PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 5046 ~ Jueves 28 de Julio de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Cuando en 1945 se tiró la bomba atómica sobre Hiroshima, de una pequeña
comunidad de ocho sacerdotes jesuitas, situada en una casa parroquial distante
sólo ocho manzanas del lugar de la explosión de la bomba, todos quedaron ilesos
junto con la casa, mientras que no se salvó ninguna persona en el radio de un
kilómetro y medio del centro de la explosión.
El Padre Schiffer contó en el Congreso Eucarístico de Filadelfia, en 1976,
cuando aún vivían los ocho miembros supervivientes, que 200 científicos y
expertos investigaron durante varios años las causas científicas por las cuales
la casa parroquial y sus habitantes no habían sido tocados en medio de la
destrucción de toda clase de vida… Él decía que en aquella casa había una cosa
distinta a las demás que fueron destruidas: SE REZABA EL ROSARIO DIARIAMENTE EN
COMUNIDAD...
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Jer 18,1-6
♡ Salmo: Sal 145
♡ Santo Evangelio: Mt 13,47-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a la gente: «También es semejante el Reino de
los Cielos a una red que se echa en el mar y recoge peces de todas clases; y
cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en cestos los
buenos y tiran los malos. Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles,
separarán a los malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego;
allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?»
Dícenle: «Sí». Y Él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del
Reino de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo
nuevo y lo viejo». Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de
allí.
♡ Comentario:
Hoy, el Evangelio constituye una llamada vital a la conversión. Jesús no
nos ahorra la dureza de la realidad: «Saldrán los ángeles, separarán a los
malos de entre los justos y los echarán en el horno de fuego» (Mt 13,49-50).
¡La advertencia es clara! No podemos quedarnos dormidos.
Ahora debemos optar libremente: o buscamos a Dios y el bien con todas
nuestras fuerzas, o colocamos nuestra vida en el precipicio de la muerte. O
estamos con Cristo o estamos contra Él. Convertirse significa, en este caso,
optar totalmente por pertenecer a los justos y llevar una vida digna de hijos.
Sin embargo, tenemos en nuestro interior la experiencia del pecado: vemos el
bien que deberíamos hacer y en cambio obramos el mal; ¿cómo intentamos dar una
verdadera unidad a nuestras vidas? Nosotros solos no podemos hacer mucho. Sólo
si nos ponemos en manos de Dios podremos lograr hacer el bien y pertenecer a
los justos.
«Por el hecho de no estar seguros del tiempo en que vendrá nuestro Juez,
debemos vivir cada jornada como si nos tuviera que juzgar al día siguiente»
(San Jerónimo). Esta frase es una invitación a vivir con intensidad y
responsabilidad nuestro ser cristiano. No se trata de tener miedo, sino de
vivir en la esperanza este tiempo que es de gracia, alabanza y gloria.
Cristo nos enseña el camino de nuestra propia glorificación. Cristo es el
camino del hombre, por tanto, nuestra salvación, nuestra felicidad y todo lo
que podamos imaginar pasa por Él. Y si todo lo tenemos en Cristo, no podemos
dejar de amar a la Iglesia que nos lo muestra y es su cuerpo místico. Contra
las visiones puramente humanas de esta realidad es necesario que recuperemos la
visión divino-espiritual: ¡Nada mejor que Cristo y que el cumplimiento de su
voluntad!
* Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell (Agullana, Girona, España)
Santoral Católico: Santa Alfonsa de la Inmaculada
ConcepciónReligiosa Clarisa de la India Ana Muttathupadam nació
el año 1910 en Kudamaloor (Kerala, India). Fue bautizada y educada en el
contexto socio-religioso de las familias católicas de rito siro-malabar. En
1932 hizo la profesión simple, y en 1936 la perpetua, en la congregación de las
Franciscanas Clarisas de Kerala. Su vida fue un sucederse de enfermedades y
sufrimientos, que ella afrontaba gozosa y serena a la luz del misterio pascual,
confortada en la contemplación de la muerte y resurrección de Jesucristo. En
los últimos años de su corta vida no pudo ejercer por largo tiempo tarea alguna
debido a sus continuas y sucesivas enfermedades dolorosas. Falleció serenamente
el 28 de julio de 1946 en Bharananganam. Dios la dotó con un carácter afectuoso
y alegre, con la capacidad de gozar de las cosas sencillas y ordinarias que no
apagaban los sufrimientos ni la incomprensión. Para ella el camino de la
santidad fue el de la cruz, la enfermedad, el sufrimiento, el amor. La canonizó
Benedicto XVI el año 2008.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día «Mis palabras son espíritu y son vida, y no se
pueden ponderar partiendo del criterio humano. No deben usarse con miras a
satisfacer la vana complacencia, sino oírse en silencio, y han de recibirse con
humildad»
(TOMÁS DE KEMPIS)
Historias: ¿Dónde está Dioscuando más lo necesitamos? Sally saltó de su asiento cuando vio salir al
cirujano. Le preguntó:
«¿Cómo está mi pequeño?, ¿Va a ponerse bien?,
¿Cuándo lo podré ver?».
El cirujano dijo:
«Lo siento; hicimos todo lo que estuvo a nuestro
alcance».
Sally dijo, consternada:
«¿Por qué a los niños les da cáncer? ¿Es que,
acaso Dios ya no se preocupa por ellos? DIOS, ¿Dónde estabas cuando mi hijo te
necesitaba?».
El cirujano dijo:
«Una de las enfermeras saldrá en un momento para
dejarte pasar unos minutos con los restos de tu hijo antes de que sean llevados
a la Universidad».
Sally pidió a la enfermera que la acompañara
mientras se despedía de su hijo. Recorrió con su mano su cabello rojizo. La
enfermera le preguntó si quería conservar uno de los rizos. Sally asintió. La
enfermera cortó el rizo, lo colocó en una bolsita de plástico y se la dio a
Sally. Sally dijo:
«Fue idea de Jimmy donar su cuerpo a la
Universidad para ser estudiado. Dijo que podría ayudar a alguien más. Eso es lo
que el deseaba. Yo al principio me negué, pero él me dijo ‘Mami, no lo usaré
después de que muera, y tal vez ayudará a que un niñito disfrute de un día más
junto a su mamá’. Mi Jimmy tenía un corazón de oro, siempre pensaba en los
demás y deseaba ayudarlos como pudiera».
Sally salió del Hospital Infantil por última
vez, después de haber permanecido ahí la mayor parte de los últimos 6 meses.
Colocó la maleta con las pertenencias de Jimmy en el asiento del auto, junto a
ella. Fue difícil manejar de regreso a casa, y más difícil aún entrar a una
casa vacía. Llevó la maleta a la habitación de Jimmy y colocó los autos
miniatura y todas sus demás cosas justo como él siempre las tenía. Se acostó en
la cama y lloró hasta quedarse dormida, abrazando la pequeña almohada de Jimmy.
Despertó cerca de la medianoche y junto a ella había una hoja de papel doblada.
Abrió la carta, que decía:
«Querida mami: Sé que vas a echarme de menos,
pero no pienses que te he olvidado o he dejado de amarte sólo porque ya no
estoy ahí para decirte TE AMO. Pensaré en ti cada día, mamita, y cada día te
amaré aún más. Algún día nos volveremos a ver. Si deseas adoptar a un niño para
que no estés tan solita, podrá estar en mi habitación y podrá jugar con todas
mis cosas. Si decides que sea una niña, probablemente no le gustarán las mismas
cosas que a los niños, y tendrás que comprarle muñecas y cosas de esas. No te
pongas triste cuando pienses en mí; este lugar es grandioso. Los abuelos
vinieron a recibirme cuando llegué y me han mostrado casi todo de acá, pero tomará
algo de tiempo verlo todo. Los Ángeles son muy amistosos y me encanta verlos
volar. Jesús no se parece a todas las imágenes que vi de Él, pero supe que era
Él tan pronto y lo vi. Jesús me llevó a ver a DIOS! ¿Y qué crees, mami? Me
senté en su regazo y le hablé y Él me escuchó con mucha paciencia, también me
dijo que yo soy una personita muy pero muy importante. Le dije a Dios que
quería escribirte una carta para despedirme y todo eso, aunque sabía que no
estaba permitido. Dios me dio papel y Su pluma personal para escribirte esta
carta. Creo que se llama Gabriel el ángel que te la dejará caer. Dios me dijo
que te respondiera a lo que Le preguntaste: ‘¿Dónde estaba Él cuando yo lo
necesitaba?’. Dios me dijo que estaba en el mismo lugar, en el que estuvo
cuando su otro hijo, JESÚS, agonizaba en la cruz. Mami, Él estuvo junto a mí
consolándome y dándome fuerzas y alentándome, así como lo está con todos Sus
hijos. Esta noche estaré a la mesa con Jesús, para la cena. Sé que la comida
será fabulosa. Casi olvido decirte... Ya no tengo ningún dolor; el cáncer se ha
ido. Me alegra, pues ya no podía resistir tanto dolor y Dios no podía resistir
verme sufrir de ese modo, así que envió al Ángel de la Misericordia para
llevarme. ¡El Ángel me dijo que yo era una Entrega Especial!»
Firmado con amor, de: Dios, Jesús y Yo.
"Tómate un minuto y haz una pequeña
oración, por aquellos seres que amas, pide que Dios los libre de carga, dolor y
sufrimiento. Luego descansa y observa el poder de Dios trabajar en tu vida por
haber hecho algo que le agrada, sabiendo que Él está trabajando en las vidas de
otras personas"
Sólo habla con Él. Recuerda que Él está contigo.
¡Qué disfrutes tu día!
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” En un pequeño pueblo vivía un anciano con su hijo de 17 años. Un día, el
único caballo blanco con que trabajaba saltó la reja y se fue con varios
caballos salvajes. La gente del pueblo murmuraba: ¡Qué desgracia la suya, Don
Cipriano!, y él, tranquilo, contestaba: "Quizás una desgracia o quizás una
bendición".
Días después, el caballo blanco volvió junto a un hermoso caballo salvaje,
y la gente saludaba al anciano diciéndole: ¡Qué bendición!, a lo que Don
Cipriano replicaba: "Quizás una desgracia o quizás una bendición".
A los pocos días, el hijo adolescente, mientras montaba el caballo salvaje
para domarlo, fue derribado y se fracturó una pierna, a raíz de lo cual empezó
a cojear, y la gente le decía al anciano; ¡Qué desgracia la suya, buen hombre!,
a lo que él replicaba: "Quizás una desgracia o quizás una bendición".
Días después se inició una guerra y todos los jóvenes del pueblo fueron
llevados al frente de batalla, pero a su hijo no lo llevaron por su cojera, y
toda la gente del pueblo saludaba al anciano y le comentaba: ¡Qué bendición la
suya, Don Cipriano! Y él, con su fe inquebrantable, contestó una vez más
diciendo: "Sólo Dios lo sabe, quizás sea una bendición o quizás una
desgracia".
Efectivamente, sólo Dios sabe, y Él nunca se equivoca.
Un minuto para volar Julio 28
Creer y amar es confiar en otro. Entonces no es
posible vivir la fe y el amor si confías solo en ti mismo. Si te han enseñado
que no debes necesitar de los demás, si estás convencido de que tienes que
resolver todo solo, entonces nunca podrás apoyar tu cabeza en el hombro de
otro, y tampoco dejarás que Dios te sostenga. Te quedarás solo. Hay falsos
creyentes que solo aceptan las verdades de fe, pero no quieren que Dios los
ayude, no quieren necesitarlo, no quieren apoyarse en él. Entonces, la realidad
es que para ellos Dios no cuenta.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
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Un minuto para volar
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