domingo, 17 de febrero de 2008

Pequeñas Semillitas 0310

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0310 ~ Domingo 17 de Febrero de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)






Hola !!!
Domingo... día propicio para la reflexión serena y también para elevar una oración al Padre.
Señor, dame la fuerza y sabiduría para aprender a ver y reconocer mis errores, para utilizar mi fuerza y mi poder personal, para ser cada día alguien que sabe crecer y elegir la acción constructiva en vez de la queja.
Perdona mis ofensas.
Amén



Evangelio de hoy



En aquel tiempo, Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con Él. Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí. Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».
Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y de la nube salía una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle». Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis miedo». Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos».
(Mateo 17, 1-9)

Comentario
Hoy, camino hacia la Semana Santa, la liturgia de la Palabra nos muestra la Transfiguración de Jesucristo. Aunque en nuestro calendario hay un día litúrgico festivo reservado para este acontecimiento (el 6 de agosto), ahora se nos invita a contemplar la misma escena en su íntima relación con los sucesos de la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor.
En efecto, se acercaba la Pasión para Jesús y seis días antes de subir al Tabor lo anunció con toda claridad: les había dicho que «Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día» (Mt 16,21).
Pero los discípulos no estaban preparados para ver sufrir a su Señor. Él, que siempre se había mostrado compasivo con los desvalidos, que había devuelto la blancura a la piel dañada por la lepra, que había iluminado los ojos de tantos ciegos, y que había hecho mover miembros lisiados, ahora no podía ser que su cuerpo se desfigurara a causa de los golpes y de las flagelaciones. Y, con todo, Él afirma sin rebajas: «Debía sufrir mucho». ¡Incomprensible! ¡Imposible!
A pesar de todas las incomprensiones, sin embargo, Jesús sabe para qué ha venido a este mundo. Sabe que ha de asumir toda la flaqueza y el dolor que abruma a la humanidad, para poderla divinizar y, así, rescatarla del círculo vicioso del pecado y de la muerte, de tal manera que ésta —la muerte— vencida, ya no tenga esclavizados a los hombres, creados a imagen y semejanza de Dios.
Por esto, la Transfiguración es un espléndido icono de nuestra redención, donde la carne del Señor es mostrada en el estallido de la resurrección. Así, si con el anuncio de la Pasión provocó angustia en los Apóstoles, con el fulgor de su divinidad los confirma en la esperanza y les anticipa el gozo pascual, aunque, ni Pedro, ni Santiago, ni Juan sepan exactamente qué significa esto de… resucitar de entre los muertos (cf. Mt 17,9), ¡Ya lo sabrán!
Rev. D. Jaume González i Padrós (Barcelona, España)




Santoral y Efemérides


En el Santoral Católico hoy se conmemora a los Santos Fundadores de la Orden Siervos de María.

Otros santos del día:Santos Teódulo y Julián, Mártires.

Un cordial saludo para los amigos que llevan sus nombres.

Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:

1600 - Muere Giordano Bruno, matemático, filósofo y astrónomo italiano.
1673 - Muere Jean-Baptiste Poquelin, "Moliére", dramaturgo francés.
1836 - Nace Gustavo Adolfo Bécquer, poeta romántico español.
1867 - El primer vapor atraviesa el Canal de Suez.
1913 - Thomas Alva Edison presenta en un teatro neoyorquino la primera prueba pública de cine sonoro.
1937 - Muere el barón francés Pierre de Cobertin, promotor de los Juegos Olímpicos de la era moderna.
1948 - Muere en Buenos Aires el notable cirujano argentino Enrique Finochietto.
1972 - Fabricado el Volkswagen "escabarabajo" número 15 millones
1995 - Se firma en Brasilia la "Declaración de Paz de Itamaraty", compromiso de paz entre Perú y Ecuador.




Pensamiento



"La familia es para los creyentes una experiencia de camino, una aventura rica en sorpresas, pero abierta sobre todo a la gran sorpresa de Dios, que viene siempre de modo nuevo a nuestra vida".
Juan Pablo II





Cuaresma: un retiro de 40 días
¿Cómo vivir la penitencia?



1) Para saber

Estos días de Cuaresma, el Papa nos ha sugerido que sean como entrar a un gran retiro espiritual de cuarenta días, “animados por un espíritu más intenso de oración y de reflexión, de penitencia y de ayuno”. Es un tiempo que nos prepara para las celebraciones de la Pascua, corazón del año litúrgico y de toda nuestra existencia, que nos ha de llevar a tomarnos más en serio nuestro espíritu cristiano y vivir la caridad con todos.
Ese espíritu cristiano ha ido impregnado las culturas cristianas, más de lo que pensamos, aunque ciertamente todavía hace falta mucho por hacer.
Una persona contaba una interesante experiencia. Es católica y se fue hace años a vivir a un país en donde los cristianos son una reducida minoría, a Kazajstán, que está en el centro de Asia.
Contaba que en ese país los cristianos son muy pocos, pues se viven diversas creencias, incluso hay muchos ateos. Y como esta persona no es de ese país, muchas veces se le dificulta moverse por las calles donde hay letreros en una lengua que no domina y costumbres extrañas. Muchas veces ha requerido de ayuda. Y ha sido una constante que cuando está confuso en medio de la calle, y se le acerca alguien para preguntarle si se le ofrece algo, ha sucedido siempre que esa persona es cristiana. Nunca ha sido alguien que no sea cristiano. En ese país donde son muy pocos cristianos, éstos se identifican por ese espíritu de servicio y amor al prójimo.
A veces nos podemos acostumbrar a que la gente tenga cierto espíritu servicial, y no sabemos que se lo debemos a la caridad del Señor que ha impregnado la sociedad.

2) Para pensar

El Papa nos previene para que los compromisos y las preocupaciones de la vida no nos hagan caer en la rutina, y nos olvidamos de la extraordinaria aventura en la que nos ha involucrado Jesús, que nos olvidemos de las exigencias que comporta el seguir a Jesús. Si aprovechamos este tiempo para volver a Jesús, eso repercute directamente en el amor a los demás.
Cierta vez se llevó a cabo un concurso para encontrar al niño más cariñoso. El ganador fue un niño de 4 años, vecino de un anciano cuya esposa había fallecido recientemente. El niño, al ver al anciano llorar en el patio de su casa, se acercó y se sentó en su regazo. Cuando su mamá le preguntó que le había dicho al vecino, el niño le contestó… -Nada, solo lo ayudé a llorar…
Como el niño de la anécdota, vivir la caridad no implica hacer grandes y extraordinarias tareas, sino vivir el amor con delicadeza: ayudar al necesitado, cuidar un enfermo, acompañar o estar con quien está solo, etc.

3) Para vivir

El santo Padre nos recuerda que la conversión es ante todo una gracia, un don que abre el corazón al amor de Dios. El Señor nos da su gracia para desear convertirnos y nos acompaña en nuestros esfuerzos. Convertirse quiere decir, entonces, dejarse conquistar por Jesús y «volver» con Él al Padre.
Para vivir el espíritu cristiano es indispensable estar unidos a Dios, dejarlo inhabitar en nuestra alma. Por ello el Papa nos invita en esta Cuaresma a acudir al sacramento de la Reconciliación. Así, mantendremos despierta la conciencia de nuestro ser cristianos y viviremos el amor de Dios.
El Papa terminó una intervención, manifestando su deseo: “¡Buena Cuaresma a todos!”

Pbro. José Martínez Colín




Poesía




Guárdame en ti



No le temo a la gran vida
tampoco a la dulce muerte;
no le temo a esta salida,
más le temo a no tenerte.

No le temo al mar abierto,
tampoco temo a una herida
ni temo al fuerte huracán,
más le temo a tu partida.

No debo temerle a nada
porque nada vive en mí;
te suplico, amado mío,

si algún día tengo frío
y un abrigo me hace falta,
abrázame y guárdame en ti.


Desconozco autor




Biografías : Miguel Ángel




Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni (Caprese, 6 de marzo de 1475 – †Roma; 18 de febrero de 1564), también conocido en castellano como Miguel Ángel, fue un escultor, arquitecto y pintor italiano, considerado uno de los más grandes artistas de la historia.

Nació en Caprese, cerca de Arezzo, hijo de Ludovico di Leonardo Buonarroti Simone, podestà en el Castillo de Chiusi y de Caprese, y de Francesca di Neri del Miniato del Sera. La familia era florentina, pero el padre se encontraba en Caprese al desempeñar el cargo político de podestà.

El padre le hizo estudiar gramática en Florencia con el maestro Francesco da Urbino. Desde muy temprano mostró sus dotes no solo artísticas para la escultura, en la que empezó a despuntar; a pesar de la oposición familiar, para quien un hijo artista suponía una deshonra, entró el 28 de junio de 1488 en el taller de Ghirlandaio, donde permaneció como aprendiz durante ocho años, pasados los cuales, bajo la tutela de Bertoldo di Giovanni, comenzó a frecuentar el Jardín de los Médicis de San Francisco, donde estudió las esculturas antiguas allí reunidas.

Sus primeras obras artísticas suscitaron la admiración de Lorenzo el Magnífico que lo acogió en su Palacio de la Vía Larga entre 1489 y 1492, donde Miguel Ángel se encontró con Poliziano y otros realistas del círculo mediceo, poniéndose en contacto con las teorías absolutistas de Platón, que acabarán por convertirse en uno de los pilares fundamentales de su vida, que se plasmará tanto en sus obras artísticas como en su producción como poeta.

Se cuenta una anécdota en Florencia sobre su estancia en el Jardín de los Médicis y la admiración que sentía por él Lorenzo el Magnífico, que dice así: un día de estos en los que el joven escultor trabajaba con ahínco en su escultura llegó de pronto Lorenzo, con gesto más que arrogante, y ante el trabajo que el Buonarroti realizaba, un busto de un Baco viejo, le dijo casi con desdén que le vendría mejor a ese rostro la carencia de algún que otro diente, que con ello lograría la expresividad del rictus y ratificaría su presunta vejez. Miguel Ángel se sintió tan contrariado ante lo dicho por el Magnífico, que no vio la hora de que se marchase el príncipe, para saltarle un diente a la estatua.

Entre 1490 y 1502 realiza sus primeros dibujos, estudios sobre los frescos góticos de Masaccio y Giotto y los primeros relieves, La Virgen pontificada («La Virgen de la escalera») y la Batalla de los Centauros, conservados en la casa Buonarroti de Florencia, y en los que existe ya una clara definición de su estilo. En ellos se muestra como el claro heredero del arte florentino de los siglos XIV y XV, al tiempo que establece una vinculación más directa con el arte clásico.

Tras la muerte de Lorenzo el Magnífico, en 1492, Miguel Ángel huye de Florencia y pasa por Venecia, instalándose después en Bolonia. Allí esculpe diversas obras tomando su influencia de la labor de Jacopo della Quercia; en el invierno de 1495 regresa a Florencia, entonces dominada por Savonarola. Al contrario que Leonardo da Vinci, que ve en el fraile a un fanático, Miguel Ángel resulta profundamente afectado por la predicación y del rigor moral del fraile, preguntándose si la iglesia debe ser reformada y suscitando sus primeras dudas sobre el valor ético que ha de darse al arte.

En 1496 decide marcharse a Roma, ciudad que le vio triunfar, iniciando una década de intensísima actividad generadora de arte, al término de la cual, sin haber alcanzado apenas los treinta años, se consagra como un artista puntero.

Antes de 1501 ya había esculpido La Piedad del Vaticano y el Baco de Bargello. En mayo de 1501 vuelve a Florencia. Realiza el Tondo Pitti. En 1504 recibe el encargo de pintar un fresco en el Palacio de la Señoría: La batalla de Cascina; no se llegó a ejecutar, pero sí el cartón, hoy perdido. Realiza entonces el David, obra cumbre de la escultura y de una gran complejidad por lo estrecho que es el mármol, colocado delante del palacio del Ayuntamiento de Florencia (actualmente en la Galería de la Academia), convirtiéndose en la expresión de los supremos ideales cívicos del Renacimiento. La piedad es su única obra firmada.

Miguel Ángel permanece impresionado por las nuevas ideas pictóricas de la envoltura atmosférica y de la indeterminación espacial y psicológica presentes en los cartones o en los estudios de Leonardo para el grupo de Santa Ana con la Virgen, el Niño y san Juan. El cartón, disperso, dado que el conservado en la National Gallery de Londres no se corresponde con las descripciones iconográficas de Vasari y Pietro da Novellara, fue expuesto, en 1500, en la iglesia de la Santissima Annunziata. Y es casi seguro que Miguel Ángel lo estudió, y de ello son prueba los tres tondi que realizó. Entre 1500 y 1501 realiza el temple sobre tabla con Sepultura de Cristo conservado en la National Gallery de Londres.

Entre agosto y septiembre de 1504 le encomiendan el fresco con la Battaglia di Cascina.

En marzo de 1505, Julio II le llama a Roma y le encarga la realización de su monumento fúnebre, proyectando un complejo de arquitectura y escultura monumental, donde se celebrase el triunfo de la Iglesia más que el prestigio del Pontífice. Miguel Ángel, entusiasmado con esta obra, permanece en Carrara durante ocho meses para ocuparse personalmente de la elección y de la extracción de los mármoles necesarios, pero al volver a Roma el Pontífice, absorbido por los planos de Bramante para la reconstrucción de San Pedro, había archivado los planos del mausoleo.

El 17 de abril de 1506 Miguel Ángel, enfadado, abandona Roma y se dirige a Florencia, pero a finales de noviembre, tras los numerosos llamamientos del Pontífice que le amenazó con excomulgarle, se reúne con él en Bolonia. El papa le asignó un trabajo en Bolonia: una colosal estatua de bronce del papa Julio, que entrega en febrero de 1508, en la iglesia de San Petronio. Esta escultura fue destruida en diciembre de 1511 por rebeldes boloñeses.

Entre marzo y abril de 1508, el artista recibe de Julio II el encargo de decorar la bóveda de la Capilla Sixtina, en mayo acepta y los frescos los concluye cuatro años más tarde, tras un solitario y tenaz trabajo. Idea una grandiosa estructura arquitectónica pintada, elaborando esculturas de potentes musculaturas en dos dimensiones, inspirada en la forma real de la bóveda. Al tema bíblico general de la bóveda, Miguel Ángel interpone una interpretación neoplatónica del Génesis, dando forma a la interpretación de las imágenes que se van a convertir en el símbolo mismo del arte del Renacimiento. La obra se presentó públicamente el 31 de octubre de 1512.

Sin embargo, Miguel Ángel padecería trastornos ocurridos por este largo tiempo en el que permaneció acostado. Al lo largo de su vida, vivió con problemas en la espalda y la postura, también generados por una caída desde el andamio que el artista sufrió.

Después de la muerte de Julio II en mayo de 1513, el artista acomete un segundo intento de llevar a cabo la obra del mausoleo del Pontífice. Durante tres años (1513-16), Miguel Ángel trabajó sin interferencias en la tumba, concluyendo entonces la gran estatua sedente de Moisés con las Tablas de la Ley, así como el Esclavo agonizante y el Esclavo rebelde, ambos en el Museo del Louvre, París, que reflejan, con atormentada energía, la terribilità michelangiolesca. Pero este segundo intento tampoco prosperó.

En 1516, por encargo de León X, inicia la fachada de San Lorenzo, trabajo que tendrá que abandonar con gran amargura en 1520. Del proyecto original se conservan numerosos dibujos y una maqueta de madera. A partir de 1520 y hasta 1530, Miguel Ángel se dedica en Florencia a la construcción de la Sacristía Nueva de San Lorenzo y de la Biblioteca Laurenciana, en especial la escalera. Después del saqueo de Roma en 1527 y la expulsión de los Médicis en Florencia, y como hecho meramente anecdótico, Miguel Ángel formó parte del gobierno de esta República, siendo nombrado "gobernador y procurador general de la fabricación y fortificación de las murallas", participando en la defensa de la ciudad asediada por las tropas papales. Con la caída de la República en 1530, el perdón de Clemente VII le salvó de la venganza de los partidarios de los Médicis. A partir de ese año retoma los trabajos de la Sacristía Nueva y del sepulcro de Julio II.

En 1534, a disgusto con la nueva situación política de Florencia, abandona la ciudad estableciéndose definitivamente en Roma, donde acepta el encargo de Clemente VII, para el altar de la Capilla Sixtina, donde realiza el Juicio Final, entre 1536 y el otoño de 1541.

Hacia 1539 entabló una apasionada amistad con Vittoria Colonna, a quien estimó enormemente, y quien tuvo sobre él una gran influencia. Miguel Ángel le dedicó varios de sus sonetos y la retrató en numerosos dibujos.

En 1540 Vittoria le pidió un pequeño cuadro de la Crucifixión que le ayudara en sus oraciones privadas. Tras presentarle varios bocetos, que se conservan en el British Museum y en Louvre, el artista gustoso le pintó un pequeño Calvario quedando Vittoria muy complacida por la espiritualidad de las figuras. En ese momento sólo eran Cristo, la Virgen y la Magdalena.

En 1547 falleció Vittoria y tal era el afecto que Miguel Ángel le profesaba que recuperó el cuadro y la incluyó como María Magdalena abrazando la cruz de Cristo y portando sobre los hombros un pañuelo símbolo de su viudez. A pesar de que se perdió el cuadro original, tenemos muchos dibujos y copias hechas por discípulos de Miguel Ángel. Una de esas copias, que algunos históricos atribuyen a Miguel Ángel, se encuentra en España en la Concatedral de Santa María de la Redonda de Logroño.

Terminado el Juicio Final, el papa Pablo III le encarga la pintura de dos grandes frescos en la nueva Capilla Paulina del Vaticano, pero antes tenía que acabar la tumba de Julio II, lo que motivó un nuevo contrato en 1542, quedando saldado el encargo entre 1544 y 1545 con las dos nuevas figuras: Lía y Raquel. De 1542 a 1550 trabajó en los frescos de la Capilla Paulina: La conversión de San Pablo y El Martirio de San Pedro.

En 1546, a la muerte de Antonio de Sangallo, le sucede en el cargo de arquitecto jefe de San Pedro y se dedicó, de ahí hasta su muerte 18 años más tarde, a la arquitectura y al dibujo. Entre sus trabajos de arquitectura, cabe citar que dirigió las obras de la Biblioteca Laurenciana, que todavía continuaba, la remodelación de la plaza del Capitolio; la capilla Sforza de Santa María la Mayor; la finalización del palacio Farnesio; y, sobre todo, la finalización de la Basílica de San Pedro del Vaticano. De esta época son las últimas esculturas como la Piedad Palestrina o la Piedad Rondanini, así como numerosos dibujos, y poesías de inspiración religiosa.

El 18 de febrero de 1564, falleció Miguel Ángel, a la edad de ochenta y ocho años. Fue enterrado en la iglesia de los Santos Apóstoles de Roma. Más tarde, su cuerpo fue robado y llevado a Florencia, donde está enterrado actualmente en la iglesia de Santa Croce. Fue Giorgio Vasari el encargado de diseñar el monumento que está sobre su tumba y comprende tres figuras llorosas que representan la pintura, la escultura y la arquitectura.




Reflexión diaria en Cuaresma




Día 12º. Domingo segundo (17 de Febrero)

Tendremos una eternidad para descansar. "Cualquier persona -ha dicho Joaquín Navarro Valls, portavoz oficial de la Santa Sede hablando de Juan Pablo II- con mucha menos responsabilidad que la que él soporta, tiene su sistema de descanso, su fin de semana intocable, su deporte, cosas todas ellas que probablemente son necesarias. En el caso del Papa, nada de eso existe. Su único descanso es la posibilidad de caminar por una terraza que hay encima de su apartamento. En diez años de pontificado, en total serán cuatro las veces que ha podido salir un día a la montaña. Cuando alguna vez le han dicho: "Santo Padre, está cansado ... ", la respuesta que ha dado en tono humorístico ha sido: "Tendremos una eternidad para descansar".

Como ha dicho, también con humor, André Frossard, "hasta ahora, el único medio que se ha descubierto para obligarle a dejar el trabajo es la anestesia total".

Y decía en Uruguay: Jesucristo, nuestro Señor, es también nuestro guía y modelo.

"Todo lo hizo bien" decían de Él las gentes. Cada uno de nosotros -asumida por la fe nuestra condición de hijos de Dios en Cristo- hemos de esforzarnos por seguir sus huellas en el trabajo de cada día. Como leemos en el Antiguo Testamento, no se le deben hacer a Dios ofrendas defectuosas. Los cristianos serán verdaderamente "sal de la tierra" y "luz del mundo", si saben dar a su trabajo la calidad humana de una obra bien hecha, con amor de Dios y con espíritu de servicio al prójimo".

Señor, quiero trabajar en serio. Y cuando esté cansado, también. A partir de ahora, cuando empiece a trabajar te lo ofreceré, te lo regalaré. Por eso intentaré que no sea defectuoso, sino algo bien hecho. Y ya, sólo porque es mi regalo para Ti, mi trabajo es importante. Este es mi propósito: en cuaresma trabajar bien por Ti. Y cansarme trabajando.

Continúa hablándole a Dios con tus palabras

Texto del P. José Pedro Manglano Castellary
Tomado del "Web Católico de Javier"
http://webcatolicodejavier.org





Pedido de oración


Pedimos oración por Luz Matilde Giraldo Orozco, lectora de Colombia, que se encuentra afectada de Lupus y Linfedema, rogando que la Virgen de Lourdes la cubra con su manto de amor y le permita aliviar sus dolencias.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.






Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro



La Iglesia pone en los labios de la Virgen estas palabras: "Yo soy la Madre del buen Consejo". Sin embargo, tal vez ella pueda reprendernos diciéndonos: "Soy la Madre del buen Consejo, pero no me piden mi parecer".
Acertaríamos mucho más en nuestras determinaciones, serían mucho más prudentes nuestras decisiones, si antes de tomarlas consultáramos con nuestra Madre del cielo.
Cuando una madre aconseja a su hijo, siempre está acertada; pero cuando esa madre es la misma Madre de Dios, estamos absolutamente seguros de estar en la verdad.

María, confiamos en tu consejo para que él nos guíe a Jesús, en todo tiempo y circunstancia de nuestra vida.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-


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