jueves, 30 de septiembre de 2021

Pequeñas Semillitas 4805

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4805 ~ Jueves 30 de Setiembre de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Para comprender el amor y la generosidad de Dios, veamos esta breve historia:
Un carpintero se puso un día a construir una escalera de caracol para llegar al cielo. Pasó un vecino y le dijo: —Si me regalas unos peldaños, a mí me servirán mucho y a ti no te dañará. El trabajador se rascó la cabeza y se los dio. El vecino agradeció y se fue silbando. El obrero siguió su trabajo. Pasó una pobre mujer y le pidió un poco de madera ya que una pared de su casa dejaba colar el viento. El carpintero accedió. La mujer se fue sonriendo. Y así vinieron muchos más y el trabajador seguía dando. El invierno era duro, la miseria grande y el carpintero regalaba peldaños, aún para usarlos de leña. Y decía a su esposa: —No comprendo, mujer. Mi escalera es cada vez más chica... ¡Pero, subo por ella al cielo! Ella le replicó: —¿Acaso no ves que por tu generosidad el cielo está más cerca de la tierra?
 
¡Buenos días María!
San Miguel tiene un lugar privilegiado en el ejercicio de la maternidad universal, especialmente en su fase de lucha contra el enemigo de nuestras almas. La misión encomendada por el Hijo a la Madre, inspirada y guiada por su Espíritu, termina con la acción conjunta de la Santísima Virgen y san Miguel, príncipe de la milicia celestial de la que María es Reina.
Como estamos luchando con la Virgen, ella nos pone en el ejército del amor de san Miguel. Somos el ejército del amor preparado por el Espíritu Santo para combatir el mal que se desata en nosotros y alrededor nuestro. La profecía de Daniel también se realiza en nosotros: “En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que se ocupa de tu pueblo. Serán tiempos difíciles como no los habrá habido desde que existen las naciones hasta ese momento" (Dan 12,1).
Escuchemos lo que la Virgen María dijo a los videntes de La Salette: “Llega la hora. El sol se oscurece. Solo la fe vivirá. Este es el momento. Se abre el abismo. Aquí está el rey de los reyes de las tinieblas. Aquí está la bestia con sus súbditos, llamándose salvadora del mundo”. La Reina de los Ángeles prevé y anuncia la victoria de su Jefe, el Príncipe de la Milicia Celestial. En Fátima, fue nuevamente ella quien envió a san Miguel a dar la Sagrada Comunión a los videntes.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Nehemías 8,1-4a.5-6.7b-12
 
Salmo: Sal 19(18),8.9.10.11
 
SANTO EVANGELIO: Lc 10,1-12
En aquel tiempo, el Señor designó a otros setenta y dos, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir. Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.
»En la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros. Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa. En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan; curad los enfermos que haya en ella, y decidles: ‘El Reino de Dios está cerca de vosotros’.
»En la ciudad en que entréis y no os reciban, salid a sus plazas y decid: ‘Hasta el polvo de vuestra ciudad que se nos ha pegado a los pies, os lo sacudimos. Pero sabed, con todo, que el Reino de Dios está cerca’. Os digo que en aquel día habrá menos rigor para Sodoma que para aquella ciudad».
 
Comentario:
Hoy Jesús nos habla de la misión apostólica. Aunque «designó a otros setenta y dos, y los envió» (Lc 10,1), la proclamación del Evangelio es una tarea «que no podrá ser delegada a unos pocos “especialistas”» (San Juan Pablo II): todos estamos llamados a esta tarea y todos nos hemos de sentir responsables de ella. Cada uno desde su lugar y condición. El día del Bautismo se nos dijo: «Eres Sacerdote, Profeta y Rey para la vida eterna». Hoy, más que nunca, nuestro mundo necesita del testimonio de los seguidores de Cristo.
«La mies es mucha, y los obreros pocos» (Lc 10,2): es interesante este sentido positivo de la misión, pues el texto no dice «hay mucho que sembrar y pocos obreros». Quizá hoy debiéramos hablar en estos términos, dado el gran desconocimiento de Jesucristo y de su Iglesia en nuestra sociedad. Una mirada esperanzada de la misión engendra optimismo e ilusión. No nos dejemos abatir por el pesimismo y por la desesperanza.
De entrada, la misión que nos espera es, a la vez, apasionante y difícil. El anuncio de la Verdad y de la Vida, nuestra misión, no puede ni ha de pretender forzar la adhesión, sino suscitar una libre adhesión. Las ideas se proponen, no se imponen, nos recuerda el Papa.
«No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias...» (Lc 10,4): la única fuerza del misionero ha de ser Cristo. Y, para que Él llene toda su vida, es necesario que el evangelizador se vacíe totalmente de aquello que no es Cristo. La pobreza evangélica es el gran requisito y, a la vez, el testimonio más creíble que el apóstol puede dar, aparte de que sólo este desprendimiento nos puede hacer libres.
El misionero anuncia la paz. Es portador de paz porque lleva a Cristo, el “Príncipe de la Paz”. Por esto, «en la casa en que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros» (Lc 10,5-6). Nuestro mundo, nuestras familias, nuestro yo personal, tienen necesidad de Paz. Nuestra misión es urgente y apasionante.
* Rev. D. Ignasi NAVARRI i Benet (La Seu d'Urgell, Lleida, España)
 
Santoral Católico:
San Jerónimo
Presbítero y Doctor de la Iglesia
Nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 347. Estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y llevó una vida desordenada hasta que se hizo catecúmeno y fue bautizado por el papa Liberio a los veinte años. Cautivado por la vida contemplativa, marchó a Oriente, se entregó a la vida ascética cerca de Antioquía y se ordenó de sacerdote. Estuvo un tiempo en Constantinopla y luego regresó a Roma, donde fue secretario del papa san Dámaso, que le encargó la traducción de la Biblia al latín, y dirigió espiritualmente a unas damas de la nobleza que llevaban vida de piedad en común en la colina Aventina. A la muerte del Papa marchó de nuevo a Oriente y, tras visitar monasterios de diversas regiones, se estableció en Belén de Judá. Allí asumió la dirección espiritual de los monasterios fundados por santa Paula, al tiempo que completó la versión de la Biblia y escribió muchas obras, especialmente comentarios a la Sagrada Escritura. Participó de modo admirable en muchas necesidades de la Iglesia. Murió en Belén el 30 de septiembre del año 420.
Oración: Oh Dios, tú que concediste a san Jerónimo una estima tierna y viva por la Sagrada Escritura, haz que tu pueblo se alimente de tu palabra con mayor abundancia y encuentre en ella la fuente de la verdadera vida. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“Los ángeles son amor en movimiento. Que no para nunca, que lucha para crecer, que está más allá del bien y del mal. El amor que todo devora, que todo destruye, que todo perdona. Los ángeles están hechos de ese amor y, al mismo tiempo, son sus mensajeros.”
(Paulo Coelho)
 
Tema del día:
San Jerónimo y la Biblia
Descendiendo las escaleras de la Basílica de Santa Catalina encontramos un conjunto de grutas, todas muy cercanas entre ellas. Una, la principal y la más importante, es la gruta de la Natividad, el lugar del nacimiento de Jesús. Junto a este lugar se encuentran las grutas de San José, la de los Santos Inocentes y la gruta de San Jerónimo. Aquí se dedicó durante más de 40 años, a la traducción, de hebreo y del griego al latín, de los textos bíblicos originales.
 
Describir a San Jerónimo no es tarea fácil. Dálmata, de cultura enciclopédica, se retiró al desierto cerca de Antioquía, cuna del cristianismo, viviendo en penitencia. Una vez ordenado sacerdote, comenzó una intensa actividad literaria: en Roma fue colaborador del papa San Dámaso. A su muerte, Jerónimo se retiró a Belén. En el 386 San Jerónimo se estableció en las inmediaciones de la Basílica de la Natividad para dedicarse al estudio de la Biblia. A él le debemos la célebre versión latina (Vulgata), que más tarde se oficializaría en la Iglesia de Occidente, y de grandísima importancia en la transmisión de las escrituras.
 
Antes de conocer el lugar de San Jerónimo, conozcamos mejor el sistema de grutas cercanas a la del nacimiento de Jesús. En la zona donde está la Gruta de la Natividad, donde según la tradición nació Jesús, hay muchas otras grutas, a izquierda y derecha, más o menos profundas, y más o menos siempre dispuestas por el hombre como lugares de veneración. Por su interés religioso, la proximidad a la gruta de Jesús ha creado este interés en las grutas cercanas.
 
En referencia a la gruta de San Jerónimo, es la gruta que está junto a la Gruta de la Natividad, concretamente en el lado norte. Desde el punto de vista arqueológico, los restos más antiguos que existen y que se han encontrado son algunos grafitis realizados por los cristianos. En cambio, desde el punto de vista de la historia basada en fuentes literarias, los primeros testimonios que tenemos son del famoso escritor Orígenes, el cual nos dice que incluso los paganos identificaban en Belén la gruta donde nació aquel que los cristianos veneraban como su Salvador .
 
San Jerónimo vivió casi 40 años en Belén. Llegó hacia el año 386 desde Roma junto a Paula, Eustaquio y otros compañeros. Incluso le acompañaba su hermano. Se instalaron en Belén y ya no se movieron de aquí. No fueron a otros lugares: antes de establecerse en Belén, san Jerónimo explica que Santa Paula, él y el resto mira los santos lugares de Palestina, pero no volvieron por segunda vez.
 
Junto a la gruta donde San Jerónimo trabajó en las traducciones y vivió como monje eremita, encontramos otra gruta conocida como su tumba. De hecho, su cuerpo ya no se encuentra aquí: sus restos fueron trasladados a Roma por los cruzados. El sepulcro permanece como recuerdo para los cristianos por su gran importancia.
 
La Biblia de Gutemberg, en 1456, fue el primer libro impreso de la historia. Para esta primera edición se eligió la Vulgata de San Jerónimo. Es conocida como la Biblia de 42 líneas y está dividida únicamente en capítulos. Los versículos se introdujeron en 1527. Siglos más tarde llega a nuestros días y sigue siendo el libro más leído, traducido e impreso en todas las lenguas. Ya no existe ningún original, salido de las manos de los evangelistas o de san Pablo, pero es posible encontrar actualmente copias muy cercanas a los originales, por ejemplo las reproducciones que podemos admirar en la Biblioteca Vaticana o en Jerusalén, en el Studium Biblicum Franciscanum.
 
Tras más de 3.000 años de historia del judaísmo, 2.000 años de historia del cristianismo, podemos decir que la Biblia ha llegado a todos los rincones de la tierra. Esto significa que todos los pueblos y culturas de alguna manera han conocido la Biblia. En estos siglos de historia, la palabra de Dios ha marcado profundamente la vida de fe, el camino religioso del pueblo judío y cristiano. Ha sido la gran luz, el punto de referencia, la piedra angular sobre la cual el pueblo judío y cristiano han construido su fe, su experiencia religiosa.
 
Y no solo eso. Debemos decir que tras tantos siglos de historia la Biblia ha tenido una influencia muy profunda a muchos niveles: El primer nivel es lo que podemos considerar las relaciones sociales. Pero además debemos pensar en la literatura, pintura, arquitectura, poesía… En definitiva, ha influido en muchísimos campos.
 
La pregunta que podemos hacernos es: ¿Pero por qué la Biblia ha tenido una influencia tan grande? Porque cuando uno lee la Biblia siente que la Biblia habla de sí mismo. Habla de Dios, de vida de luz, de esperanza. En conclusión, podemos decir que la Biblia es sin duda una belleza, y precisamente porque es bella, nos impacta y nos captura a todos.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La prueba más grande de que Dios nos ama, es que ha entregado a su Hijo Único a la muerte, con tal de salvarnos a nosotros, los hombres, de la perdición eterna.
Pensemos en un padre de la tierra que tiene un hijo al que ama muchísimo, y por amor a las hormigas, permite que su hijo se haga también una hormiga y muera a manos de las hormigas para salvarlas del exterminio. Este padre estaría poco menos que loco, y ¡cuánto amor demostraría por las hormigas!, ¿no?
Pues bien, en definitiva lo que ha hecho Dios por los hombres es infinitamente más, porque Dios, que es infinito y perfectísimo, se ha hecho un hombre, es decir una criatura, y la distancia que hay entre ambas naturalezas es infinita. Y ha querido morir en manos de los hombres, sus criaturas, para salvarlas del abismo infernal.
Es un Dios que se ha vuelto loco de amor por la humanidad, y esto nos debe dar una gran confianza en Dios, sabiendo que quien hizo tanto por cada uno de nosotros, ahora no nos abandonará a las fauces del Maligno.
¡Confiemos en Dios, que es Bueno y nos ama, y que ha enviado a su propio Hijo a rescatarnos de las manos de Satanás!
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Setiembre 30
Patriarca san José, deseamos encontrarnos más plenamente en intimidad con Jesús Eucaristía, por eso te imploramos nos ayudes cada día a estar más cerca de su presencia. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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