PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
18 - Número 5255 ~ Martes 14 de Marzo de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
La Cuaresma que nos prepara a la alegría de Pascua, no es un don que
hacemos a Dios, sino un don que Dios nos hace.
El ayuno del que habla el Señor es una llamada a la conversión que nos
invita a creer en Jesucristo, a soñar con un mundo mejor y a trabajar por
construirlo.
Cristo nos recuerda que es tiempo de escucha de la Palabra de Dios, de
renovación de nuestra vida todos los días, de recibir un corazón nuevo, una
mentalidad nueva... El ayuno, la oración, el compartir, nos ayudan a encontrar
los valores verdaderos de la vida y acercarnos a Dios y a los demás.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Dan 3,25.34-43
♡ Salmo: Sal 24,4-5ab.6.7bc.8-9
♡ Santo Evangelio: Mt 18,21-35
En aquel tiempo, Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas
veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete
veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.
»Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar
cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le
debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese
vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: ‘Ten paciencia
conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión el señor de aquel siervo,
le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que
le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’.
Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: ‘Ten paciencia conmigo, que ya
te pagaré’. Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que
pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron
mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su señor entonces le
mandó llamar y le dijo: ‘Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda
porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero,
del mismo modo que yo me compadecí de ti?’. Y encolerizado su señor, lo entregó
a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto mismo hará con
vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro
hermano».
♡ Comentario:
Hoy, el Evangelio de Mateo nos invita a una reflexión sobre el misterio
del perdón, proponiendo un paralelismo entre el estilo de Dios y el nuestro a
la hora de perdonar.
El hombre se atreve a medir y a llevar la cuenta de su magnanimidad
perdonadora: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga
mi hermano? ¿Hasta siete veces?» (Mt 18,21). A Pedro le parece que siete veces
ya es mucho o que es, quizá, el máximo que podemos soportar. Bien mirado, Pedro
resulta todavía espléndido, si lo comparamos con el hombre de la parábola que,
cuando encontró a un compañero suyo que le debía cien denarios, «le agarró y,
ahogándole, le decía: ‘Paga lo que debes’» (Mt 18,28), negándose a escuchar su
súplica y la promesa de pago.
Echadas las cuentas, el hombre, o se niega a perdonar, o mide
estrictamente a la baja su perdón. Verdaderamente, nadie diría que venimos de
recibir de parte de Dios un perdón infinitamente reiterado y sin límites. La
parábola dice: «Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en
libertad y le perdonó la deuda» (Mt 18,27). Y eso que la deuda era muy grande.
Pero la parábola que comentamos pone el acento en el estilo de Dios a la
hora de otorgar el perdón. Después de llamar al orden a su deudor moroso y de
haberle hecho ver la gravedad de la situación, se dejó enternecer
repentinamente por su petición compungida y humilde: «Postrado le decía: ‘Ten
paciencia conmigo, que todo te lo pagaré’. Movido a compasión...» (Mt
18,26-27). Este episodio pone en pantalla aquello que cada uno de nosotros
conoce por propia experiencia y con profundo agradecimiento: que Dios perdona
sin límites al arrepentido y convertido. El final negativo y triste de la parábola,
con todo, hace honor a la justicia y pone de manifiesto la veracidad de aquella
otra sentencia de Jesús en Lc 6,38: «Con la medida con que midáis se os
medirá».
* Rev. D. Enric PRAT i Jordana (Sort, Lleida, España)
Santoral Católico: Santa Matilde Nació hacia el año 895
de una noble familia sajona. Se educó en el monasterio de Herford (Westfalia),
del que era abadesa una abuela suya. Contrajo matrimonio con Enrique I que fue
sucesivamente duque de Sajonia y rey de Alemania. Tuvieron 5 hijos, que
ocuparon altos puestos en la Iglesia y en la sociedad. De acuerdo con su esposo
pudo llevar vida de devoción y de caridad, y fundar monasterios. Cuando murió
Enrique, le sucedió su hijo Otón. Matilde vivió volcada en la causa de los
pobres y la ayuda a la Iglesia. Se retiró primero al monasterio de Nordhausen y
luego al de Quedlinburgo (Sajonia, Alemania), donde murió el año 968.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
Aviso
de ausencia “Pequeñas Semillitas” no se
editarálos días miércoles 15,
jueves 16 y viernes 17 de marzo.Regresamos el día sábado
18. Cuaresma
día a día Día 21º. Martes 14 de marzo de 2023
Confesiones descuidadas. Cuentan que un obrero
había encontrado un billete de mil dólares; no le llamó mucho la atención
porque en América los billetes son iguales aunque tengan más valor y aquel
papelito no le impresionó demasiado. Se lo guardó en un bolsillo, varios días
más tarde, al pasar por un Banco, entró a preguntar cuánto valía.
Casi se desmaya cuando se lo dijeron, pues la
suma equivalía a tres meses de su jornal...
No es raro encontrarse con gente que no sabe lo
que tiene; puede ser un cuadro de un pintor famoso, un objeto antiguo, unas
monedas raras, unos sellos valiosísimos... Cuando nos enteramos, solemos sentir
una especie de envidia. No se nos ocurre pensar que nosotros también tenemos un
tesoro que quizá no apreciamos: El Sacramento de la Penitencia. Tal vez al recibirlo
frecuentemente sepamos que no sólo sirve para perdonar los pecados graves, sino
también los leves; que aumenta la gracia santificante y nos proporciona una
gracia especial para rechazar las tentaciones... Sin embargo, a lo mejor nos
parece que no nos aprovecha demasiado, que no nos hace mejores; que nos
acusamos una y otra vez de los mismos pecados, inútilmente... Si eso pensamos,
lo más probable es que nuestras confesiones no sean buenas. La Penitencia es un
sacramento que Jesús pagó con su vida. Debemos cuidar todo lo que tiene que ver
con la confesión.
¿Hago bien el examen? ¿Pido perdón con dolor?
¿Digo los pecados en concreto y también los veniales? ¿Hago propósito de no
volver a cometerlos? ¿Cumplo la penitencia?
Web Católico de Javier
Pensamiento del día "Que tú seas rico o pobre,que la gente te alabe o te tome a risa,que tú seas noble o de humilde condición,todo esto no tiene ninguna importanciasi has decidido recorrer el camino,esperando la alegre esperanza,la venida de nuestro Señor Jesucristo"(Cardenal Nguyen Van Thuan) Historias:El exorcismo de Santo Domingo Durante un exorcismo, los demonios le dijeron al
santo que con el Rosario que predicaba, llevaba el terror y el espanto a todo
el infierno, y que él era el hombre que más odiaban en el mundo a causa de las
almas que les quitaba con esta devoción.
Santo Domingo arrojó su Rosario al cuello del
poseso y les preguntó a cuál de los santos del cielo temían más y cuál debía
ser más amado y honrado por los hombres. Los enemigos, ante estas
interrogantes, dieron gritos tan espantosos que muchos de los que estaban allí
presentes cayeron en tierra por el susto.
Los malignos, para no responder, lloraban, se
lamentaban y pedían por boca del poseso a Santo Domingo que tuviera piedad de
ellos. El santo, sin inmutarse, les contestó que no cesaría de atormentarlos
hasta que respondieran lo que les había preguntado. Entonces ellos dijeron que
lo dirían, pero en secreto, al oído y no delante de todo el mundo. El santo, en
cambio, les ordenó que hablaran alto, pero los diablos no quisieron decir
palabra alguna.
Entonces el P. Domingo, puesto de rodillas, hizo
la siguiente oración: “Oh excelentísima Virgen María, por la virtud de tu
salterio y Rosario, ordena a estos enemigos del género humano que contesten mi
pregunta”.
De pronto, una llama ardiente salió de las
orejas, la nariz y la boca del poseso. Los demonios seguidamente le rogaron a
Santo Domingo que, por la pasión de Jesucristo y por los méritos de su Santa
Madre y los de todos los santos, les permitiera salir de ese cuerpo sin decir
nada porque los ángeles en cualquier momento que él quisiera se lo revelarían.
Más adelante, el santo volvió a arrodillarse y
elevó otra plegaria: “Oh dignísima Madre de la Sabiduría, acerca de cuya
salutación, de qué forma debe rezarse, ya queda instruido este pueblo, te ruego
para la salud de los fieles aquí presentes que obligues a estos tus enemigos a
que abiertamente confiesen aquí la verdad completa y sincera”.
Apenas terminó de pronunciar estas palabras, el
santo vio cerca de él una multitud de ángeles y a la Virgen María que golpeaba
al demonio con una varilla de oro, mientras le decía: “Contesta a la pregunta
de mi servidor Domingo”. Aquí hay que tener en cuenta que el pueblo no veía, ni
oía a la Virgen, sino solamente a Santo Domingo.
Los demonios comenzaron a gritar: “¡Oh enemiga
nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del cielo a
atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh abogada de los
pecadores, a quienes sacas del infierno; oh camino seguro del cielo!, seamos
obligados –a pesar nuestro– a confesar delante de todos lo que es causa de
nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de
las tinieblas!”.
“¡Oíd, pues, cristianos! Esta Madre de Cristo es
omnipotente y puede impedir que sus siervos caigan en el infierno. Ella, como
un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre
nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras
tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en su servicio
se condena con nosotros. Un solo suspiro que ella presente a la Santísima
Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los santos.
La tememos más que a todos los bienaventurados juntos y nada podemos contra sus
fieles servidores”.
De igual manera los malignos confesaron que
muchos cristianos que la invocan al morir y que deberían condenarse, según las
leyes ordinarias, se salvan gracias a su intercesión. “¡Ah! Si esta Marieta
–así la llamaban en su furia– no se hubiera opuesto a nuestros designios y
esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la Iglesia y
precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías!”.
Luego añadieron que “NADIE QUE PERSEVERE EN EL
REZO DEL ROSARIO SE CONDENARÁ. Porque ella obtiene para sus fieles devotos la
verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el
perdón e indulgencia de ellos”.
Es así que Santo Domingo hizo rezar el Rosario a
todo el pueblo muy lenta y devotamente, y en cada Avemaría que rezaban, salían
del cuerpo del poseso una gran multitud de demonios en forma de carbones
encendidos.
Cuando todos los enemigos salieron y el hereje
quedó libre, la Virgen María, de manera invisible, dio su bendición a todo el
pueblo, que experimentó gran alegría.
“Este milagro fue causa de la conversión de gran
número de herejes, que incluso se inscribieron en la Cofradía del Santo
Rosario”, concluyó San Luis María Grignion de Montfort.
-
(Fuente: Catolicidad)
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Sé un humano pensando como el pájaro… celebrando cada amanecer con una
linda canción.
Sé un humano pensando como el caballo… librando los obstáculos con clase,
firmeza y determinación.
Sé un humano pensando como un perro… dando tú amor en constante muestra de
cariño, lealtad y fidelidad.
Sé un humano pensando como el gato… teniendo la calma y equilibrio en
cualquier dificultad.
Sé un humano pensando como la abeja… constatando que nada se construye por
sí solo.
Sé un humano pensando como la hormiga… viendo que el trabajo y el éxito
caminan juntos y en la misma dirección.
Sé un humano pensando como la ballena… Viendo la importancia y el poder de
la solidaridad.
Sé un humano teniendo la pureza y la sencillez de los animales… ¡Y la paz
mundial dejará de ser un sueño y se convertirá en una realidad!
Recordando al Padre Natalio Educando al prójimo
Cuando de alguien se dice, “es una buena persona”,
así simplemente, se la está calificando con la nota más excelente: la bondad.
Ser bueno es ser de nobles sentimientos, honrado, servicial, respetuoso con
todos, amable, generoso. La bondad sintetiza aspectos muy valiosos de la
personalidad, que generan en los demás, aprecio y admiración, atracción y
simpatía.
Un señor, muy molesto por el ruido, llamó a
la puerta del inquilino del piso inferior y preguntó con mal disimulada rabia:
—¿No ve que son las cuatro de la madrugada? ¡No es posible cerrar un ojo con
ese ruido! ¿Se puede saber qué es todo ese estruendo? — Sí, señor. ¡Es la
grabación de la fiesta que usted hizo ayer hasta la madrugada en su casa!
La anécdota de hoy señala un defecto corriente: la
falta de respeto por los demás. Respetar, poniéndose en el lugar de los otros,
está en la base de la convivencia humana. Jesús nos advirtió: “No hagas a otro
lo que no te gusta que te hagan a ti”. Norma fundamental y obvia, pero tantas
veces transgredida por egoísmo o inconsciencia. Recuérdala siempre.
(P. Natalio)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II
INOLVIDABLE”♡FACEBOOK de “FELIPE
DE URCA”♡FACEBOOK de
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Recordando al Padre Natalio
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