martes, 28 de marzo de 2023

Pequeñas Semillitas 5266

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5266 ~ Martes 28 de Marzo de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Mientras dentro de mi cabeza haya una idea positiva que se alimente de creatividad y de impulso, y que se esfuerce por ver la luz de la realización, no tendré de qué preocuparme… seguiré adelante.
Mientras en mis manos se encuentre un instrumento de trabajo que me ayude a ganarme el pan y a vencer al infortunio, no tendré ningún motivo de queja… seguiré adelante.
Mientras en mi corazón exista un ideal de grandeza que bombee mi sangre, y le dé sentido a todo lo que hago, no tendré contratiempo alguno… seguiré adelante.
Mientras en mi ser haya aún un músculo que mover, una palpitación ardorosa, movimiento en las venas… seguiré adelante, porque no hay ningún obstáculo que me detenga… Dios guía mis pasos.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Núm 21,4-9
 
Salmo: Sal 101,2-3.16-18.19-21
 
Santo Evangelio: Jn 8,21-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo me voy y vosotros me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy, vosotros no podéis ir». Los judíos se decían: «¿Es que se va a suicidar, pues dice: ‘Adonde yo voy, vosotros no podéis ir’?». Él les decía: «Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Ya os he dicho que moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que Yo Soy, moriréis en vuestros pecados».
Entonces le decían: «¿Quién eres tú?». Jesús les respondió: «Desde el principio, lo que os estoy diciendo. Mucho podría hablar de vosotros y juzgar, pero el que me ha enviado es veraz, y lo que le he oído a Él es lo que hablo al mundo». No comprendieron que les hablaba del Padre. Les dijo, pues, Jesús: «Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre, entonces sabréis que Yo Soy, y que no hago nada por mi propia cuenta; sino que, lo que el Padre me ha enseñado, eso es lo que hablo. Y el que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él». Al hablar así, muchos creyeron en Él.
 
Comentario:
Hoy, martes V de Cuaresma, a una semana de la contemplación de la Pasión del Señor, Él nos invita a mirarle anticipadamente redimiéndonos desde la Cruz: «Jesucristo es nuestro pontífice, su cuerpo precioso es nuestro sacrificio que Él ofreció en el ara de la Cruz para la salvación de todos los hombres» (San Juan Fisher).
«Cuando hayáis levantado al Hijo del hombre...» (Jn 8,28). En efecto, Cristo Crucificado —¡Cristo “levantado”!— es el gran y definitivo signo del amor del Padre a la Humanidad caída. Sus brazos abiertos, extendidos entre el cielo y la tierra, trazan el signo indeleble de su amistad con nosotros los hombres. Al verle así, alzado ante nuestra mirada pecadora, sabremos que Él es (cf. Jn 8,28), y entonces, como aquellos judíos que le escuchaban, también nosotros creeremos en Él.
Sólo la amistad de quien está familiarizado con la Cruz puede proporcionarnos la connaturalidad para adentrarnos en el Corazón del Redentor. Pretender un Evangelio sin Cruz, despojado del sentido cristiano de la mortificación, o contagiado del ambiente pagano y naturalista que nos impide entender el valor redentor del sufrimiento, nos colocaría en la terrible posibilidad de escuchar de los labios de Cristo: «Después de todo, ¿para qué seguir hablándoos?».
Que nuestra mirada a la Cruz, mirada sosegada y contemplativa, sea una pregunta al Crucificado, en que sin ruido de palabras le digamos: «¿Quién eres tú?» (Jn 8,25). Él nos contestará que es «el Camino, la Verdad y la Vida» (Jn 14,6), la Vid a la que sin estar unidos nosotros, pobres sarmientos, no podemos dar fruto, porque sólo Él tiene palabras de vida eterna. Y así, si no creemos que Él es, moriremos por nuestros pecados. Viviremos, sin embargo, y viviremos ya en esta tierra vida de cielo si aprendemos de Él la gozosa certidumbre de que el Padre está con nosotros, no nos deja solos. Así imitaremos al Hijo en hacer siempre lo que al Padre le agrada.
* Rev. D. Josep Mª MANRESA Lamarca (Valldoreix, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Beato Enrique Susso
Su apellido era Von Berg, pero como su padre era descuidado borrachín y en cambio la mamá era una santa, el joven tomó el apellido materno que era Susso.
Fue un prodigio de santidad en un ambiente muy corrompido. Nació en 1296 en Suabia, Alemania. A los 15 años fue admitido como religioso en el convento de los Padres Dominicos en Constanza. En la comunidad encontró como profesor un místico muy famoso que influyó en él de manera inmensa. Era el Padre Eckart, cuyos consejos seguían muchas personas con gran entusiasmo.
Los primeros años de religioso no fue muy fervoroso; sin embargo, su anhelo de santidad era tan grande e intenso que se propuso empezar una vida espiritual verdaderamente seria. El demonio intentó disuadirlo y desanimarlo con consideraciones de prudencia humana, haciéndole ver que esa conversión era demasiado rápida y que no sería capaz de perseverar en el bien. Frente a esto, el santo se dedicó a pedir a Dios la sabiduría celestial, siendo un admirador constante de este regalo celestial, y recomendando a sus discípulos implorar mucho a Dios por este magnífico don.
Los últimos años los pasó el Padre Enrique dedicado a dar dirección espiritual a las religiosas, especialmente a las dominicas, las cuales lo consideraban un verdadero hombre de Dios y un guía espiritual sumamente acertado. Murió en 1365, y dicen que su cuerpo permaneció muchos años incorrupto. Pero después el templo donde estaba enterrado pasó a poder de los protestantes y no se volvió a saber de sus restos. Tuvo muchas visiones y se le apareció la Santísima Virgen María a traerle mensajes celestiales.
Para más información hacer clic acá.
© ACI Prensa
 
Cuaresma día a día
Día 35º. Martes 28 de marzo de 2023
¿Puedo ayudarte en algo, Dios mío? En una obra del escritor brasileño Pedro Bloch encuentro un diálogo con un niño que me deja literalmente conmovido.
- ¿Rezas a Dios? - pregunta Bloch.
- Sí, cada noche - contesta el niño.
- ¿Y qué le pides?
- Nada. Le pregunto si puedo ayudarle en algo.
Y ahora soy yo quien me pregunto a mí mismo qué sentirá Dios al oír a este chiquillo que no va a Él, como la mayoría de los mayores, pidiéndole dinero, salud, amor o abrumándole de quejas, de protestas por lo mal que marcha el mundo, y que en cambio, lo que hace es simplemente ofrecerse a echarle una mano, si es que la necesita para algo.
Que muchos días le reces así a Dios.
Web Católico de Javier
 
Pensamiento del día
“Conozco personas pobres que distribuyen sonrisas.
Conozco personas que sufren que comunican alegría.
Conozco personas incomprendidas que saben comprender.
Conozco personas puras que conquistan con mirar.
Conozco personas bondadosas que a todos tienen algo que dar.
Conozco personas perseguidas que saben perdonar.
Conozco a esas personas cuyo secreto es AMAR”
 
Tema del día:
Ruptura conyugal
El primer pecado provocó, inmediatamente, dos consecuencias trágicas: la ruptura de la relación con Dios y la ruptura de la relación entre los esposos. Sobre la ruptura de la relación con Dios ya se ha hablado, así como sobre sus consecuencias. Quisiera fijarme ahora en la ruptura conyugal.
 
Cuando el Señor le pregunta a Adán por lo sucedido, éste no da la cara ni asume su responsabilidad, sino que se excusa en su mujer y le hace responsable a ella del pecado que él mismo ha cometido. Eva, a su vez, va a hacer lo mismo intentando descargar su parte de culpa en la serpiente. No sé qué sucedería después, pero me imagino que la confianza entre ambos esposos quedaría seriamente herida, lesionada. El Catecismo lo reconoce así también: “La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades del alma sobre el cuerpo se quiebra; la unión entre el hombre y la mujer es sometida a tensiones; sus relaciones estarán marcadas por el deseo y el dominio” (n° 400).
 
Una vez más nos encontramos, por lo tanto, ante el mismo hecho: Dios hizo las cosas bien y el mal no figuraba en sus planes. Si todo lo hizo bien, también estaba bien hecha la relación entre el hombre y la mujer. Esa relación tiene una parte instintiva, necesaria para la supervivencia de la especie, como en el resto de los animales, y eso también formaba parte del plan de Dios. Pero la relación hombre-mujer, según la quiso el Señor en un principio, no era sólo instinto, ni siquiera en primer lugar instinto. Era amor. Un amor que correspondía a la verdadera naturaleza del hombre, pues él -como la mujer- estaba creado a imagen y semejanza de Dios, que es amor. El amor integraba al instinto, no lo excluía, pero no se dejaba dominar por él; al contrario, lo dominaba para no someterse a sus dictados. El amor consistía en pensar en el otro -en este caso el cónyuge- más que en uno mismo, en el bien del otro antes que en el propio; el amor consistía en situar la meta de la propia felicidad en la realización de la felicidad del otro. Así, podríamos decir que según el plan de Dios el hombre y la mujer, por ejemplo, no se casarían para ser felices sino para hacer felices al otro y, al luchar por conseguirlo, encontrarían la propia felicidad, pues no hay mayor felicidad que ver y hacer feliz al ser amado.
 
El pecado rompió todo esto. Introdujo, como dice el Catecismo, "el deseo y el dominio" en las relaciones hombre-mujer. El instinto, sin el control del amor, se adueñó de esa relación y con frecuencia casi la acaparó totalmente. Por eso es muy importante entender que si en el pecado está la causa del deterioro de la relación matrimonial, ésta no podrá sanarse si no se expulsa al pecado de la misma y de aquellos que la forman, los esposos. Hoy más que nunca nos encontramos con una filosofía de fondo que pretende que la relación hombre-mujer sea placentera para ambos cuando haya mucho sexo -y como éste termina por aburrir, hay que inventar continuamente novedades-, o cuando haya libertad para experimentar fuera del matrimonio con otras personas, o cuando no haya ataduras -ni civiles ni religiosas, como el matrimonio, ni biológicas como los hijos- que impidan a los cónyuges irse cada uno por su lado cuando, supuestamente, se acabe el amor. Ese tipo de amor es instinto puro, es una parodia, una caricatura, del verdadero amor.
 
Es fundamental ir a la raíz del problema: la lucha contra el pecado, el aumento de la unión con Dios si está débil o su restitución si está rota. Sólo la vida en gracia puede salvar el matrimonio. Sólo la vida en Dios puede hacer que el hombre y la mujer sean capaces de convivir durante toda una vida sin que el amor desaparezca y sin herirse. Si cuando el hombre y la mujer se alejan de Dios se rompe el matrimonio, sólo cuando vuelvan a Dios éste recuperará la belleza del designio para el que fue creado. Sobre este tema volveremos varias veces, pero por ahora quedémonos con esta idea: el alejamiento de Dios deteriora y a veces destruye totalmente la relación hombre-mujer, la relación matrimonial. Por lo tanto, la solución vendrá, para cada uno y para ambos, de la mano de la vuelta a Dios.
 
Propósito: Mirar a la mujer y al hombre con ojos puros. Quitar el pecado de la mirada y de la mente y, para ello, pedir ayuda a Dios y ejercitar la prudencia y la ascética (el dominio del propio cuerpo con ejercicios de penitencia corporales). En la relación matrimonial, tanto antes de que esa relación exista (noviazgo) como si ya existe (matrimonio), pensar más en la felicidad del otro que en la propia y no utilizar nunca al otro como un objeto para conseguir el propio placer o la propia, supuesta, felicidad.
* Padre Santiago Martín
 
”Pequeñas Semillitas” por email
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo electrónico. Las suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas dirigiéndote por e-mail a feluzul@gmail.com   
Recuerden, queridos lectores, que, desde el día mismo de nuestro Bautismo, todos somos discípulos y misioneros, y en tal condición tenemos que ayudar a llevar la Palabra y las divinas enseñanzas de Jesús a tantas personas como nos sea posible.
También pueden difundir “Pequeñas Semillitas” a través de las redes sociales en las que estamos presentes, como Facebook, Twitter, etc.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
 
Cada mañana, al despertar, te ofrezco el nuevo día, Padre amado, y me entrego en tus manos con alegría y confianza, sabiendo y orando  desde adentro que lo importante es buscar el Reino de Dios y su justicia; lo demás, lo darás por añadidura.
Ayúdame a vivir este día abierto a las necesidades de los demás, haciéndome prójimo de aquellos que necesitan y que crucen mi camino. Dame un corazón abierto, sensible a los dolores y a los sufrimientos.   
Que cada nuevo día sea un paso adelante en el camino al Reino.
No dejes que me atrape el individualismo descarnado que hoy es moda. Que no se endurezca mi corazón con falsas justificaciones y prejuicios. Que el consumismo y la indiferencia no ahoguen mis ganas de servir a los demás en todo tiempo y en todo sitio.
Dame constancia y empuje para llevar adelante los proyectos y propuestas que me vayas presentando.  Dame Señor tu mirada para que pueda ver claro por donde pasa el Evangelio en nuestro tiempo.
Te doy gracias, Señor, por este nuevo día. Acompáñame en cada momento, ayúdame a crecer en el amor y la entrega a los demás. Ilumina mis decisiones y abre mi corazón y mis manos para que pueda transmitir tu gran amor a través de gestos y actitudes de servicio generoso a mis amigos. Amén.
 
Recordando al Padre Natalio
Oración y trabajo
La oración es la llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre accesible por el que llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al Señor. Pero orar bien es un regalo del Señor. Como los apóstoles implorémoslo con frecuencia. Pidamos al Padre, por Jesús, que derrame sobre nosotros un Espíritu de oración y de alabanza, (Zac. 12, 10).
 
Un día el santo Abad Antonio, mientras estaba sentado en el desierto, fue presa del desaliento y de una densa tiniebla de pensamientos. Y decía a Dios: "¡Oh Señor!, yo quiero salvarme, pero los pensamientos me lo impiden. ¿Qué puedo hacer en mi aflicción?” Entonces, asomándose un poco, Antonio ve a otro como él, que está sentado y trabaja, después interrumpe el trabajo, se pone en pie y ora, después se sienta de nuevo y se pone a trenzar cuerdas, y después se levanta de nuevo y ora. Era un ángel del Señor, enviado para corregir a Antonio y darle fuerza. Y oyó al Ángel que decía: “Haz así y serás salvo”. Al oír aquellas palabras, cobró gran alegría y aliento: así hizo y se salvó.
 
Alexis Carrel, médico investigador, premio Nobel, famoso por su libro “La incógnita del hombre”, escribió: “Un constante y silencioso milagro acontece, de hora en hora, en los corazones de hombres y mujeres que han descubierto, con asombro, que la oración los enriquece con una continua corriente de fortaleza que los sostiene en sus vidas cotidianas”. El Señor te bendiga. 
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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