martes, 19 de octubre de 2021

Pequeñas Semillitas 4824

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4824 ~ Martes 19 de Octubre de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy nos motivamos con una hermosa reflexión de Víctor Manuel Fernández, arzobispo de la ciudad de La Plata, Argentina:
Sana, Señor, las raíces de mis tristezas ocultas, llega hasta el fondo de mis males, para que pueda recuperar el verdadero gozo. Eso espero de tu amor, mi Señor poderoso. No dejes que me entregue en los brazos enfermos de la melancolía, no permitas que me envenene interiormente con las quejas o el desaliento. Todo eso es inútil. No quisiera gastar mis energías y mi tiempo en esos sentimientos dañinos. Mejor tómame con tu luz. Dame una mirada positiva, optimista, esperanzada. Convénceme, con un toque de tu Espíritu, de que la entrega generosa a tu Reino es el mejor camino. Amén.
 
¡Buenos días María!
María no desprecia a nadie que se le acerca, por pecador o malvado que sea, pues María es la misma Piedad, y bajo su manto tienen cabida todos los hombres.
Muchos hombres no tienen a nadie que los ame sobre la tierra. Pero hay una Madre que los ama, y que vale por todos y presenta ante Dios las suplicas para que estos hijos a los que nadie ama, se salven también y vayan al Cielo a gozar de la felicidad sin límites.
Si alguna vez nos parece que estamos demasiado sucios para acercarnos a Dios, entonces vayamos a María, que Ella jamás nos rechazará.
Si pensamos que María nos puede rechazar, sepamos que esta es una tentación del Maligno, que sabe todo lo que obtendremos con el acercarnos a la Virgen Pura, y por ello nos quiere apartar lo más posible de su regazo maternal.
Vayamos a María, que con Ella lo tenemos absolutamente todo, porque en Ella está el mismo Dios, morando como en su mejor palacio, no hecho por mano humana.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Rom 5,12.15b.17-19.20b-21
 
Salmo: Sal 40 (39) 7-8a.8b-9.10.17
 
SANTO EVANGELIO: Lc 12,35-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».
 
Comentario:
Hoy es preciso fijarse en estas palabras de Jesús: «Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran» (Lc 12,36). ¡Qué alegría descubrir que, aunque sea pecador y pequeño, yo mismo abriré la puerta al Señor cuando venga! Sí, en el momento de la muerte seré yo quien abra la puerta o la cierre, nadie podrá hacerlo por mí. «Persuadámonos de que Dios nos pedirá cuentas no sólo de nuestras acciones y palabras, sino también de cómo hayamos usado el tiempo» (San Gregorio Nacianceno).
Estar en la puerta y con los ojos abiertos es un planteamiento clave y a mi alcance. No puedo distraerme. Estar distraído es olvidar el objetivo, querer ir al cielo, pero sin una voluntad operativa; es hacer pompas de jabón, sin un deseo comprometido y evaluable. Tener puesto el delantal significa estar en la cocina, preparado hasta el último detalle. Mi padre, que era agricultor, decía que no se puede sembrar si la tierra está "enfadada"; para hacer una buena siembra hay que pasearse por el campo y tocar las semillas con atención.
El cristiano no es un náufrago sin brújula, sino que sabe de dónde viene, a dónde va y cómo llegar; conoce el objetivo, los medios para ir y las dificultades. Tenerlo en cuenta nos ayudará a vigilar y a abrir la puerta cuando el Señor nos avise. La exhortación a la vigilancia y a la responsabilidad se repite con frecuencia en la predicación de Jesús por dos razones obvias: porque Jesús nos ama y nos “vela”; el que ama no se duerme. Y, porque el enemigo, el diablo, no para de tentarnos. El pensamiento del cielo y del infierno no podrá distraernos nunca de las obligaciones de la vida presente, pero es un pensamiento saludable y encarnado, y merece la felicitación del Señor: «Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!» (Lc 12,38). Jesús, ayúdame a vivir atento y vigilante cada día, amándote siempre.
* Rev. D. Miquel VENQUE i To (Solsona, Lleida, España)
 
Santoral Católico:
San Pablo de la Cruz
Fundador de los Pasionistas
[Murió el 18 de octubre y su memoria se celebra el 19 del mismo mes]. Nació en Ovada (Liguria, Italia) el año 1694. De joven fue soldado y ayudó a su padre en su profesión de mercader. Movido por el deseo de perfección, renunció a todo y comenzó a servir a pobres y enfermos, a la vez que se mortificaba con duras penitencias. En 1720 el obispo de Alessandria lo revistió de la túnica negra de los ermitaños, y se retiró a Castellazzo. Ordenado de sacerdote en Roma el año 1727, trabajó con intensidad creciente por la salvación de las almas, fundando casas de su congregación, en la que se conciliaba la vida eremítica con la predicación apostólica. Fue misionero popular, director de almas, propagador de la devoción a la Pasión del Señor. En una sociedad escéptica como la suya, volvió a poner en primer plano el misterio de la Cruz. En 1771 se abrió la primera casa de las religiosas pasionistas. Murió en Roma el 18 de octubre de 1775.
Oración: Concédenos, Señor, que san Pablo de la Cruz, cuyo único amor fue Cristo crucificado, nos alcance tu gracia, para que, estimulados por su ejemplo, nos abracemos con fortaleza a la cruz de cada día. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“La diferencia entre las personas felices y las personas tristes no es la ausencia de problemas, sino la actitud con que los enfrentan. Levanta tu mirada al cielo y confía a Dios tus angustias, tienes al Creador del universo de tu lado. Ten fe”
(Píldoras de fe)
 
Tema del día:
Rezar el Rosario
Rezar el Rosario para algunas personas es un tiempo desperdiciado en una letanía de repetidas oraciones, que en la gran mayoría, están dichas de una manera distraída y maquinalmente. Pero no es así. El hecho de ponernos a rezarle ya es un acto de amor a la Madre de Dios. Es una súplica constante y repetida para pedir perdón y rogarle por nosotros y por todos los hombres en el presente y también en la hora de la muerte.
 
Rezar el Rosario es meditar en los Misterios de la Vida de Cristo, de suerte que el Rosario es una especie de resumen del Evangelio, un recuerdo de la vida, los sufrimientos, los momentos luminosos y transcendentales y glorificación del Señor, siempre acompañado de los momentos de grandeza de la Santísima Virgen, su Madre, siendo así una síntesis de su obra Redentora.
 
Rezar el Rosario es un método fácil y adaptable a toda clase de personas, aún las menos instruidas y una excelente manera de ejercitar los actos más sublimes de fe y contemplación. El Padrenuestro con el que se empieza cada Misterio es la oración que Cristo nos enseñó y quienes lo han penetrado a fondo no pueden cansarse de repetirlo. En cuanto el Avemaría, toda ella está centrada en el Misterio de la Encarnación y es la oración más apropiada para honrar dicho Misterio. Aunque en el Avemaría hablamos directamente a la Santísima Virgen e invocamos su intercesión, esa oración es sobre todo una alabanza y una acción de gracias a su Hijo por la infinita misericordia que nos mostró al encarnarse en Ella y hacerse hombre para su Misión redentora.
 
La Santísima Virgen en sus repetidas apariciones, siempre ha sido la súplica más importante que en sus mensajes nos ha dado. Ella nos ha pedido que recemos el Rosario. Ella nos lo pide insistentemente porque tiene su rezo un gran valor. Quiere que repitamos una y otra vez la súplica, la alabanza, con la esperanza puesta en su gran amor por toda la Humanidad.
 
Tal vez, por lo repetitivo del rezo, como decía Santa Teresa, la "loca de la casa", nuestra mente, se nos vaya de aquí para allá en pertinaz distracción, pero aun así nuestro corazón y nuestra voluntad está puesto a los pies de la Madre de Dios, y esas Avemarías son como el incienso que sube en oscilantes volutas hasta el corazón de nuestra Madre la Virgen Santísima.
 
Nuestro mundo se está olvidando de rezar. Tenemos fe, creemos en Dios pero no hablamos con Él. El mundo actual, ahora más que nunca, necesita de muchos Rosarios. Hagamos un alto en nuestro diario vivir. Quince minutos tan solo...y con seguridad que el mundo y "nuestro mundo" será mejor.
Autor: Ma Esther de Ariño | Fuente: Catholic.net
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Reza tu Rosario, dice Dios Padre, y no te preocupes por lo que diga algún descerebrado: que es una devoción obsoleta y que vamos a abandonar.
Esta oración, os lo digo, es un rayo del Evangelio: nadie la cambiará. Lo que me gusta en el Rosario, dice Dios, es que es simple y humilde, como fue mi Hijo, como era su Madre.
Reza tu Rosario: encontrarás a tu lado toda la compañía congregada en el Evangelio: la pobre viuda que no ha estudiado y el publicano arrepentido que ya no conoce su catecismo, el pecador asustado a quien uno quisiera abrumar, y todos los canallas que su fe ha salvado, y los buenos viejos pastores, como los de Belén, que descubren a mi Hijo y a su Madre...
Reza tu Rosario, dice Dios, tu oración debe girar, girar y girar, como las cuentas del Rosario entre tus dedos. Entonces, cuando yo lo quiera, os lo aseguro, recibiréis el buen alimento, que fortalece el corazón y tranquiliza al alma
Ven, dice Dios Padre, reza tu rosario y guarda el espíritu en paz
(Charles Péguy (1873-1914), Poeta y escritor francés)
 
"Pequeñas Semillitas" por e-mail
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo electrónico.
Las suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas dirigiéndote por e-mail a  feluzul@gmail.com   
A todos los que las reciben, los invito a que las compartan reenviándolas a sus contactos, y de ese modo ayudan a sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Octubre 19
Espíritu Santo, Tú enviaste a los ángeles para anunciarles a María y a san José que formarían la Sagrada Familia. Que todos los matrimonios puedan imitar este modelo de familia, y sean transmisores de tu amor. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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