martes, 15 de febrero de 2022

Pequeñas Semillitas 4908

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4908 ~ Martes 15 de Febrero de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Existe solamente una edad para ser feliz... Solamente una época en la vida de cada persona en que es posible soñar, y hacer planes y tener bastante alegría para realizarlos.
Esa edad es tan fugaz en nuestra vida...  Se llama PRESENTE. Y tiene la duración del instante que pasa.
Espero que disfrutes un día pleno de alegría... y no te olvides de procurar que los demás también vivan un día feliz.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Sant 1,12-18
 
Salmo: Sal 93,12-13a.14-15.18-19
 
Santo Evangelio: Mc 8,14-21
En aquel tiempo, los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no llevaban consigo en la barca más que un pan. Jesús les hacía esta advertencia: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». Ellos hablaban entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta, les dice: «¿Por qué estáis hablando de que no tenéis panes? ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada? ¿Teniendo ojos no veis y teniendo oídos no oís? ¿No os acordáis de cuando partí los cinco panes para los cinco mil? ¿Cuántos canastos llenos de trozos recogisteis?». «Doce», le dicen. «Y cuando partí los siete entre los cuatro mil, ¿cuántas espuertas llenas de trozos recogisteis?» Le dicen: «Siete». Y continuó: «¿Aún no entendéis?».
 
Comentario:
Hoy —una vez más— vemos la sagacidad del Señor Jesús. Su actuar es sorprendente, ya que se sale del común de la gente, es original. Él viene de realizar unos milagros y se está trasladando a otro sector en donde la Gracia de Dios también debe llegar. En ese contexto de milagros, ante un nuevo grupo de personas que lo espera, es cuando les advierte: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes» (Mc 8,15), pues ellos —los fariseos y los de Herodes— no quieren que la Gracia de Dios sea conocida, y más bien se la pasan cundiendo al mundo de mala levadura, sembrando cizaña.
La fe no depende de las obras, pues «una fe que nosotros mismos podemos determinar, no es en absoluto una fe» (Benedicto XVI). Al contrario, son las obras las que dependen de la fe. Tener una verdadera y autentica fe implica una fe activa, dinámica; no una fe condicionada y que sólo se queda en lo externo, en las apariencias, que se va por las ramas… La nuestra debe ser una fe real. Hay que ver con los ojos de Dios y no con los del hombre pecador: «¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Es que tenéis la mente embotada?» (Mc 8,17).
El reino de Dios se expande en el mundo como cuando se coloca una medida de levadura en la masa; ella crece sin que se sepa cómo. Así debe ser la auténtica fe, que crece en el amor de Dios. Por tanto, que nada ni nadie nos distraiga del verdadero encuentro con el Señor y su mensaje salvador. El Señor no pierde ocasión para enseñar y eso lo sigue haciendo hoy día: «Nos hemos de liberar de la falsa idea de que la fe ya no tiene nada que decir a los hombres de hoy» (Benedicto XVI).
* Rev. P. Juan Carlos CLAVIJO Cifuentes (Bogotá, Colombia)
 
Santoral Católico:
San Claudio de la Colombière
Presbítero Jesuita
Nació en 1641 en St-Symphorien d'Ozon (Francia). Ingresó en la Compañía de Jesús y pronto, en París, lo eligieron preceptor de los hijos de Colbert, ministro de Finanzas de Luis XIV. Ordenado de sacerdote, regresó a Lyon, donde se dedicó a la predicación y dirección de la Congregación Mariana. En 1675, fue nombrado rector del colegio de Paray-le-Monial; allí, en el monasterio de la Visitación, Margarita María de Alacoque vivía momentos difíciles en su misión de difundir la devoción al Corazón de Jesús. El Padre La Colombière supo discernir los planes de Dios, y la apoyó y guio con acierto. Poco después, marchó a Londres como predicador de María Beatriz, esposa del duque de York, futuro rey, que era una católica en un entorno protestante. El encargo era delicadísimo, pero Claudio cumplió su cometido e instruyó en la fe a no pocas personas que habían abandonado la Iglesia romana. En 1678 fue acusado de conspiración papista, encarcelado y expulsado de Inglaterra. Enviado nuevamente a Paray, falleció el 15 de febrero de 1682.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“Mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú… Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años por delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno sólo, la verdad sigue siendo la verdad.”
(Mahatma Gandhi)
 
Tema del día:
¿Qué es rezar?
Rezar es una conversación con Dios. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de primera hora de la mañana, poco más de las seis, y el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre los hombros.
 
Rezar es una fotografía en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu infancia.
 
Es un Padre Nuestro hablando con Dios para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío, y el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.
 
Rezar es lo que va antes del trabajo o después del trabajo, y lo que nunca lo suplanta.
 
Es lo único que puedes hacer cuando ya no puedes hacer más, y es la forma de comprometerse de quien no tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios).
 
Rezar hace milagros, ofrece consuelo al que reza y a aquel por quien se reza. Rezar nunca es inútil, porque siempre conforta.
 
Rezar es decir rezaré por ti y, también, reza por mí. Y es, por tanto, lo contrario a la vanidad.
 
Rezar es la aceptación de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad y celebrar el triunfo con humildad.
 
Rezar es buscar las fuerzas si no se tienen y confiar en que las cosas van a ser como deberían ser.
 
Rezar es optimismo, no dar nada por perdido, luchar y resistir. Rezar es fragilidad y entereza.
 
Rezar es desconectar y apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de venir. No es solo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura.
 
Rezar es razonar, aunque parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.
 
Rezar es una forma extrema de independencia.  
 
Rezar es un placer oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado, y casi a escondidas, que, cuando se hace acompañado, necesita mucha confianza.
 
Rezar es una declaración de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti.
 
Rezar es tener a otros en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar solo en su memoria.
 
Rezar, y sobre todo que recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él, y que alguien te quiera tanto como para rezar por ti.
 
¿Cabe mayor orgullo? ¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o un amigo que quiere que Dios te proteja, y te dé salud, y te ilumine, y te ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?
 
Rezar es tener fe. Tener fe en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus padres, en Dios.
 
Rezar es un súper poder que nos predispone al bien.
 
Rezar es creer y ser practicante de un mundo mejor.
Autor. Miguel Ángel Robles (Publicado en ABC Sevilla)
 
Biblioteca de archivos
Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos. Ingresando en ella encontrarás una selección de 200 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Cuando te sientas mal, no abandones la esperanza. La esperanza te da la fuerza para seguir adelante, cuando sientas que ya nada te importa.
Nunca dejes de creer en Dios. Mientras creas que puedes lograrlo, tendrás un motivo para intentarlo.
No dejes que nadie retenga tu felicidad en sus manos; sujétala en las tuyas para que siempre esté cerca de ti.
No esperes que lo que deseas venga a ti. Búscalo con toda tu alma, sabiendo que la vida te encontrará a la mitad del camino.
No sientas que has perdido cuando tus planes y sueños no alcanzan a cumplir tus anhelos.
Cada vez que aprendes algo nuevo sobre ti o sobre la vida, has avanzado. No hagas nada que disminuya tu propio respeto.
El estar satisfecho con uno mismo es esencial para estar satisfecho con la vida.
Nunca te olvides de reír ni dejes que el orgullo te impida llorar. Cuando reímos y lloramos es cuando vivimos a plenitud.
 
Un minuto para volar
Febrero 15
El problema en realidad no es tanto lo que nos sucede, sino lo que llevamos dentro y nos provoca angustia. Eso aflora ante la más pequeña dificultad. Entonces, deja de echarle la culpa a la vida, a los problemas y a los demás. Mejor sana esa debilidad permanente, esa enfermedad de tu interior que está detrás de tus sufrimientos. Dale tiempo al Señor y deja que entre a sanar, a fortalecer, a liberar. Entonces ya no te hará falta buscar afuera las culpas de tu malestar interior.
(Mons. Víctor M. Fernández)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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