PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
18 - Número 5375 ~ Domingo 16 de Julio de 2023Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
El evangelio de hoy nos habla de la parábola del sembrador. Es la primera
de las grandes parábolas en que, por medio de una historia de la vida
cuotidiana, Jesús nos va descubriendo los misterios del Reino de Dios. Jesús
nos habla de la palabra de Dios y de la disposición que deben tener las
personas para acoger dicha palabra. Esta explicación se une con la primera
lectura del profeta Isaías en que dice que la palabra de Dios es como la lluvia
que fecunda hasta los terrenos áridos.
Pero lo mismo que para que un terreno fructifique debe estar “cultivado”,
así el alma debe prepararse para recibir la palabra de Dios. Fructificará según
la actitud de las personas.
Cuando vamos a misa, especialmente los domingos, debemos preparar el alma
para que la palabra de Dios y su explicación penetren en nosotros y nos
estimulen a ser mejores. Para ello hay que ir en paz, si es posible con
anterioridad, para que con la oración preparemos el espíritu. De esta manera
los “pájaros” de esta vida no se llevarán la semilla, podremos ahondar y
evitaremos preocupaciones externas que nos priven del bien que Dios quiere
darnos continuamente en su presencia.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 55,10-11
♡ Salmo: Sal 64
♡ Segunda Lectura: Rom 8,18-23
♡ Santo Evangelio: Mt 13,1-23
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. Y se reunió
tanta gente junto a Él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la
gente se quedaba en la ribera. Y les habló muchas cosas en parábolas.
Decía: «Una vez salió un sembrador a sembrar. Y al sembrar, unas semillas
cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron. Otras
cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no
tener hondura de tierra; pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no
tener raíz, se secaron. Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y
las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra
sesenta, otra treinta. El que tenga oídos, que oiga».
Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en
parábolas?». Él les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los
misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no. Porque a quien tiene se le
dará y le sobrará; pero a quien no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por
eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni
entienden. En ellos se cumple la profecía de Isaías: ‘Oír, oiréis, pero no
entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis. Porque se ha embotado el corazón
de este pueblo, han hecho duros sus oídos, y han cerrado sus ojos; no sea que
vean con sus ojos, con sus oídos oigan, con su corazón entiendan y se
conviertan, y yo los sane’. ¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y
vuestros oídos, porque oyen! Pues os aseguro que muchos profetas y justos
desearon ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros
oís, pero no lo oyeron.
»Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador. Sucede a todo el que
oye la Palabra del Reino y no la comprende, que viene el Maligno y arrebata lo
sembrado en su corazón: éste es el que fue sembrado a lo largo del camino. El
que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto la recibe
con alegría; pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando
se presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumbe
enseguida. El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra,
pero las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la
Palabra, y queda sin fruto. Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que
oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro
sesenta, otro treinta».
♡ Comentario:
Hoy consideramos la parábola del sembrador. Tiene una fuerza y un encanto
especiales porque es palabra del propio Señor Jesús.
El mensaje es claro: Dios es generoso sembrando, pero la concreción de los
frutos de su siembra dependen también —y a la vez— de nuestra libre
correspondencia. Que el fruto depende de la tierra donde cae es algo que la
experiencia de todos los días nos lo confirma. Por ejemplo, entre alumnos de un
mismo colegio y de una misma clase, unos terminan con vocación religiosa y
otros ateos. Han oído lo mismo, pero la semilla cayó en distinta tierra.
La buena tierra es nuestro corazón. En parte es cosa de la naturaleza;
pero sobre todo depende de nuestra voluntad. Hay personas que prefieren
disfrutar antes que ser mejores. En ellas se cumple lo de la parábola: las
malas hierbas (es decir, las preocupaciones del mundo y la seducción de las
riquezas) «ahogan la Palabra, y queda sin fruto» (Mt 13,22).
Pero quienes, en cambio, valoran el ser, acogen con amor la semilla de
Dios y la hacen fructificar. Aunque para ello tengan que mortificarse. Ya lo
dijo Cristo: «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo;
pero si muere, da mucho fruto» (Jn 12,24). También nos advirtió el Señor que el
camino de la salvación es estrecho y angosto (cf. Mt 7,14): lo que mucho vale,
mucho cuesta. Nada de valor se consigue sin esfuerzo.
El que se deja llevar de sus apetitos tendrá el corazón como una selva
salvaje. Por el contrario, los árboles frutales que se podan dan mejor fruto.
Así, las personas santas no han tenido una vida fácil, pero han sido unos
modelos para la humanidad. «No todos estamos llamados al martirio, ciertamente,
pero sí a alcanzar la perfección cristiana. Pero la virtud exige una fuerza que
(…) pide una obra larga y muy diligente, y que no hemos de interrumpir nunca,
hasta morir. De manera que esto puede ser denominado como un martirio lento y
continuado» (Pío XII).
* P. Jorge LORING SJ (Cádiz, España)
Palabras de San Juan Pablo II «El bien no hace ruido.La fuerza del amor se manifiestaen la discreción serena del servicio cotidiano...Y el martirio es la medida más altadel servicio a Dios y a la Iglesia» Predicación del Evangelio:El buen grano en la tierra buena El capítulo 13 de san Mateo nos trae varias parábolas del Reino. El domingo
próximo oiremos la de la cizaña y el trigo, luego las del mercader de perlas,
la red y el tesoro.
El redactor sitúa claramente la escena de hoy: Jesús sale de la casa, se
sienta al borde del lago y la multitud es tan numerosa que debe subir a una barca
para enseñarles. El mensaje no se limita a los Doce, ni a los discípulos, es
para toda la humanidad.
Pero las parábolas no se comprenderán si no es desde el interior: los y
las que se quedan libremente en la puerta del Reino no podrán llevar a cabo la
profecía de Isaías: “Escucháis muy bien pero no comprendéis. Veis bien, pero no
miráis.”
Esta parábola del sembrador es tan impactante hoy como en tiempos de
Jesús: la gente ignoraba el fenómeno biológico de la germinación. La parábola
ilustra mucho más para el auditorio de Jesús, el misterio de la Palabra que
sólo se hace fecunda según la acogida de cada persona.
Los cultivadores palestinos afirman que un rendimiento del 7 por uno es
una buena cosecha. En la enseñanza de Jesús, como de costumbre, el don de Dios
se muestra mucho más generoso que la naturaleza: la semilla del evangelio
producirá 30,60 o cien por uno.
¿Cuáles son las cuatro actitudes de acogida ilustradas aquí?
- “Los granos caídos al borde del camino” Son los oyentes distraídos, los
que olvidan la Palabra porque su atención está en otra parte. Los pájaros
vienen a comer la semilla abandonada al borde del camino.
- “Otros caen en las piedras” Es la acogida inmediata y alegre, pero
superficial y sin profundidad. El germen no sobrevive.
- “Otros caen entre zarzas” Es la acogida de gente demasiado preocupada
por sus deseos personales y sus compromisos a corta vista.
- “Otros caen en tierra buena” Es la actitud que busca Jesús: una actitud
interior verdadera, representada en el silencio del corazón.
-
(P. Felipe Santos SDB)
Poesía Yo quisiera serYo quisiera ser platode sopa caliente para el mendigo,sonrisa joven para el anciano,mano blanca que estrechala del hermano de color,voz que tranquilizaen el miedo de la noche,palabra de consuelopara secar una lágrima,palabra de amor que desarma,brisa marina en la frente del drogadicto,un barrote de menos para el prisionero,humilde flor en una choza,viento cálido en la tundra,lluvia fina en el desierto,y, para quien desee ascender al Cielo,querría ser escalera.-(Javier López) Nuevo vídeo y artículo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internetreferido al Evangelio de
este Domingo.Para verlo tienes que ir
al final de esta página: Hay nuevo material
publicado en el blog"Juan Pablo II inolvidable"sobre el tema: Oración
por los sacerdotesPuedes acceder en la
dirección: Agradecimientos Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para
tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí
los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad
de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las
gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
💕 Desde San Luis, Argentina, Cecilia
Claudia quiere expresar su agradecimiento a Dios por la invitación recibida
de su hija y esposo para viajar con ellos a tomar vacaciones de invierno en
Bariloche, que disfrutó mucho también con sus nietos.
💕 Desde Argentina, los padres del niño Valentino O., de 4
años de edad, por quien habíamos pedido oración tiempo atrás, agradecen a Dios
y a todos los que se unieron en oración ante la cirugía que tuvo que afrontar
por un problema cardiológico y un tumor en el tórax. Gracias a Dios todo se
resolvió muy favorablemente y el niño ya está en su casa dado de alta y en
excelente condición.
Bendito seas, Dios mío, porque a
pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca
dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti.
Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú
eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” No necesitamos muchas explicaciones para entender la parábola del
sembrador. Necesitamos más bien honradez para reconocer que en cada uno de
nosotros se ha producido la siembra y en cambio no siempre se ha producido el
fruto, o todo el fruto que podría haberse dado. Y no es porque la semilla no
fuera buena, o porque no fuera bueno el campo, sino más bien porque el labrador
-nosotros- no hemos cuidado el terreno, no hemos sabido sacar partido a los
dones de Dios.
Quizá la mediocridad sea propia de la naturaleza humana, pero aun así es
una lástima, una gran pérdida. Cabe recordar aquellos versos de José María
Pemán, en "El divino impaciente", puestos en boca de San Francisco
Javier:
"Soy más amigo del viento, señora / que de la brisa. / Y hay que
hacer el bien deprisa / que el mal no pierde momento".
Nos quejamos con frecuencia de las cosas que van mal. ¿Por qué no nos
preguntamos qué podríamos hacer, qué hemos hecho o qué estamos haciendo para
que vayan bien? Nadie te culpará de no haber hecho el bien que no puedes hacer,
pero tus pecados de omisión serán inscritos en tu cuenta para siempre y
probablemente constituirán la parte más larga, más oscura, más pesada en el día
del juicio.
(P. Santiago Martín)
Recordando al Padre Natalio Pensar en los demás
Existe una inmensa alegría en poder alegrar a otros
a pesar de nuestra propia situación. La aflicción compartida disminuye la
tristeza, pero cuando la alegría es compartida, se duplica. Si deseas sentirte
feliz y realizado, basta compartir tus bendiciones, especialmente ésas que no
se pueden comprar con dinero.
Un niño, tiritando de frío y con carita de
hambre, vino a recoger un pullóver que le ofrecí cuando lo encontré en la
calle. Quedaba algo de comida del almuerzo, y le pregunté: —¿Quieres almorzar?
Él respondió:
—Sí, quiero, señora. Y comió de prisa, con
muchas ganas. En la mitad del plato, de repente, se detuvo y dijo:
—Señora, ¿me regala un pedazo de papel? Al
traerle el papel, envolvió con cuidado el resto de su comida, y explicó:
—Es para mi amigo. Hoy a esta hora, él no ha
comido nada todavía.
Quedé asombrada. ¡Y yo pensaba que estaba
siendo caritativa porque le di un suéter viejo y un poco de comida que sobró!
Hay personas pobres que distribuyen sonrisas. Existen
personas que sufren pero nos comunican alegría. Por allí van personas
incomprendidas que saben comprendernos. He visto personas que fueron ofendidas
y supieron perdonar. Conozco todas esas personas… y su secreto es amar. Amigo,
pasa por el mundo desparramando gotitas de amor.
(P. Natalio)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II
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