martes, 20 de febrero de 2024

Pequeñas Semillitas 5557

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5557 ~ Martes 20 de Febrero de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
El Papa Francisco contó una anécdota que sucedió en Argentina cuando él se desempeñaba como arzobispo de Buenos Aires: una niña de 7 años estaba enferma y los médicos le daban sólo unas horas de vida. El padre, hombre de fe, “se volvió loco de dolor” y en esa locura tomó un autobús para el santuario mariano de Luján situado a 70 kilómetros. Cuando llegó al santuario a las 9 p.m. todo estaba cerrado. Comenzó a rezar a la Virgen poniendo las manos sobre la reja de hierro. Rezaba y rezaba, lloraba y rezaba… se quedó ahí toda la noche. Este hombre luchaba: luchaba por la curación de su niña. A las 6 a.m., retomó el autobús y llegó al Hospital a las 9 a.m. encontrando a su mujer en llanto. Pensó en lo peor: “¿Qué es lo que ha pasado?”. “Los doctores me dijeron que cesó la fiebre, que respira bien ¡y no tiene nada!”
“Esto todavía sucede, ¿no? ¡Los milagros existen!” continúa diciendo el Papa. “Pero para obtener milagros hay que rezar con el corazón: una oración valiente, que lucha para llegar a ese milagro”.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Is 55, 10-11
 
Salmo: Sal 33, 4-5. 6-7. 16-17. 18-19
 
Santo Evangelio: Mt 6,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
 
Comentario:
Hoy, Jesús —que es el Hijo de Dios— me enseña a comportarme como un hijo de Dios. Un primer aspecto es el de la confianza cuando hablo con Él. Pero el Señor nos advierte: «No charléis mucho» (Mt 6,7). Y es que los hijos, cuando hablan con sus padres, no lo hacen con razonamientos complicados, ni diciendo muchas palabras, sino que con sencillez piden todo aquello que necesitan. Siempre tengo la confianza de ser escuchado porque Dios —que es Padre— me ama y me escucha. De hecho, orar no es informar a Dios, sino pedirle todo lo que necesito, ya que «vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo» (Mt 6,8). No seré buen cristiano si no hago oración, como no puede ser buen hijo quien no habla habitualmente con sus padres.
El Padrenuestro es la oración que Jesús mismo nos ha enseñado, y es un resumen de la vida cristiana. Cada vez que rezo al Padre nuestro me dejo llevar de su mano y le pido aquello que necesito cada día para llegar a ser mejor hijo de Dios. Necesito no solamente el pan material, sino —sobre todo— el Pan del Cielo. «Pidamos que nunca nos falte el Pan de la Eucaristía». También aprender a perdonar y ser perdonados: «Para poder recibir el perdón que Dios nos ofrece, dirijámonos al Padre que nos ama», dicen las fórmulas introductorias al Padrenuestro de la Misa.
Durante la Cuaresma, la Iglesia me pide profundizar en la oración. «La oración, el coloquio con Dios, es el bien más alto, porque constituye (...) una unión con Él» (San Juan Crisóstomo). Señor, necesito aprender a rezar y a sacar consecuencias concretas para mi vida. Sobre todo, para vivir la virtud de la caridad: la oración me da fuerzas para vivirla cada día mejor. Por esto, pido diariamente que me ayude a disculpar tanto las pequeñas molestias de los otros, como perdonar las palabras y actitudes ofensivas y, sobre todo, a no tener rencores, y así podré decirle sinceramente que perdono de todo corazón a mis deudores. Lo podré conseguir porque me ayudará en todo momento la Madre de Dios.
* Rev. D. Joaquim FAINÉ i Miralpech (Tarragona, España) - Textos de Evangeli.net
 
Santoral Católico:
Santos Francisco y Jacinta Marto
Son dos de los tres niños videntes de Fátima. A partir del 13 de mayo de 1917, la Virgen se estuvo apareciendo a los niños Francisco, su hermana Jacinta y su prima Lucía, en Cova de Iría, lugar de Fátima, en Portugal. Los dos primeros fueron beatificados por san Juan Pablo II el 13 de mayo del 2000 en Fátima, y canonizados por el papa Francisco el 13 de mayo de 2017. Su fiesta se celebra hoy, día en que murió Jacinta. Francisco y Jacinta nacieron en Ajustrel, caserío de Fátima, él el 11 de junio de 1908, y ella el 11 de marzo de 1910, de una familia humilde y cristiana. Tenían caracteres diferentes: él más tranquilo y condescendiente, ella más vivaz y caprichosa. Los dos, al igual que su prima Lucía, eran niños normales y sanos, piadosos y cercanos a la parroquia, y se dedicaban al pastoreo. A diario cuidaban de sus ovejas, jugaban y rezaban. Ya habían tenido apariciones de un ángel cuando un día se les apareció la Señora vestida de blanco sobre un carrasco; las apariciones se repitieron. Nadie daba fe a lo que decían los niños, que tuvieron que pasar un tiempo en la incomprensión y una cierta persecución. Siguió la calma, y los niños profundizaron en su vida espiritual, más entregados a la oración y la penitencia. En 1918 los dos hermanitos fueron víctimas de la «gripe española». Francisco murió el 4 de abril de 1919 en su aldea, y Jacinta el 20 de febrero de 1920 en Lisboa.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Web Católico de Javier)
 
Pensamiento del día
 
Cada acto de nuestra vida cotidiana
tiene implicancias, a veces significativas.
Procuremos entonces enseñar con el ejemplo»
(DR. RENÉ FAVALORO)
 
Historias:
El castillo inglés
En un castillo inglés existía una regla por la que los visitantes no tenían que pagar entrada para poder recorrerlo, y eso atraía a la mayoría de los turistas que llegaban al lugar.
 
Una vez dentro del castillo solo había una condición para no pagar la visita: esta se tenía que hacer con una cuchara en la boca, llena de arena, y si no se caía ni un gramo durante el recorrido, este finalmente sería gratuito.
 
Todos los visitantes, entusiasmados, aceptaban el reto y recorrían el castillo, ilusionados con poder llegar al final sin perder ni un gramo del contenido de la cuchara.
 
Como resultado, la mayoría de los visitantes no pagaba la entrada material, pero pagaban un precio mucho mayor: no haber podido apreciar nada del interior del castillo. Ninguno de los visitantes que llegó con la cuchara llena de arena había visto el interior de la fortaleza, sus valiosos cuadros, su arquitectura, etc. porque únicamente habían estado mirando su chuchara para no derramar la arena.
 
Esta historia nos invita a cuestionar nuestra forma de observar la realidad y de actuar en consecuencia.
 
¿Qué cucharas de arena tenemos en nuestra boca que nos impiden disfrutar de lo que nos rodea? ¿Qué estamos sacrificando por ahorrar dinero, tiempo, esfuerzo? ¿Qué estamos dejando de ver, escuchar o sentir por estar pendientes de lo que creemos que es importante? ¿Qué podrías hacer para soltar esas cucharas y abrirte a nuevas experiencias y aprendizajes? ¿Qué desafíos obtendrías al  hacerlo? ¿Qué desafíos tendrías que enfrentar?
 
Espero que este análisis te haya sido útil y te haya inspirado a pensar en tu realidad de una manera diferente.
.
(Texto e imagen del Instagram de Fernando Darío Torres)
 
”Pequeñas Semillitas” por email
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo electrónico. Las suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas dirigiéndote por e-mail a feluzul@gmail.com   
Recuerden, queridos lectores, que, desde el día mismo de nuestro Bautismo, todos somos discípulos y misioneros, y en tal condición tenemos que ayudar a llevar la Palabra y las divinas enseñanzas de Jesús a tantas personas como nos sea posible.
También pueden difundir “Pequeñas Semillitas” a través de las redes sociales en las que estamos presentes, como Facebook, Twitter, etc.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
-Si fuéramos automóviles, la Cuaresma sería el tiempo de cambiar el aceite y afinar el motor.
-Si fuéramos jardines, la Cuaresma sería tiempo de fertilizar nuestra tierra y arrancar las malas yerbas.
-Si fuéramos alfombras, la Cuaresma sería tiempo de darles una buena limpieza con el aspirador o una buena sacudida.
-Si fuéramos baterías (acumuladores), la Cuaresma sería tiempo de recargarlas.
Pero no somos ninguna de estas cuatro cosas:
-Somos personas que, quizá, muchas veces hemos hecho cosas malas y necesitamos arrepentirnos de ellas. De aquí la necesidad de hacer una buena confesión.
-Somos personas que muchas veces nos dejamos llevar por nuestro egoísmo y que, por lo tanto, necesitamos empezar a pensar en los demás. De aquí la necesidad de la limosna.
-Somos personas que muchas veces perdemos de vista el fin para el que fuimos creados por Dios.
Necesitamos, pues, recobrar la vista. De aquí la necesidad de la oración.  
(Web Católico de Javier)
🌸
Es sorprenderte el poder que cada uno ejerce en la vida que se descubre ante nosotros. La inclinación de nuestros pensamientos provoca aquello que se presenta, lo cual, a su vez, es lo que esperamos encontrar. Sólo nuestra imaginación limita lo que podemos experimentar o en lo que podemos convertirnos. Nuestros sueños brillan como faros en la oscuridad de nuestras mentes.
Así como nuestros pensamientos alimentan nuestras experiencias y nuestros resultados positivos, pueden también provocar episodios negativos. Podemos estar seguros de que ese poder individual lo utilizamos para crear el sabor de cada día.
Nuestra actitud es un subproducto de nuestros pensamientos. En ella descubrimos fortaleza o debilidad, esperanza o ansiedad, determinación o frustración. Nosotros determinamos individualmente si nuestra actitud consistirá en amar o sentir envidia. 
Hagamos pues que nuestros pensamientos sean siempre positivos, claros y puros... y de esa manera estaremos creando días santos y felices para nuestras vidas.
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
20 de febrero
Jesús, el hombre de los dolores, querría que todos los cristianos le imitaran. Ahora bien, Jesús me ofreció este cáliz también a mí; y yo lo acepté; y he aquí por qué no me priva de él. Mi pobre sufrir no sirve para nada; pero Jesús se complace en él, porque lo amó tan intensamente aquí en la tierra. Por eso, en ciertos días especiales, en los que él sufrió más intensamente en esta tierra, me hace sentir el sufrimiento incluso con más fuerza.
¿No debería bastarme sólo esto para humillarme y para buscar vivir escondido a los ojos de los hombres, porque he sido hecho digno de sufrir con Jesús y como Jesús? ¡Ah!, padre mío, siento que mi ingratitud a la majestad de Dios es demasiado grande.
(1 de febrero de 1913, al P. Agostino da San Marco in Lamis, Ep. I, 334)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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