PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5555 ~ Domingo 18 de Febrero de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
El Miércoles de Ceniza, que acaba de pasar, es el inicio del tiempo
litúrgico de la Cuaresma. Durante este periodo, la Iglesia nos invita a
prepararnos para celebrar el misterio de
nuestra redención, que es la Pascua del Señor, es decir, su pasión, muerte y
resurrección. Todos los textos que propone la liturgia apuntan en esta
dirección.
La lección empieza ya en el mismo Miércoles de Ceniza. El ramo verde del
viejo olivo, quemado y reducido a un puñado de nada, nos recuerda nuestra
realidad esencial: Que por importantes que nos creamos, somos bastante poca
cosa, polvo y ceniza; que nuestros días son breves; que nuestra estructura es
frágil y nuestra gloria efímera. ¡Sugerente el humilde sacramental de la
ceniza! Y Dios es tan bueno que puede transformar, a golpes de amor, en gracia
hasta esa nada que queda cuando el pasa el incendio.
Necesitamos abrimos a Dios, a la verdad, al bien, a la belleza. Cuando el
hombre se cierra en sí mismo, en su autosuficiencia, acaba encontrándose, antes
o después, con el vacío y la nada.
La liturgia de este primer domingo de Cuaresma nos invita a caminar con
Jesús al desierto. En el desierto se vive de lo esencial. En la soledad maduran
las palabras, aprenden a hacerse verdaderas. En la soledad madura el hombre y
aprende a crecer para dentro, como dicen que crecen las plantas del desierto.
Que Jesús experimentó la tentación no es una broma; es un dato constatado
por los evangelios. Seguramente le acompañó a lo largo de toda su vida, hasta
la cruz.
Vivamos esta Cuaresma como una experiencia de desierto, es decir, de
silencio interior, de búsqueda de la voluntad de Dios. Y oremos para que
encontremos el camino que nos permita crecer en humanidad y realizar su plan
sobre nosotros.
(Mons. Ciriaco Benavente Mateos)
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Gn 9, 8-15
♡ Salmo: Sal 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9
♡ Segunda Lectura: 1 Pe 3, 18-22
♡ Santo Evangelio: Mc 1, 12-15
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en
el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los
animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue entregado,
marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha
cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva».
♡ Comentario:
Hoy, la Iglesia celebra la liturgia del Primer Domingo de Cuaresma. El
Evangelio presenta a Jesús preparándose para la vida pública. Va al desierto
donde pasa cuarenta días haciendo oración y penitencia. Allá es tentado por
Satanás.
Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es nuestro gran
enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto de nuestra
fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en el mundo.
¡No!
La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un ser espiritual y
concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es mentiroso y padre de
la mentira» (Jn 8,44). San Pedro lo compara con un león rugiente: «Vuestro
adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar.
Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8). Y San Pablo VI enseña: «Es el enemigo
número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos también que este ser oscuro
y perturbador existe de verdad y que con alevosa astucia actúa todavía».
¿Cómo? Mintiendo, engañando. Donde hay mentira o engaño, allí hay acción
diabólica. «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no existe»
(Baudelaire). Y, ¿cómo miente? Nos presenta acciones perversas como si fuesen
buenas; nos estimula a hacer obras malas; y, en tercer lugar, nos sugiere
razones para justificar los pecados. Después de engañarnos, nos llena de
inquietud y de tristeza. ¿No tienes experiencia de eso?
¿Nuestra actitud ante la tentación? Antes: vigilar, rezar y evitar las
ocasiones. Durante: resistencia directa o indirecta. Después: si has vencido,
dar gracias a Dios. Si no has vencido, pedir perdón y adquirir experiencia.
¿Cuál ha sido tu actitud hasta ahora?
La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Que Ella nos
dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día.
* Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España) - Textos de
Evangeli.net
Pensamiento del día «"Entonces lo dejó el
diablo, y los ángeles vinieron y le servían". Es el primer triunfo en la
primera batalla en el interior de Cristo y vence. Los ángeles, que también
habían vencido, se alegran con el triunfo del Hombre, y le consuelan. Pero la
suerte está echada; las batallas seguirán de un modo casi continuo hasta el
final especialmente en la Pasión.»
(P. ENRIQUE CASES)
Predicación del Evangelio: Con Jesús en el desierto Concentrémonos en la frase inicial del Evangelio: «El Espíritu empujó a
Jesús al desierto». Contiene un llamamiento importante en el inicio de la
Cuaresma. Jesús acababa de recibir, en el Jordán, la investidura mesiánica para
llevar la buena nueva a los pobres, sanar los corazones afligidos, predicar el
reino. Pero no se apresura a hacer ninguna de estas cosas. Al contrario,
obedeciendo a un impulso del Espíritu Santo, se retira al desierto donde
permanece cuarenta días, ayunando, orando, meditando, luchando. Todo esto en
profunda soledad y silencio.
Ha habido en la historia legiones de hombres y mujeres que han elegido imitar
a este Jesús que se retira al desierto. En Oriente, empezando por san Antonio
Abad, se retiraban a los desiertos de Egipto o de Palestina; en Occidente,
donde no había desierto de arena, se retiraban a lugares solitarios, montes y
valles remotos.
Pero la invitación a seguir a Jesús en el desierto se dirige a todos. Los monjes
y los ermitaños eligieron un espacio de desierto; nosotros debemos elegir al
menos un tiempo de desierto. Pasar un tiempo de desierto significa hacer un
poco de vacío y de silencio en torno a nosotros, reencontrar el camino de
nuestro corazón, sustraerse al alboroto y a los apremios exteriores para entrar
en contacto con las fuentes más profundas de nuestro ser.
Bien vivida, la Cuaresma es una especie de cura de desintoxicación del alma.
De hecho no existe sólo la contaminación de óxido de carbono; existe también la
contaminación acústica y luminosa. Todos estamos un poco ebrios de jaleo y de
exterioridad. El hombre envía sus sondas hasta la periferia del sistema solar,
pero ignora, la mayoría de las veces, lo que existe en su propio corazón.
Evadirse, distraerse, divertirse: son palabras que indican salir de sí mismo,
sustraerse a la realidad. Hay espectáculos «de evasión» (la TV los propina en avalancha),
literatura «de evasión». Son llamados, significativamente, ficción. Preferimos
vivir en la ficción que en la realidad. Hoy se habla mucho de «alienígenas»,
pero alienígenas, o alienados, lo estamos ya por nuestra cuenta en nuestro
propio planeta, sin necesidad de que vengan otros de fuera.
Los jóvenes son los más expuestos a esta embriaguez de estruendo. «Que se
aumente el trabajo de estos hombres –decía de los hebreos el faraón a sus
ministros– para que estén ocupados en él, de forma que no presten oído a las
palabras de Moisés y no piensen en sustraerse de la esclavitud» (Ex 5, 9). Los
«faraones» de hoy dicen, de modo tácito pero no menos perentorio: «Que se
aumente el alboroto sobre estos jóvenes, que les aturda, para que no piensen,
no decidan por su cuenta, sino que sigan la moda, compren lo que queremos
nosotros, consuman los productos que decimos nosotros».
¿Qué hacer? Al no podernos ir a desierto hay que hacer un poco de desierto
dentro de nosotros. San Francisco de Asís nos da, al respecto, una sugerencia
práctica. «Tenemos -decía- una ermita siempre con nosotros; allí donde vayamos
y cada vez que lo queramos podemos encerrarnos en ella como ermitaños. ¡El
eremitorio es nuestro cuerpo y el alma es la ermita que habita dentro!». En
este eremitorio «portátil» podemos entrar, sin saltar a la vista de nadie,
hasta mientras viajamos
en un autobús concurridísimo. Todo consiste en saber «volver a entrar en
uno mismo» cada tanto.
¡Que el Espíritu que «empujó a Jesús al desierto» nos lleve también a nosotros,
nos asista en la lucha contra el mal y nos prepare a celebrar la Pascua
renovados en el espíritu!
.
(Texto del Card. Raniero Cantalamessa
- Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
Nuevo vídeo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internetreferido al Evangelio de
este Domingo.Para verlo tienes que ir
al final de esta página: .Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la
cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde Córdoba, Argentina, la
comunidad franciscana agradece a Dios y tantas personas que rezaron por la
recuperación de Fray David Catalán, que luego de una compleja cirugía de
corazón ya ha sido dado de alta del sanatorio y se recupera muy bien. ¡Damos
gracias al Señor!
💕 Desde Montevideo, Uruguay, nuestra lectora y amiga Karen S.
agradece con todo su corazón a Dios por todo el bien que le ha hecho en sus 63
años de vida recién cumplidos. Ella eleva esta oración al cielo: "Señor,
quiero vivir en tu Voluntad el tiempo que me reste, ayúdame, fortaléceme,
protégeme y guíame a través del Espíritu Santo y mi Ángel de la Guarda".
💕 Desde Córdoba, Argentina, damos gracias por el don de la vida del niño Manuel, que hoy 8 cumple años, y es un amiguito de esta página que diariamente leen junto a su mamá y hermanitas. Son una familia muy católica y han tenido que pasar el dolor del fallecimiento del papá hace poco tiempo. Lo saludamos con todo nuestro cariño y rezamos por el bien de él y su familia.
💕 Desde Córdoba, Argentina, Felipe, autor de esta página, agradece a Dios por enviarle esta enfermedad que disminuye la visión en su ojo derecho, porque de esa manera le permite compartir, en mínima medida, los sufrimientos de Jesús y vivir una penitencia cuaresmal en remisión por su pecados y ofrecerla por las benditas almas del purgatorio.
Bendito seas, Dios mío, porque a
pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca
dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos
a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra
salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” El Señor quiso pasar por la prueba más común que sufre cualquier hombre:
la de la tentación. Así nos demostraba su completa solidaridad con nosotros.
Una de esas tentaciones fue la de la inactividad, la de la pereza, la de
recurrir a los milagros en vez de poner todo de nuestra parte para que se
resuelvan los problemas. Los milagros existen y hay que pedirlos, pero no a
costa de que sirvan para cultivar nuestra indolencia.
Para colmo, hay muchos que tienen la osadía de hacerle a Dios responsable
de las cosas que van mal en el mundo mientras ellos no hacen nada para
solucionarlas. La Madre Teresa decía: “Lo que tú puedes hacer es muy poco,
apenas una gota de agua en un mar, pero de ese poco tú eres responsable”. Por
lo tanto, es injusto y ofensivo criticar a Dios o a los demás por las cosas que
van mal mientras no se está haciendo todo lo posible para solucionar los
problemas. Esta tentación se vence aceptando el compromiso, el esfuerzo que
representa ayudar a los demás. A la vez hay que rezar, sabiendo que nuestras
fuerzas no son suficientes para solucionar los problemas. Los milagros de Dios
deben encontrarnos trabajando.
Suele suceder, además, que las personas que hacen el bien incluso de forma
heroica no tienen crisis de fe. La Madre Teresa es un ejemplo, y como ella
tantos misioneros, religiosos y religiosas. Simplemente, se limitan a aceptar
el misterio de Dios y a no perder el tiempo con crisis que para lo único que
sirven es para quitarles fuerzas en su trabajo de ayudar a los pobres.
🌸Cristo quiso asumir, en todo, la condición humana, a fin de que
estuviéramos convencidos de que nada nuestro le es ajeno. Pero si Él no cometió
pecado, sí llegó hasta las puertas del pecado: las tentaciones. Era preciso que
nos quedara bien claro que su amor por nosotros había llegado hasta el extremo,
un extremo que culminará cuando llegue la hora de morir en la Cruz, en medio
por cierto de la más terrible de las tentaciones: la duda de fe en el amor de
Dios.
Nosotros, sin embargo, debemos intentar evitar las tentaciones, pues quien
las elude evita el pecado. No hay que jugar con fuego, pues el riesgo de
quemarse es grande y son mortales las heridas.
¿Cómo podemos, pues, imitar a Cristo, que se dejó tentar, si nosotros
debemos evitarlas? Podemos equiparar la tentación a otro concepto: el de la
complicación, el del compromiso. En realidad, Cristo lo que hizo fue
complicarse la vida por nosotros, correr riesgos por nosotros. Y en eso sí le
podemos imitar. Podemos y debemos –por agradecimiento hacia Él- complicarnos la
vida por hacer su voluntad, echar en nuestros hombros cargas ajenas para
aliviar al que sufre –como hizo Él con nosotros-, aceptar los riesgos del amor.
Dejémonos, pues, complicar la vida por Él, como Él se la complicó por nosotros,
siempre con la debida prudencia. Y no olvidemos el contenido de las tres
tentaciones que sufrió Cristo: la de no hacer nada y pedir que Dios lo haga
todo, la de creer que el hombre es feliz sólo con cosas materiales y la de
poner el dinero o el éxito o el placer por encima de Dios, convirtiéndonos en
sus adoradores. Por último, acudamos a la lucha bien protegidos, bien
pertrechados con las armas más eficaces: la oración y la penitencia.
(Ambos textos son del P. Santiago Martín, franciscano de María)
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 18 de febrero
Hijita mía, no temas nada en relación con tu
espíritu. Todo es obra del Señor; y, por tanto, ¿de qué puedes tener miedo?
Como consecuencia, déjale actuar, incluso cuando no sientas que debes dejarle
actuar; es decir, acepta con resignación la voluntad de Dios, también cuando él
no te permita una dulce resignación. Hijita mía, tú sufres y tienes motivos
para quejarte. Laméntate, pues, y a gritos; pero no temas. La víctima de amor que
busca la voluntad de Dios debe gritar que no puede más y que le es imposible
resistir los caprichos del amado, que la quiere y la deja, y la deja mientras
la quiere.
Pide al Señor que me conceda lo que desde hace
tiempo le estoy pidiendo con insistencia; pídele que me haga comprender con luz
íntima y con claridad lo que la
autoridad me dice; y, en premio, tú obtendrás la
misma gracia. De tus sufrimientos deduce los míos, que son muy superiores a los
tuyos; y aprende a ayudarme. Tú dices que me basta con que me lo aseguren; y a
ti, ¿por qué no te es suficiente?
(26 de abril de 1919, a Margherita Tresca,
Ep. III, 219)
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