PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4285 ~ Miércoles 25 de Marzo de 2020
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
Anunciación a María representa mucho más que ese particular episodio
evangélico, por otro lado fundamental: contiene todo el misterio de María, toda
su historia, su ser, y al mismo tiempo habla de la Iglesia, de su esencia para
siempre; como también de cada creyente en Cristo, de cada alma cristiana
llamada. En este punto debemos tener presente que no hablamos de personas del
pasado. Dios, el Señor, nos ha llamado a cada uno de nosotros, cada uno es
llamado por su nombre. Dios es tan grande que tiene tiempo para cada uno de
nosotros, me conoce, nos conoce a cada uno por el nombre, personalmente. Es una
llamada personal a cada uno de nosotros. Pienso que debemos meditar varias
veces este misterio: Dios, el Señor, me ha llamado a mí, me llama, me conoce,
espera mi respuesta como esperaba la respuesta de María, esperaba la respuesta
de los Apóstoles. Dios me llama: este hecho debería hacernos estar atentos a la
voz de Dios, atentos a su Palabra, a su llamada hacia mí, para responder, para
realizar esta parte de la historia de la salvación para la que me ha llamado»
(Benedicto XVI)
¡Buenos días!
La gran diferencia
“Decimos
“madre de Dios” y lo decimos tranquilamente, con la misma naturalidad con que
decimos la madre de Carlos o de Carlota. Sin embargo, esa expresión está
reclamando nuestro estupor, incluso cierta resistencia, cierto escándalo. Madre
de Dios. En el límite del lenguaje y al borde mismo del absurdo, hemos tenido
que hablar así: Dios, que es incapaz de hacer otro Dios, hizo lo más que podía
hacer, una madre de Dios” (José Cabodevilla).
Una persona decía a un amigo: —¿Por qué honrar tanto
a la Virgen María? ¿Es que hay diferencia entre ella y mi madre? Y el amigo le
respondió: —Supongamos que entre las dos madres no hubiera tanta diferencia.
Pero entre el Hijo de la una y el hijo de la otra sí hay una diferencia inmensa,
infinita. Por eso amamos a la Virgen María: porque es Madre del verdadero Dios.
Si el pueblo de Israel honraba tanto a Betsabé, por ser la madre del sabio rey
Salomón, ¿no deberemos honrar nosotros a María Santísima por ser Madre del más
grande hombre que ha tenido el mundo, que es Nuestro Señor Jesucristo y nuestro
Dios?
“En la
Sagrada Escritura encontramos pocas palabras de la Virgen, pero son como granos
de oro puro: si los fundimos con el fuego de una amorosa contemplación, serán
suficientes para irradiar sobre toda nuestra vida el esplendor luminoso de las
virtudes de María” (Santa Teresa Benedicta de la Cruz). Hazla conocer, amar y
honrar por los demás.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Is 7, 10-14; 8, 10
♥ Salmo: Sal 39, 7-11
♥ Segunda Lectura: Heb 10, 4-10
♥ Santo Evangelio: Lc 1,26-38
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a
una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre
llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y
entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se
conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas
a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reino no tendrá fin».
María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto
que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre
ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer
será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha
concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que
llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He
aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola
se fue.
♥ Comentario:
Hoy, en el «alégrate, llena de gracia» (Lc 1,28)
oímos por primera vez el nombre de la Madre de Dios: María (segunda frase del
arcángel Gabriel). Ella tiene la plenitud de la gracia y de los dones. Se llama
así: "keharitoméne", «llena de gracia» (saludo del Ángel).
Quizás con 15 años y sola, María tiene que dar una
respuesta que cambiará la historia entera de la humanidad. San Bernardo
suplicaba: «Se te ofrece el precio de nuestra Redención. Seremos liberados
inmediatamente, si tú dices sí. Todo el orbe está a tus pies esperando tu
respuesta. Di tu palabra y engendra la Palabra Eterna». Dios espera una
respuesta libre, y "La llena de gracia", representando a todos los
necesitados de Redención, responde: "génoitó", hágase! Desde hoy ha
quedado María libremente unida a la Obra de su Hijo, hoy comienza su Mediación.
Desde hoy es Madre de los que son uno en Cristo (cf. Gal 3,28).
Benedicto XVI decía en un interview: «[Quisiera]
despertar el ánimo de atreverse a decisiones para siempre: sólo ellas
posibilitan crecer e ir adelante, lo grande en la vida; no destruyen la
libertad, sino que posibilitan la orientación correcta. Tomar este riesgo —el
salto a lo decisivo— y con ello aceptar la vida por entero, esto es lo que
desearía trasmitir». María: ¡he aquí un ejemplo!
Tampoco San José queda al margen de los planes de
Dios: él tiene que aceptar recibir a su esposa y dar nombre al Niño (cf. Mt
1,20s): Jesua, "el Señor salva". Y lo hace. ¡Otro ejemplo!
La Anunciación revela también a la Trinidad: el Padre
envía al Hijo, encarnado por obra del Espíritu Santo. Y la lglesia canta: «La
Palabra Eterna toma hoy carne por nosotros». Su obra redentora —Navidad,
Viernes Santo, Pascua— está presente en esta semilla. Él es Emmanuel, «Dios con
nosotros» (Is 7,15). ¡Alégrate humanidad!
Las fiestas de San José y de la Anunciación nos
prepararan admirablemente para celebrar los Misterios Pascuales.
Dr. Johannes VILAR (Köln, Alemania)
Santoral Católico:
La Anunciación del Señor
Solemnidad
Fiesta conjunta de Cristo y de la Virgen: la
Encarnación del Hijo del eterno Padre en el seno de la Virgen por obra del
Espíritu Santo. El Verbo se hace hijo de María y ésta se convierte en Madre de
Dios. San Lucas refiere que el ángel Gabriel, enviado por Dios a la Virgen
María, se le presentó en Nazaret y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el
Señor está contigo». Ella se conturbó, pero al ángel añadió: «No temas, María,
porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir y a dar a luz un
hijo, a quien pondrás por nombre Jesús, que será llamado Hijo del Altísimo».
María aclaró que no conocía varón, y el ángel le respondió: «El Espíritu Santo
vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios». Entonces María dijo:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». San Juan cierra
así la escena: «Y la Palabra se hizo carne, y acampó entre nosotros».
Oración: Señor, tú has querido que la Palabra se encarnase en el seno de la Virgen
María; concédenos, en tu bondad, que cuantos confesamos a nuestro Redentor,
como Dios y como hombre verdadero, lleguemos a hacernos semejantes a él en su
naturaleza divina. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa
Palabras de San Juan
Pablo II
“En
el momento de la Anunciación, a María se le pide que acepte una verdad jamás
enunciada antes. Ella la acoge con sencillez y audacia. Con la pregunta: «¿Cómo
será esto?», expresa su fe en el poder divino de conciliar la virginidad con su
maternidad única y excepcional [...] María aparece como la verdadera «madre de
los vivientes». Su maternidad, aceptada libremente por obediencia al designio
divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera.”
Tema del día:
El “Sí” de María
Cuando pensamos en el "Sí" de María a la
propuesta de Dios, lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela
"romántica", y olvidar que con ese "Sí", toda su vida quedó
comprometida. La respuesta que ella dio no era algo espontáneo o
"lógico". María dirá que sí, más por confianza y fe, que por
conocimiento. Ella apenas podía entender lo que le había sido explicado... y
sin embargo, dice que "Sí". Además, la fe de María será puesta a
prueba cada día. Ella quedará encinta. No sabe bien cómo, pero lo cierto es que
su corazón está inundado por una luz especial. Aunque su querido José dude,
ella vive inmersa en el misterio sin pedir pruebas, vive unida al misterio más
radical que existe: Dios. Él sabrá encontrar las soluciones a todos los
problemas, pero hacía falta fe, hacía falta abandono total a su voluntad.
María se dejó guiar por la fe. Ésta la llevó a creer
a pesar que parecía imposible lo anunciado. El Misterio se encarnó en ella de
la manera más radical que se podía imaginar.
Sin certezas humanas, ella supo acoger confiadamente
la palabra de Dios. María también supo esperar... ¿Cómo vivió María aquellos
meses, y las últimas semanas en la espera de su Hijo? Sólo por medio de la
oración y de la unión con Dios podemos hacernos una pálida idea de lo que ella
vivió en su interior. También María vivió con intensidad ese acontecimiento que
transformó toda su existencia de manera radical. Ella dijo "Sí" y
engendró físicamente al Hijo de Dios, al que ya había concebido desde la fe.
Estas son experiencias que contrastan con nuestro mundo materialista. Por ello,
como cristianos, ¿cómo no centrar más nuestra vida al contemplar este Misterio
inefable? ¿Cómo no dar el anuncio a todos los que no han experimentado ese
Dios-Amor?
No olvidemos que un día ese Dios creció en el seno de
María, y también puede crecer hoy en nuestros corazones, si por la fe creemos,
y si en la espera sabemos dar sentido a toda nuestra vida mirando con valor al
futuro.
Dios mío, gracias por quedarte en la Eucaristía y por
darme a María como madre y modelo de mi vida. Contemplar su gozo, su actitud de
acogida y aceptación, su humildad, me motivan a exclamar con gozo: heme aquí
Señor, débil e infiel, pero lleno de alegría por saber que con tu gracia, las
cosas pueden y van a cambiar.
* Catholic.net
Cuaresma:
40
días para acercarnos a Jesús
Día 29: Profesión de fe
Amo Señor tu sendas, y me es suave la carga que en
mis hombros pusiste; pero a veces encuentro que la jornada es larga, que el
cielo ante mis ojos de tinieblas se viste, que el agua del camino es amarga, es
amarga, que se enfría este ardiente corazón que me diste; y una sombría y honda
desolación me embarga, y siento el alma triste y hasta la muerte triste...
El espíritu es débil y la carne cobarde, lo mismo que
el cansado labriego, por la tarde, de la dura fatiga quisiera reposar... más
entonces me miras... y se llena de estrellas, Señor, la oscura noche; y detrás
de tus huellas, con la cruz que llevaste, me es dulce caminar
(Blanco Vega)
(Alianza en Jesús por María)
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Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
En este tiempo pedimos especiales oraciones por todas las personas que en
diversos países del mundo han sido afectadas por el coronavirus, rogando que el
Sagrado Corazón de Jesús nos proteja ante esta terrible pandemia, y que con fe
y esperanza, y siguiendo las indicaciones médicas de prevención, el riesgo de
contagio vaya disminuyendo en todo el planeta.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
Marzo 25
Cuando Jesús vino a este mundo lo amó hasta tal
extremo que dio la vida por él. Vino para satisfacer nuestra hambre de Dios.
¿Cómo lo hizo? Él se convirtió en pan de vida. Se hizo pequeño, frágil,
desarmado por nosotros. Las migajas de pan son tan pequeñas que incluso un bebé
puede masticarlas, incluso un moribundo puede tragarlas. Jesús se convierte en
pan de vida para apaciguar nuestra hambre de Dios, nuestra hambre de amor.
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
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