sábado, 20 de agosto de 2022

Pequeñas Semillitas 5069

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5069 ~ Sábado 20 de Agosto de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
En la puerta de un templo parroquial había cinco carteles. El primer cartel mostraba a un niño gordito, de esos que anuncian alimentos para bebés, y debajo habían escrito: "Demasiado pequeño para amar a Dios". El segundo presentaba a una pareja de enamorados recién casados dándose un besito; el correspondiente letrero avisaba: "Demasiado felices para amar a Dios". Le seguía un ejecutivo rodeado de teléfonos y con cara de desarrollar una tarea febril: "Demasiado ocupado para amar a Dios". A continuación, un ricachón gordo, con los dedos de las manos llenos de relucientes anillos de oro y pedrería, un habano en la boca, en el momento de descender de un auto de lujo: "Demasiado seguro de sí mismo para amar a Dios". Y finalizaba la serie con una sepultura: "Demasiado tarde para amar a Dios”.
“Si escuchas hoy la voz del Señor, no endurezcas tu corazón” (Salmo 95)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ez 43,1-7
 
Salmo: Sal 84,9ab.10.11-12.13-14
 
Santo Evangelio: Mt 23,1-12
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente y a los discípulos: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame “Rabbí”.
»Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “Rabbí”, porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie “Padre” vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar “Guías”, porque uno solo es vuestro Guía: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».
 
Comentario:
Hoy, Jesucristo nos dirige nuevamente una llamada a la humildad, una invitación a situarnos en el verdadero lugar que nos corresponde: «No os dejéis llamar “Rabbí” (...); ni llaméis a nadie “Padre” (...); ni tampoco os dejéis llamar “Guías”» (Mt 23,8-10). Antes de apropiarnos de todos estos títulos, procuremos dar gracias a Dios por todo lo que tenemos y que de Él hemos recibido.
Como dice san Pablo, «¿qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7). De manera que, cuando tengamos conciencia de haber actuado correctamente, haremos bien en repetir: «Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer» (Lc 17,10).
El hombre moderno padece una lamentable amnesia: vivimos y actuamos como si nosotros mismos hubiésemos sido los autores de la vida y los creadores del mundo. Por contraste, causa admiración Aristóteles, el cual —en su teología natural— desconocía el concepto de la “creación” (noción conocida en aquellos tiempos sólo por Revelación divina), pero, por lo menos, tenía claro que este mundo dependía de la Divinidad (la “Causa incausada”). San Juan Pablo II nos llama a conservar la memoria de la deuda que tenemos contraída con nuestro Dios: «Es preciso que el hombre dé honor al Creador ofreciendo, en una acción de gracias y de alabanza, todo lo que de Él ha recibido. El hombre no puede perder el sentido de esta deuda, que solamente él, entre todas las otras realidades terrestres, puede reconocer».
Además, pensando en la vida sobrenatural, nuestra colaboración —¡Él no hará nada sin nuestro permiso, sin nuestro esfuerzo!— consiste en no estorbar la labor del Espíritu Santo: ¡dejar hacer a Dios!; que la santidad no la “fabricamos” nosotros, sino que la otorga Él, que es Maestro, Padre y Guía. En todo caso, si creemos que somos y tenemos algo, esmerémonos en ponerlo al servicio de los demás: «El mayor entre vosotros será vuestro servidor» (Mt 23,11).
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San Bernardo de Claraval
Abad y Doctor de la Iglesia
Nació en el castillo de Fontaines-les-Dijon (Francia), el año 1090, de familia noble. Recibió una piadosa educación, y el año 1111 entró con 30 compañeros en el monasterio de Cîteaux (Borgoña, Francia), recién fundado. Poco después lo eligieron fundador y primer abad del monasterio de Claraval, en el departamento francés de Aube, donde permaneció hasta su muerte. Fue un monje contemplativo y de actividad desbordante al servicio de la Iglesia en la que promovió una vida más evangélica, formador de monjes y reformador de comunidades religiosas, consejero de papas y obispos, predicador insigne y escritor lleno de sabiduría y unción. Recorrió Europa para restablecer la paz y la unidad. Con su vida y sus escritos ejerció una enorme influencia en la vida y espiritualidad cristiana de su tiempo y de los siglos posteriores, e inspiró un devoto afecto a la humanidad de Cristo y a la Virgen Madre. Murió el 20 de agosto de 1153.
Oración: Señor, Dios nuestro, tú hiciste del abad san Bernardo, inflamado en el celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en medio de tu Iglesia; concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y caminar siempre como hijos de la luz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
Palabras del Santo Padre Pío
"Cuando llegue nuestra última hora, nuestros gritos de súplica, nuestras lágrimas, nuestros suspiros de arrepentimiento, que, todavía en la tierra, nos habrían ganado el corazón de Dios con la ayuda de los sacramentos, nos habrían podido cambiar de pecadores en santos, en ese momento ya no sirven para nada… Debemos poner en Jesús todos nuestros deseos y nuestros afectos"
 
Tema del día:
Invoquemos a María
Si se levanta la tempestad de las tentaciones, si caes en el escollo de las tristezas, eleva tus ojos a la Estrella del Mar: ¡Invoca a María!
 
Si te golpean las olas de la soberbia, de la maledicencia, de la envidia, mira a la estrella: ¡Invoca a María!
 
Si la cólera, la avaricia, la sensualidad de tus sentidos quieren hundir la barca de tu espíritu, que tus ojos vayan a esa estrella: ¡Invoca a María!
 
Si ante el recuerdo desconsolador de tus muchos pecados y de la severidad de Dios, te sientes ir hacia el abismo del desaliento o de la desesperación, lánzale una mirada a la estrella, e invoca a la Madre de Dios.
 
En medio de tus peligros, de tus angustias, de tus dudas, piensa en María: ¡Invoca a María!
 
El pensar en Ella y el invocarla, sean dos cosas que no se parten nunca ni de tu corazón ni de tus labios. Y para estar más seguro de su protección no te olvides de imitar sus ejemplos. ¡Siguiéndola no te pierdes en el camino!
 
¡Implorándola no te desesperarás! ¡Pensando en Ella no te descarriarás!
 
Si Ella te tiene de la mano no te puedes hundir.  Bajo su manto nada hay que temer.
 
¡Bajo su guía no habrá cansancio, y con su favor llegarás felizmente al Puerto de la Patria Celestial!
(SAN BERNARDO)
 
Humor de sábados
El pasado año, al cumplir mis 19 años contraje matrimonio con una viuda (de 35 años) al tiempo que su hija (de 17) se casó con mi padre viudo.
Mi padre, al casarse con mi hija, se convirtió en mi yerno y mi hija política en mi madre política, esto es, mi nuera se transformó en mi suegra.
Mi mujer y yo acabamos de tener un hijo: Toño. Toño es el hijo de la madre de la mujer de mi padre, por lo tanto es mi tío.
Mi padre y su mujer acaban de tener un hijo: Ángel. Ángel es al mismo tiempo mi hermano (es el hijo de mi padre) y mi nieto (es el hijo de la hija de mi mujer).
Mi hija es, además, mi madre (es la mujer de mi padre). Pero yo soy el marido de su madre, por lo tanto su padre y el hermano de mi nieto.
Como es sabido que el marido de la madre es el padre, yo soy el padre de mi padre, el hermano de mi hijo, y mi propio abuelo.
Es una situación demasiado confusa… ¡Socorro!
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Una de las esclavitudes más fuertes es la del odio. Hay muchas personas en el mundo que no quieren perdonar a quienes les han ofendido y el odio, que tienen por dentro, los lleva a ser violentos y a vengarse en los que les han hecho daño o en otras personas que encuentran en su camino. Y lo peor de todo es que la falta de perdón produce en muchos casos serias enfermedades, que aumenta su infelicidad. El odio los esclaviza, los enferma y les impide ser felices. Pero muchos prefieren vivir con esa cadena a sentirse tontos o débiles  por perdonar.
La cultura pagana del ambiente en que vivimos nos invita a la venganza a través de tontas películas, donde se confunde el amor con el sexo, la fortaleza con la venganza y el perdón con la debilidad. Y muchos jóvenes se contagian de este sida espiritual que nos rodea. Les faltan defensas ante tantos ataques al amor y al perdón. Están desprotegidos por la falta de Dios en su vida y caen en las redes de cualquier líder sectario o mago, que les pide venganza y les enseña cómo realizarlas. ¡Cuántos acuden a brujos para que hagan daño a otras personas!
(Padre Ángel Peña)
 
Un minuto para volar
Agosto 20
Nadie es inútil, innecesario o inservible. Tú tampoco. Así como eres, Dios te ha amado infinitamente, y este mundo necesita que pases por aquí. Hoy mismo, aunque te parezca que no has dado nada importante, ofrécele el día a Dios y él sacará algo bueno de él. Tampoco hoy tu vida es inútil.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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