PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
16 - Número 4627 ~ Viernes 2 de Abril de 2021.Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Viernes
Santo. Hoy muere. Al amanecer del viernes, le juzgan. Tiene sueño, frío, le han
dado golpes. Deciden condenarle y lo llevan a Pilatos. Judas, desesperado, no
supo volver con la Virgen y pedir perdón, y se ahorcó. Los judíos prefirieron a
Barrabás. Pilatos se lava las manos y manda crucificar a Jesús. Antes, ordenó
que le azotaran. La Virgen está delante mientras le abren la piel a pedazos con
el látigo. Después, le colocan una corona de espinas y se burlan de Él. Jesús
recorre Jerusalén con la Cruz. Al subir al Calvado se encuentra con su Madre.
Simón le ayuda a llevar la Cruz. Alrededor de las doce del mediodía, le
crucificaron. Nos dio a su Madre como Madre nuestra y hacia las tres se murió y
entregó el espíritu al Padre. Para certificar la muerte, le traspasaron con una
lanza. Por la noche, entre José de Arimatea y Nicodemo le desclavan, y dejan el
Cuerpo en manos de su Madre. Son cerca de las siete cuando le entierran en el
sepulcro.
¡Dame,
Señor dolor de amor! Ojalá lleves en el bolsillo un crucifijo y lo beses con
frecuencia.
Durante Semana Santa: Ediciones reducidas
Durante la Semana Santa,
las ediciones de “Pequeñas Semillitas” serán reducidas en cuanto a su
contenido.
Desde el Domingo de
Pascua retornaremos a las ediciones habituales con todas sus secciones.
¡Buenos días María! En el árbol de la cruz, a la hora de la muerte, Jesús
confió su discípulo Juan a María: “«Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al
discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió
en su casa” (Juan 19,26).
Al recibir al discípulo, María se convierte en Madre
de todos los hombres. Su corazón está abierto a todas las necesidades, sus
manos están extendidas a todas las peticiones, su manto es suficientemente
amplio para cubrir a toda la humanidad.
Así que acerquémonos con confianza al trono de la
gracia y recibamos la oportuna ayuda de María. Quienes han confiado en ella
nunca han quedado defraudados, nunca quienes han recurrido a ella han sido
decepcionados.
“¿Quién se atrevería a arrancarnos de su seno, qué
tentación podría vencernos, si nos encomendamos a la protección de la Madre de
Dios y Madre nuestra?», exclama san Roberto Belarmino.
¿Qué nos puede suceder si nos refugiamos en su
Inmaculado Corazón? Por tanto, no hagamos oídos sordos a la invitación de
Cristo que nos ofrece a María por madre. Llevemos a la Virgen María a nuestro
hogar, consagrémonos a su Inmaculado Corazón. ¡Y que finalmente se produzca el
reinado del Corazón de Jesús y de María!
Dios les salve, corazones amabilísimos y amorosos de
Jesús y María. Les ofrecemos, damos y consagramos nuestro corazón. Tómenlo,
límpienlo y santifíquenlo, para que vivan y reinan en él ahora y siempre, por
los siglos de los siglos. Amén.
(Padre Jean, Abadía de
Santa María de Lagrasse)
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Isaías 52,13-15;53,1-12
♥ Salmo: Sal 31 (30),2.6.12-13.15-16.17.25
♥ Segunda Lectura: Hebreos 4,14-16; 5,7-9
♥ Santo Evangelio: Juan 18,1—19,42
En aquel tiempo, Jesús pasó con sus discípulos al
otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto, en el que entraron él y
sus discípulos. Pero también Judas, el que le entregaba, conocía el sitio,
porque Jesús se había reunido allí muchas veces con sus discípulos. Judas,
pues, llega allí con la cohorte y los guardias enviados por los sumos
sacerdotes y fariseos, con linternas, antorchas y armas. Jesús, que sabía todo
lo que le iba a suceder, se adelanta y les pregunta: «¿A quién buscáis?». Le
contestaron: «A Jesús el Nazareno». Díceles: «Yo soy». Judas, el que le
entregaba, estaba también con ellos. Cuando les dijo: «Yo soy», retrocedieron y
cayeron en tierra. Les preguntó de nuevo: «¿A quién buscáis?». Le contestaron:
«A Jesús el Nazareno». Respondió Jesús: «Ya os he dicho que yo soy; así que si
me buscáis a mí, dejad marchar a éstos». Así se cumpliría lo que había dicho:
«De los que me has dado, no he perdido a ninguno». Entonces Simón Pedro, que
llevaba una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la
oreja derecha. El siervo se llamaba Malco. Jesús dijo a Pedro: «Vuelve la
espada a la vaina. La copa que me ha dado el Padre, ¿no la voy a beber?».
Entonces la cohorte, el tribuno y los guardias de los
judíos prendieron a Jesús, le ataron y le llevaron primero a casa de Anás, pues
era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. Caifás era el que
aconsejó a los judíos que convenía que muriera un solo hombre por el pueblo.
Seguían a Jesús Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del
Sumo Sacerdote y entró con Jesús en el atrio del Sumo Sacerdote, mientras Pedro
se quedaba fuera, junto a la puerta. Entonces salió el otro discípulo, el
conocido del Sumo Sacerdote, habló a la portera e hizo pasar a Pedro. La muchacha
portera dice a Pedro: «¿No eres tú también de los discípulos de ese hombre?».
Dice él: «No lo soy». Los siervos y los guardias tenían unas brasas encendidas
porque hacía frío, y se calentaban. También Pedro estaba con ellos
calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su
doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he
enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los
judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los
que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho». Apenas
dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús,
diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?». Jesús le respondió: «Si he
hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me
pegas?». Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás. Estaba allí
Simón Pedro calentándose y le dijeron: «¿No eres tú también de sus
discípulos?». El lo negó diciendo: «No lo soy». Uno de los siervos del Sumo
Sacerdote, pariente de aquel a quien Pedro había cortado la oreja, le dice:
«¿No te vi yo en el huerto con Él?». Pedro volvió a negar, y al instante cantó
un gallo.
De la casa de Caifás llevan a Jesús al pretorio. Era
de madrugada. Ellos no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así
comer la Pascua. Salió entonces Pilato fuera donde ellos y dijo: «¿Qué
acusación traéis contra este hombre?». Ellos le respondieron: «Si éste no fuera
un malhechor, no te lo habríamos entregado». Pilato replicó: «Tomadle vosotros
y juzgadle según vuestra Ley». Los judíos replicaron: «Nosotros no podemos dar
muerte a nadie». Así se cumpliría lo que había dicho Jesús cuando indicó de qué
muerte iba a morir. Entonces Pilato entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús
y le dijo: «¿Eres tú el Rey de los judíos?». Respondió Jesús: «¿Dices eso por
tu cuenta, o es que otros te lo han dicho de mí?». Pilato respondió: «¿Es que
yo soy judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has
hecho?». Respondió Jesús: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de
este mundo, mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos:
pero mi Reino no es de aquí». Entonces Pilato le dijo: «¿Luego tú eres Rey?».
Respondió Jesús: «Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto
he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la
verdad, escucha mi voz». Le dice Pilato: «¿Qué es la verdad?». Y, dicho esto,
volvió a salir donde los judíos y les dijo: «Yo no encuentro ningún delito en
Él. Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad a uno por la
Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al Rey de los judíos?». Ellos
volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a Barrabás!». Barrabás era un
salteador.
Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los
soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le
vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a Él, le decían: «Salve, Rey de
los judíos». Y le daban bofetadas. Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os
lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en Él». Salió
entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura.
Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre». Cuando lo vieron los sumos sacerdotes
y los guardias, gritaron: «¡Crucifícalo, crucifícalo!». Les dice Pilato:
«Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo ningún delito encuentro en Él». Los
judíos le replicaron: «Nosotros tenemos una Ley y según esa Ley debe morir,
porque se tiene por Hijo de Dios». Cuando oyó Pilato estas palabras, se
atemorizó aún más. Volvió a entrar en el pretorio y dijo a Jesús: «¿De dónde
eres tú?». Pero Jesús no le dio respuesta. Dícele Pilato: «¿A mí no me hablas?
¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte?». Respondió
Jesús: «No tendrías contra mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba;
por eso, el que me ha entregado a ti tiene mayor pecado». Desde entonces Pilato
trataba de librarle. Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo
del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César». Al oír Pilato estas
palabras, hizo salir a Jesús y se sentó en el tribunal, en el lugar llamado
Enlosado, en hebreo Gabbatá. Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia
la hora sexta. Dice Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey». Ellos
gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!». Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy
a crucificar?». Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el
César». Entonces se lo entregó para que fuera crucificado.
Tomaron, pues, a Jesús, y Él cargando con su cruz,
salió hacia el lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota, y allí
le crucificaron y con Él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio. Pilato
redactó también una inscripción y la puso sobre la cruz. Lo escrito era: «Jesús
el Nazareno, el Rey de los judíos». Esta inscripción la leyeron muchos judíos,
porque el lugar donde había sido crucificado Jesús estaba cerca de la ciudad; y
estaba escrita en hebreo, latín y griego. Los sumos sacerdotes de los judíos
dijeron a Pilato: «No escribas: ‘El Rey de los judíos’, sino: ‘Éste ha dicho:
Yo soy Rey de los judíos’». Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he
escrito». Los soldados, después que crucificaron a Jesús, tomaron sus vestidos,
con los que hicieron cuatro lotes, un lote para cada soldado, y la túnica. La
túnica era sin costura, tejida de una pieza de arriba abajo. Por eso se
dijeron: «No la rompamos; sino echemos a suertes a ver a quién le toca». Para que
se cumpliera la Escritura: «Se han repartido mis vestidos, han echado a suertes
mi túnica». Y esto es lo que hicieron los soldados. Junto a la cruz de Jesús
estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María
Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí
tienes a tu madre». Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba
cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: «Tengo sed». Había allí una
vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en
vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: «Todo
está cumplido». E inclinando la cabeza entregó el espíritu.
Los judíos, como era el día de la Preparación, para
que no quedasen los cuerpos en la cruz el sábado —porque aquel sábado era muy
solemne— rogaron a Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron,
pues, los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado
con Él. Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las
piernas, sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al
instante salió sangre y agua. El que lo vio lo atestigua y su testimonio es
válido, y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Y todo
esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: «No se le quebrará hueso
alguno». Y también otra Escritura dice: «Mirarán al que traspasaron».
Después de esto, José de Arimatea, que era discípulo
de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos, pidió a Pilato autorización
para retirar el cuerpo de Jesús. Pilato se lo concedió. Fueron, pues, y
retiraron su cuerpo. Fue también Nicodemo —aquel que anteriormente había ido a
verle de noche— con una mezcla de mirra y áloe de unas cien libras. Tomaron el
cuerpo de Jesús y lo envolvieron en vendas con los aromas, conforme a la
costumbre judía de sepultar. En el lugar donde había sido crucificado había un
huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo, en el que nadie todavía había sido
depositado. Allí, pues, porque era el día de la Preparación de los judíos y el
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús.
♥ Comentario:
Hoy celebramos el primer día del Triduo Pascual. Por
tanto, es el día de la Cruz victoriosa, desde donde Jesús nos dejó lo mejor de
Él mismo: María como madre, el perdón —también de sus verdugos— y la confianza
total en Dios Padre.
Lo hemos escuchado en la lectura de la Pasión que nos
transmite el testimonio de san Juan, presente en el Calvario con María, la
Madre del Señor y las mujeres. Es un relato rico en simbología, donde cada
pequeño detalle tiene sentido. Pero también el silencio y la austeridad de la
Iglesia, hoy, nos ayudan a vivir en un clima de oración, bien atentos al don
que celebramos.
Ante este gran misterio, somos llamados —primero de
todo— a ver. La fe cristiana no es la relación reverencial hacia un Dios lejano
y abstracto que desconocemos, sino la adhesión a una Persona, verdadero hombre
como nosotros y, a la vez, verdadero Dios. El “Invisible” se ha hecho carne de
nuestra carne, y ha asumido el ser hombre hasta la muerte y una muerte de cruz.
Pero fue una muerte aceptada como rescate por todos, muerte redentora, muerte
que nos da vida. Aquellos que estaban ahí y lo vieron, nos transmitieron los
hechos y, al mismo tiempo, nos descubren el sentido de aquella muerte.
Ante esto, nos sentimos agradecidos y admirados.
Conocemos el precio del amor: «Nadie tiene mayor amor que el de dar la vida por
sus amigos» (Jn 15,13). La oración cristiana no es solamente pedir, sino —antes
de nada— admirar agradecidos.
Jesús, para nosotros, es modelo que hay que imitar,
es decir, reproducir en nosotros sus actitudes. Hemos de ser personas que aman
hasta darnos y que confiamos en el Padre en toda adversidad.
Esto contrasta con la atmósfera indiferente de
nuestra sociedad; por eso, nuestro testimonio tiene que ser más valiente que
nunca, ya que el don es para todos. Como dice Melitón de Sardes, «Él nos ha
hecho pasar de la esclavitud a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la
muerte a la vida. Él es la Pascua de nuestra salvación».
* Rev. D. Francesc
CATARINEU i Vilageliu (Sabadell, Barcelona, España)
Santoral Católico: San Francisco de PaulaEremita y Fundador Nació en Paula (Calabria, Italia) el año 1416 de
familia humilde. Cumpliendo el voto que habían hecho sus padres si tenían un
hijo, vistió durante dos años el hábito de san Francisco de Asís. Más tarde
fundó una congregación de vida eremítica que después se transformó en la Orden
de los Mínimos, de vida religiosa en comunidad. Fundó también, más adelante, la
Segunda y la Tercera Orden. Él, que había crecido rodeado de privaciones, era
un hombre muy austero y quiso para su Orden un estilo de vida estricto y
severo. Atendía a los pobres y enfermos con gran caridad, y tuvo fama de
taumaturgo. No dudó en denunciar las injusticias que se cometían con los
pobres. Cumpliendo órdenes del papa Sixto IV marchó a Francia donde pasó quince
años atendiendo espiritualmente a los reyes Luis XI y Carlos VIII, viviendo en
pobreza y humildad, predicando al pueblo y fundando numerosos conventos. Murió
en Tours (Francia) el 2 de abril de 1507.
Oración: Señor,
Dios nuestro, grandeza de los humildes, que has elevado a san Francisco de
Paula a la gloria de tus santos, concédenos, por su intercesión y a imitación
suya, alcanzar de tu misericordia el premio prometido a los humildes. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día «Jesús sabe que no termina todo con la muerte o con
la angustia, y pronuncia la última palabra de la Cruz: ‘¡Padre, en Tus manos me
encomiendo!’, y muere así. Encomendarse a Dios, que camina conmigo, que camina
con mi pueblo, que camina con la Iglesia: esto es un acto de fe. Yo me
encomiendo. No sé: no sé por qué sucede esto, pero yo me encomiendo. Tú sabrás
porqué».
Tema del día: Significado del Viernes
Santo La
tarde del Viernes Santo presenta el drama inmenso de la muerte de Cristo en el
Calvario. La cruz erguida sobre el mundo sigue en pie como signo de salvación y
de esperanza.
Con
la Pasión de Jesús según el Evangelio de Juan contemplamos el misterio del
Crucificado, con el corazón del discípulo Amado, de la Madre, del soldado que
le traspasó el costado.
San
Juan, teólogo y cronista de la pasión nos lleva a contemplar el misterio de la
cruz de Cristo como una solemne liturgia. Todo es digno, solemne, simbólico en
su narración: cada palabra, cada gesto. La densidad de su Evangelio se hace
ahora más elocuente.
Y
los títulos de Jesús componen una hermosa Cristología. Jesús es Rey. Lo dice el
título de la cruz, y el patíbulo es trono desde donde el reina. Es sacerdote y
templo a la vez, con la túnica inconsútil que los soldados echan a suertes. Es
el nuevo Adán junto a la Madre, nueva Eva, Hijo de María y Esposo de la
Iglesia. Es el sediento de Dios, el ejecutor del testamento de la Escritura. El
Dador del Espíritu. Es el Cordero inmaculado e inmolado al que no le rompen los
huesos. Es el Exaltado en la cruz que todo lo atrae a sí, por amor, cuando los
hombres vuelven hacia él la mirada.
La
Madre estaba allí, junto a la Cruz. No llegó de repente al Gólgota, desde que
el discípulo amado la recordó en Caná, sin haber seguido paso a paso, con su
corazón de Madre el camino de Jesús. Y ahora está allí como madre y discípula
que ha seguido en todo la suerte de su Hijo, signo de contradicción como Él,
totalmente de su parte. Pero solemne y majestuosa como una Madre, la madre de
todos, la nueva Eva, la madre de los hijos dispersos que ella reúne junto a la
cruz de su Hijo. Maternidad del corazón, que se ensancha con la espada de dolor
que la fecunda.
La
palabra de su Hijo que alarga su maternidad hasta los confines infinitos de
todos los hombres. Madre de los discípulos, de los hermanos de su Hijo. La
maternidad de María tiene el mismo alcance de la redención de Jesús. María
contempla y vive el misterio con la majestad de una Esposa, aunque con el
inmenso dolor de una Madre. Juan la glorifica con el recuerdo de esa
maternidad. Ultimo testamento de Jesús. Ultima dádiva. Seguridad de una presencia
materna en nuestra vida, en la de todos. Porque María es fiel a la palabra: He
ahí a tu hijo.
El
soldado que traspasó el costado de Cristo de la parte del corazón, no se dio
cuenta que cumplía una profecía y realizaba un último, estupendo gesto litúrgico.
Del corazón de Cristo brota sangre y agua. La sangre de la redención, el agua
de la salvación. La sangre es signo de aquel amor más grande, la vida entregada
por nosotros, el agua es signo del Espíritu, la vida misma de Jesús que ahora,
como en una nueva creación derrama sobre nosotros.
Vía Crucis Hoy VIERNES SANTO, invito a los lectores a rezar el
Vía Crucis
El Vía Crucis es la meditación de los momentos y
sufrimientos vividos por Jesús desde que fue hecho prisionero hasta su muerte
en la cruz y posterior resurrección. Literalmente, “vía crucis” significa
"camino de la cruz". Al rezarlo, recordamos con amor y agradecimiento
lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado durante su pasión y muerte.
Dicho camino se representa mediante 15 imágenes de la Pasión que se llaman
"estaciones". Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si
recuerdas con frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta el Calvario.
Puedes conocer más detalles y rezarlo si entras en la
página del Web Católico de Javier haciendo clic acá.
Pedidos de oración ♦ Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los
obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio
Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por
diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia
de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con
cáncer y otras patologías graves; por los jóvenes, especialmente los que han
caído en las drogas o cualquier tipo de adicción, por las víctimas de trata, por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, por lo no nacidos, por la fidelidad de
los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por
el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. En este tiempo pedimos
especiales oraciones por todas las personas que en diversos países del mundo
han sido afectadas por el coronavirus, rogando que el Sagrado Corazón de Jesús
nos proteja ante esta terrible pandemia, y que con fe y esperanza, y siguiendo
las indicaciones médicas de prevención, el riesgo de contagio vaya disminuyendo
en todo el planeta y los que están enfermos se sanen. Para lectores argentinos,
pedimos especial oración por la salvación de Argentina en el marco de la
justicia.
♦ Pedimos oración por el alma de Rolando C., de Cuba, que ha fallecido a
los 56 años de múltiples tumores malignos en el colon, por lo que oramos para
que Dios lo reciba en el cielo. Y rezamos también por la salud de Roberto S., de 83 años, de Cuba, que ha
sufrido un infarto cerebral y tiene además una “sombra” sospechosa a nivel de
pulmón que todavía no se ha diagnosticado de modo preciso. Rogamos que por la
intercesión de nuestra amada Virgen de Lourdes, su situación pueda ser tratada
adecuadamente y con buen resultado.
♦ Pedimos oración para Raúl B., de Córdoba, Argentina, una
buena persona con muchas necesidades materiales, pero sobre todo con poca
salud. Debe realizarse varios estudios complejos. Es viudo y tiene 3 niños. Que
el Señor, en su infinita misericordia, le conceda la gracia de la salud y
atienda todas sus necesidades.
♦ Pedimos oración para Marta S., de 68 años de edad, que vive
en ciudad de Buenos Aires, Argentina, y desde hace diez años padece cáncer
óseo, ahora en estado avanzado, por lo que rogamos al Señor que le conceda
alivio y cuando llegue la hora sea una transición suave y en paz.
♦ Pedimos oración para Marga A., de 79 años, que viven en San
Francisco, Córdoba, Argentina, a la que han diagnosticado cáncer en pulmón y
comenzará quimioterapia. Que el Jesús del Calvario le transmita fortaleza y
pueda llevar adelante sus tratamientos sostenida y consolada por Él.
♦ Pedimos oración para
las siguientes personas: Winston P.,
77 años, de España, con Covid, en terapia intensiva, van sacando lentamente la
respiración asistida y lo van despertando; Annette,
55 años, de Canadá, con cáncer de colon bajo tratamiento de quimioterapia; y Ana María H., 72 años, de Lima, Perú,
con enfermedad pulmonar severa, con oxígeno. Por todos ellos... ¡Te rogamos
Señor!
♦ Continuamos unidos en oración por
medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita
todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero
en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por
la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la
violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara
nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos
enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la
enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha
llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención
del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Año de San José San José, hombre justo y modelo
de virtudes,es el Patrono Universal de la
santa Iglesia,y por lo tanto de todos
nosotros.Es el santo que tuvo en la
tierrala misión más grande y noble:proteger al Niño Dios y su
Santísima Madre.
Abril 2
Glorioso patriarca, Dios Padre nos ha creado con su poder,
Dios Hijo nos ha redimido con su sangre, Dios Espíritu Santo nos ha santificado
con su amor y con su gracia; no permitas por tanto, que usemos mal de esa
libertad; sino que coincidamos siempre con su divina voluntad. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
todos) ♡BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”♡FACEBOOK de
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Año de San José
FELIPE
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