jueves, 21 de junio de 2018

Pequeñas Semillitas 3685

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3685 ~ Jueves 21 de Junio de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Padre Nuestro, que estás en las flores, en  el canto de los pájaros, en el corazón latiendo; que estás en: el amor, la compasión, la paciencia, y en el gesto del perdón.
Padre Nuestro, que estás en mí, en mi familia, en mis amigos, que estás en ese que yo amo, en ese que me hiere, en aquel que busca la verdad...
Santificado sea tu Nombre adorado y glorificado, por: todo lo que es bello, bueno, justo, honesto, de buen nombre y misericordioso.
Venga a nosotros tu reino de paz y justicia, fe, luz, amor. Se el centro de mi vida, mi hogar, mi familia, de mi trabajo, de mi estudio....
Hágase tu voluntad, aunque mis ruegos reproducen a veces más mi orgullo, mi ego, que mis necesidades reales.
Perdóname todas mis ofensas, mis errores, mis faltas, mis pecados y ofensas contra ti, contra mí mismo y contra los que me rodean. Perdona cuando se vuelve frío mi corazón;
Perdóname, así como yo con tu ayuda, perdono a aquellos que me ofenden, incluso cuando mi corazón está herido.
No me dejes caer en las tentaciones de los errores, de los vicios, de la crítica, el juicio, el chisme, la envidia, la soberbia, la destrucción, el egoísmo....
Y líbrame de todo mal, de toda violencia, de todo infortunio, de toda enfermedad.
Líbrame de todo dolor, de toda tristeza, angustia y de toda desilusión.
Pero, aún si tales dificultades Tú ves que son necesarias en mi vida, que yo tenga la fuerza y el coraje de decir: ¡Gracias, Padre, Señor Rey del Universo por esta lección!
Que así sea. 

¡Buenos días!

Oración y trabajo
La oración es la llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre accesible por el que llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al Señor. Pero orar bien es un regalo del Señor. Como los apóstoles implorémoslo con frecuencia. Pidamos al Padre, por Jesús, que derrame sobre nosotros un Espíritu de oración y de alabanza, (Zac. 12, 10).
       
Un día el santo Abad Antonio, mientras estaba sentado en el desierto, fue presa del desaliento y de una densa tiniebla de pensamientos. Y decía a Dios: "¡Oh Señor!, yo quiero salvarme, pero los pensamientos me lo impiden. ¿Qué puedo hacer en mi aflicción?” Entonces, asomándose un poco, Antonio ve a otro como él, que está sentado y trabaja, después interrumpe el trabajo, se pone en pie y ora, después se sienta de nuevo y se pone a trenzar cuerdas, y después se levanta de nuevo y ora. Era un ángel del Señor, enviado para corregir a Antonio y darle fuerza. Y oyó al Ángel que decía: “Haz así y serás salvo”. Al oír aquellas palabras, cobró gran alegría y aliento: así hizo y se salvó.
    
Alexis Carrel, médico investigador, premio Nobel, famoso por su libro “La incógnita del hombre”, escribió: “Un constante y silencioso milagro acontece, de hora en hora, en los corazones de hombres y mujeres que han descubierto, con asombro, que la oración los enriquece con una continua corriente de fortaleza que los sostiene en sus vidas cotidianas”. El Señor te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
    
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera lectura: Ecli 48, 1-14

Salmo: Sal 96, 1-7

SANTO EVANGELIO: Mt 6,7-15  
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».  

Comentario:
Hoy, Jesús nos propone un ideal grande y difícil: el perdón de las ofensas. Y establece una medida muy razonable: la nuestra: «Si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas» (Mt 6,14-15). En otro lugar había mostrado la regla de oro de la convivencia humana: «Tratad a los demás como queráis que ellos os traten a vosotros» (Mt 7,12).
Queremos que Dios nos perdone y que los demás también lo hagan; pero nosotros nos resistimos a hacerlo. Cuesta pedir perdón; pero darlo todavía cuesta más. Si fuéramos humildes de veras, no nos sería tan difícil; pero el orgullo nos lo hace trabajoso. Por eso podemos establecer la siguiente ecuación: a mayor humildad, mayor facilidad; a mayor orgullo, mayor dificultad. Esto te dará una pista para conocer tu grado de humildad.
Acabada la guerra civil española (año 1939), unos sacerdotes excautivos celebraron una Misa de acción de gracias en la iglesia de Els Omells. El celebrante, tras las palabras del Padrenuestro «perdona nuestras ofensas», se quedó parado y no podía continuar. No se veía con ánimos de perdonar a quienes les habían hecho padecer tanto allí mismo en un campo de trabajos forzados. Pasados unos instantes, en medio de un silencio que se podía cortar, retomó la oración: «así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Después se preguntaron cuál había sido la mejor homilía. Todos estuvieron de acuerdo: la del silencio del celebrante cuando rezaba el Padrenuestro. Cuesta, pero es posible con la ayuda del Señor.
Además, el perdón que Dios nos da es total, llega hasta el olvido. Marginamos muy pronto los favores, pero las ofensas... Si los matrimonios las supieran olvidar, se evitarían y se podrían solucionar muchos dramas familiares.
Que la Madre de misericordia nos ayude a comprender a los otros y a perdonarlos generosamente.
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España)
   
Santoral Católico:
San Luis Gonzaga
Religioso

Nació en 1568 cerca de Mantua (Italia), siendo el heredero del primer marqués de Castiglione. Aunque dio unos primeros pasos de iniciación en la vida militar y aristocrática, muy pronto se sintió inclinado a la vida religiosa. De 1581 a 1584 estuvo en Madrid como paje del príncipe don Diego, y allí se sintió inspirado a hacerse jesuita. Después de superar la oposición de su padre, renunció a sus derechos en favor de su hermano, ingresó en la Compañía de Jesús en 1585 e inició sus estudios de teología en Roma. Había recibido la primera comunión de manos de san Carlos Borromeo, y en la Compañía tuvo por padre espiritual a san Roberto Belarmino. Su vida fue ejemplo de austeridad y dominio de sí mismo y, sobre todo, de entrega el servicio de los demás. En 1591 estalló la peste de tabardillo, y Luis se ofreció a asistir a los enfermos. Mientras transportaba a un apestado al hospital, se contagió él mismo. Murió en la enfermería del Colegio Romano el 21 de junio de 1591, a los 23 años de edad.
Oración: Señor Dios, dispensador de los dones celestiales, que has querido juntar en san Luis Gonzaga una admirable inocencia de vida y un austero espíritu de penitencia, concédenos, por su intercesión, que, si no hemos sabido imitarle en su vida inocente, sigamos fielmente sus ejemplos en la penitencia. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

“Entra en este Sagrado Corazón
como convidado al banquete de amor
de tu único y perfecto amigo,
que quiere embriagarte
con el deleitoso vino de su puro amor”.
(Santa Margarita Maria de Alacoque)

Tema del día:
El Padre Nuestro 
a) Saludo

PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO. Con esta pequeña frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.

¡PADRE!: Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.

PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro” porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.

“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo, sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.

b) Las siete peticiones

Después de ponernos en presencia de Dios, desde nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.

1. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor. Expresamos nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunciado por todos los hombres de una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.

2. VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino; y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.

3. HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO: La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan las virtudes.

4. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir “danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de comida para satisfacer nuestras necesidades materiales como al pan del alma para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos necesitados.

5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.

6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no caer en tentación.

7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida de Cristo.

AMÉN: Así sea.
 
Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 21: La mortificación
Es el mandato de Jesús. Mandato duro para los cristianos débiles y demasiado apegados a las propias comodidades. Mandato suave y dulce para aquellas almas que sienten la belleza de la perfección, gustan las dulzuras íntimas de la vida cristiana. "Quien quiera seguirme, debe renunciar a sí mismo"
Para seguirle, para ser verdaderos cristianos, debemos corregir nuestros defectos, mortificar nuestras pasiones y nuestros sentidos. El primer médico de nosotros somos nosotros mismos.
Para conocerte bien debes hacer el examen de conciencia cada día, cuando estás libre de ocupaciones materiales.
¿Cómo regulas tus pasiones? ¿Reina en tu corazón la soberbia, la avaricia, la cólera, la indiferencia en hacer el bien, la envidia del bien ajeno? Bajo la excusa de la prudencia, ¿no escondes, quizá el respeto humano? ¿Cómo mortificas tus sentidos?
Web Católico de Javier
   
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para la Dra. María Victoria Galán Molina, originaria de Guatemala, para que tenga éxito en su segundo año de Residencia Médica en Geriatría, en Terrassa, Barcelona.

Pedimos oración por la familia Cardona Andrade, de Colombia, especialmente Trini (María Trinidad Andrade), su esposo Carlos y sus hijos Carlos y María Paula, para que sus proyectos, puestos en las Manos del Señor, se lleven a cabo plenamente.

Pedimos oración para Alexandra, de Bogotá, Colombia, joven católica que presta servicios voluntarios en su Parroquia y se encuentra actualmente desempleada porque no ha podido, por razones económicas, recibir su título de Licenciada en Literatura. Ella es el sostén de su familia y requiere se resuelvan sus problemas, confiando plenamente en la Santa Voluntad del Señor.

Pedimos oración por la salud de Raúl Luis P., de Córdoba, Argentina, para que el Señor y la Virgen lo ayuden a recuperarse de un largo proceso de enfermedad y sucesivas operaciones de su intestino.

Pedimos oración para el niño Fidel, de Buenos Aires, de casi tres años de edad, que tiene problemas de habla por lo que se le están haciendo estudios para ver cuál es la razón por la que todavía no se expresa con lenguaje.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo
Junio 21
La Palabra de Dios nos invita a hacer una alianza de amor con el Señor, y el Espíritu Santo nos inspira permanentemente para que recordemos esa alianza, o para que la renovemos. Esa alianza es también una participación nuestra en la Pascua de Cristo, tanto en su muerte (Gálatas 2,19-20; 6,17) como en su resurrección (Efesios 2,5-6; 1 Corintios 15,14).
El Espíritu Santo nos une a Cristo gloriosamente resucitado y al mismo tiempo nos asocia al misterio de su Cruz vivificadora. Siendo así poseídos, por la acción del Espíritu, se reproduce en nuestra historia concreta el mismo misterio de la Pascua de Jesús. Toda nuestra vida repite de alguna manera la muerte y la resurrección del Señor.
Las relaciones humanas, el trabajo, la enfermedad, y todas las dimensiones de la vida humana, reflejan el misterio de la muerte y la resurrección del Señor. Por la gracia del Espíritu, esas dimensiones participan de la vida y de la fecundidad de Jesucristo. Por eso, nunca habrá momentos de pura muerte. Siempre brillará de alguna manera el misterio de la resurrección, porque siempre estará él ofreciéndonos su vida.
La vida humana se hace incomprensible sin esta Alianza que Dios ha sellado con nuestra pequeña existencia en la Pascua de Jesús. Sin esta Alianza, renovada por la acción del Espíritu, sólo quedaría de nuestra existencia una multitud de fragmentos sin sentido.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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