domingo, 1 de agosto de 2021

Pequeñas Semillitas 4745

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4745 ~ Domingo 1 de Agosto de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La Eucaristía es presencia permanente y alimento. Pan vivo que ha bajado del cielo, que da la vida al hombre, la vida de Dios. Vida sobrenatural que transforma, que lleva en sí el germen de la vida eterna. Quien tiene esta vida ya no muere ni tiene sed, porque es como un agua que salta hasta la vida eterna.
La Eucaristía es el centro de la vida cristiana porque en ella se encuentra Cristo. Quien come su Cuerpo y bebe su Sangre habita en Él, se hace una sola cosa con Cristo. Pero es una vida no sólo para ser vivida, sino también para dar vida a otros. La Eucaristía es como el pan que tomó Elías para caminar durante cuarenta días seguidos, de ahí viene la fuerza que necesitamos para irradiar a Cristo a nuestro alrededor.
Comunión con Cristo y comunión con los hermanos. La Eucaristía nos une a cuantos se unen a Cristo, especialmente en su oración con Jesús Sacramentado.
(P. Jesús Martínez García)
 
¡Buenos días María!
En este mundo tenemos muchos enemigos, y los principales y más peligrosos son los enemigos invisibles, los demonios, que con gran astucia e inteligencia persiguen el fin de arrastrarnos con ellos a la perdición. ¿Cómo hacer para salvarnos de sus garras, ya que son tan astutos y taimados? Simplemente recurriendo en todo a María. Con la Virgen de la mano podemos enfrentar al Infierno. Si confiamos en María, estamos ya salvados, porque Ella no dejará que nos arrebaten de sus manos y, lo que es más, de su Corazón Inmaculado. Por eso lo mejor que podemos hacer en este mundo para alcanzar la salvación es consagrarnos completamente a la Virgen Santísima, y así estaremos protegidos para siempre por Ella, que nos habrá marcado con su sello en la frente y así el Ángel de las tinieblas no tendrá ningún poder sobre nosotros. Hay un secreto para salvarse infaliblemente, y es confiar en María y serle devoto. Porque la Virgen no permitirá que quien puso su confianza y su vida en sus manos, se pierda eternamente.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Éxodo 16,2-4.12-15
 
Salmo: Sal 78 (77) 3.4bc.23-24.25.54
 
Segunda Lectura: Efesios 4,17.20-24
 
SANTO EVANGELIO: Jn 6,24-35
En aquel tiempo, cuando la gente vio que Jesús no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm, en busca de Jesús. Al encontrarle a la orilla del mar, le dijeron: «Rabbí, ¿cuándo has llegado aquí?». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: vosotros me buscáis, no porque habéis visto señales, sino porque habéis comido de los panes y os habéis saciado. Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre, porque a éste es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello».
Ellos le dijeron: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?». Jesús les respondió: «La obra de Dios es que creáis en quien Él ha enviado». Ellos entonces le dijeron: «¿Qué señal haces para que viéndola creamos en ti? ¿Qué obra realizas? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, según está escrito: ‘Pan del cielo les dio a comer’». Jesús les respondió: «En verdad, en verdad os digo: No fue Moisés quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo». Entonces le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Les dijo Jesús: «Yo soy el pan de la vida. El que venga a mí, no tendrá hambre, y el que crea en mí, no tendrá nunca sed».
 
Comentario:
Hoy vemos diferentes actitudes en las personas que buscan a Jesús: unos han comido el pan material, otros piden un signo cuando el Señor acaba de hacer uno muy grande, otros se han apresurado para encontrarlo y hacen de buena fe -podríamos decir- una comunión espiritual: «Señor, danos siempre de ese pan» (Jn 6,34).
Jesús debía estar muy contento del esfuerzo en buscarlo y seguirlo. Aleccionaba a todos y los interpelaba de varios modos. A unos les dice: «Obrad, no por el alimento perecedero, sino por el alimento que permanece para la vida eterna» (Jn 6,27). Quienes preguntan: «¿Qué hemos de hacer para obrar las obras de Dios?» (Jn 6,28) tendrán un consejo concreto en aquella sinagoga de Cafarnaúm, donde el Señor promete la Sagrada Comunión: «Creed».
Tú y yo, que intentamos meternos en las páginas de este Evangelio, ¿vemos reflejada nuestra actitud? A nosotros, que queremos revivir esta escena, ¿qué expresiones nos punzan más? ¿Somos prontos en el esfuerzo de buscar a Jesús después de tantas gracias, doctrina, ejemplos y lecciones que hemos recibido? ¿Sabemos hacer una buena comunión espiritual: ‘Señor danos siempre de este pan, que calma toda nuestra hambre’?
El mejor atajo para hallar a Jesús es ir a María. Ella es la Madre de Familia que reparte el pan blanco para los hijos en el calor del hogar paterno. La Madre de la Iglesia que quiere alimentar a sus hijos para que crezcan, tengan fuerzas, estén contentos, lleven a cabo una labor santa y sean comunicativos. San Ambrosio, en su tratado sobre los misterios, escribe: «Y el sacramento que realizamos es el cuerpo nacido de la Virgen María. ¿Acaso puedes pedir aquí el orden de la naturaleza en el cuerpo de Cristo, si el mismo Jesús nació de María por encima de las leyes naturales?».
La Iglesia, madre y maestra, nos enseña que la Sagrada Eucaristía es «sacramento de piedad, señal de unidad, vínculo de caridad, convite Pascual, en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura» (Concilio Vaticano II).
* Rev. D. Joaquim FONT i Gassol (Igualada, Barcelona, España)
 
Palabras de San Juan Pablo II 
“Orar no significa evadirse de la historia
y de los problemas que plantea,
significa optar por afrontar la realidad no solos,
sino con la fuerza que viene de lo alto,
la fuerza de la verdad y del amor,
cuyo manantial está en Dios”
 
Predicación del Evangelio:
¿Estómagos agradecidos?
Las personas, por lo que sea, nos dejamos seducir rápidamente por los sucesos extraordinarios. ¿Qué tiene el espectáculo que tanto atrae? Pues eso: espectacularidad, morbo. Nos deslumbra todo aquello que, aparentemente, está fuera de lo común.
 
En el Evangelio de hoy, en la memoria de muchos, sigue viva la multiplicación de los panes. Sus bocas todavía permanecían abiertas ante el milagro: ¡hubo pan para todos! Pero, Jesús, era consciente de que aquella amistad que le brindaban, no era del todo sincera. Era un tanto interesada.
 
Siempre recuerdo aquel viejo refrán: “el amigo bueno es como la sangre, acude a la herida”. Jesús, como buen amigo, había acudido en socorro de los que tenían hambre material. Pero no quería que se quedasen en el aquel milagro. Para Jesús, el milagro, seguía siendo palabra. Una buena catequesis, una dinámica para despertar la fe en aquellos corazones cerrados a Dios. ¿Lo entendieron así aquellos estómagos agradecidos? ¿Buscaban a Jesús por la fuente de sus palabras o porque les colmaba de pan? ¿Amaban a Jesús por el Reino que traía entre sus manos o porque les había llenado de alimento sus manos abiertas?
 
También a nosotros, queridos amigos, el Señor nos interpela en este domingo. ¿Por qué le buscamos? ¿Porque en algunos momentos nos ha confortado en nuestra soledad? ¿Porque, tal vez, ha sido bálsamo en horas amargas o en momentos de pruebas? ¿Por qué buscamos al Señor? ¿Por qué y para qué venimos a la Eucaristía de cada domingo? Sería bueno, amigos, un buen examen de conciencia: ¿qué es Cristo para mí?
 
La Iglesia, en estos momentos, también tiene el mismo problema que sufrió Jesús en propias carnes. Hay muchos que, lejos de verla como un signo de la presencia de Dios en el mundo, la toleran porque hace el bien. Porque soluciona problemas. Porque llega a los lugares más recónditos del mundo levantando hospitales, construyendo orfanatos o cuidando a los enfermos de Sida.
 
Pero, la Iglesia, no desea que sea apreciada por su labor social o humana. Su fuerza, su orgullo y su poder no está en esas obras apostólicas (que están bien y son necesarias para calmar tantas situaciones de miseria o injusticias). El alma de nuestra Iglesia, de nuestro ser cristiano es Jesús. Un Jesús que tan sólo nos pide creer en Él como fuente de vida eterna. Como salvación de los hombres y de todo el mundo.
 
Hay un viejo canto que dice “todos queremos más y más y más; el que tiene un euro quiere tener dos; el que tiene cuatro quiere tener seis…” Y a Jesús, primero, le pedían pan. Luego le exigían más y, al final, solicitaban de Cristo, todo, menos lo esencial: su Palabra, su Reino, la razón de su llegada al mundo.
 
Que sigamos viviendo nuestra fe con la seguridad de que, Jesús, sigue siendo el pan de la vida. Y, sobre todo, que amemos al Señor no por aquello que nos da, sino por lo que es: Hijo de Dios.
(P. Javier Leoz)
 
De los envíos del P. Natalio
Súplica en el temor
“Ya no temo, Señor, la tristeza, ya no temo, Señor, la soledad; porque eres, Señor, mi alegría, tengo siempre tu amistad. Ya no temo, Señor, a la noche, ya no temo, Señor, la oscuridad; porque brilla tu luz en las sombras ya no hay noche, tú eres luz”.
 
Señor, hay nubes en el horizonte. El mar está agitado. Tengo miedo. El recelo me paraliza la sangre. Manos invisibles me tiran hacia atrás. No me atrevo. Una bandada de oscuras aves está cruzando el firmamento. ¿Qué será? Dios mío, di a mi alma: Yo soy tu Victoria. Repite a mis entrañas: no temas, yo estoy contigo. (Ignacio Larrañaga).
 
“Ya no temo, Señor, los fracasos, ya no temo, Señor, la ingratitud; porque el triunfo, Señor, en la vida tú lo tienes, tú lo das. Ya no temo, Señor, los abismos, ya no temo, Señor, la inmensidad; porque eres, Señor, el camino y la vida, la verdad”. Levanta el alma a Dios y él alegrará tu corazón.
* Padre Natalio
 
Poesía
Tu nombre, María
Es más dulce tu nombre, María
que el arrullo de dulce paloma;
es más suave que el plácido aroma
que en su cáliz encierra la flor.
 
Al oírlo se postran los cielos,
goza el ángel y tiembla el averno,
complacido sonríe el Eterno
languidecen las almas de amor.
 
¡Quién pudiera cual rauda paloma
del destierro volar de este mundo,
y surcando el espacio profundo
a tus plantas Señora, posar!
 
¿Qué no miras, oh madre adorada,
de quién te ama las luchas y penas?
¡Rompe, rompe, por Dios, las cadenas
que a tu lado me impiden volar!
(Rómulo Díaz S.J.)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Cuando alguien te ama, es lento para perder la paciencia contigo. Cuando alguien te ama, toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento. Cuando alguien te ama, está de parte tuya; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor. Cuando alguien te ama, no derrama su ira contigo por todos los "errorcitos" que cometes, aunque sean muchos. Cuando alguien te ama, le duele profundamente cuando pierdes el camino, pero te orienta a seguir la senda correcta. Cuando alguien te ama, sigue confiando en ti cuando a veces tú ni siquiera confías en ti mismo. Cuando alguien te ama, nunca te dice que eres un caso perdido; más bien trabaja pacientemente contigo porque te ama y corrige de tal manera que cuesta entender la profundidad del cuidado que tiene por ti. Cuando alguien te ama, nunca te abandona aunque muchos de tus amigos lo hagan. Cuando alguien te ama, se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la desesperación, cuando ve lo que realmente eres y no te juzga sino que te ve con total justicia, hermosura y amor. Cuando alguien te ama... es el mayor de todos los dones que demuestran el amor perfecto de Dios.
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
 Desde Buenos Aires, Argentina, Cecilia Claudia quiere agradecer al Señor porque los estudios médicos de su esposo Héctor M., de 73 años de edad, salieron bien, particularmente en el área pulmonar ya que ha sido fumador mucho tiempo y tenía dificultad para respirar.
 
Año de San José
 
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Agosto 1
Acuérdate de nosotros bienaventurado san José, e intercede con el auxilio de tu oración por las necesidades de cada uno de los que hoy te invocan, y con fe te dicen “San José, en vos confío hoy y siempre”. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
BLOG ”PEQUEÑAS SEMILLITAS
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INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
 
AMDG

2 comentarios:

  1. Gracias Dios bendito por todo lo bueno y maravilloso de vivir en una Familia, te agradezco por todos los que día a día se esfuerzan por seguir tu palabra y extender tus enseñanzas.gracias Mí Señor por "Pequeñas Semillitas" bendícelos.

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  2. Beatriz Fonzalida de San Juan Argentina

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