PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 4185 ~ Sábado 7 de Diciembre de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
«Señor
Jesús, en este momento te pido que toques el corazón de este pecador que se
siente herido y que necesita perdonar, sé Tú quien a través de mí, perdones a
aquellos que me han hecho daño. Dame tu paz y tu bondad, oh mi Dios y
desintegra para siempre todo vestigio de dolor que esté latente en mi alma. Y a
ti, dulce Madre María, que fuiste siempre dócil a la palabra de tu Hijo y
meditabas en silencio cada cosa en tu corazón, encamina hoy mis pasos, para que
obre según la voluntad del Señor. A través de las inspiraciones del Espíritu
Santo, recuérdale siempre a mi corazón que amar, perdonar y servir es el camino
para llegar a la felicidad plena. Amén.»
¡Buenos días!
La luciérnaga y las arañas
No
envidies a los poderosos, o a las estrellas o astros del cine, del deporte, o
de la vida social. La envidia es como un resentimiento irracional causado por
desear el bien ajeno, un disgusto oscuro que provoca la elevada posición de una
persona. Detrás de la envidia hay una incapacidad de reconocer en paz los
propios límites y carencias.
Una luciérnaga, entre los yuyos, brillaba, y esta luz
ofuscaba a las arañas escondidas en sus rincones obscuros. Tácitamente se
coaligaron las envidiosas para siquiera tapar, ya que no la podían apagar, esa
lámpara molesta. Sin ruido, la fueron envolviendo poco a poco con tantas y tan
espesas telas, que, aunque siguiese prendida, no podían sus rayos traspasar el
velo, y que para todos quedó como si no existiera. El silencio suele ser a
veces arma tan malévola como la maledicencia. (Daireaux).
El
envidioso no percibe que su infelicidad no proviene de lo que no tiene, sino de
la falta de aprecio por lo que sí posee. Hay además una falta de compromiso y
responsabilidad con la propia vida, porque el celoso, pendiente de la vida de
otros, no asume la propia con sus fortalezas y posibilidades reales. El Señor
te libre de la dañosa envidia.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Is 30, 19-21. 23-26
♥ Salmo: Sal 146, 1-6
♥ Santo Evangelio: Mt 9,35-10,1.6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y
aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y
sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y al ver a la muchedumbre, sintió
compasión de ella, porque estaban vejados y abatidos como ovejas que no tienen
pastor. Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.
Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies».
Y llamando a sus doce discípulos, les dio poder sobre
los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda enfermedad y toda
dolencia. A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones:
«Dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Id proclamando
que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos,
purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis».
♥ Comentario:
Hoy, cuando ya llevamos una semana dentro del
itinerario de preparación para la celebración de la Navidad, ya hemos
constatado que una de las virtudes que hemos de fomentar durante el Adviento es
la esperanza. Pero no de una manera pasiva, como quien espera que pase el tren,
sino una esperanza activa, que nos mueve a disponernos poniendo de nuestra
parte todo lo que sea necesario para que Jesús pueda nacer de nuevo en nuestros
corazones.
Pero hemos de tratar de no conformarnos sólo con lo
que nosotros esperamos, sino —sobre todo— ir a descubrir qué es lo que Dios
espera de nosotros. Como los doce, también nosotros estamos llamados a seguir
sus caminos. Ojalá que hoy escuchemos la voz del Señor que —por medio del
profeta Isaías— nos dice: «El camino es éste, síguelo» (Is 30,21, de la primera
lectura de hoy). Siguiendo cada uno su camino, Dios espera de todos que con
nuestra vida anunciemos «que el Reino de Dios está cerca» (Mt 10,7).
El Evangelio de hoy nos narra cómo, ante aquella
multitud de gente, Jesús tuvo compasión y les dijo: «La mies es mucha y los
obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies»
(Mt 9,37-38). Él ha querido confiar en nosotros y quiere que en las muy
diversas circunstancias respondamos a la vocación de convertirnos en apóstoles
de nuestro mundo. La misión para la que Dios Padre ha enviado a su Hijo al
mundo requiere de nosotros que seamos sus continuadores. En nuestros días
también encontramos una multitud desorientada y desesperanzada, que tiene sed
de la Buena Nueva de la Salvación que Cristo nos ha traído, de la que nosotros
somos sus mensajeros. Es una misión confiada a todos. Conocedores de nuestras
flaquezas y handicaps, apoyémonos en la oración constante y estemos contentos
de llegar a ser así colaboradores del plan redentor que Cristo nos ha revelado.
Rev. D. Xavier PAGÉS i Castañer (Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Ambrosio
Obispo y Doctor de la
Iglesia
Nació en Tréveris (Alemania) hacia el año 340 de
familia romana cristiana. Estudió en Roma derecho y retórica, y comenzó una
brillante carrera en la administración civil del Imperio. El año 374, siendo
Prefecto de Milán, intervino para impedir tumultos con motivo de la elección
del nuevo obispo para la ciudad, y, cuando todavía era catecúmeno y se
preparaba para el bautismo, fue elegido él por aclamación para ocupar aquella
sede; rápidamente fue bautizado, instruido, y por último ordenado de obispo el
7 de diciembre. Por sus dotes personales y por la formación que adquirió, fue
consejero de emperadores, apóstol de la caridad, reformador litúrgico, formador
de almas (convirtió y bautizó a san Agustín), animador de la vida de
consagración a Dios, comentarista de la Escritura y autor de numerosas obras de
teología y espiritualidad, defensor de la doctrina católica frente al
arrianismo y de la libertad de la Iglesia. Murió el 4 de abril del año 397 y su
memoria se celebra el 7 de diciembre, aniversario de su consagración episcopal.
Oración: Señor
y Dios nuestro, tú que hiciste al obispo san Ambrosio doctor esclarecido de la
fe católica y ejemplo admirable de fortaleza apostólica, suscita en medio de tu
pueblo hombres que, viviendo según tu voluntad, gobiernen a tu Iglesia con
sabiduría y fortaleza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Palabras del Santo Padre
Pío
"Si somos apacibles y pacientes,
nos encontraremos no solo a nosotros mismos
sino también nuestra alma y con ella Dios.
Ten paciencia por un poco más de tiempo;
todo será para tu bien"
Poesía de Adviento
El Adviento se viste de violetas.
Es, en el alma, tensión de espera.
No es aún la cosecha:
es primavera.
El Adviento es hambre de pan,
clamor de profetas;
es mugido en los establos
y cónclave en las estrellas.
El Adviento es llamada en los cielos,
luna que al sueño despierta,
suave temblor de alborada que alerta,
pasos de peregrinos que inquietan.
El Adviento es gravidez
que viene pidiendo urgencias.
Ya están convocados ángeles y reyes,
pastores, pesebre y bueyes…
El Adviento es Ella, es la Virgen bella,
serena, ante el cuenco de pajas que ya se quiebran.
Ya se escucha el «Gloria» en las lejanías.
El Adviento es Ella: ¡Santa María!
© Padre Jesús del
Castillo
Un minuto con María
“Me encanta el tiempo de Adviento porque es el tiempo
de la esperanza”, dice el hermano benedictino François Huot. El guardián de la
ermita de Longeborgne (Valais, Suiza) explica lo que este período particular
del año significa para él.
El hermano François vivió durante diez años en una
ermita, en el pueblo de Bramois. El lugar es un sitio importante de
peregrinación situado en el centro de Valais. Por lo menos desde principios del
siglo XVI, los peregrinos han acudido ahí a confiar sus alegrías y penas a
Nuestra Señora de la Compasión y a san Antonio de Padua. A la pregunta, ¿cómo
vive usted la dimensión espiritual del Adviento?, el hermano responde:
“Veo el Adviento como una vida que comienza, escondido
como un niño en el vientre de su madre. Es una luz que se eleva y que solo
podemos ver con esperanza en la certeza de nuestra fe.
Pero es más que una luz: es la Luz del mundo
escondida en el vientre de la Virgen María. Dios en María, ya está presente en
medio de nosotros. Depende de nosotros descubrirlo, ser conscientes del
misterio que se está realizando. Se trata de abrir los oídos al secreto que nos
susurra al corazón, pidiéndonos que nos preparemos para darle la bienvenida.
Y no debemos olvidar que también es un tiempo de
preparación para el regreso de Cristo. Jesús, todavía totalmente “in-fans”,
esto es, que no puede hablar, ya es la Palabra del Padre en su silencio y ya
está lleno del Espíritu Santo. Viene a nosotros para traernos al Padre, para
acelerar el día de su último Adviento donde, después de haber cumplido en él
las profecías de la Primera Alianza y de haberse sometido a todas las cosas, se
someterá al Padre, para llevarnos a la Alianza eterna y sumergirnos para siempre
en la vida de Dios”.
Cinco minutos con Jesús
Diciembre 7
Has oído las palabras de Jesús, que te llamaba en tus
oídos; en los oídos de tu alma has escuchado aquel “sígueme” que escucharon los
apóstoles, el mismo “sígueme” que movió a Pedro y a Santiago y a Juan a dejar
las redes y a su padre y seguir a Jesús; el mismo “sígueme” que de los hombres
seguidores de Jesucristo sacó apóstoles de su Reino.
Deja todo y deja a todos por Dios, por seguir el
llamado de Dios, por seguir tu vocación; mira que el amor no reconoce
dilaciones ni tardanzas y el seguimiento de Jesucristo es cuestión de amor y el
amor salta todas las barreras y echa por tierra todos los impedimentos.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
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