domingo, 1 de mayo de 2022

Pequeñas Semillitas 4977

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4977 ~ Domingo 1 de Mayo de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Lo que más conmueve del Evangelio de hoy, es que Jesús permanece fiel a la promesa realizada a Pedro, a pesar de que Pedro había sido infiel a la promesa hecha a Jesús de no traicionarle jamás, aún a costa de la vida (Mateo 26, 35). La triple pregunta de Jesús se explica con el deseo de dar a Pedro la posibilidad de suprimir su triple negación durante la Pasión. Dios da siempre a los hombres una segunda posibilidad; frecuentemente una tercera, una cuarta e infinitas posibilidades. No expulsa a las personas al primer error.
Además, Jesús hace que el amor por Él consista en servir a los demás: «¿Me amas? Apacienta mis ovejas». No quiere ser Él el que reciba los frutos de este amor, sino quiere que sean sus ovejas. Él es el destinatario del amor de Pedro, pero no el beneficiario. Es como si le dijera: «Considero hecho a mí lo que harás por mi rebaño». También nuestro amor por Cristo no debe quedarse en un hecho intimista y sentimental, sino que debe expresarse en el servicio de los demás, en hacer el bien al prójimo.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hch 5,27b-32.40b-41
 
Salmo: Sal 29,2.4.5.6.11.12a.13b
 
Segunda Lectura: Ap 5,11-14
 
Santo Evangelio: Jn 21,1-19
En aquel tiempo, se apareció Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera. Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos. Simón Pedro les dice: «Voy a pescar». Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo». Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?». Le contestaron: «No». Él les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis». La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces. El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor». Al oír Simón Pedro que era el Señor se puso el vestido —pues estaba desnudo— y se lanzó al mar. Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan. Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar». Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: «Venid y comed». Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor. Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez. Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis corderos». Vuelve a decirle por segunda vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Le dice él: «Sí, Señor, tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas». Le dice por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: «¿Me quieres?» y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero». Le dice Jesús: «Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras». Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: «Sígueme».
 
Comentario:
Hoy, tercer Domingo de Pascua, contemplamos todavía las apariciones del Resucitado, este año según el evangelista Juan, en el impresionante capítulo veintiuno, todo él impregnado de referencias sacramentales, muy vivas para la comunidad cristiana de la primera generación, aquella que recogió el testimonio evangélico de los mismos Apóstoles.
Éstos, después de los acontecimientos pascuales, parece que retornan a su ocupación habitual, como habiendo olvidado que el Maestro los había convertido en “pescadores de hombres”. Un error que el evangelista reconoce, constatando que —a pesar de haberse esforzado— «no pescaron nada» (Jn 21,3). Era la noche de los discípulos. Sin embargo, al amanecer, la presencia conocida del Señor le da la vuelta a toda la escena. Simón Pedro, que antes había tomado la iniciativa en la pesca infructuosa, ahora recoge la red llena: ciento cincuenta y tres peces es el resultado, número que es la suma de los valores numéricos de Simón (76) y de ikhthys (=pescado, 77). ¡Significativo!
Así, cuando bajo la mirada del Señor glorificado y con su autoridad, los Apóstoles, con la primacía de Pedro —manifestada en la triple profesión de amor al Señor— ejercen su misión evangelizadora, se produce el milagro: “pescan hombres”. Los peces, una vez pescados, mueren cuando se los saca de su medio. Así mismo, los seres humanos también mueren si nadie los rescata de la oscuridad y de la asfixia, de una existencia alejada de Dios y envuelta de absurdidad, llevándolos a la luz, al aire y al calor de la vida. De la vida de Cristo, que él mismo alimenta desde la playa de su gloria, figura espléndida de la vida sacramental de la Iglesia y, primordialmente, de la Eucaristía. En ella el Señor da personalmente el pan y, con él, se da a sí mismo, como indica la presencia del pez, que para la primera comunidad cristiana era un símbolo de Cristo y, por tanto, del cristiano.
* Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San José Obrero
El carpintero de Nazaret
El uno de mayo, fiesta del trabajo, conmemoramos a san José, el esposo de la Virgen María, el artesano de Nazaret, bajo cuya tutela vivió y se inició en el trabajo y en el mundo social Jesús, llamado por sus conciudadanos «el hijo del carpintero». La fiesta la estableció Pío XII en 1955 y quiere ser una catequesis sobre el significado del trabajo humano a la luz de la fe. San José, hombre sencillo de pueblo, nos da el ejemplo de una vida honesta y laboriosa, ganándose el pan con el sudor de su frente, para él y para los a él confiados, por los servicios prestados a su prójimo. José ennobleció el trabajo, que ejerció sostenido y alentado por la convivencia con Jesús y María.
Oración: Dios todopoderoso, creador del universo, que has impuesto la ley del trabajo a todos los hombres, concédenos que, siguiendo el ejemplo de san José, y bajo su protección, realicemos las obras que nos encomiendas y consigamos los premios que nos prometes. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Píldoras de Fe – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“San José Obrero: en tu día te suplicamos que tu ejemplo de hombre justo y bueno nos acompañe en todo momento para saber florecer allí donde la voluntad de Dios nos ha plantado. Y te pedimos también que no nos falte el trabajo, que es un elemento fundamental para la dignidad de una persona”
 
Predicación del Evangelio:
¿Me amas?
El Evangelio de este domingo nos relata la aparición de Jesús junto al lago, que había sido escenario en el que habían compartido Jesús y sus discípulos momentos memorables: junto al lago escucharon su llamado, allí resonó su predicación, allí realizó numerosos milagros, allí vivieron la terrible experiencia de la tempestad.
 
Ahora Jesús resucitado vuelve al lago para encontrarse con sus discípulos. El evangelista Juan, autor de este testimonio, después de muchos años recordaba detalles precisos de este encuentro: se trataba de la tercera aparición de Jesús resucitado, estaban reunidos siete discípulos -de los cuales identifica a cinco por su nombre y deja en el anonimato a los otros dos-, recuerda que había ciento cincuenta y tres peces en las redes.
 
Este relato se caracteriza por un clima de intimidad muy especial: el grupo de amigos pescadores, el silencio de la noche, la conversación con Jesús, la fogata, la cena...
 
Quisiera invitarlos a profundizar en tres aspectos que son, al mismo tiempo, profundamente humanos y profundamente teológicos: el grupo, el trabajo, la celebración.
 
1. Exploremos el primer aspecto, el grupo: Los discípulos encuentran a Jesús resucitado dentro de su grupo de amigos. La profunda amistad que había unido a estos sencillos pescadores crea un ambiente muy especial que es aprovechado por Jesús.
 
¿Qué mensaje nos comunica este hecho? La experiencia de Jesús no puede ser vivida como algo individual, intimista. La experiencia de Jesús resucitado debe ser vivida en comunidad, la cual se constituye, en primera instancia, por los familiares y amigos que son las personas más cercanas.
 
Las amistades verdaderas son aquellas que nos permiten compartir las alegrías y las tristezas de la vida, y que nos apoyan a lo largo del camino para asumir con paz las responsabilidades.
 
Las amistades falsas son las que se unen alrededor de intereses oscuros y no generan procesos de superación. Por el contrario, nos presionan para obrar en contra de la conciencia.
 
2. Hay un segundo aspecto que vale la pena destacar: el grupo de amigos encuentra a Jesús resucitado en medio de sus actividades cotidianas de pesca:
 
Los discípulos de Jesús tenían la obligación de sostener a sus familias con el fruto de su trabajo. El acompañamiento de Jesús y el proceso de formación que habían vivido no los eximían de esta obligación primaria.
 
Mediante el trabajo obtenemos los recursos para llevar una vida digna y además colaboramos con la obra creadora de Dios. El trabajo de cada día es oración… es el camino de santidad que nos traza Dios, es el lugar donde se nos manifiesta su plan. Las enseñanzas del evangelio y la tradición de la Iglesia nos invitan a cultivar una espiritualidad muy realista que, en palabras de Ignacio de Loyola, gran maestro espiritual, nos conduzca a "buscar y hallar a Dios en todas las cosas". La espiritualidad no puede ser fuerza que conduzca a una fuga de la realidad sino motivación para un compromiso con la transformación del mundo.
 
Los discípulos pescadores encontraron a Jesús resucitado en sus quehaceres cotidianos. Nosotros lo debemos encontrar en el hogar, en la oficina, en el sitio de trabajo.
 
3. Hay un tercer aspecto que nos pone de manifiesto el evangelista Juan: el encuentro de Jesús resucitado con sus amigos pescadores fue ocasión de fiesta y celebración: en una fogata prepararon pescado a las brasas y compartieron el pan. En esta cena íntima a orillas del lago es innegable el clima eucarístico. Los gestos y palabras de Jesús tienen un claro significado de eucaristía. Es el momento más intenso del encuentro del resucitado con los suyos.
 
Después de compartir el pan, Jesús entabla un diálogo con Pedro. Diálogo cargado de afecto y que da una misión. En tres ocasiones Pedro es interrogado por Jesús acerca de su amor, y en tres ocasiones le es confirmada su misión como supremo pastor de la comunidad de los creyentes.
 
Es hora de terminar esta meditación dominical sobre la aparición de Jesús a orillas del lago. Que la profunda experiencia de Jesús resucitado que viven estos amigos mientras realizan sus actividades rutinarias de pesca y que tiene como clímax la cena junto a la hoguera, nos ayude a vivir, dentro un ambiente pascual, los lazos afectivos que nos unen a familiares y amigos, y que lo cotidiano sea un espacio para el diálogo con Jesús.
(Padre Jorge Humberto Peláez S.J.)
 
Poesía
El hijo
Hundí mis manos en la oscura tierra de mis sueños
y crecieron como raíces de un recuerdo,
se aferraron a la esperanza de una vida
y se hicieron realidad incierta.
 
Yo te tuve entonces dentro de mi cuerpo
como aquel niño que soñé despierta,
que tendría los ojos como dos caminos
y la sonrisa de una aurora eterna.
 
Y entonces te sentí muy cerca, … tan cerca,
que sentí tu aliento, que sentí tu cuerpo…
al hundir mis manos en la oscura tierra
que tejió mi sueño para no perderte.
 
Y fueron entonces mis senos dos fuentes
que te alimentaron para conservarte, pero…
mis manos se hundieron en la oscura tierra
buscando ese sueño… ese sueño incierto
(Gladys Marsans)
 
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Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 ...
 
Un minuto para volar
Mayo 1
Hoy es el día del trabajo, que tiene dos caras. Uno es el aspecto del cansancio, la fatiga, la rutina, e incluso el sufrimiento en una tarea. Otro es el aspecto del alivio, y quizás del gozo, que uno siente cuando termina una tarea y puede contemplar el resultado. Es bueno ofrecer a Dios la aspereza que puede generarnos el cansancio del trabajo, y unirse con amor a Cristo crucificado. Y en los momentos agradables, cuando nos sentimos fecundos, es bueno agradecer la vida y sentirnos llenos de Cristo resucitado. Pídele a Dios la gracia de vivir con esa profundidad tus tareas de cada día, para que nunca las vivas como una obligación sin sentido.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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