martes, 18 de julio de 2023

Pequeñas Semillitas 5377

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5377 ~ Martes 18 de Julio de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Constatamos que está creciendo en el mundo el miedo social y la inseguridad. Un miedo difuso, pero real. Es la impresión cada vez más palpable de que las instituciones sociales, políticas y económicas no van a ser capaces de resolver los graves problemas que estamos generando en el mundo. En la humanidad comienza a despertarse el presentimiento de que no puede ser acertado un camino que nos está conduciendo a una «crisis global».
¿No ha llegado el momento de plantearnos las graves cuestiones que nos permitan recuperar el sentido de la existencia humana sobre la tierra para aprender a vivir una relación más pacífica y solidaria entre los hombres y con la creación entera?
Los seguidores de Jesús que buscamos reavivar en nosotros una espiritualidad marcada por la confianza en un Dios Padre y Madre de sus criaturas no nos podemos desentender del problema que angustiará cada vez más a la humanidad. 
(José Antonio Pagola)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ex 2, 1-15
 
Salmo: Sal 68, 3. 14. 30-31. 33-34
 
Santo Evangelio: Mt 11,20-24
En aquel tiempo, Jesús se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistiría el día de hoy. Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti».
 
Comentario:
Hoy, Cristo reprende a dos ciudades de Galilea, Corozaín y Betsaida, por su incredulidad: «¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, (...) se habrían convertido» (Mt 11,21). Jesús mismo da testimonio en favor de las ciudades fenicias, Tiro y Sidón: éstas hubieran hecho penitencia, con gran humildad, de haber experimentado las maravillas del poder divino.
Nadie es feliz recibiendo una buena reprimenda. En efecto, tiene que ser especialmente doloroso ser reprendido por Cristo, Él que nos ama con un corazón infinitamente misericordioso. Simplemente, no hay excusa, no hay inmunidad cuando uno es reprendido por la mismísima Verdad. Recibamos, pues, con humildad y responsabilidad cada día la llamada de Dios a la conversión.
También notamos que Cristo no se anda con rodeos. Él situó a su audiencia frente a frente ante la verdad. Debemos examinarnos sobre cómo hablamos de Cristo a los demás. A menudo, también nosotros tenemos que luchar contra nuestros respetos humanos para poner a nuestros amigos frente a las verdades eternas, tales como la muerte y el juicio. El Papa Francisco, conscientemente, describió a san Pablo como un “alborotador”: «El Señor siempre quiere que vayamos más lejos... Que no nos refugiemos en una vida tranquila ni en las estructuras caducas (…). Y Pablo, molestaba predicando al Señor. Pero él iba hacia adelante, porque tenía dentro de sí aquella actitud cristiana que es el celo apostólico. No era un “hombre de compromiso”». ¡No rehuyamos nuestro deber de caridad!
Quizá, como yo, encontrarás iluminadoras estas palabras de san Josemaría Escrivá: «(…) Se trata de hablar en sabio, en cristiano, pero de modo asequible a todos». No podemos dormirnos en los laureles —acomodarnos— para ser entendidos por muchos, sino que debemos pedir la gracia de ser humildes instrumentos del Espíritu Santo, con el fin de situar de lleno a cada hombre y a cada mujer ante la Verdad divina.
* Fr. Damien LIN Yuanheng (Singapore, Singapur)
 
Santoral Católico:
San Arsenio
Cuando el emperador Teodosio el Grande buscaba un buen profesor para sus dos hijos, el Papa San Dámaso le recomendó a Arsenio, un senador sumamente sabio y muy práctico en sus consejos. Durante diez años, San Arsenio vivió en el palacio del emperador educando a sus dos hijos, Arcadio y Honorio.
Estando un día orando, en medio de una gran crisis espiritual, mientras le pedía a Dios que le iluminara lo que debía hacer para santificarse, oyó una voz que le decía: "Apártate del trato con la gente, y vete a la soledad". Entonces dispuso irse al desierto a orar y a hacer penitencia con los monjes.
Cuando llegó al monasterio del desierto, los monjes, sabiendo que había estado viviendo tanto tiempo como senador y como alto empleado del Palacio imperial, dispusieron ponerle algunas pruebas para saber si en verdad era apto para esa vida de humillación y mortificación. Fue ahí, donde San Arsenio se hizo muy conocido por todos por sus penitencias extraordinarias.
Para más información hacer clic acá.
© ACI Prensa – EWTN
 
Pensamiento del día
«La santidad en esta tierra no consiste en la ausencia de tentaciones, sino en tener las potencias ordenadas. No consiste incluso en no tener caídas, sino en levantarse siempre. Para la santidad es preciso luchar, esforzarse por hacer el bien, pero tampoco la santidad consiste esencialmente en el esfuerzo. La santidad consiste en estar unido a Cristo por la gracia»
(P. Jesús Martínez García)
 
Tema del día:
La verdad y Dios
1)  Para saber
Una mujer llamada Gloria se encuentra a su amiga, y feliz le cuenta la novedad: “Hola Paty, este verano he perdido peso”. Paty le responde con cierta envidia: “¡Pues no se te nota nada, Gloria!” Y sin enfadarse Gloria le responde: “Pues claro, ¡te he dicho que lo he perdido!”
 
A veces puede costar reconocer la verdad. No obstante, todos la desean, a nadie le gusta que le mientan. En cualquier relación humana tanto a nivel personal, como en los diversos ámbitos de la sociedad, es necesario que impere la verdad para que haya confianza mutua.
 
Muchos pensadores han tratado de definir la verdad. Ya Aristóteles decía que está en la verdad aquel que “dice de lo que es, que es, y de lo que no es, que no es”. Una definición bastante acertada la formuló santo Tomás de Aquino al afirmar que la verdad “es la adecuación del entendimiento con la cosa”. Ahora el Papa Francisco nos alienta a que, como Pascal —hombre de inteligencia prodigiosa— seamos buscadores de la verdad, teniendo en cuenta que no podemos separarla del amor y, en concreto, del amor a Dios. Una verdad “descarnada”, abstracta, puede volverse un ídolo al que no se ama ni adora.
 
2)  Para pensar
En octubre de 1869, dos hombres estaban cavando un pozo detrás de un granero, cuando golpearon algo duro. “Es un pie, ¡un pie gigante!”, exclamó uno de los hombres. “Sigue cavando. Quizás haya algo más”. Pronto apareció una pierna, luego otra pierna y luego el pecho, hasta que desenterraron un cuerpo de más de tres metros de largo.
 
Cuando los periodistas se enteraron de este sorprendente descubrimiento, lo llamaron «La octava maravilla del mundo». Creían que era un gigante petrificado. Miles de personas fueron a verlo, y el dueño de la granja comenzó a ganar dinero cobrando la entrada para ver al “Gigante de Cardiff”, como lo llamaron los diarios de Gales.
 
Lo que el público no sabía era que un hombre llamado George Hull había planificado todo con mucho cuidado. Él había contratado artistas que esculpieran una estatua realista. Luego, hizo que enterraran al «gigante» en la granja un año antes de que pidiera a los trabajadores que cavaran un pozo. Todo salió tal como había sido planificado, y la mentira que le hacía ganar dinero había logrado engañar a todos.
 
Un camino hacia la verdad es a través de lo que nos enseñan los demás. Por ello importa saber la calidad humana de quien nos la transmite, pues no todos la tienen. La anécdota nos muestra que no falta quien proponga algo falso. Importa saber discernir para separar la verdad de lo que no es.
 
3)  Para vivir
Dado que la verdad se origina cuando el entendimiento se adecua a la realidad, se puede afirmar que el fundamento de toda verdad está en las cosas que existen, que son. Y dado que todas las cosas le deben su existencia al poder de Dios que las ha creado y las mantiene, se puede concluir que toda verdad tiene su fundamento último en Dios. Por eso, nos recuerda el Papa Francisco, “Dios y la verdad son inseparables”, como afirmaba Pascal.
 
Cuando lo que decimos es verdadero, tiene su fundamento en Dios. Y al revés, cuando no decimos la verdad, nos hemos alejado de Dios, que es la Verdad Plena. Será nuestra decisión libre la que elija si sigue o no la verdad, a Dios.
(Pbro. José Martínez Colín)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Dices que no tienes tiempo y es cierto. Además, el poco que tienes lo empleas en sonseras y resulta que luego te quedas vacío y triste. Mientras, a tu alrededor la vida fluye imparable e incontenible. No puedes retenerla como el agua entre las junturas de tus dedos. Envidias a otros que la aprovechan para sus logros, que a ti se te escapan. Lo peor de todo es que el tiempo “mal-gastado” no se recupera. Son tantas y diversas las opciones que se te presentan a diario que no las puedes abarcar. A veces, hasta llegas a agobiarte por no lograr lo que con ilusión te propones…
Mira, te doy un consejo de buen amigo. No pretendas saber ni estar enterado de todo lo que pasa, ni siquiera de muchas cosas. El mundo es inmenso y tú muy pequeño y limitado. Busca un rato de silencio y te encontrarás a ti mismo. Esto es lo importante. Solo una cosa necesitas: vivir en Dios y como Dios te pide.
Tu tiempo es tu vida. Si lo pierdes, pierdes tu vida. “Cada día tiene su afán”. ¿Merece la pena vivir estresado y tan aceleradamente? Respóndete y desde ya empieza a saborear la vida dándote a Dios y a los que te necesitan. Solo así vivirás feliz. Quien tiene a Dios, nada le falta. Solo Dios basta.
 
Recordando al Padre Natalio
Puede tardar días… o años
Para iniciar la jornada con una sonrisa, te ofrezco hoy un cuento humorístico, que también ofrece ocasión para reflexionar con sabiduría.
 
Un señor llama nerviosamente por teléfono preguntando:
—¿Ha llegado el señor intendente?
— No, señor.
—¿Tardará mucho?
— No lo sé. Puede tardar días, meses o  años.
— Pero, ¿con quién tengo el gusto de hablar?
— Con el administrador del cementerio...
— Perdón, equivocado.
 
El número estaba equivocado, pero no la afirmación del administrador del cementerio. Porque es verdad que el señor intendente, con una agenda llena de compromisos e importantes actuaciones, podía llegar al cementerio —no por sus pies, sino llevado a pulso de personas comedidas—, en término de horas, días, meses o años. Sólo Dios sabe cuándo termina tú vida, mi vida, la del intendente, o la tuya en este mundo. ¿Lo pensamos? Es una reflexión seria, pero saludable, porque te urge y motiva a llevar una vida justa y recta a los ojos del Señor. Si te parece, cuenta este chiste a tus amigos.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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