miércoles, 11 de octubre de 2017

Pequeñas Semillitas 3474

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 12 - Número 3474 ~ Miércoles 11 de Octubre de 2017
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor de mi vida, te pido en este día que envíes tu Espíritu Santo y purifiques todo de mi ser, saca de mí lo que no te agrada, quémame con la fuerza de tu amor, porque yo tengo la plena seguridad de que Tú tienes el poder para sanar las actitudes que no construyen a mi familia. Señor, quiero que en este instante me des la Sabiduría para descubrir lo que no está bien en mí y puede dañar a las personas que amo, entra hasta el fondo de mi corazón y muéstrame todo lo que debo transformar, porque quiero ser una persona que muestra su afecto por los demás con acciones concretas. Señor, tengo el deseo de cambiar aunque sea complicado, porque tengo la plena seguridad de que Tú me fortaleces para hacer todas las cosas. Amén.

¡Buenos días!

El barrendero estimado
“No hay mayor sabiduría que reconocer que esta tarea que me toca hacer, mientras no aparezca otra cosa en mi camino, es la mejor que podría realizar. Y ya que es lo que me toca hacer ahora, entonces lo vivo con todas mis energías y mis ganas, sin pensar en otras cosas que podría realizar en este momento” (P. Fernández).

No hay trabajo que no tenga importancia. Toda tarea que eleve a la humanidad, es digna e importante, y debería ser asumida con aplicada excelencia. Si alguien está llamado a ser barrendero, debería barrer como Miguel Ángel pintaba, como Beethoven componía música o como Shakespeare escribía versos. Debería barrer las calles tan bien, que todos los habitantes del cielo y de la tierra, se detuvieran a decir: “Aquí vivió un gran barrendero, que cumplió bien con su trabajo” (Martín Luther King).

Las tareas sencillas y cotidianas son realmente responsabilidades simples; pero, ser fieles al quehacer de cada día es algo importante. La felicidad humana generalmente no se logra con acciones de especial relevancia, que pueden acontecer muy raras veces, sino en ese sencillo deber que realizas todos los días con mucho amor. Valorízalo en ti y en los demás.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
Sucedió que, estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». Él les dijo: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación». (Lc 11,1-4)

Comentario:
Hoy vemos cómo uno de los discípulos le dice a Jesús: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos» (Lc 11,1). La respuesta de Jesús: «Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación» (Lc 11,2-4), puede ser resumida con una frase: la correcta disposición para la oración cristiana es la disposición de un niño delante de su padre.
Vemos enseguida que la oración, según Jesús, es un trato del tipo “padre-hijo”. Es decir, es un asunto familiar basado en una relación de familiaridad y amor. La imagen de Dios como padre nos habla de una relación basada en el afecto y en la intimidad, y no de poder y autoridad.
Rezar como cristianos supone ponernos en una situación donde vemos a Dios como padre y le hablamos como sus hijos: «Me has escrito: ‘Orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?’. —¿De qué? De Él, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias..., ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: ¡tratarse!’» (San Josemaría).
Cuando los hijos hablan con sus padres se fijan en una cosa: transmitir en palabras y lenguaje corporal lo que sienten en el corazón. Llegamos a ser mejores mujeres y hombres de oración cuando nuestro trato con Dios se hace más íntimo, como el de un padre con su hijo. De eso nos dejó ejemplo Jesús mismo. Él es el camino.
Y, si acudes a la Virgen, maestra de oración, ¡qué fácil te será! De hecho, «la contemplación de Cristo tiene en María su modelo insuperable. El rostro del Hijo le pertenece de un modo especial (...). Nadie se ha dedicado con la asiduidad de María a la contemplación del rostro de Cristo» (Juan Pablo II).
Fr. Austin Chukwuemeka IHEKWEME (Ikenanzizi, Nigeria)

Santoral Católico:
San Juan XXIII
Papa de 1958 a 1963 
Angelo Giuseppe Roncalli nació en Soto il Monte (Bérgamo) el año 1881 en el seno de una modesta familia campesina. A los 11 años entró en el seminario diocesano y después fue alumno del Pontificio Seminario Romano. Recibió la ordenación sacerdotal en 1904. Fue secretario de su obispo G. M. Tedeschi hasta que, en 1921, inició su servicio a la Santa Sede en las Obras Pontificias de la Propagación de la Fe. Después el Papa lo nombró representante de la Santa Sede en Bulgaria, en Turquía y Grecia, en 1944 Nuncio Apostólico en Francia y en 1953 Patriarca de Venecia. El año 1958, a la muerte de Pío XII, fue elegido Papa. Durante su pontificado convocó el Sínodo Romano, instituyó la Comisión para la revisión del Código de Derecho Canónico y, sobre todo, convocó el Concilio Vaticano II. Hombre sencillo y amigo de todos, que cautivó por la bondad de su corazón, el «Papa bueno», trató de infundir en todos la caridad cristiana y de promover la paz entre los pueblos. Profesó una gran devoción a san Francisco de Asís y fue terciario franciscano. Murió el 3 de junio de 1963 y fue canonizado el 27-IV-2014. Su memoria se celebra el 11 de octubre, aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II.
Oración: Dios Todopoderoso y eterno, que en el beato Juan XXIII, papa, has hecho resplandecer para todo el mundo el ejemplo de un buen pastor, concédenos, por su intercesión, difundir con alegría la plenitud de la caridad cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Santa Ma. Soledad Torres Acosta
Religiosa y Fundadora
Nació en Madrid el año 1826 en el seno de una familia humilde y piadosa, y desde su juventud demostró gran solicitud hacia los enfermos pobres, a los que atendía con total abnegación. Cuando en 1851 el párroco de Chamberí, Miguel Martínez, se propuso fundar un instituto de religiosas dedicadas a la asistencia de los enfermos en su domicilio, Soledad fue la pieza clave de dicho instituto, que se llamó: Congregación de Siervas de María, Ministras de los Enfermos. Antes de marchar a la misión de Fernando Poo, el fundador la nombró superiora general, cargo en el que se consagró a la consolidación del instituto y a la formación de sus hermanas. Animadas por ella, sus religiosas dieron ejemplos heroicos de caridad en varias epidemias. En medio de muchas contrariedades e incomprensiones, vio cómo el nuevo carisma crecía en la Iglesia y se multiplican las vocaciones. En Roma la recibió el papa León XIII. Murió en Madrid el 11 de octubre de 1887.
Oración: Señor, tú que concediste a santa Soledad Torres Acosta la gracia de servirte con amor generoso en los enfermos que visitaba, concédenos tu luz y tu gracia para descubrir tu presencia en los que sufren y merecer tu compañía en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano - Aciprensa    

Pensamientos de San Juan XXIII
 
“La paz en la tierra,
suprema aspiración de toda la humanidad
a través de la historia,
es indudable que no puede establecerse
ni consolidarse si no se respeta fielmente
el orden establecido por Dios”.

“La justicia se defiende con la razón
y no con las armas.
No se pierde nada con la paz
y puede perderse todo con la guerra”.

"Con tal de hacer que triunfe la caridad a toda costa,
prefiero ser tenido por un pobre hombre.
Me dejaré aplastar,
pero quiero ser paciente y bueno hasta el heroísmo."

Historias:
Identificador de llamadas
Hace unas cuantas semanas atrás, un sábado en la noche, se encontraba un Ministro (Reverendo) de una iglesia trabajando hasta tarde cuando decidió llamar a su casa para avisar a su esposa que estaría en la oficina y luego partiría rumbo a su hogar.  Eran como las 10:00 de la noche, y a pesar de su insistencia, la esposa no contestó el teléfono.  Aun así el Reverendo dejó que sonara varias veces.

Le pareció extraño que ella no contestara, pero decidió recoger algunas cosas más de su escritorio y esperar algunos minutos.  Cuando lo intentó de nuevo, ella contestó enseguida. Él le preguntó por qué no había contestado anteriormente y ella le dijo que era porque el teléfono no había sonado.  Así que quedaron en encontrarse y se despidieron.

El lunes siguiente, el Reverendo recibió una llamada a su oficina en la iglesia donde él había estado el sábado en la noche y se trataba de un hombre que quería saber por qué lo habían llamado a su casa un sábado en la noche, pero el reverendo no podía entender de qué le estaban hablando.

El hombre luego le dijo: "es que mi teléfono sonó y sonó, pero no lo contesté".  Fue entonces cuando el reverendo recordó y le pidió disculpas a aquella persona por haber marcado el número equivocado y haberlo molestado pues la intención era llamar a su esposa.

El hombre le dijo: "No se preocupe.  Permítame contarle mi historia…"

"El sábado en la noche yo estaba planificando suicidarme, pero antes de hacerlo hice una oración diciendo: '¡Señor, si estás aquí y no quieres que haga esto, dame una señal ahora!'...  Y fue en ese momento en que mi teléfono comenzó a sonar.  Me fijé en el identificador de llamadas que leía: 'Dios Todopoderoso' y me dio miedo contestar...".

La razón por la cual el identificador de llamadas decía 'Dios Todopoderoso', es porque la Iglesia que preside el Reverendo se llama: "El Tabernáculo de Dios Todopoderoso" (Almighty God Tabernacle).

Esta es una historia verdadera.

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Meditaciones
 
Me gusta que mis amigos...
Sepan guardar los secretos que les confío.
Se interesen por mis problemas.
Me escuchen con atención, sin criticarme ni retarme.
Me sacudan cuando me hace falta, aunque yo me enoje.
Me consuelen y alienten después, si quedé muy triste.
Se acuerden de mi cumpleaños, aunque no me regalen nada.
Se sientan cómodos en mi casa y con mi familia.
Me entiendan cuando yo no quiero hablar.
Sean sinceros y confidentes conmigo.
Se jueguen por mí, si llega la ocasión.
Me respeten en las cosas en que pensamos distinto.
Me quieran desde el corazón y para siempre...

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Los cinco minutos de María
Octubre 11
Para nuestra madre de la tierra deseamos siempre las cosas mejores y más hermosas; para ella pedimos a Dios lo mejor de la tierra y lo más selecto del cielo. Y si esto deseamos para nuestra madre terrena… ¡Qué no vamos a desear para nuestra Madre del cielo!
Si nada hay en la tierra que podamos comparar con la madre, ¿qué podremos hallar en el cielo comparable con la Madre celestial? Después de Dios, nada ni nadie hay tan grande y sublime como la Santísima Virgen María.
Nuestra Señora de la entrega, que dijiste: “Hágase en mí según tu Palabra”, que sea esa también mi actitud durante toda la vida.
* P. Alfonso Milagro 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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