miércoles, 6 de noviembre de 2019

Pequeñas Semillitas 4162

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4162 ~ Miércoles 6 de Noviembre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
 
Alabado sea Jesucristo…
Mi buen Jesús, me has demostrado a lo largo y ancho de toda tu Palabra que tienes autoridad divina para hacer todas las cosas. ¡Cuánta sabiduría hay en cada forma que respondes a aquellos que pensaron en tenderte trampas! Tu mayor autoridad es tu generosidad, tu bondad, tu entrega, tu perdón reconciliador. Que tenga yo siempre un corazón limpio y puro para recibir esa sabiduría que viene de tu Espíritu. Toca mi corazón para que siempre esté dispuesto a amar con libertad, sin prejuicios. Confío en tu bendición y en tu amor que en este momento derramas sobre mí. Que tu bendición y tu amor no me falten en este día. Gracias por hacerme feliz y por las grandes oportunidades que hoy me darás para crecer y poder ejercer mi función servicial para aquel que lo necesite. Amén.

¡Buenos días!
La olla caliente
Sufrir tentaciones es una situación normal del hombre. Surgen de nuestra naturaleza inclinada al mal, o también del enemigo de Dios o de ese mundo que vive al margen de la ley divina. La tentación es una incitación a pecar. También los santos pasaron por tentaciones. Pero lucharon y triunfaron, porque recurrieron a Dios.

Abba Poimén fue un célebre Padre del desierto. Se conocen de él más de 300 apotegmas. He aquí uno famoso: En cierta ocasión alguien le preguntó al Abba Poimén: —¿Cómo puedo apartar de mí las tentaciones? Él contestó: —Mientras la olla está fría, todo el mundo puede tocarla y romperla; en cambio, cuando está bien caliente sobre el fuego, nadie, ni el animal más feroz, se anima a tocarla. Así pues, mientras tú ardas en amor a Dios, nada ni nadie podrá hacerte daño.

Jesús nos aclara que para vencer las tentaciones necesitamos estar atentos y orar pidiendo fortaleza para no caer en las seducciones del mal. Está claro también que no debes buscarte las ocasiones de fallar porque “el que busca el peligro en él perecerá”. Que Dios te proteja y bendiga.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Rom 13, 8-10

Salmo: Sal 111, 1-2. 4-5. 9

Santo Evangelio: Lc 14,25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío.
»Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar". ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»

Comentario:
Hoy contemplamos a Jesús en camino hacia Jerusalén. Allí entregará su vida para la salvación del mundo. «En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús» (Lc 14,25): los discípulos, al andar con Jesús que les precede, deben aprender a ser hombres nuevos. Ésta es la finalidad de las instrucciones que el Señor expone y propone a quienes le siguen en su ascensión a la “Ciudad de la paz”.
Discípulo significa “seguidor”. Seguir las huellas del Maestro, ser como Él, pensar como Él, vivir como Él... El discípulo convive con el Maestro y le acompaña. El Señor enseña con hechos y palabras. Han visto claramente la actitud de Cristo entre el Absoluto y lo relativo. Han oído de su boca muchas veces que Dios es el primer valor de la existencia. Han admirado la relación entre Jesús y el Padre celestial. Han visto la dignidad y la confianza con la que oraba al Padre. Han admirado su pobreza radical.
Hoy el Señor nos habla en términos claros. El auténtico discípulo ha de amar con todo su corazón y toda su alma a nuestro Señor Jesucristo, por encima de todo vínculo, incluso del más íntimo: «Si alguno viene conmigo y no pospone (…) incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío» (Lc 14,26-27). Él ocupa el primer lugar en la vida del seguidor. Dice san Agustín: «Respondamos al padre y a la madre: ‘Yo os amo en Cristo, no en lugar de Cristo’». El seguimiento precede incluso al amor por la propia vida. Seguir a Jesús, al fin y al cabo, comporta abrazar la cruz. Sin cruz no hay discípulo.
La llamada evangélica exhorta a la prudencia, es decir, a la virtud que dirige la actuación adecuada. Quien quiere construir una torre debe calcular si podrá afrontar el presupuesto. El rey que ha de combatir decide si va a la guerra o pide la paz después de considerar el número de soldados de que dispone. Quien quiere ser discípulo del Señor ha de renunciar a todos sus bienes. ¡La renuncia será la mejor apuesta!
Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Leonardo de Noblac
Ermitaño
Nació en Chaix, cerca de Limoges (Francia), y, después de cursar estudios en Périgueux, volvió a su tierra e ingresó en el monasterio de Canónigos Regulares de San Agustín, de Dorat. Por su virtud y formación, su comunidad quiso que se ordenara de sacerdote. Le confiaron el cargo de custodio y sacristán de la iglesia, de la que no salía sino para asistir a los enfermos y socorrerlos. Murió el año 1070.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día 
"Cuando me preguntaron sobre algún arma
capaz de contrarrestar el poder de la bomba atómica
yo sugerí la mejor de todas: la paz"
(Albert Einsten)

Tema del día:
Las manos de Jesús
¿Alguna vez has pensado en las manos de Jesús? Cierro los ojos y pienso en las manos de Jesús: Fuertes y vigorosas, de carpintero. Y, al mismo tiempo, tiernas, como cuando acariciaba a un niño o limpiaba una lágrima de las mejillas de la Virgen. Manos que extendían, respetuosas, los rollos de las Escrituras en la Sinagoga. Dedos que enfatizaban sus palabras o escribían sobre la arena.

Las manos de Jesús bendecían, partían el pan, incluso lo multiplicaba. Eran manos que curaban y hasta resucitaban. Podían expresar enojo con los mercaderes en el templo y ternura con los enfermos que llegaban a Él.

Las manos de Jesús enseñaban, expresaban, amaban. Con ellas difundía su misericordia y amor. Eran manos que entregaban incesantemente. Manos orantes, cuando Él subía al monte a conversar con su Padre en la madrugada.

Es hermoso meditar en las manos de Jesús e impresionarse con ellas. Pero... ¡Cómo duele pensar en ellas crispadas, heridas, perforadas! Manos en cruz y de cruz, rotas por sostener el peso del Nazareno. Manos inertes cubiertas de sangre y bañadas con los besos y lágrimas de su madre abrazándolo muerto. Manos cruzando el pecho, muertas, envueltas por un sudario en la tumba apagada e impasible de José de Arimatea.

Es fácil removerse ante las manos dolorosas de Jesús, pero ¿por qué no podemos ver con tanta claridad sus manos gloriosas? Tal vez porque nos es más familiar el dolor. Sin embargo pienso en el momento en el que Jesús venció a la muerte, cuando resucitó. ¡Qué instante! El sepulcro imprevistamente iluminado, como una explosión, y todos los ángeles venidos del cielo para ser testigos del momento anunciado desde siempre. Y las manos de Jesús, con una vida como nunca antes habían tenido, apartando el sudario. Manos con llagas, pero... ¡Qué hermosas y resplandecientes, y cuánto amor rebosando en las heridas! Manos vivas, que volverían a bendecir, cortar y repartir el pan y que, tal vez, harían una seña de “hasta pronto” a los apóstoles en la ascensión de Jesús al cielo.

Frente al Santísimo Sacramento uno podría preguntarse: ¿Y dónde están ahora las manos de Jesús, que lo tenemos escondido en un pedacito de pan? No diré nada nuevo: observo mis manos. Estas manos pueden ser orantes, dar misericordia, ser enérgicas, sensibles, amorosas. Pueden volver a abrir las escrituras respetuosamente y escribir sobre la arena. Sí, parecen mis manos, pero Jesús quiere usarlas y son, en realidad, suyas. Observa tus manos. También pueden ser orantes, enérgicas, sensibles, amorosas y, si tú lo permitieras, podrían regalar al mundo bendiciones y misericordia. Sí, también son tuyas, pero Jesús las quiere suyas. ¡Cuántas manos podría tener Jesús hoy si se las entregáramos!

Las manos de Jesús, las tuyas -tú que lees- y las mías -yo que escribo-, nuestras manos. Las manos de Jesús.
Tomado del Web católico de Javier

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Cuántas personas, quizás incluidos nosotros mismos, viven preocupados por el pasado, o angustiados por el futuro. Y ambos tiempos no están en poder de los hombres, y por ello tenemos que hacer el propósito de vivir bien el momento presente, dejando el pasado en las manos misericordiosas de Dios, y el futuro en su adorable y amorosa Providencia.
¡Cuántas personas que quieren averiguar el futuro, recurriendo a magos y adivinos! Y eso está mal, porque es insultar a Dios, decirle que no creemos en que Él es bueno y que dispone todas las cosas en nuestra vida para nuestro bien.
Lo que pasa es que tenemos poca fe en el Señor, poca confianza en Él, y así estamos buscando siempre conocimientos fuera de los que nos da la Sabiduría de Dios.
Pensemos un poco en que esta actitud nuestra desagrada profundamente a Dios, que se pone triste por nuestra desconfianza en Él. Porque a Dios le duele más la desconfianza de un alma, especialmente de un alma elegida, que el mismo pecado.
Hagamos el propósito, a partir de hoy, de ahora mismo, de no consultar nunca más ni horóscopos, ni adivinos ni nada, y dejar todo en manos de Dios, sabiendo que Él nos cuida con amor y todo lo dispone en nuestra vida para nuestro bien temporal, y sobre todo, nuestro bien eterno.

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Cinco minutos con Jesús
Noviembre 6
Algunos santos se estimulaban a sí mismos en la práctica de la virtud, haciéndose esta pregunta: “¿De qué me sirve esto para la eternidad?”
No debes descuidar lo temporal, porque el cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el prójimo; falta sobre todo a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su salvación.
Pero tampoco debes olvidar que lo temporal sin lo eterno no tiene sentido; es la fe, la vida de fe, la que orienta y da razón de ser a todas las cosas.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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