lunes, 9 de diciembre de 2019

Pequeñas Semillitas 4187

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4187 ~ Lunes 9 de Diciembre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
A veces nos pasamos la vida esperando que pase algo, y lo único que pasa es la vida. Jamás entendemos el valor de los momentos, hasta que se convierten en recuerdos.
Por eso, haz lo que quieras hacer, antes que se convierta en “lo que te gustaría haber hecho”. No hagas de tu vida un borrador… porque quizás no tengas tiempo de pasarlo en limpio.

¡Buenos días!
El papel arrugado
Respetar y comprender son actitudes que están en la base de la convivencia humana. La regla de oro de todas las grandes religiones es: “No hagas a otro lo que no te gusta que te hagan a ti” (Tob.  4, 15). Sin comprensión y respeto se viene abajo el amor a los hermanos.

Cuando era niño tenía rabietas a la menor provocación, y la mayoría de las veces después de estos arrebatos, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado. Un día mi maestro, que me vio pidiendo excusas después de una explosión de ira, me llevó al aula y me entregó una hoja de papel lisa y me dijo: —¡Estrújala! Asombrado obedecí e hice con él una bolita. —Ahora —volvió a decirme— déjalo como estaba antes. Por más que traté de dejarlo bien liso, el papel quedó lleno de pliegues y arrugas. —El corazón de las personas —me dijo— es como ese papel... La impresión que en ellos dejas, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues. Así aprendí a ser más comprensivo y paciente.

La incomprensión entre las personas es una deficiencia común. Entre los mismos miembros de la familia, en las asociaciones religiosas y grupos humanos sucede lo que la Reina de la Paz señaló en un mensaje: “Hijitos, oren y no permitan que Satanás actúe en sus vidas con malentendidos, incomprensiones y faltas de aceptación entre unos y otros”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Is 35,1-10

Salmo: Sal 84, 9. 10-14

Santo Evangelio: Lc 5,17-26
Un día que Jesús estaba enseñando, había sentados algunos fariseos y doctores de la ley que habían venido de todos los pueblos de Galilea y Judea, y de Jerusalén. El poder del Señor le hacía obrar curaciones. En esto, unos hombres trajeron en una camilla a un paralítico y trataban de introducirle, para ponerle delante de Él. Pero no encontrando por dónde meterle, a causa de la multitud, subieron al terrado, le bajaron con la camilla a través de las tejas, y le pusieron en medio, delante de Jesús. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados».
Los escribas y fariseos empezaron a pensar: «¿Quién es éste, que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?». Conociendo Jesús sus pensamientos, les dijo: «¿Qué estáis pensando en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados te quedan perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados -dijo al paralítico- ‘A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa’». Y al instante, levantándose delante de ellos, tomó la camilla en que yacía y se fue a su casa, glorificando a Dios. El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Y llenos de temor, decían: «Hoy hemos visto cosas increíbles».

Comentario:
Hoy, el Señor enseña y cura a la vez. Hoy vemos al Señor que enseñaba a los que se consideraban muy sabios en aquellos tiempos: los fariseos y los maestros de la ley. A veces, nosotros podemos pensar que por el siglo en que vivimos o por los estudios que hemos hecho, poco nos queda para aprender. Esta lógica no sobrenatural nos lleva frecuentemente a querer hacer que los caminos de Dios sean los nuestros y no al revés.
En la actitud de quienes quieren la curación de su amigo vemos los esfuerzos humanos para conseguir lo que realmente desean. Lo que querían era algo muy bueno: que el enfermo pudiera andar. Pero no es suficiente con esto. Nuestro Señor quiere hacer con nosotros una sanación completa. Y por eso comienza con lo que Él ha venido a realizar en este mundo, lo que su santo nombre significa: Salvar al hombre de sus pecados.
—La fuente más profunda de mis males son siempre mis pecados: «Hombre, tus pecados te quedan perdonados» (Lc 5,20). Muy frecuentemente, nuestra oración o nuestro interés es puramente material, pero el Señor sabe lo que nos conviene más. Como en aquellos tiempos, los consultorios de los médicos están llenos de enfermos. Pero, como aquellos hombres, tenemos el riesgo de no ir con tanta diligencia al lugar donde realmente nos restablecemos plenamente: al encuentro con el Señor en el sacramento de la Penitencia.
Punto fundamental en todo tiempo para el creyente es el encuentro sincero con Jesucristo misericordioso. Él, rico en misericordia, nos recuerda especialmente hoy que en este Adviento no podemos descuidar el necesario perdón que Él da a manos llenas. Y, si es preciso, echemos los impedimentos —el tejado— que nos impiden verle. —Yo también necesito retirar las tejas de mis prejuicios, de mis comodidades, de mis ocupaciones, de las desconfianzas, que son un obstáculo para “mirar de tejas arriba”.
Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Juan Diego
Vidente de la Virgen de Guadalupe
Nació cerca de la Ciudad de México en 1474, de familia distinguida y acomodada en la sociedad azteca. En 1524, ya adulto y padre de familia, se convirtió por la predicación de los franciscanos y recibió el bautismo junto con su esposa María Lucía, con la que vivió castamente hasta la muerte de ella en 1529. Hombre de fe, fue coherente con sus obligaciones bautismales, nutriendo regularmente su unión con Dios mediante la eucaristía y el estudio del catecismo. El 9 de diciembre de 1531, en un lugar denominado Tepeyac, tuvo una aparición de María Santísima, que le encargó que pidiese al obispo franciscano Juan de Zumárraga la construcción de una iglesia en el lugar de la aparición. Hasta conseguirlo, la Virgen se le apareció de nuevo y obró milagros. Después, Juan Diego vivió santamente en la colina del Tepeyac, en la casita que el obispo le había hecho construir junto a la capilla levantada en honor de la Virgen de Guadalupe. Y allí murió en 1548. El Papa San Juan Pablo II lo canonizó el año 2002.
Oración: Oh Dios, que manifestaste a tu pueblo el amor de la santísima Virgen María por medio del bienaventurado Juan Diego: concédenos por su intercesión que, obedeciendo los consejos de nuestra Madre de Guadalupe, podamos cumplir siempre tu voluntad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día
 
“Dios creó un depósito para todas las aguas y lo llamó mar. 
De manera similar creó un depósito para todas las gracias 
y la llamó María”
(San Luis María Monfort)

Tema del día:
Reza por mí
Rezar es una conversación con Dios. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de primera hora de la mañana, poco más de las seis, y el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre los hombros.

Rezar es una fotografía en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu infancia.

Es un Padre Nuestro platicando con Dios para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío, y el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.

Rezar es lo que va antes del trabajo o después del trabajo, y lo que nunca lo suplanta.

Es lo único que puedes hacer cuando ya no puedes hacer más, y es la forma de comprometerse de quien no tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios).

Rezar hace milagros, ofrece consuelo al que reza y a aquel por quien se reza. Rezar nunca es inútil, porque siempre conforta.

Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad.

Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad.

Rezar  es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser.

Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir. Rezar es fragilidad y entereza.

Rezar es desconectar y apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de venir. No es solo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura.

Rezar es razonar, aunque parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.

Rezar es una forma extrema de independencia.  

Rezar es un placer oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado, y casi a escondidas, que, cuando se hace acompañado, necesita mucha confianza.

Rezar es una declaración de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti.

Rezar es tener a otros en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar solo en su memoria.

Rezar, y sobre todo que recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él, y que alguien te quiera tanto como para rezar por ti.

¿Cabe mayor orgullo? ¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o un amigo que quiere que Dios te proteja, y te dé salud, y te ilumine, y te ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?

Rezar es tener fe. Tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus padres, en Dios.

Rezar es un súper poder que nos predispone al bien.

Rezar es creer y ser practicante de un mundo mejor.

Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Todos los años el Adviento abre el telón del nuevo año litúrgico. Preside a su manera el advenimiento de un ciclo en el cual la Pascua es el núcleo vivificante. También dirige nuestra mirada y atención hacia ese lugar en donde se realiza el misterio de nuestra Salvación, haciéndonos entrar en la preparación final de su realización.
La liturgia de Adviento nos hace escuchar los anuncios directos de la venida del Mesías a través de tres figuras: Isaías, Juan el Bautista y María.
Isaías porque es el cantor de la esperanza y de la alegría mesiánica; Juan el Bautista porque es quien señala al Mesías; y la Virgen María porque es en ella en quien el Mesías tomó carne en este mundo, de la que el profeta Isaías proclamó: "Y la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y se llamará Emmanuel" (Isaías 7, 14).

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por el eterno descanso del alma de Paula, de 47 años de edad, de Buenos Aires, Argentina, fallecida de muerte súbita. Que Dios la reciba en su seno.

Pedimos oración para las siguientes personas de Córdoba, Argentina: por la conversión de Luciano, Alejandra y Fabrizio, para que se acerquen a Dios; por la familia de Alejandra y Fernando; por la salud de Leli B., María M., familia Giovanolla-Re por sus hijos; por Patricia C. y familia; por Eleonora y su hija Belén; y por la cirugía de Beatriz P. Por todas estas hermanas y hermanos nuestros, te rogamos Señor...

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Cinco minutos con Jesús
Diciembre 9
Sal al encuentro del Señor y el Señor saldrá a tu encuentro; siempre es el Señor el que toma la delantera y la iniciativa y por eso siempre es suyo el mérito.
Él siempre nos busca, nos llama, sigue requiriendo nuestra respuesta y ofreciéndonos su amor.
Acepta, pues, el amor que Dios te ofrece, responde a su llamamiento, porque Dios quiere obrar en ti, pero también quiere obrar contigo.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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