domingo, 10 de julio de 2022

Pequeñas Semillitas 5028

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5028 ~ Domingo 10 de Julio de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Por gracia de Dios, estamos regresando hoy con las publicaciones de “Pequeñas Semillitas” luego de veinte días de ausencia motivados por la cirugía de cataratas del autor de esta página, que se resolvió con bien, permitiendo ahora una visión excelente para seguir trabajando en la difusión de la alegría del Evangelio.
Y justamente estamos volviendo en el domingo en que la Palabra nos trae la hermosa parábola del buen samaritano en la que Jesús nos recuerda que estamos hechos para amar a nuestro prójimo como Cristo nos amó, hasta el punto de dar su propia vida.
¿Seremos capaces de ser bondadosos con los demás y demostrar el amor con palabras y hechos concretos? No lo dejemos para más adelante… porque nadie sabe cuánto tiempo más le queda en esta vida.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Dt 30,10-14
 
Salmo: Sal 68,14.17.30-31.33-34.36ab.37
 
Segunda Lectura: Col 1,15-20
 
Santo Evangelio: Lc 10,25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley, y para poner a prueba a Jesús, le preguntó: «Maestro, ¿que he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?». Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: ‘Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva’.
»¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».
 
Comentario:
Hoy, nos preguntamos: «Y, ¿quién es mi prójimo?» (Lc 10,29). Cuentan de unos judíos que sentían curiosidad al ver desaparecer su rabino en la vigilia del sábado. Sospecharon que tenía un secreto, quizá con Dios, y confiaron a uno el encargo de seguirlo... Y así lo hizo, lleno de emoción, hasta una barriada miserable, donde vio al rabino cuidando y barriendo la casa de una mujer: era paralítica, y la servía y le preparaba una comida especial para la fiesta. Cuando volvió, le preguntaron al espía: «¿Dónde ha ido?; ¿al cielo, entre las nubes y las estrellas?». Y éste contestó: «¡No!, ha subido mucho más arriba».
Amar a los otros con obras es lo más alto; es donde se manifiesta el amor. ¡No pasar de largo!: «Es el propio Cristo quien alza su voz en los pobres para despertar la caridad de sus discípulos», afirma el Concilio Vaticano II en un documento.
Hacer de buen samaritano significa cambiar los planes («llegó junto a él»), dedicar tiempo («cuidó de él»)... Esto nos lleva a contemplar también la figura del posadero, como dijo san Juan Pablo II: «¡Qué habría podido hacer sin él? De hecho, el posadero, permaneciendo en el anonimato, realizó la mayor parte de la tarea. Todos podemos actuar como él cumpliendo las propias tareas con espíritu de servicio. Toda ocupación ofrece la oportunidad, más o menos directa, de ayudar a quien lo necesita (...). El cumplimiento fiel de los propios deberes profesionales ya es practicar el amor por las personas y la sociedad».
Dejarlo todo para acoger a quien lo necesita (el buen samaritano) y hacer bien el trabajo por amor (el posadero), son las dos formas de amar que nos corresponden: «‘¿Quién (...) te parece que fue prójimo?’. ‘El que practicó la misericordia con él’. Díjole Jesús: ‘Vete y haz tú lo mismo’» (Lc 10,36-37).
Acudamos a la Virgen María y Ella —que es modelo— nos ayude a descubrir las necesidades de los otros, materiales y espirituales.
* Rev. D. Jordi POU i Sabater (Sant Jordi Desvalls, Girona, España)
 
Pensamientos del día
“La injusticia de la pobreza y de la marginación no ha sido resuelta aún. Abundan los discursos propulsores de proyectos sin ejecutar, a veces ideológicamente tramposos. Necesitamos al buen samaritano, que no especula sobre posibles soluciones, sino que las aplica en silencio. Hay que curar heridas y devolver al asaltado lo que le han robado los salteadores”
(Papa Francisco)
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“El Señor responde invirtiendo la pregunta, mostrando con el relato del buen samaritano, que cada uno de nosotros debe convertirse en prójimo de toda persona con quien se encuentra”
(Benedicto XVI)
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“La primera pregunta que se hizo el sacerdote y el levita fue: si me detengo a ayudar a este hombre, ¿qué me va a pasar a mí? Pero el buen samaritano invirtió la pregunta: si no me detengo a ayudar a este hombre, ¿qué pasará con él?”
(Martin Luther King)
 
Predicación del Evangelio:
Los heridos de las cunetas
La parábola del «buen samaritano» le salió a Jesús del corazón, pues caminaba por Galilea muy atento a los mendigos y enfermos que veía en las cunetas de los caminos. Quería enseñar a todos a caminar por la vida con «compasión», pero pensaba sobre todo en los dirigentes religiosos.
 
En la cuneta de un camino peligroso un hombre asaltado y robado ha sido abandonado «medio muerto». Afortunadamente, por el camino llega un sacerdote y luego un levita. Ambos pertenecen al mundo oficial del templo. Son personas religiosas. Sin duda se apiadarán de él.
 
No es así. Al ver al herido, los dos cierran sus ojos y su corazón. Para ellos es como si aquel hombre no existiera: «Dan un rodeo y pasan de largo», sin detenerse. Ocupados en su piedad y su culto a Dios, siguen su camino. Su preocupación no son los que sufren.
 
En el horizonte aparece un tercer viajero. No es sacerdote ni levita. No viene del templo ni pertenece siquiera al pueblo elegido. Es un despreciable «samaritano». Se puede esperar de él lo peor.
 
Sin embargo, al ver al herido «se le conmueven las entrañas». No pasa de largo. Se acerca a él y hace todo lo que puede: desinfecta sus heridas, las cura y las venda. Luego lo lleva en su cabalgadura hasta una posada. Allí lo cuida personalmente y procura que lo sigan atendiendo.
 
Es difícil imaginar una llamada más provocativa de Jesús a sus seguidores, y de manera directa a los dirigentes religiosos. No basta que en la Iglesia haya instituciones, organismos y personas que están junto a los que sufren. Es toda la Iglesia la que ha de aparecer públicamente como la institución más sensible y comprometida con los que sufren física y moralmente.
 
Si a la Iglesia no se le conmueven las entrañas ante los heridos de las cunetas, lo que haga y lo que diga será bastante irrelevante. Solo la compasión puede hacer hoy a la Iglesia de Jesús más humana y creíble.
(Padre José Antonio Pagola)
 
Poesía
Ángeles sin alas
 
No todos habremos aprendido
lo que realmente es ser un humano,
antes de que la hora suprema
llegue a nuestra puerta.
 
No quiero que mi vida
haya sido en vano,
debo ayudar al caído,
en vez de darme la vuelta.
 
Ojos tenemos
y pretendemos ser ciegos.
Aquellos que sufren
siempre miran hacia el cielo.
 
El buen samaritano escucha el llanto ajeno,
brindándole amparo a las almas en desvelo.
Porque hay ángeles que nacen,
sin plumas y sin vuelo.
(Clairel Estevez)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, el que escribe (Felipe) agradece a Dios y a tantas personas que rezaron por sus operaciones de cataratas en ambos ojos, las cuales resultaron más que exitosas.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Un minuto para volar
Julio 10
Con la luz del Señor los recuerdos desagradables no se borran, pero se sanan. Y cuando se sanan, ya no necesitamos escapar de ellos. Volverán cada tanto, pero los observaremos sin odiarnos a nosotros mismos y sin culpar a otros. Todo eso quedará envuelto en la misericordia de Dios y lo sentiremos solo una parte de nuestra vida, nada más. Hay que dejar todos los recuerdos duros bajo la luz de la mirada del Señor, contarle todo sin ocultarle nada, y pedirle que mire con sus ojos que comprenden y que liberan.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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4 comentarios:

  1. Hermano: Estamos felices porque has recuperado tu salud y muy contentos por tener de nuevo "Pequeñas Semillitas". Dios te bendice.

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  2. En primer lugar, alegría por tu recuperación y por tenerte nuevamente con nosotros.
    He podido confirmar que por estos pagos y especialmente la gente joven, más acostumbrados a comunicarse con emoticonos, confunden el concepto próximo o prójimo, por una idea peyorativa del mismo. Una pena.
    José Luis Sevillano -España

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