PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5749 ~ Domingo 8 de Setiembre de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
El pasaje del Evangelio nos refiere una bella curación obrada por Jesús:
«Le presentan un sordomudo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan
imponga la mano sobre él. Él, apartándose de la gente, a solas, le puso sus
dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al
cielo, dio un gemido, y le dijo: “Effatá!”, que quiere decir: “¡Ábrete!”. Se
abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente».
Todos, en cierta medida, somos también aquel hombre sordo y mudo que curó
Cristo. Si queremos oírle en nuestro corazón y que nuestra lengua manifieste la
gloria que vino a este mundo, debemos reconocer nuestros males con humildad:
Señor, que no te escucho; que no entiendo la grandeza de tu vida y que viniste
a compartirla con nosotros; que tampoco oigo el clamor mudo de tantos que no
quieren saber de Ti; Señor, que me cuesta hablar; que parece que no valoro lo
que tengo con tu Gracia, porque paso inadvertido como cristiano en mi ambiente.
¡Ayúdame Señor!
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Is 35, 4-7a
♡ Salmo: Sal 145, 7. 8-9a. 9bc-10
♡ Segunda Lectura: Sant 2, 1-5
♡ Santo Evangelio: Mc 7,31-37
En aquel tiempo, Jesús se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por
Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que,
además, hablaba con dificultad, y le ruegan que imponga la mano sobre él. Él,
apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su
saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le
dijo: «Effatá», que quiere decir: “¡Ábrete!”. Se abrieron sus oídos y, al
instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les
mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más
ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho
bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
♡ Comentario:
Hoy, la liturgia nos lleva a
la contemplación de la curación de un hombre «sordo que, además, hablaba con
dificultad» (Mc 7,32). Como en muchas otras ocasiones (el ciego de Betsaida, el
ciego de Jerusalén, etc.), el Señor acompaña el milagro con una serie de gestos
externos. Los Padres de la Iglesia ven resaltada en este hecho la participación
mediadora de la Humanidad de Cristo en sus milagros. Una mediación que se
realiza en una doble dirección: por un lado, el “abajamiento” y la cercanía del
Verbo encarnado hacia nosotros (el toque de sus dedos, la profundidad de su
mirada, su voz dulce y próxima); por otro lado, el intento de despertar en el
hombre la confianza, la fe y la conversión del corazón.
En efecto, las curaciones de los enfermos que Jesús realiza van mucho más
allá que el mero paliar el dolor o devolver la salud. Se dirigen a conseguir en
los que Él ama la ruptura con la ceguera, la sordera o la inmovilidad
anquilosada del espíritu. Y, en último término, una verdadera comunión de fe y
de amor.
Al mismo tiempo vemos cómo la reacción agradecida de los receptores del
don divino es la de proclamar la misericordia de Dios: «Cuanto más se lo
prohibía, tanto más ellos lo publicaban» (Mc 7,36). Dan testimonio del don
divino, experimentan con hondura su misericordia y se llenan de una profunda y
genuina gratitud.
También para todos nosotros es de una importancia decisiva el sabernos y
sentirnos amados por Dios, la certeza de ser objeto de su misericordia
infinita. Éste es el gran motor de la generosidad y el amor que Él nos pide.
Muchos son los caminos por los que este descubrimiento ha de realizarse en
nosotros. A veces será la experiencia intensa y repentina del milagro y, más
frecuentemente, el paulatino descubrimiento de que toda nuestra vida es un
milagro de amor. En todo caso, es preciso que se den las condiciones de la
conciencia de nuestra indigencia, una verdadera humildad y la capacidad de
escuchar reflexivamente la voz de Dios.
* Pbro. Fernando MIGUENS Dedyn (Buenos Aires, Argentina) © Textos de
Evangeli.net
La Natividad de la Santísima Virgen
María Natividad de la Virgen María, descendiente de
Abrahán, nacida de la tribu de Judá y de la progenie del rey David, de la cual
nació el Hijo de Dios, hecho hombre por obra del Espíritu Santo, para liberar a
la humanidad de la antigua servidumbre del pecado. La celebración del
cumpleaños de la Virgen, en que los fieles le ofrecen su homenaje e imploran su
protección, está ligada a la basílica de Santa Ana, construida en el siglo V en
el ámbito de la piscina Probática (Jn 5,1-9), junto al templo de Jerusalén. La
tradición localizaba allí la casa de Joaquín y de Ana, padres de la Virgen. El
proto-evangelio apócrifo de Santiago fija el lugar del nacimiento de María en
las cercanías del Templo, y ya en el siglo V los peregrinos visitaban junto a
la piscina Probática «la iglesia de Santa María, en la que ella nació». La
basílica actual fue edificada por los cruzados; en la cripta se venera la casa
de Joaquín y de Ana, y el lugar del nacimiento de su hija María. La liturgia
une el aniversario del nacimiento de la Virgen con la perspectiva del comienzo
de los misterios de la salvación. La celebración mariana es la primicia de los
bienes que su Hijo nos traerá. En esta misma fecha, o en los días inmediatos,
se celebra también a la Virgen bajo múltiples nombres y advocaciones.
Oración: Concede, Señor, a tus
hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la
salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la
fiesta de su Nacimiento. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Más información hacer clic acá
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
Virgen de la Caridad del Cobre Hoy, 8 de Setiembre, se celebra en Cuba a su patrona, la Virgen de la
Caridad del Cobre.
Alrededor de 1612 ó 1613, unos campesinos que habían ido por sal se
encontraron con una imagen de la Virgen flotando sobre las aguas de la bahía de
Nipe. Dichos campesinos son conocidos como "los tres Juanes". La
imagen llevaba un cartel en el que se leía: "Yo soy la Virgen de la
Caridad". La imagen fue trasladada al pueblecito de Barajaguas. Años más
tarde la trasladaron a la Parroquia del Cobre. De ambos lugares desaparecía y
volvía a ocupar el mismo sitio. El pueblo entendió que quizás la Virgen quería
dar a entender con estas desapariciones y apariciones que quería estar en otro
lugar. Una niña llamada Apolonia decía que la veía en la montaña del Cobre...
El pueblo, después de haber orado, contempló una noche en ese mismo lugar un
gran resplandor, con gran preocupación. Al asumir que la Virgen deseaba estar
en ese monte, le hicieron una pequeña ermita donde la trasladaron y donde se
encuentra actualmente en el Santuario Nacional.
El Santo Padre Benedicto XV la proclamó Patrona de Cuba a petición de los
Veteranos de la Guerra de la Independencia el 10 de mayo de 1916. Desde los
primeros tiempos se le honró bajo el título de Nuestra Señora de la Caridad a
cuyo amparo los fieles acuden en oración.
A Ella le pedimos por la libertad y prosperidad del noble pueblo cubano.
Pensamiento del día «Bendita sea tu pureza y
eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti,
celestial Princesa, Virgen sagrada María, yo te ofrezco en este día alma, vida
y corazón. ¡Mírame con compasión! ¡No me dejes, madre mía!»
Predicación del Evangelio: Católicos sordos y mudos En el Antiguo Testamento, la enfermedad, era exponente del castigo de
Dios. Hoy, si Jesús regresara camino de los “nuevos galileos” (los lagos donde
vivimos o mal vivimos, trabajamos o descansamos, cantamos o lloramos) se
encontraría con un nuevo fenómeno: la sordera espiritual.
El Papa Benedicto, desde el mismo día del inicio de su pontificado, nos
alertaba del “intento de silenciar a Dios en el mundo”. Es una de las
afecciones más graves que existen en nuestra vida cristiana y contemporánea.
Porque, aquí, en medio de nosotros, hay personas que oyeron hablar un día de
Dios; de un tal Jesús de Nazaret; de la fuerza del Espíritu o de Santa María.
Todo ello, además, gracias a la mejor Madre y Maestra Espiritual que es la
Iglesia. Pero ¿qué ha ocurrido? ¿Por qué los oídos tan despiertos para las
sensaciones de mundo y tan opacos para las cosas de Dios? Porque, lo malo, no
es que existan instituciones, políticas y políticos, católicos y cristianos
“duros de oído” para la voz de Dios. Lo malo es que esa sordera no es de
nacimiento. El secularismo, el pragmatismo, la simple apariencia, la hostilidad
hacia todo lo que “huela a iglesia” o “suene a Dios” ha logrado dinamitar la
sensibilidad hacia la experiencia de Dios.
Por eso, el Señor, un Domingo más, nos dice: ¡Effetá! ¡Ábrete”.
Hay dos tipos de sorderas en el mundo que nos rodea y que vivimos: Una, la
que por sistema y sin contemplaciones, rechaza todo lo que tenga referencia a
la cuestión religiosa y, otra más, la que escuchando la Palabra y afirmando que
oye, a continuación, vive como si nunca hubiera entendido nada.
Por otra parte, si el Señor se presentase de repente en muchas de nuestras
parroquias y comunidades cristianas se encontraría, además, con una enfermedad
que debilita o que condiciona la transmisión del Evangelio: los católicos
mudos.
Los creyentes, y en el contexto que nos toca vivir, o somos intrépidos a
la hora de manifestar nuestras convicciones religiosas o, por el contrario,
nuestra fe quedará relegada a un plano peligrosamente intimista. Y, no lo
olvidemos, el Señor nos dijo: ¡ID POR EL MUNDO! Desde luego, no nos dijo: ¡ID Y
SED MUDOS!
El movimiento se demuestra andando. Y, la pertenencia –entusiasta y real–
a la Iglesia Católica, se ha de evidenciar en una disposición para anunciar el
evangelio; para ser portadores y generadores de nuevos cristianos; para no
permanecer mudos ante una realidad que intenta poner auriculares al hombre para
que sólo escuche el dictado de los poderosos, de los gobernantes o de las
presiones mediáticas.
La fe, con movimiento ascendente (hacia Dios) y descendente (hacia el
hombre) también se demuestra andando. Que el Señor, que sigue obrando grandes
maravillas y extraordinarios milagros en medio de su Iglesia, en medio del
mundo, nos haga ser conscientes de que la sordera espiritual se cura con la
escucha pausada y reflexionada de la Palabra de Dios. Y que, por otra parte,
nos haga comprender, que el permanecer mudos, no hace sino el ceder terreno
para que otros, no precisamente en nombre de Dios, ganen terreno y sean altavoz
de otros intereses muy distintos a los que proclama Jesucristo. ¿Sordos o
mudos? De vez en cuando… de todo un poco.
.
(P. Javier Leoz - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
Nuevo vídeo y artículo Hay un nuevo vídeo
subido al blogde "Pequeñas Semillitas" en internetreferido al Evangelio de
este Domingo.Para verlo tienes que ir
al final de esta página: Hay nuevo material
publicado en el blog"Juan Pablo II inolvidable"sobre el tema: “Los
santos vienen de a dos”Puedes acceder en la
dirección: .
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” El milagro sobre el “sordo que apenas podía hablar” lleva consigo dos
lecciones. La primera procede del hecho de que Jesús, para curar a este
enfermo, “le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua”.
Es decir, le tocó. Cristo necesita “tocarte” para curarte. Necesita, por lo
tanto, tener contigo una relación de proximidad, de afecto; sin esa relación,
es muy difícil que Él pueda lograr el milagro de la conversión de tu corazón.
Él quiere estar cerca de ti, quiere “tocarte”, pero si tú te alejas de su lado,
si no le das la oportunidad de que lo haga, no le dejas que obre el milagro en
ti. ¿Cómo dejar a Jesús que se acerque?: Aumentando la vida de oración y, sobre
todo, comulgando más, pues ese es el contacto más íntimo posible, ya que por
medio de él, Jesús entra en nosotros y nos transforma en Él.
La segunda lección viene del milagro en sí, que los espectadores van a
resumir diciendo: “hace oír a los sordos y hablar a los mudos”. Significa que
la conversión que Cristo opera en nosotros nos va a hacer capaces de escuchar a
los que sufren, mientras que antes pasábamos a su lado indiferentes; a la vez,
nos hace hablar –sin gritos, con paz siempre, pero con valentía-, para defender
los derechos de los oprimidos, para defender a la Iglesia, para evangelizar,
para defender la vida del no nacido, para defender a la mujer maltratada, para
defender a todos aquellos que, por cualquier causa, están siendo víctimas de
las injusticias. Cuando Cristo te “toca” ya nada es igual; recuperas los ojos
para ver, los oídos para oír y la boca para hablar. En realidad, estás
recuperando el corazón, estás recuperando la humanidad.
(P. Santiago Martín)
Hoy es un buen día para preguntarnos cómo anda nuestra devoción a María,
si es constante y fuerte, o por el contrario es débil e inconstante. Porque es
bueno que recordemos que la devoción a la Santísima Virgen no es una devoción
más, sino que después del amor a Dios, debe ir enseguida el amor a la Virgen,
pues Ella es la que más nos ama después de Dios, y merece nuestro amor y
devoción. Es que siendo devotos de María ya tenemos el Paraíso asegurado,
porque no hay ni hubo jamás alguno que haya sido realmente devoto de María, que
se haya condenado.
Siendo las cosas así, es importante que tengamos en cuenta en nuestro
diario vivir el pensar frecuentemente en nuestra Madre del cielo, puesto que
Ella nos prodiga toda clase de bienes, ya que todas las gracias nos vienen, sí,
del Señor, pero pasan a través de las manos de María.
Una linda oración para decirle a Dios es la siguiente: “Señor, dame todas
las gracias y dones que María pide para mí”. Porque nuestra Madre celestial
pide mucho para nosotros, y de esa manera seremos colmados por encima de lo que
deseamos.
🌸Que tus pensamientos se vuelvan continuamente hacia María, como el
pensamiento de los niños que aman a su madre, pídele que te ayude y que te haga
profundizar tu fe, tu lealtad hacia la Iglesia, tu apego a los sacramentos y
también que te guarde de caer en pecado.
Yo les pido desarrollar ese estado espiritual, de manera que cuando sus
vidas lleguen a su final, la práctica de una vida entera les sostenga y les
reconforte en el momento en que más lo necesiten, entonces estarán listos a
honrar a Dios en el Cielo al lado de Ella.
Les invito a enseñar esa devoción en sus hogares. Asegúrense que una
imagen de Nuestra Señora ocupe un lugar importante. Háblenles a sus hijos, de
manera que su familia permanezca unida en torno a ella. Háblenles a sus amigos.
No teman, y aún menos tengan vergüenza de decir lo que piensan o sienten sobre
la Madre de Dios…
(Cardenal James Darcy Freeman)
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 8 de setiembre
Ayer tarde me sucedió algo que yo no sé ni explicar
ni comprender. En medio de la palma de las manos ha aparecido un poco de rojo,
de casi la forma de un céntimo, acompañado también de un fuerte y agudo dolor
en medio de ese poco de rojo. Este dolor era más sensible en medio de la mano
izquierda, tanto que dura todavía.
También en las plantas de los pies advierto un poco
de dolor.
Este fenómeno hace ya casi un año que se va
repitiendo, aunque ahora hace ya algún tiempo que no me sucedía. Pero no se
enfade si se lo digo ahora por primera vez; porque me he dejado vencer por esa
maldita vergüenza. ¡Y si supiera la violencia que he tenido que hacerme para
decírselo ahora! Muchas cosas tendría para decirle, pero me faltan las
palabras; sólo le digo que, cuando me hallo con Jesús sacramentado, los latidos
del corazón son muy fuertes. A veces me parece que quiere salirse del pecho.
En el altar, con frecuencia siento un ardor tal en
toda la persona que no puedo describírselo. Me parece que sobre todo el rostro
quiere convertirse todo él en fuego. Qué señales son estas, padre mío, lo
ignoro.
(8 de septiembre de 1911, al P. Benedetto da
San Marco in Lamis, Ep. I, 233)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) PÁGINAS DE FELIPE DE URCA: ”PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”♡FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”♡FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”♡INSTAGRAM: FELIPE DE URCA
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