viernes, 29 de junio de 2018

Pequeñas Semillitas 3693

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3693 ~ Viernes 29 de Junio de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy 29 de junio, solemnidad de San Pedro y San Pablo, celebramos el Día del Papa. En esta Jornada del Papa estamos invitados, de manera especial, a meditar en el ministerio del Sucesor de Pedro, el Papa Francisco, y a orar por él tal como siempre nos los pide.
Ciertamente también rezamos hoy por el Papa Emérito, Benedicto XVI, que condujo la Iglesia en medio de muchas dificultades hasta el momento en que, con toda humildad, renunció y se entregó a la vida de oración en sus últimos días.
Recordemos que el Romano Pontífice es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad así de los obispos como de la multitud de los fieles. Es Pastor de toda la Iglesia y tiene potestad plena, suprema y universal. Es el sucesor del apóstol San Pedro (‘piedra’ inicial de la Iglesia designado por Jesús) y es Vicario (representante) de Cristo en la tierra.

¡Buenos días!

Otra página de tu vida
“¿Por qué no haces de este día el mejor de tu vida? Saluda con gozo y agradecimiento el don inapreciable de este nuevo día. Trata con ternura y afecto cada hora porque no retornará jamás. Deja a un lado con decisión todo aquello que mata el tiempo. No escuches a labios ociosos. No te quedes donde hay manos inactivas” (Og Mandino).

Tú has escrito ya muchas páginas en el libro de tu vida; unas son tristes y otras alegres; unas limpias y claras, otras borrosas y oscuras. Pero aún queda una página en blanco, la que vas a escribir este día. Te falta por llenar la página de hoy, piensa y quiere que ésta sea la página más bella y la más sincera. Cada mañana al despertar, recuerda que aún has de llenar la mejor de tus páginas, la que dirá lo mejor que estás escribiendo con tu propia vida. Piensa que siempre te falta por escribir la página más bella.

“No pierdas un momento en lamentar las desgracias del ayer, las derrotas del ayer, los sufrimientos del ayer. Los deberes de hoy cúmplelos hoy. Sacrifícate hoy y conságrate hoy al trabajo. Hoy tienes la oportunidad de convertirte en el hombre que tú sabes puedes llegar a ser. A la indecisión destrúyela con la acción y sepulta tus dudas con la fe” (Og Mandino).
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
Primera lectura: Hch 12,1-11

Salmo: Sal 33, 2-9

SANTO EVANGELIO: Mt 16,13-19
En aquel tiempo, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Comentario:
Hoy, celebramos la solemnidad de San Pedro y San Pablo, los cuales fueron fundamentos de la Iglesia primitiva y, por tanto, de nuestra fe cristiana. Apóstoles del Señor, testigos de la primera hora, vivieron aquellos momentos iniciales de expansión de la Iglesia y sellaron con su sangre la fidelidad a Jesús. Ojalá que nosotros, cristianos del siglo XXI, sepamos ser testigos creíbles del amor de Dios en medio de los hombres tal como lo fueron los dos Apóstoles y como lo han sido tantos y tantos de nuestros conciudadanos.
En una de las primeras intervenciones del Papa Francisco, dirigiéndose a los cardenales, les dijo que hemos de «caminar, edificar y confesar». Es decir, hemos de avanzar en nuestro camino de la vida, edificando a la Iglesia y confesando al Señor. El Papa advirtió: «Podemos caminar tanto como queramos, podemos edificar muchas cosas, pero si no confesamos a Jesucristo, alguna cosa no funciona. Acabaremos siendo una ONG asistencial, pero no la Iglesia, esposa del Señor».
Hemos escuchado en el Evangelio de la misa un hecho central para la vida de Pedro y de la Iglesia. Jesús pide a aquel pescador de Galilea un acto de fe en su condición divina y Pedro no duda en afirmar: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo» (Mt 16,16). Inmediatamente, Jesús instituye el Primado, diciendo a Pedro que será la roca firme sobre la cual se edificará la Iglesia a lo largo de los tiempos (cf. Mt 16,18) y dándole el poder de las llaves, la potestad suprema.
Aunque Pedro y sus sucesores están asistidos por la fuerza del Espíritu Santo, necesitan igualmente de nuestra oración, porque la misión que tienen es de gran trascendencia para la vida de la Iglesia: han de ser fundamento seguro para todos los cristianos a lo largo de los tiempos; por tanto, cada día nosotros hemos de rezar también por el Santo Padre, por su persona y por sus intenciones.
Mons. Jaume PUJOL i Balcells Arzobispo de Tarragona y Primado de Cataluña (Tarragona, España)

Santoral Católico:
Solemnidad de San Pedro y San Pablo
Apóstoles
SAN PEDRO, Príncipe de los Apóstoles, es Simón, a quien Jesús cambió el nombre por el de «Cefas» o Pedro. Era de Betsaida, aldea marinera situada a la ribera del mar de Galilea, donde ejercía el oficio de pescador junto con su padre y su hermano Andrés, también apóstol. Fue éste quien lo llevó a Jesús, el cual les dijo: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Estaba casado y tenía un carácter noble, franco y vehemente, como puso de manifiesto en repetidas ocasiones. Estando por Cesarea de Filipo, a preguntas de Jesús, Pedro le respondió: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo», y el Maestro le prometió entonces el Primado: «Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Pedro, en la noche más negra de la historia, negó por tres veces a Jesús; pero enseguida lloró su pecado, volvió al grupo y corrió la mañana de la Resurrección al sepulcro de Cristo, quien, cuando se les apareció más tarde en Galilea, le otorgó el Primado: «Apacienta mis ovejas». Después de Pentecostés, ejerció su apostolado en Jerusalén, Antioquía de Siria y luego en Roma como primer obispo de la misma. Allí fue crucificado, cabeza abajo como los esclavos, durante la persecución de Nerón, el año 64.-

SAN PABLO, Apóstol de los gentiles, nació en Tarso (Turquía) y estudió en la escuela de Gamaliel en Jerusalén. Ferviente fariseo, presenció y aprobó el martirio de san Esteban y, llevado de su celo por la ley mosaica, persiguió a los cristianos. Convertido a Cristo en el camino de Damasco, hecho que celebramos el 25 de enero, se retiró al desierto y más tarde visitó a los Apóstoles y se incorporó a la comunidad cristiana. Con algunos compañeros recorrió, en tres largos viajes, amplias regiones de Asia Menor y Europa Oriental fundando numerosas comunidades cristianas. Su acción fue esencial para la extensión de la Iglesia a todas las gentes, más allá del pueblo judío. Sus cartas a las iglesias locales son alimento sustancial del que se nutre la Iglesia en todos los tiempos. Acusado de traicionar la Tradición de sus mayores, los judíos lo entregaron a la autoridad romana para acabar con él, pero Pablo, ciudadano romano, apeló al César, y fue trasladado a Roma. Allí permaneció dos años evangelizando con libertad, hasta que el año 67, durante la persecución de Nerón, fue decapitado en la Vía Ostiense.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Palabras del Papa Francisco
"La Iglesia es como un hospital de campaña después de la batalla. ¡Qué inútil preguntar a un herido si tiene colesterol! Hay que curarle las heridas. Ya hablaremos luego del resto. Prefiero una Iglesia magullada, herida y sucia porque ha estado en la calle que una Iglesia enferma por haber estado confiada y enredada en su propia seguridad"

Temas Médicos:
Las emociones del duelo
Las emociones negativas del duelo disminuyen habitualmente unos seis meses después de la muerte de un ser querido y la mayoría de las personas pasan a la aceptación de la pérdida, según un estudio de la revista Journal of the American Medical Association (JAMA). El artículo contiene un examen empírico de la teoría de las etapas en el duelo, y fue financiado por el Instituto Nacional de Salud Mental, el Instituto Nacional del Cáncer, e instituciones médicas y académicas.

Después de la muerte por causas naturales de una persona querida, las respuestas normales para la mayoría son la añoranza y la aceptación.

"La noción de que una respuesta psicológica natural a la pérdida involucra una progresión ordenada a través de etapas diferentes del duelo ha sido aceptada ampliamente por los médicos y el público en general", indica el artículo.

Esta teoría de las etapas señala que, tras la muerte de un ser querido, el dolor de quienes le sobreviven transcurre desde la incredulidad a la añoranza, y de ahí a la ira por el "abandono", la depresión y, finalmente la aceptación.

Según el equipo de investigadores encabezado por Paul Maciejewski, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, en New Haven (Connecticut), "la identificación de las trayectorias típicas del duelo es de interés clínico porque mejora la comprensión de la forma en que los individuos procesan la muerte de alguien cercano".

Los investigadores analizaron la información recogida entre enero del 2000 y enero del 2003 sobre 233 personas que participaron en un estudio en Yale sobre el duelo. Los participantes fueron familiares de personas que habían muerto por causas naturales. El 83,8% fueron cónyuges de los fallecidos.

"Al contrario de lo que sostiene la teoría de las etapas, la incredulidad no fue el indicador inicial y dominante del duelo", señala el artículo. "La aceptación fue el indicador más común y la añoranza fue el indicador de duelo que estuvo presente desde un mes hasta 24 meses después de la pérdida del ser querido", añadió.

En los modelos que tomaron en cuenta las altas y bajas de las respuestas sicológicas, la incredulidad disminuyó de su nivel más alto aproximadamente un mes después de la muerte, y la añoranza llegó a su mayor nivel unos cuatro meses después. El enojo alcanzó su cima a los cinco meses y la depresión unos seis meses después del fallecimiento.

"La identificación de las etapas normales del duelo realza el entendimiento de la forma en que la persona común procesa la pérdida de un familiar o un ser muy querido", agrega el artículo.

De cualquier forma que se analicen los datos, añadieron los investigadores, "todos los indicadores negativos del duelo disminuyen unos seis meses después del fallecimiento". La persistencia de estas emociones negativas más allá de seis meses probablemente refleja un ajuste más difícil que lo habitual y sugiere la necesidad de una evaluación más cuidadosa del superviviente y, quizá, la recomendación para un tratamiento.

Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 29: El Santísimo Sacramento
Una dulce palabra sale del sagrario: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré". ¿Quién habla así? El Corazón de Dios. ¿A quién habla? A la pobre criatura débil y enferma. ¿Para qué te llama? Para ser tu fuerza, tu consuelo. Jesús se ha hecho víctima en la Misa. Desea que tú lo recibas en la comunión. Quiere también ser visitado por ti, quiere hablar sólo con tu corazón.
¿Cómo practicas este deseo del Sagrado Corazón? ¿Vas cuando puedes a la iglesia a adorarlo, a ofrecerte a Él, a tomar fuerza, a hacer la comunión espiritual? ¿Le pides perdón por tus culpas pasadas, por los pecados de tu familia, de tus parientes? ¿Lo reparas por tantas almas ingratas, por tantos pecadores moribundos?
Web Católico de Javier

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Cinco minutos del Espíritu Santo 
Junio 29
Hoy la Iglesia celebra a San Pedro y a San Pablo, elegidos por el Espíritu Santo para extender la Iglesia en los primeros tiempos. Toda la obra de ellos fue hecha por el impulso del Espíritu Santo, que guía a su Iglesia.
Pedro y Pablo juntos nos recuerdan el llamado a comunicar a los hermanos la fe que hemos recibido, sabiendo que el mundo necesita de ese anuncio. Creemos que la fe puede hacer nacer un mundo nuevo. De hecho, Pedro y Pablo, con su misión, ayudaron a cambiar la sociedad pagana de aquella época.
Ellos nos enseñan a alimentar una esperanza comunitaria, porque no esperamos sólo para nosotros, sino para el mundo y la historia donde estamos insertos. En realidad ésta es la dinámica propia del amor, por el cual se hace particularmente presente en la historia el dinamismo del Espíritu Santo, que nos arroja a lo insospechado.
Estamos llamados a vivir el gozo de cooperar con la novedad del Espíritu. Pero hay que dejar la cómoda orilla y arrojarse "mar adentro" (Lucas 5,1 -11), venciendo los miedos (Marcos 4,35-41) con la mirada puesta en Cristo (Mateo 14,22-33). Es el gozo de decir a los demás que "hemos encontrado al Mesías" (Juan 1,41.45).
Cuando dejamos que el Espíritu Santo -que brota del corazón del Resucitado- nos impulse en esta tarea, seguramente experimentamos las maravillas que él puede hacer en los corazones, y nos admiramos viendo lo que puede lograr su gracia.
Eso es lo que vivió intensamente San Pablo, que predicaba el Evangelio "no sólo con palabras, sino también con poder y con el Espíritu Santo, con plena persuasión" (1 Tesalonicenses 1,5). También San Pedro hablaba de este precioso Evangelio predicado "en el Espíritu Santo" (1 Pedro 1,12).
Pidamos al Espíritu Santo que nos llene de esa misma fuerza para cambiar el mundo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.