domingo, 26 de marzo de 2023

Pequeñas Semillitas 5264

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5264 ~ Domingo 26 de Marzo de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy el evangelio de Juan quiere que veamos a Jesús como Dios, como dueño de la vida y de la muerte. El evangelio no niega la muerte, sino que afirma que la muerte no es el límite final de la realidad humana. Jesús va llevando a los presentes a la fe, de modo que sepan que quien tiene esta fe ya posee la vida, que se manifestará plenamente en la resurrección final y hoy declara solemnemente en público que Él es la resurrección y la vida, que los muertos revivirán en Él por la fe, y que los vivos que creen en Él no morirán para siempre.
Jesús no habla de futuro. El que cree tiene ya la vida eterna, aunque tenga que pasar aún por el morir temporal a esta vida, que no es la vida definitiva. El que cree en Jesús tiene ya una parte de estos dones preparados para el fin de los tiempos. Como una rúbrica a esta doctrina, haciendo un acto grandioso de amor por aquella familia de Betania, y buscando acrecentar la fe de los apóstoles en su persona, como enviado de Dios, realiza el milagro maravilloso de resucitar a Lázaro.
Este milagro es el anuncio de la verdadera resurrección, que no consiste en una prolongación de esta vida terrena, sino en la transformación de nuestra persona. Necesitamos morir al pecado para resucitar a la vida de la gracia. Cuando en la Confesión se nos da la absolución, es como si Jesús dijera: “Lázaro, sal afuera”.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ez 37,12-14
 
Salmo: Sal 129,1-2.3-4ab.4c-6.7-8
 
Segunda Lectura: Rom 8,8-11
 
Santo Evangelio: Jn 11,1-45
En aquel tiempo, había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo». Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea». Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?». Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él». Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle». Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará». Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño. Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él». Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con Él».
Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa. Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá». Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará». Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día». Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?». Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo».
Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama». Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rápidamente, y se fue donde Él. Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí. Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto». Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?». Le responden: «Señor, ven y lo verás». Jesús se echó a llorar. Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería». Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?».
Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra. Dice Jesús: «Quitad la piedra». Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día». Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?». Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado. Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado». Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!». Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar».
Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en Él.
 
Comentario:
Hoy, la Iglesia nos presenta un gran milagro: Jesús resucita a un difunto, muerto desde hacía varios días.
La resurrección de Lázaro es “tipo” de la de Cristo, que vamos a conmemorar próximamente. Jesús dice a Marta que Él es la «resurrección» y la vida (cf. Jn 11,25). A todos nos pregunta: «¿Crees esto?» (Jn 11,26). ¿Creemos que en el bautismo Dios nos ha regalado una nueva vida? Dice san Pablo que nosotros somos una nueva criatura (cf. 2Cor 5,17). Esta resurrección es el fundamento de nuestra esperanza, que se basa no en una utopía futura, incierta y falsa, sino en un hecho: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado!» (Lc 24,34).
Jesús manda: «Desatadlo y dejadle andar» (Jn 11,34). La redención nos ha liberado de las cadenas del pecado, que todos padecíamos. Decía el Papa León Magno: «Los errores fueron vencidos, las potestades sojuzgadas y el mundo ganó un nuevo comienzo. Porque si padecemos con Él, también reinaremos con Él (cf. Rom 8,17). Esta ganancia no sólo está preparada para los que en el nombre del Señor son triturados por los sin-dios. Pues todos los que sirven a Dios y viven en Él están crucificados en Cristo, y en Cristo conseguirán la corona».
Los cristianos estamos llamados, ya en esta tierra, a vivir esta nueva vida sobrenatural que nos hace capaces de dar crédito de nuestra suerte: ¡siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que nos pida razón de nuestra esperanza! (cf. 1Pe 3,15). Es lógico que en estos días procuremos seguir de cerca a Jesús Maestro. Tradiciones como el Vía Crucis, la meditación de los Misterios del Rosario, los textos de los evangelios, todo... puede y debe sernos una ayuda.
Nuestra esperanza está también puesta en María, Madre de Jesucristo y nuestra Madre, que es a su vez un icono de la esperanza: al pie de la Cruz esperó contra toda esperanza y fue asociada a la obra de su Hijo.
* Dr. Johannes VILAR (Köln, Alemania)
 
Cuaresma día a día
Día 33º. Domingo 26 de marzo de 2023
Perdonar siempre. Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat. Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle... La Madre Teresa, que quería que aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla:
- ¿Debe perdonar a su hijo? - le decía. - Es carne de su carne y sangre de su sangre... Sin duda hizo lo que hizo en un momento de locura y ya estará arrepentido... Pórtese como una verdadera madre y perdónelo... Si ha pedido a Dios que le perdone sus pecados debe perdonar el que su hijo cometió con usted. Si lo hace, Dios recompensará su generosidad con un lugar en el Cielo.
La mujer se resistía, pero la gracia terminó venciendo. -Le perdono, le perdono... dijo por fin llorando. Poco después moría.
Dios mío, dame gracia y amor para perdonar siempre: que ningún día me acueste guardando rencor a alguien, aunque me parezca que tengo motivos. ¡Me has perdonado Tú a mí!
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con una oración final.
Web Católico de Javier
 
Palabras de San Juan Pablo II
 
“La Cuaresma nos llega como un momento providencial
para cambiar ruta y para recuperar la capacidad de reaccionar
ante la realidad del mal que siempre nos desafía”
 
Predicación del Evangelio:
Nuestra esperanza
El relato de la resurrección de Lázaro es sorprendente. Por una parte, nunca se nos presenta a Jesús tan humano, frágil y entrañable como en este momento en que se le muere uno de sus mejores amigos. Por otra, nunca se nos invita tan directamente a creer en su poder salvador: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque muera, vivirá... ¿Crees esto?».
 
Jesús no oculta su cariño hacia estos tres hermanos de Betania que, seguramente, lo acogen en su casa siempre que viene a Jerusalén. Un día Lázaro cae enfermo, y sus hermanas mandan un recado a Jesús: nuestro hermano «a quien tanto quieres», está enfermo. Cuando llega Jesús a la aldea, Lázaro lleva cuatro días enterrado. Ya nadie le podrá devolver la vida.
 
La familia está rota. Cuando se presenta Jesús, María rompe a llorar. Nadie la puede consolar. Al ver los sollozos de su amiga, Jesús no puede contenerse y también él se echa a llorar. Se le rompe el alma al sentir la impotencia de todos ante la muerte. ¿Quién nos podrá consolar?
 
Hay en nosotros un deseo insaciable de vida. Nos pasamos los días y los años luchando por vivir. Nos agarramos a la ciencia y, sobre todo, a la medicina para prolongar esta vida biológica, pero siempre llega una última enfermedad de la que nadie nos puede curar.
 
Tampoco nos serviría vivir esta vida para siempre. Sería horrible un mundo envejecido, lleno de viejos, cada vez con menos espacio para los jóvenes, un mundo en el que no se renovara la vida. Lo que anhelamos es una vida diferente, sin dolor ni vejez, sin hambres ni guerras, una vida plenamente dichosa para todos.
 
Hoy vivimos en una sociedad que ha sido descrita por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman como «una sociedad de incertidumbre». Nunca había tenido el ser humano tanto poder para avanzar hacia una vida más feliz. Y, sin embargo, tal vez nunca se ha sentido tan impotente ante un futuro incierto y amenazador. ¿En qué podemos esperar?
 
Como los seres humanos de todos los tiempos, también nosotros vivimos rodeados de tinieblas. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Cómo hay que vivir? ¿Cómo hay que morir?
 
Antes de resucitar a Lázaro, Jesús dice a Marta esas palabras, que son para todos sus seguidores un reto decisivo: «Yo soy la resurrección y la vida: el que crea en mí, aunque haya muerto, vivirá... ¿Crees esto?».
 
A pesar de dudas y oscuridades, los cristianos creemos en Jesús, Señor de la vida y de la muerte. Solo en él buscamos luz y fuerza para luchar por la vida y para enfrentarnos a la muerte. Solo en él encontramos una esperanza de vida más allá de la vida.
(P. José Antonio Pagola)
 
Poesía
Unidad cristiana
 
Es muy bueno y delicioso
habitar en comunión;
es divino, es hermoso
ser de un solo corazón.
 
No buscando ya lo nuestro
sino el bien de los demás;
el ejemplo del Maestro,
imitarlo más y más.
 
Perdonando las ofensas
y olvidándolas también
deben ya quedar suspensas
procurémonos el bien.
 
Reduciendo a la memoria
al Divino y buen Jesús:
no buscó jamás su gloria,
prefiriendo aun la cruz.
 
El pecado dividiónos,
tristes huellas nos dejó,
mas el Cristo restaurónos,
con su amor nos vinculó.
-
(Arturo Borja Anderson)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde San Luis, Argentina, Karina expresa su agradecimiento a Dios, a la Santísima Virgen y a todos los que rezaron por su cirugía biopsia de mama, que se desarrolló sin inconvenientes y además de  haber evolucionado muy bien, ahora tiene los resultados y son negativos para malignidad. Nos sumamos a su plegaria de agradecimiento.
 
💕 Desde Costa Rica, Centroamérica, Sonia M. Q. quiere agradecer al Señor Jesús, a la Virgen María y a todos los que han rezado por su salud, pues las biopsias realizadas por procedimientos endoscópicos digestivos han resultado negativas. Nos sumamos a su plegaria de agradecimiento.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, el autor de esta página (Felipe) agradece a Dios y a la Santísima Virgen por los 48 (cuarenta y ocho) años de médico que ha cumplido en el día de ayer, día de la Anunciación del Señor.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Este domingo, tan próximo ya a la Semana Santa, el Evangelio nos invita a meditar acerca de la resurrección de Lázaro. Este pasaje del Evangelio nos muestra, como pocos, la gran humanidad de Jesús, su dolor ante la muerte de un amigo y también el hecho de que acudiera a ayudarle poniéndose en peligro, pues sabía que le buscaban para matarle y que ir a casa de Lázaro era acercarse demasiado a sus enemigos.
Esta constatación nos debe llenar de alegría, al sabernos objeto del interés de alguien que de verdad nos ama. Además, debemos darnos cuenta de que el milagro de la resurrección de Lázaro sólo ocurre porque hay fe y eso mismo será lo que ocurrirá con nosotros: sólo nos salvaremos, sólo nos convertiremos, si tenemos fe en Jesús, si estamos a su lado, si creemos en su fuerza. En tercer lugar, este Evangelio nos enseña que el milagro se puede producir con una "fe prestada"; las obras no se pueden traspasar, pero sí la fe. Lázaro estaba muerto y Cristo no le pidió a él que tuviera fe, sino a su hermana. También nosotros podemos pedirle al Señor que haga milagros en los demás, aunque ellos no tengan fe en esos milagros. Además, esa fe tiene que traducirse en gratitud, como sin duda tuvieron Marta, María y el propio Lázaro, pues de lo contrario no es verdadera fe.
Por último, Cristo nos invita a salir fuera de nuestra tumba, del pecado, mediante una resurrección que está a nuestro alcance cada día: la confesión. Y a dar testimonio de que es Cristo quien nos ha liberado, quien nos ha salvado.
(P. Santiago Martín)
 
Recordando al Padre Natalio
Si no hubiera sido por él...
Ningún trabajo es insignificante, ninguna tarea es despreciable, cualquier ocupación merece que pongamos todas nuestras fuerzas y nuestra creatividad en ella. “Si alguien está llamado a ser barrendero, debería barrer las calles como Miguel Ángel pintaba, como Beethoven componía música o como Shakespeare escribía versos” (M. L. King).
 
—¿Y cómo está tu hijo mayor, Joaquín?  —Pues, estudió y obtuvo un doctorado de Literatura Inglesa en una universidad de Inglaterra. —¿Y tu hija, tan dispuesta? —Esa hizo una maestría en artes y un doctorado en lenguas en una universidad de España. —Dime, ¿y el menor, cómo es que se llamaba?  —Oh, te refieres a Pepito. Ese tomó un curso de plomería y se la pasa destapando cañerías. Pero, gracias a Dios, porque si no fuera por él, nos hubiéramos muerto de hambre.
 
El trabajo honrado y responsable nos libera del aburrimiento, de entregarnos a los vicios, y nos proporciona los recursos para remediar nuestras necesidades fundamentales. Es una bendición de Dios. Trabaja con gusto y acabarás sintiendo gusto por el trabajo. “El que no quiera trabajar, que no coma”, escribió san Pablo a los de Tesalónica. Que tengas un día de acción.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
BLOG ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
TWITTER de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.