado, una y otra vez, en que el hombre no ande sólo, tampoco quiso, para sí mismo, la soledad. Aquel Dios, que ha insistido una y otra vez en el amor como ceñidor de todo, pone como fundamento y secreto de este santo misterio al AMOR con mayúscula y sin fisuras.
 
Sólo desde el amor, el Padre, el Hijo y el Espíritu, miran en la misma dirección, palpitan con el mismo corazón, miran con los mismos ojos, bendicen con la misma gracia y trabajan en un mismo empeño: todo por el hombre. ¡Bendito este Misterio Trinitario!
 
Si Dios es tres en uno, también el hombre está llamado a ser uno en Dios. Sólo, mirando al encanto de la Trinidad, podremos alcanzar esa vía que nos lleva a la felicidad y a la armonía, a la paz y al encuentro personal y comunitario con Dios: el amor.
 
Con el amor, aunque no lo sepamos, avanzamos en una misma dirección. Desde el odio, por el contrario, estalla nuestra existencia convirtiéndonos en personas que –lejos de vivir unidas por Dios– se diversifican y se multiplican en egoísmos, individualismos, personalismos y falta de comunicación. ¡Bendito este Misterio Trinitario!
 
Meditándolo vemos que es un gran regalo de Dios a la humanidad. Es el Dios familia, el Dios que nos invita a alejarnos de la dispersión o de ese ser solitario que, muchas ocasiones, preferimos. Es pedir a Dios, que allá donde nos encontremos, sepamos trabajar en equipo y con unión de sentimientos, desempeñando cada uno el papel que nos corresponde como miembros de la iglesia y comprometidos en el cambio estructural de nuestra sociedad.
 
Nunca llegaremos a saber todo acerca de este Misterio. Lo que sí podemos estar seguros es de una cosa: entrar en la Trinidad es meternos en la intimidad del mismo Dios. ¿Hay algo mejor? Por si fuera poco una, Dios, se nos da por tres veces (Padre, Hijo y Espíritu) para que, lejos de sentirnos solos, disfrutemos de esta  presencia misteriosa pero real.
(P. Javier Leoz)
 
Poesía a la Santísima Trinidad
 
Tres ramas de un mismo tronco,
Tres personas, un solo Dios,
Padre, Hijo, Espíritu,
unidos en el amor.
 
¡Qué admirable maravilla,
Dios en el  hombre, y el hombre en Dios,
Dios que se comunica totalmente
y nos hace vivir en comunión!
 
Bendito sea Dios,
que como es don,
se regala plenamente
y nos muestra su amor.
 
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo.
Gloria a la Trinidad,
que nos ama sin igual.
-
(Lydia de la Trinidad)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
sobre el tema: Santísima Trinidad
Puedes acceder en la dirección:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Mendoza, Argentina, llega el agradecimiento a Dios y los que rezaron por Lisandro, niño de 9 años, originario de San Luis, que fue operado de un tumor de médula, que no resultó tal, pues se trataban de adherencias de una cirugía anterior que le hicieron cuando tenía 2 años. Damos gracias a Dios.
 
💕 Desde Resistencia, Argentina, agradecen por la cirugía de Gonzalo, 34 años de edad, donde indudablemente Dios dirigió las manos de los cirujanos para que todo saliera muy bien. Operado en Buenos Aires y en plena recuperación.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La Santísima Trinidad –el hecho de que exista un solo Dios y tres personas distintas de la misma naturaleza y dignidad– es un “misterio”, algo que aceptamos por la fe porque la razón no consigue entender, lo cual no significa que sea “irracional”. Pero es también un gran regalo que nos hizo Jesús al revelarnos cómo era Dios, la naturaleza e intimidad divina.
El hecho de que Dios sea uno y trino a la vez, uno y diferente, nos indica cuál es el modo de vivir que se tiene en el cielo. Un vivir “trinitario” es un vivir “en familia”. O, dicho de otro modo: Dios es familia. El amor es la esencia de Dios, pero no sólo como amor que se da a los extraños –entre ellos a los hombres– sino también como amor que establece las relaciones internas en la divinidad. En el cielo, por lo tanto, se vive amando; amando a aquel con el que se comparte lo esencial –la naturaleza divina– y con el que hay legítimas diferencias –las tres diferentes personas–. Y si esto es así en el cielo, deberemos intentar que sea también así en la tierra, pues Cristo nos enseñó a rezar pidiéndole justamente eso al Padre.
Por lo tanto: acepta las diferencias legítimas y busca la unidad. En todo y siempre: ama.
(P. Santiago Martín)
 
Recordando al Padre Natalio
En las dificultades
La mayoría de las situaciones difíciles de la vida son como esas complicadas obras de ingeniería que enlazan las supercarreteras modernas: aunque nos parezca increíble, todas tienen alguna salida. Recuerda también que “no hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad  de ponerse a prueba” (Séneca).
 
Señor, a veces pretendo un paraíso para ser feliz. Me lamento porque la vida de cada día está llena de límites, de imprevistos, de cansancios y preocupaciones. Sin embargo, igualmente me invitas a ser feliz. Ayúdame a encontrar la felicidad en medio de las dificultades, sabiendo que estás conmigo. Recuerdo que tu cruz siempre trae bendiciones, y cuando te ofrezco mis dificultades allí siempre nace una bendición. Te doy gracias, Señor, por las cosas buenas que aprendo gracias a las dificultades, porque así me enseñas a convivir, a entregarme y a hacer el bien. Gracias porque me haces madurar y crecer, y porque estás conmigo en cada momento Amén. (P. Víctor Fernández)
 
Aprender de las dificultades, encontrar a Dios en ellas, seguir luchando por un sueño, son otros tantos desafíos a superar la mediocridad y el estancamiento. Que no dramatices las dificultades, porque no pocas veces son fantasmas de la imaginación que racionaliza nuestras cobardías para no salir de la fácil rutina. ¡Ánimo, sé valiente y confía en el Señor!
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
  
  
 
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