martes, 11 de diciembre de 2007

Pequeñas Semillitas 0273

PEQUEÑAS SEMILLITAS


Número 0273 ~ Martes 11 de Diciembre de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)






Hola !!!
El Adviento genera en nosotros un sentimiento particular de hogar, nos da consuelo.
Pero es mucho más que "estar en casa" y celebrar la Navidad con felicidad. Es celebrar a pesar de la oscuridad, a pesar de toda la soledad, a pesar de toda la incomprensión, a pesar de todas las heridas y ofensas.
En el lugar querido, estoy familiarizado con lo más hondo de mi existencia; allí me animo a observar mi verdad al desnudo, porque en mi dolor siento consuelo; porque, a través de mi dolor, encuentro el consuelo sobre el cual puedo pararme firmemente: "el consuelo a todas las cosas".
Wunibald Müller




Evangelio de hoy



En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».
(Mateo 18, 12-14)

Comentario
Hoy, Jesús nos hace saber que Dios quiere que todos los hombres se salven y que no es su voluntad «que se pierda [ni] uno solo» (Mt 18,4). Con la parábola del pastor que busca la oveja que se ha perdido, nos presenta una figura que conmovió a los primeros cristianos. En la portada del Catecismo de la Iglesia Católica está grabada esta figura de Jesús Buen Pastor, que en las catacumbas de Roma está ya presente entre las primeras imágenes del Señor.
Es tan fuerte el querer de Dios de salvarnos que, desde estas palabras hasta la donación incondicional en la Cruz, es Cristo quien nos busca a cada uno para que —libremente— volvamos a la amistad con Él.
De la misma manera que Jesús, los cristianos hemos de tener este mismo sentimiento: ¡que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad! Tal como le gustaba decir a san Josemaría Escrivá, «todos somos oveja y pastor». Hay personas —el propio esposo o la esposa, los hijos, los parientes, los amigos, etc.— para los cuales nosotros, quizá, seamos la única oportunidad que les pueda facilitar la recuperación de la alegría de la fe y de la vida de la gracia.
Siempre podemos dejar el noventa y nueve por ciento de las cosas que nos llevamos entre manos, para rezar y ayudar a aquella persona que tenemos cerca, que amamos y que sabemos que padece alguna necesidad en su alma.
Con nuestra oración y mortificación, y con nuestra fe amorosa, les podemos alcanzar la gracia de la conversión, como santa Mónica consiguió que su hijo Agustín se convirtiera en el “primer hombre moderno” que sabe explicar en Las confesiones cómo la gracia actuó en él hasta llegar a la santidad.
Pidamos a la Madre del Buen Pastor muchas alegrías de conversiones.
Rev. D. Joaquim Monrós i Guitart (Barcelona, España)




Santoral y Efemérides


En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Dámaso I, Papa.

Otros santos del día:Santa Maravillas de Jesús, Virgen.

Un cordial saludo para los amigos y amigas que llevan sus nombres.

Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:

Hoy en Argentina es el Día Nacional del Tango.

1475 - Nace León X, uno de los Papas más extravagantes del renacimiento.
1533 - Iván IV el Terrible de Rusia y a la edad de 3 años es hecho Gran Príncipe de Moscú
1843 - Nace Robert Koch, científico alemán galardonado con el premio Nobel de fisiología y medicina.
1882 - Nace el físico Max Born.
1890 - Nace Carlos Gardel, uno de los máximos referentes del tango a nivel mundial.
1931 - Nace en Puerto Rico la actriz y bailarina Rita Moreno.
1936 - El rey de Inglaterra, Eduardo VIII abdica al trono para casarse con Wallis Simpson, una estadounidense divorciada.
1946 - Se crea el UNICEF.
1981 - Javier Perez de Cuellar es elegido Secretario General de las Naciones Unidas.
1993 - Eduardo Frei gana las elecciones en Chile.




Para pensar...



"Así como las olas brotan del mar y regresan al mar, así nosotros venimos de Dios y regresamos a Dios"
Anónimo





Carta a Santa Claus de un niño del tercer mundo



Querido Santa Claus:

Le escribo esta carta porque ya empieza diciembre y se oye hablar mucho de usted y de la Navidad por todos lados. La televisión muestra los centros comerciales y las calles céntricas de la capital llenándose de guirnaldas y luces. Los altoparlantes difunden música en las esquinas. No quisiera ofenderlo, pero tengo que compartir con usted que para mí y para centenares de millones de niños en América Latina, África y muchos otros países de Oriente, éste es el peor momento del año. Y eso que el resto del año ya es un calvario.

Pero no se asuste, no le escribo para pedirle muchas cosas. Sobre todo, no le pido objetos. Yo sólo quiero que me regale el tiempo necesario de leer esta cartita. De todos modos, sé que tiene un trineo bastante pequeño y seguramente es por eso que nunca pasa por estas zonas rurales. De hecho, ¿cómo podría pasar, si aquí jamás hubo nieve? En el continente donde nací, para mi desgracia o no, más de la mitad de las personas estamos padeciendo hambre. No quisiera molestarlo con estas cosas en pleno diciembre, pero tengo que decirle que morimos diariamente (en estas condiciones no tendría mucho sentido decir que vivimos) con el equivalente de un dólar. Ojo, no lo digo yo, lo dice gente muy seria que pasará unas excelentes Navidades. Lo primero que yo quisiera que me regalara es una explicación de lo siguiente.

Por un lado, me dicen que nuestros países, como los africanos, son productores de insumos básicos, materias primas y alimentos. Por otro lado, los organismos internacionales dicen que sobran los alimentos para que todo el mundo coma lo suficiente. Entonces: ¿Por qué nosotros nos estamos muriendo de inanición? Es por eso que yo no le escribo para pedirle juguetes, porque tenemos otras urgencias. Mucha gente dice que hay que regalarles juguetes a los niños en Navidad, por eso de la fantasía, de la emoción. Cada año -y una sola vez por año- se organizan grandes entregas públicas de regalitos de plástico, peluches, muñequitas rubias y de ojos celestes, pero nosotros tenemos el color de la tierra y el estómago vacío.

Lamentablemente, no podemos comernos los juguetes. Lo que hacemos es tratar de venderlos y comprar comida. Por las cadenas de televisión de mi país están pasando todo el tiempo anuncios para que los padres compren regalos de Navidad a sus hijos. Cada año es igual. Son juguetes fabulosos, de colores brillantes, funcionan con pilas, tienen luces y emiten sonidos....¿Quién los puede comprar? Yo sospecho que hay quien los compra, porque sino no habría publicidad. Por eso, me parece que todo esto tiene poco de fantasía y mucho de comercio.

Usted, que según cuentan comenzó siendo un obispo de Asia Menor que tenía por misión principal defender a los niños, ¿No se siente ultrajado ahora? Tengo algunos indicios sobre quién puede comprar juguetes tan caros.

Parece que cuanta más gente pobre hay, más dinero se reparten los ricos.

Es decir, cada vez hay menos manos para más dinero. Pero Santa Claus, fíjese qué peligroso, porque al mismo tiempo cada vez hay más manos pobres que sólo pueden agarrar garrotes. ¿Usted que sabe leer, lee los periódicos? Se está hablando mucho de corrupción últimamente en mi país. ¡Es impresionante ver lo que ganan políticos y dirigentes gubernamentales! Yo ni si quiera he ido lo suficiente a la escuela como para poder contar tanta plata. Sólo sé que son muchos números. Es extraordinario que ellos mismos decidan los aumentos de sus propios salarios. Lo más bochornoso de todo, es ver cómo encuentran maneras de justificar estos aumentos. Y en mi país tienen la extrema delicadeza de anunciarlo cuando está por llegar Navidad. A la vista de todo el mundo. Trato de entender: ¿Será que no les alcanza para comprar los regalos que aparecen en los anuncios de la televisión? Seguramente sus hijos les estarán reclamando y ellos, pobres, sin poder satisfacerlos. Qué triste, ¿verdad? Sincerémonos un momento, pongámonos en su lugar, con tantas obligaciones y encima tener que andar justificando sus descomunales salarios. ¡Los periodistas los molestan con tantas averiguaciones y preguntas! Después hasta culpa del pueblo va a ser cuando no hagan lo que anunciaron que iban a hacer, reducir la pobreza. Van a decir "no nos dejaron gobernar", o "me entregaron el país en bancarrota". ¿No resulta extraño que a pesar de estar en quiebra el país, como dicen, todos se peleen tanto por gobernarlo?

Como a ellos, a mi mamá tampoco le alcanza el dinero, pero no para los regalos, sino para la comida. Nosotros le pedimos, pero nos dice "no tengo". Ella, sin embargo, no puede aumentarse el salario. Por eso en mi país tenemos que trabajar desde los cinco años. Hacemos todos las tareas que se puedan imaginar, y también aquellas que cuesta imaginar. No vea usted Santa Claus lo que uno pasa. Si por lo menos alguien pudiera regalarme una buena máscara, porque a veces hasta me toca manipular insumos tóxicos, o estoy en las plantaciones cuando pasa la avioneta desparramando insecticidas. No quiero detallarle otras cosas que tenemos que hacer para poder medio comer, me dirían terrorista por estar arruinándole la Navidad.

Santa Claus, tengo una idea: ¿usted no podría regalarme un mundo donde no haya políticos corruptos y empresarios insensibles? Y no me refiero sólo a los que están en nuestros países, sino a los de los países ricos también. Porque todos están de la mano. Y la mano del más rico abre y cierra las puertas por donde pasan los políticos y empresarios de mi continente. O quizá, si repartiéramos entre todos un poco de lo que ellos ganan, tendríamos el estómago menos vacío y podríamos pensar en jugar, hacer deportes, y seguramente no estaríamos tan enfermos. Así, la calle dejaría de ser una escuela de secuelas. Me doy cuenta que, en otras palabras, le estoy pidiendo que me regale eso que llaman otro orden económico, político y social internacional. Como quien diría, otro mundo. ¿Otro mundo es posible?

Eso sería como decir, empecemos de vuelta, pero empecemos bien. Es demasiado pedir, ¿verdad? Además, si usted quisiera hacerle un regalo como ése a los pueblos empobrecidos, ¿quién financiaría? No sería fácil convencer a los gobernantes de países ricos. Dije que no le iba a aguar la fiesta, pero no puedo, estoy desesperado. Escuche esto: en la década pasada, la mitad de los civiles muertos por guerras eran niños. O esto: cada día mueren 30 mil niños de hambre y de enfermedades curables. Y esto otro: cerca de mil millones de niños trabajan para subsistir. Se me está escapando la mano. Podría darle los índices de mortalidad infantil, de ausentismo escolar, de esperanza de vida, de inequidad de ingresos, de falta de oportunidades...

Mire Santa Claus, el panorama es por demás triste. Usted que viene en su trineo repartiendo regalos, me parece que, definitivamente, no lee los periódicos.

O quizá llega de otro planeta. Eso es posible. O si no, como tantos políticos y empresarios, aunque usted vive en el mismo mundo que yo, piensa como si viviera en otro. No sé, me digo todas estas cosas porque no alcanzo a entender. ¡Me queda tanto por decirle! Pero estaría abusando de su tiempo.

Espero que no se sienta ofendido y se dé su vueltecita en trineo. Aunque, sé que tiene un argumento imparable: ¡Usted es fuente de empleo! Dicen que a los que crean empleo no hay que molestarlos. ¿Cree que si yo hubiera podido ir a la escuela, entendería todas estas cosas y no estaría molestándolo a usted ahora? Quién sabe, porque he oído por ahí que a veces entiende mejor el corazón que la mente...

Atentamente, uno niño entre centenares de millones

Carlos Powell
Periodista e investigador comprometido.
Nació en Tucumán , Argentina




Consignas



Alguna vez te oí decir que tú no servías para nada o al menos que servías para muy poca cosa. No importa; no te voy a desdecir, pero sí deseo que pienses que Dios necesitó del asno para entrar triunfante en Jerusalén. También necesita tu pequeñez, para entrar en las almas de tu prójimo.





Historias : Un cuento de Adviento



Hace tiempo que un viajero en una de sus vueltas por el mundo, llegó a una tierra, le llamó la atención la belleza de sus arroyos que cruzaban los campos, los sembrados. Habiendo caminado ya un rato, se encontró con la casas del pueblo, sencillas coloridas y con puertas abiertas de para en par. No podía creerlo... él venía de un lugar muy distinto...

Se fue acercando pero su sorpresa fue mayor cuando tres niños, hermanitos, salieron a recibirlo y lo invitaron a pasar. Los padres de los niños invitaron al viajero a quedarse con ellos unos días.

El viajero aprendió muchas cosas, por ejemplo a hornear el pan, trabajar la tierra, ordeñar las vacas. Pero había una de la cual no podía descubrir el significado. Cada día, y algunos días en varias ocasiones, el papá la mamá y los hermanos se acercaban a una mesita donde habían colocado las figuras de María y José, un burrito marrón y una vaca.

Despacito dejaban una pajita entre María y José.

Con el correr de los días el colchoncito de pajitas iba aumentando y se hacía más mullido.

Cuando le llegó al viajero el momento de partir, la familia le entregó un pan calentito y frutas para el camino, lo abrazaron y lo despidieron. Ya se iba cuando dándose vuelta les dijo:

-Una cosa quisiera llevarme de este hermoso momento.

Por supuesto le contestaron:

-¿Qué más podemos darte para el camino?

Y el viajero entonces preguntó:

- ¿Por qué iban dejando esas pajitas a los pies de María y José?

Ellos sonrieron y el niño más pequeño respondió:

Cada vez que hacemos algo con amor, buscamos una pajita y la llevamos al pesebre. Y así vamos preparando para que cuando llegue el niño Jesús, María tenga un lugar para recostarlo. Si amamos poco, el colchón va a ser un colchón delgado y por lo mismo frío. Pero si amamos mucho, Jesús va a estar más cómodo y calentito.

El viajero parecía comprenderlo todo. Sintió ganas de quedarse con esa familia hasta la Nochebuena, pero una voz adentro suyo lo invitó a llevar por otros pueblos lo que había conocido, tanto de nuevas labores como de los corazones sencillos, tan llenos de amor, como los de esa familia…

Desconozco su autor
Enviado por Nancy Fontinovo





Meditación breve



¿Por qué a veces resulta difícil perdonar a alguien? ¿Tan imperdonable era lo que nos ha hecho? ¿O es porque me he aferrado a recuerdos negativos por pensar constantemente en ellos?
Liberarse del pasado es el primer paso para un perdón completo. Puedo dejar pasar si me doy cuenta que las palabras y los actos de los demás son respuestas desde sus propias creencias y responsabilidades; no de las mías.
Crezco y me desarrollo a mi propio ritmo, en un mundo donde no hay dos personas que piensen o sientan exactamente lo mismo. Sabiéndolo, renuncio a pretender que todo (o algo en particular) funcione como yo creo que debería. Como estoy creciendo y desarrollándome, confío en el trabajo del orden divino.
El amor de Dios me asegura que, a pesar de lo pasado, nada de cuanto yo haya hecho puede impedirme comenzar de nuevo.
Cada día es un día nuevo, porque estoy creciendo y desarrollando mi ser.




Pedido de oración



Nuestro lector Pedro Rodríguez nos pide oraciones por la salud de su hermano que se encuentra internado en un hospital de México.


Desde San Francisco, provincia de Córdoba, Argentina, nos piden oraciones por Carlos Alberto Arredondo y por Guillermo Carlos Madoery, padre y esposo de nuestra lectora María Cristina Arredondo.


La lectora cordobesa María Inés Meglioli hace un pedido de oración por la hija de su amiga María Inés Cárdenas, que vive en Chile y que cursa un embarazo complicado que podría terminar en un parto prematuro, con el bebé aún no completamente maduro.



Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia; escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos, y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu Hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.





Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro



Uno de los escapismos más comunes es el pensar que en otras circunstancias nosotros seríamos perfectos hombres, cabales cristianos.
En otras circunstancias, pero no en la que debemos afrontar. Porque con estas personas que me rodean, con este jefe que me controla, con esta esposa que me cela, con este amigo que no me deja en paz, con este trabajo que me absorve, con este temperamento tan rápido y sensible, con este... con esta....
Y no es verdad; porque, en las distintas sendas o veredas, variará el color de la piedra en que tropiezo, pero no su dureza o su tamaño.
Qué triste sería decir. "¡Cómo deseo padecer el martirio del amor!" y luego ser incapaces de soportar en silencio las inclemencias del tiempo o un simple roce de molestia o cualquier contrariedad.
Si ahora, en este lugar, en estas circunstancias, con estas personas, no soy capaz de perfeccionarme, tampoco lo seré luego.


Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-

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