PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
18 - Número 5261 ~ Jueves 23 de Marzo de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Esto nos dice el teólogo español José Arregi:
La oración es la manifestación de la relación con Dios: es expresar de
algún modo a Dios la admiración, la queja, el agradecimiento, la confianza y
todos los sentimientos.
Es estar atento a la voz silenciosa de Dios. Es sumergirse en la presencia
bendita y oculta de Dios. Es “estar” sin más con Dios o en Dios...
Jesús convirtió toda su vida en oración. La oración de Jesús consistía en
vivir “ante Dios y con Dios” todo lo que vivía.
En eso debiera consistir nuestra oración.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Éx 32,7-14
♡ Salmo: Sal 105,19-20.21-22.23
♡ Santo Evangelio: Jn 5,31-47
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo diera testimonio de mí
mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo
sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde
Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un
hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y
alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un
testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha
encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí,
de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado
testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca
su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.
»Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida
eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a
mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco:
no tenéis en vosotros el amor de Dios.
»Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su
propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis
gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No
penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés,
en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me
creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos,
¿cómo vais a creer en mis palabras».
♡ Comentario:
Hoy, el Evangelio nos enseña cómo Jesús hace frente a la siguiente
objeción: según se lee en Dt 19,15, para que un testimonio tenga valor es
necesario que proceda de dos o tres testigos. Jesús alega a favor suyo el
testimonio de Juan el Bautista, el testimonio del Padre —que se manifiesta en
los milagros obrados por Él— y, finalmente, el testimonio de las Escrituras.
Jesucristo echa en cara a los que le escuchan tres impedimentos que tienen
para reconocerle como al Mesías Hijo de Dios: la falta de amor a Dios; la
ausencia de rectitud de intención —buscan sólo la gloria humana— y que
interpretan las Escrituras interesadamente.
El Santo Padre San Juan Pablo II nos escribía: «A la contemplación del
rostro de Cristo tan sólo se llega escuchando en el Espíritu la voz del Padre,
ya que nadie conoce al Hijo fuera del Padre (cf. Mt 11,27). Así, pues, se
necesita la revelación del Altísimo. Pero, para acogerla, es indispensable
ponerse en actitud de escuchar».
Por esto, hay que tener en cuenta que, para confesar a Jesucristo como
verdadero Hijo de Dios, no es suficiente con las pruebas externas que se nos
proponen; es muy importante la rectitud en la voluntad, es decir, las buenas
disposiciones.
En este tiempo de Cuaresma, intensificando las obras de penitencia que
facilitan la renovación interior, mejoraremos nuestras disposiciones para
contemplar el verdadero rostro de Cristo. Por esto, san Josemaría nos dice:
«Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen que
pueden formar tus ojos turbios...—Purifícate. Clarifica tu mirada con la
humildad y la penitencia. Luego... no te faltarán las limpias luces del Amor. Y
tendrás una visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!».
* Rev. D. Miquel MASATS i Roca (Girona, España)
Santoral Católico: Santo Toribio de Mogrovejo Nació en Mayorga, en las
montañas de León (España), hacia 1538, de familia hidalga. Estudió derecho en
Salamanca y, durante seis años estuvo trabajando como inquisidor en Granada con
gran sentido de la moderación y la justicia. Fue nombrado obispo de Lima el año
1578, cuando aún no tenía órdenes sagradas. Recibida la consagración episcopal
en Sevilla, marchó a América. Su diócesis era muy extensa, pues llegaba más
allá de la frontera de Perú. Puso gran empeño en aplicar el Concilio de Trento
en todos los terrenos de la pastoral e impulsó la evangelización de los indios.
Lleno de celo apostólico, reunió numerosos sínodos y concilios que dictaron
normas sabias y promovieron la formación del clero y la elevación moral del
pueblo. Fue un infatigable misionero en tierras de los Incas y ardiente
defensor de sus derechos. Defendió también con valentía los derechos de la
Iglesia. Murió en Seña, durante una visita pastoral, el 23 de marzo de 1606, y
su cuerpo fue trasladado a Lima.
Oración: Señor, tú que
has querido acrecentar la Iglesia mediante los trabajos apostólicos y el celo
por la verdad de tu obispo santo Toribio, concede al pueblo a ti consagrado
crecer constantemente en fe y en santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
Cuaresma
día a día Día 30º. Jueves 23 de marzo de 2023
Presencia de Dios. La madre que tiene el pequeño
en la cuna, trabaja arreglando las cosas de la casa; plancha, limpia..., pero
siempre está pendiente del hijo. Esta madre tiene presencia del hijo, no lo
pierde de vista.
Lo mismo que esa madre podemos hacer nosotros
con el Señor. Mientras estudiamos, mientras hacemos deporte, cuando estamos en
clase, cuando vamos por la calle, a la hora de comer, al meternos en la cama, y
en todas las circunstancias en que nos podamos encontrar, son situaciones en
las que si nos empeñamos podemos hablar con el Señor, decirle una jaculatoria,
pedirle ayuda, etc...
Si no tienes concretada una jaculatoria para
repetir durante el día, la Cuaresma es buen momento para hacerlo, porque así el
señor se sentirá más acompañado y más querido. Alguna jaculatoria puede ser:
¡Jesús te amo!, ¡Señor, perdóname porque soy un pecador! Y los días anteriores
ya han salido buenas ocasiones para decir jaculatorias: al ver un crucifijo,
visitar sagrarios cuando pasas cerca de una iglesia, al hacer un sacrificio,
cuando te vienen a la cabeza excusas para no mortificarte, cuando ves que
actúas con la ley del gusto.
Puedes hacer un poco de examen para ver cómo vas
en eso. Señor, yo quiero acordarme y decirte muchas jaculatorias durante el
día; recuérdamelo Tú. Y tú, ángel de mi guarda.
Web Católico de Javier
Pensamiento del día “Una mañana me llamaron de un hospital en Nueva
York, para atender a Ann Greer, que llevaba dos meses inconsciente, rígida y
con traqueotomía. Yo le puse el portaviáticos (con Jesús Eucaristía) sobre la
frente, que era el lugar donde había sido golpeada en un terrible accidente
automovilístico. Por la noche fuimos informados de que la niña había recobrado
un poco de calor y sus miembros estaban más flexibles. Al día siguiente, los
médicos estaban admirados de la mejoría tan grande de la noche a la mañana. Dos
días más tarde, reconocía y recordaba. Una semana más tarde, Ann dejaba el
hospital, totalmente recuperada.”
(Padre Darío Betancourt)
Tema del día: Es tiempo de
evangelizar El mundo tiene que
cambiar, y la civilización del amor, anunciada y profetizada tantas veces por
el santo Papa Juan Pablo II, tiene que llegar. Pero no llegará si los católicos
nos quedamos de brazos cruzados y con la boca cerrada, pues es necesario que
hagamos apostolado y que recemos mucho.
Pero a no creernos que
nos faltan cualidades o medios para el apostolado, porque si Dios se sirvió de
doce pobres hombres, los Doce Apóstoles, para fundar y propagar su Iglesia;
tranquilamente se puede servir de nosotros, que tal vez somos poca cosa, pero
con la gracia y la ayuda de Dios podemos hacer grandes obras para gloria de
Dios y salvación de las almas.
No tengamos miedo de
lanzarnos a la conquista del mundo para Cristo, porque quien trabaja por Dios y
por el Bien, es ayudado por la Providencia divina y el triunfo es seguro.
Aprovechemos estos
medios de comunicación modernos que nos permiten llegar a miles de personas en
contados minutos, y utilicémoslos para el apostolado. Se envían tantas
tonterías por email o por las redes sociales, ¿por qué no enviar buenos
mensajes, con enseñanzas cristianas, encendiendo la caridad en las almas, para
que sean muchos los que se contagien y sean también apóstoles?
Es cierto que el mundo
está mal y que la noche ha descendido sobre él, pero esto no es un obstáculo
para que nos demos por vencidos, sino todo lo contrario, pues justamente la luz
brilla en las tinieblas; y si somos una luz en la oscuridad, iluminaremos a
muchos, justamente por la gran tiniebla de alrededor.
Debemos ser una luz en
donde el Señor nos colocó, ya que no es producto del azar que estemos
exactamente en el lugar que estamos, sino que el nuestro es un puesto
estratégico y elegido por Dios, y lo que no hacemos nosotros, nadie lo hará en
lugar nuestro.
Pensemos un poco en
ello. El Cielo vale la pena.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” ¿Cómo conservar la gracia santificante? Ciertamente evitando el pecado
mortal. Y los medios principales para evitarlo son:
- El recuerdo de las postrimerías (muerte, juicio, infierno y gloria).
- La huida de las ocasiones próximas de pecado.
- La mortificación de los sentidos del cuerpo (vista, gusto, tacto) y las
potencias del alma (mente y corazón)
- La huida de la ociosidad.
- La lucha contra las tentaciones.
- La frecuencia de los sacramentos.
- La oración
- La devoción a María.
Todos estos medios son de gran valor para evitar el pecado. Pero creemos
que los dos últimos (la oración y la devoción a María) son insustituibles.
Recordando al Padre Natalio Un hombre y un león juntos
Cuántas veces ansiamos maravillosos jardines que se
ven a lo lejos en el horizonte, mientras nos olvidamos de aspirar la fragancia
y admirar la belleza del rosal que florece en nuestra ventana. Gran parte de la
infelicidad humana nace de no valorar todo lo que tenemos y dejarnos arrastrar
por la envidia, comparándonos con los demás.
En cierta ocasión viajaban juntos un hombre y
un león. Iban discutiendo quién era más valiente luchador, cuando, en una
encrucijada, encontraron una estatua de piedra que representaba a un hombre
estrangulando a un león. —Ahí ves cómo somos más fuertes que ustedes, dijo el
hombre señalándosela al león. —Si los leones supieran esculpir, respondió el
león con una sonrisa, verías a muchos más hombres entre las garras del león.
(Esopo).
Es fundamental convencerme que si quiero ser yo
mismo, el único punto de referencia para superarme soy yo. No necesito
compararme con nadie más. Lo correcto es conocer mis talentos y habilidades,
alegrarme de lo que tengo y no vivir ansioso por mis límites y carencias. Que
esto te ayude a vivir con equilibrio y en paz tu propia realidad, tu propia
verdad.
(P. Natalio)
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