domingo, 22 de diciembre de 2019

Pequeñas Semillitas 4200

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4200 ~ Domingo 22 de Diciembre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A los dos primeros capítulos del Evangelio de Mateo se les ha llamado el Evangelio de José, puesto que es él el que representa el papel principal frente a las intervenciones de Dios. Es una narración con fuerte sabor bíblico: “José, su esposo, que era un hombre justo...” Observa estrictamente la ley, dando así pruebas de su bondad. El ángel dice a José: “No temas”, y María experimentó el mismo sentimiento ante el misterio de Dios.
Hoy, José está conmovido por la duda ante el Hijo de Dios que va a entrar en su vida y en su propia casa. Pues, con su prometida, será el lugar de acogida, el punto de contacto entre Dios y la humanidad. Es sin duda alguna el momento más bello de su vida. Es también el punto culminante de la historia del mundo: Dios infinitamente grande se prepara para entrar en la humildad de nuestra existencia para transformarnos y hacer de nosotros seres nuevos, hijas e hijos de Dios, gracias a la acogida consciente de dos jóvenes prometidos.

¡Buenos días!
Oración de Navidad
“Regala tiempo: acuérdate de un viejo amigo. Come con alguna persona solitaria. Regala esperanza: vive lleno de alegría. Levanta el ánimo a un niño. Regala paz: perdona a un enemigo. Arregla diferencias. Regala parte de ti mismo: compórtate con ternura. ¡Regala amor y siempre será Navidad!”  Y ahora una oración del P. Víctor Manuel Fernández:

Señor, hoy celebro tu nacimiento, el día que viste la luz de este mundo con ojos como los nuestros, el día en que tu luz se derramó maravillosamente sobre esta tierra amada. ¡Gracias, Señor, porque puedo celebrarlo una vez más! Quizás no me he preparado como debía, pero sé que tu amor va más allá de todo eso, y que no vienes a reprocharme cosas sino a bendecirme, a darme aliento, a decirme que estás conmigo, a recordarme que me amas. ¡Gracias, mi amigo, gracias mi luz, gracias mi fortaleza! Porque sé que haberte conocido no es lo mismo que no tenerte, porque sé que mi vida no sería igual si no te hubiera encontrado. ¡Gracias, Jesús!

“Si tienes tristeza, alégrate, la Navidad es gozo. Si tienes enemigos, reconcíliate, la Navidad es paz. Si tienes amigos, búscalos, la Navidad es encuentro. Si tienes padres a tu lado, ayúdalos, la Navidad es don. Si tienes soberbia, sepúltala, la Navidad es humildad. Si tienes deudas, págalas, la Navidad es justicia. Si tienes pecados, conviértete, la Navidad es gracia”. Feliz Navidad con Jesús y tu familia.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Is 7, 10-14

Salmo: Sal 23, 1-6

Segunda Lectura: Rom 1, 1-7

Santo Evangelio: Mt 1,18-24
La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto.
Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: «Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: ‘Dios con nosotros’». Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.

Comentario:
Hoy, la liturgia de la Palabra nos invita a considerar y admirar la figura de san José, un hombre verdaderamente bueno. De María, la Madre de Dios, se ha dicho que era bendita entre todas las mujeres (cf. Lc 1,42). De José se ha escrito que era justo (cf. Mt 1,19).
Todos debemos a Dios Padre Creador nuestra identidad individual como personas hechas a su imagen y semejanza, con libertad real y radical. Y con la respuesta a esta libertad podemos dar gloria a Dios, como se merece o, también, hacer de nosotros algo no grato a los ojos de Dios.
No dudemos de que José, con su trabajo, con su compromiso en su entorno familiar y social “se ganó el Corazón” del Creador, considerándolo como hombre de confianza en la colaboración en la Redención humana por medio de su Hijo hecho hombre como nosotros.
Aprendamos, pues, de san José su fidelidad —probada ya desde el inicio— y su buen cumplimiento durante el resto de su vida, unida —estrechamente— a Jesús y a María.
Lo hacemos patrón e intercesor para todos los padres, biológicos o no, que en este mundo han de ayudar a sus hijos a dar una respuesta semejante a la de él. Lo hacemos patrón de la Iglesia, como entidad ligada, estrechamente, a su Hijo, y continuamos oyendo las palabras de María cuando encuentra al Niño Jesús que se había “perdido” en el Templo: «Tu padre y yo...» (Lc 2,48).
Con María, por tanto, Madre nuestra, encontramos a José como padre. Santa Teresa de Jesús dejó escrito: «Tomé por abogado y señor al glorioso san José, y me encomendaré mucho a él (...). No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer».
Especialmente padre para aquellos que hemos oído la llamada del Señor a ocupar, por el ministerio sacerdotal, el lugar que nos cede Jesucristo para sacar adelante su Iglesia: ¡San José glorioso!: protege a nuestras familias, protege a nuestras comunidades; protege a todos aquellos que oyen la llamada a la vocación sacerdotal... y que haya muchos.
Rev. D. Pere GRAU i Andreu (Les Planes, Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“La Navidad, misterio de alegría. En esa noche los ángeles han cantado: «Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz a los hombres que Dios ama» (Lc 2, 14). Han anunciado el acontecimiento a los pastores como «una gran alegría, que lo será para todo el pueblo» (Lc 2, 10). Alegría, incluso estando lejos de casa, la pobreza del pesebre, la indiferencia del pueblo, la hostilidad del poder. Misterio de alegría a pesar de todo, porque «hoy os ha nacido, en la ciudad de David, un salvador» (Lc 2, 11). De este mismo gozo participa la Iglesia, inundada por la luz del Hijo de Dios: las tinieblas jamás podrán apagarla. Es la gloria del Verbo eterno, que, por amor, se ha hecho uno de los nuestros”.


AVISO DE BREVE AUSENCIA 
Se avisa a los lectores de “Pequeñas Semillitas”
que esta página no se publicará desde el lunes 23 de Diciembre
y hasta los primeros días de Enero 2020
por breve descanso del autor.
¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!


Predicación del Evangelio:
“José, hijo de David, no temas”
El personaje central de este IV domingo de Adviento es san José, quien ocupa un lugar destacadísimo, aunque muy discreto, dentro del plan de salvación.

En general, las imágenes que representan a José han contribuido a difundir la idea de que se trataba de un hombre viejo, destinado a convertirse en el esposo de una joven y hermosa campesina judía. Superemos la imagen de José como un “adulto mayor” que, por razones de conveniencia, está comprometido con María. Erradiquemos este imaginario de una pareja despareja…

Veamos a José como un joven artesano, profundamente enamorado de una lugareña llamada María, con la cual desea constituir una familia. Todas sus ilusiones se derrumban cuando se da cuenta de que su prometida está embarazada, y como “era un hombre de bien y no quería exponerla a la infamia, decidió romper su compromiso en secreto”.

El texto de Mateo sugiere un sobrio perfil de este singular personaje; recapitulemos los principales rasgos:
- Se trata de un joven que está profundamente enamorado de su prometida.
- Ese amor, que se encamina hacia el matrimonio, se ve gravemente amenazado.
- La solidez de su fe judía le permite reconocer la acción de Dios, aceptarla gozosamente y colaborar con ella.
- La experiencia de fe, simbolizada en la aparición del ángel quien le habla en sueños, lo lleva resignificar su relación con María; disipadas las dudas, su amor de pareja entra en una nueva dimensión y se integra dentro del plan de salvación.
- La transformación interior de José se lleva a cabo dentro de la mayor discreción; es muy poco lo que conocemos de él pues el Nuevo Testamento ofrece escasos elementos.

Los textos bíblicos afirman que Jesús desciende de la familia del rey David y, en cuanto tal, es heredero de una promesa, y su historia personal se entrelaza con la historia de su pueblo. Ante la ley judía, José es el padre legal de Jesús y, por tanto, éste comparte la genealogía de José.

El texto del evangelista Mateo nos sugiere una doble dimensión de Jesús:
- Como lo acabamos de ver, frente a la ley judía su genealogía se remonta hasta la gran figura de la historia de Israel, el rey David.
- Pero su concepción no ha sido según los procesos humanos sino que ha sido fruto de la intervención del Espíritu Santo, con lo cual su identidad davídica adquiere resonancias y significaciones nuevas.
- En Jesús se recapitula toda la historia de Israel y como miembro de la estirpe de David es heredero de la promesa; y como ha sido concebido de manera excepcional por la acción del Espíritu, con Él se inicia un capítulo totalmente original de la historia de la salvación, se abren unos cielos nuevos y una tierra nueva.

Que la figura de José sea un sólido punto de referencia para nuestra vida espiritual: es el hombre de fe que colabora sin reservas en el plan de salvación; y asume sus responsabilidades con total discreción, siendo ajeno a los protagonismos. Tenemos mucho que aprender de él.
Padre Jorge Humberto Peláez SJ

Nuevo vídeo

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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Viniste, Señor Jesús, y entraste de lleno en la historia humana. Llegaste con la intención de quedarte siempre con tus hermanos, los hombres y mujeres de la tierra. Decidiste compartir sus alegrías y fatigas e hiciste tuyos sus aciertos y fracasos. Ocupaste un puesto en la aventura humana y siendo uno más entre muchos ofreciste el Don de Dios a manos llenas.
Quienes te conocieron y recibieron se sintieron afortunados estando a tu lado. Ellos admiraron tu entrañable humanidad reflejada en la cercanía y el trato con todos. Quedaron sobrecogidos ante tu humildad y libertad, y prendados de tu amor verdadero.
Felices ellos pues te hospedaron en su casa y te acogieron como el Esperado de todos los tiempos. Y felices nosotros discípulos, apoyados en la fe por aquellos que te reconocieron Hijo del Hombre e Hijo del Altísimo, te decimos con anhelo sincero: «Ven a nuestra casa, Señor».

Cinco minutos con Jesús
Diciembre 22
Cristo en todas partes: en la fábrica, en el taller, en la oficina, en la calle, en los lugares de diversión, en el Parlamento, en la escuela, en el hogar.
Cristo en todos y para todos; en todo y para todo.
Cristo siempre está entre nosotros. Hay que saber descubrirlo, hay que escucharlo y verlo.
El Cristo de la Eucaristía y el Cristo de la humanidad es un mismo Cristo; sería un gran error pretender comer el Cuerpo de Cristo en la mesa del altar y no hacer nada por dar de comer a los miembros hambrientos del Cristo sin pan, ni mes ni hogar.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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