domingo, 1 de septiembre de 2024

Pequeñas Semillitas 5742

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5742 ~ Domingo 1 de Setiembre de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
El Evangelio de San Marcos que proclamamos hoy, explica las costumbres judías, pues iba dirigido a los cristianos procedentes del paganismo que no las conocían. En ellas había un sinnúmero de prescripciones y mandatos formales que ellos debían observar.
Jesucristo insiste que lo importante no es lo externo sino que es el corazón, pues de él salen  los malos pensamientos, los odios, los rencores, la avaricia, la  soberbia, la lujuria, etc. Las acciones del hombre se  originan en el corazón. Si éste está manchado, todo el hombre queda manchado. 
Por eso llama hipócritas a los que se contentan con las obras externas, pero no limpian su corazón. La palabra “hipócrita” es de origen griego. Designaba a los artistas que llevaban una máscara que disimulaba su identidad. Expresa falsedad, como el actor que se oculta detrás de la máscara. 
Seamos sinceros en nuestro proceder, y purifiquemos nuestro corazón para que nuestras obras sean buenas.
(P. Jorge Loring S.J.)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Dt 4, 1-2. 6-8
 
Salmo: Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5
 
Segunda Lectura: Sant1, 17-18. 21b-22. 27
 
Santo Evangelio: Mc 7,1-8.14-15.21-23
En aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos, así como algunos escribas venidos de Jerusalén, y vieron que algunos de sus discípulos comían con manos impuras, es decir no lavadas. Es que los fariseos y todos los judíos no comen sin haberse lavado las manos hasta el codo, aferrados a la tradición de los antiguos, y al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas. Por ello, los fariseos y los escribas le preguntan: «¿Por qué tus discípulos no viven conforme a la tradición de los antepasados, sino que comen con manos impuras?». Él les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: ‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres’. Dejando el precepto de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres».
Llamó otra vez a la gente y les dijo: «Oídme todos y entended. Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen las intenciones malas: fornicaciones, robos, asesinatos, adulterios, avaricias, maldades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, insolencia, insensatez. Todas estas perversidades salen de dentro y contaminan al hombre».
 
Comentario:
Hoy, la Palabra del Señor nos ayuda a discernir que por encima de las costumbres humanas están los Mandamientos de Dios. De hecho, con el paso del tiempo, es fácil que distorsionemos los consejos evangélicos y, dándonos o no cuenta, substituimos los Mandamientos o bien los ahogamos con una exagerada meticulosidad: «Al volver de la plaza, si no se bañan, no comen; y hay otras muchas cosas que observan por tradición, como la purificación de copas, jarros y bandejas...» (Mc 7,4). Es por esto que la gente sencilla, con un sentido común popular, no hicieron caso a los doctores de la Ley ni a los fariseos, que sobreponían especulaciones humanas a la Palabra de Dios. Jesús aplica la denuncia profética de Isaías contra los religiosamente hipócritas: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí» (Mc 7,6).
San Juan Pablo II, al pedir perdón en nombre de la Iglesia por todas las cosas negativas que sus hijos habían hecho a lo largo de la historia, lo manifestó en el sentido de que «nos habíamos separado del Evangelio».
«Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre» (Mc 7,15), nos dice Jesús. Sólo lo que sale del corazón del hombre, desde la interioridad consciente de la persona humana, nos puede hacer malos. Esta malicia es la que daña a toda la Humanidad y a uno mismo. La religiosidad no consiste precisamente en lavarse las manos (¡Recordemos a Pilatos que entrega a Jesucristo a la muerte!), sino mantener puro el corazón.
Dicho de una manera positiva, es lo que santa Teresa del Niño Jesús nos dice en sus Manuscritos biográficos: «Cuando contemplaba el cuerpo místico de Cristo (...) comprendí que la Iglesia tiene un corazón (...) encendido de amor». De un corazón que ama surgen las obras bien hechas que ayudan en concreto a quien lo necesita «Porque tuve hambre, y me disteis de comer...» (Mt 25,35).
* Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera (Badalona, Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Pensamiento del día
«Las pasiones son componentes naturales del psiquismo humano, constituyen el lugar de paso y aseguran el vínculo entre la vida sensible y la vida del espíritu. Nuestro Señor señala al corazón del hombre como la fuente de donde brota el movimiento de las pasiones»
(Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.764)
 
Predicación del Evangelio:
Lo que contamina al hombre
En el pasaje del Evangelizo de este domingo Jesús corta de raíz la tendencia a dar más importancia a los gestos y a los ritos exteriores que a las disposiciones del corazón, el deseo de aparentar. En resumen, la hipocresía y el formalismo.
 
Pero podemos sacar hoy de esta página del Evangelio una enseñanza de orden no sólo individual, sino también social y colectivo. La distorsión que Jesús denunciaba de dar más importancia a la limpieza exterior que a la pureza del corazón se reproduce hoy a escala mundial. Hay muchísima preocupación por la contaminación exterior y física de la atmósfera, del agua, por el agujero en el ozono; en cambio silencio casi absoluto sobre la contaminación interior y moral. Nos indignamos al ver imágenes de pájaros marinos que salen de aguas contaminadas por manchas de petróleo, cubiertos de alquitrán e incapaces de volar, pero no hacemos lo mismo por nuestros niños, precozmente viciados y apagados a causa del manto de malicia que ya se extiende sobre cada aspecto de la vida.
 
Que quede bien claro: no se trata de oponer entre sí los dos tipos de contaminación. La lucha contra la contaminación física y el cuidado de la higiene es una señal de progreso y de civilización al que no se puede renunciar a ningún precio. Jesús no dijo, en aquella ocasión, que no había que lavarse las manos o los jarros y todo lo demás; dijo que esto, por sí solo, no basta; no va a la raíz del mal.  
 
Jesús lanza entonces el programa de una ecología del corazón. Tomemos alguna de las cosas «contaminantes» enumeradas por Jesús, la calumnia con el vicio a ella emparentado de decir maldades a costa del prójimo. ¿Queremos hacer de verdad una labor de saneamiento del corazón? Emprendamos un lucha sin cuartel contra nuestra costumbre de descender a los chismes, de hacer críticas, de participar en murmuraciones contra personas ausentes, de lanzar juicios a la ligera. Esto es un veneno dificilísimo de neutralizar, una vez difundido.
 
Una vez una mujer fue a confesarse con San Felipe Neri acusándose de haber hablado mal de algunas personas. El santo la absolvió, pero le puso una extraña penitencia. Le dijo que fuera a casa, tomara una gallina y volviera adonde él desplumándola poco a poco a lo largo del camino. Cuando estuvo de nuevo ante él, le dijo: «Ahora vuelve a casa y recoge una por una las plumas que has dejado caer cuando venías hacia aquí». «¡Imposible! -exclamó la mujer- Entretanto el viento las ha dispersado en todas direcciones». Es ahí donde quería llegar San Felipe. «Ya ves –le dijo- como es imposible recoger las plumas una vez que se las ha llevado el viento; igualmente es imposible retirar las murmuraciones y calumnias una vez que han salido de la boca».
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(Texto: Cardenal Raniero Cantalamessa  - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde la provincia de Santa Fe, Argentina, la familia del adolescente Maximiliano, por el que venimos rezando hace tiempo debido a su afección oncológica, agradece a Dios y a todas las personas que lo tienen en sus oraciones, pues el jovencito ha mejorado y ya está en su casa. Y en similares términos se expresan los familiares de María de Luján, afectada por accidente cerebro vascular, también dada de alta a su domicilio. Nos sumamos a la plegaria de acción de gracias.
 
💕 Desde Colombia, llega un agradecimiento por la efectiva recuperación que ha tenido Jefferson Samir G. F., joven de 33 años que ha sido varias veces operado en su columna vertebral, y que gracias a Dios y a la mediación de la Virgen; ya se ha reincorporado a su trabajo. También llega de Colombia una acción de gracias a Dios por la salud, el bienestar, los planes y proyectos de las familias Cardona Andrade y Cardona Ortiz, bendecidos por el Señor, siempre atentos al cumplimento de Su Santa Voluntad y confiados en la segura intercesión de nuestra Madre la Virgen María.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Difundan "Pequeñas Semillitas" 
Para los que leen diariamente “Pequeñas Semillitas” por correo electrónico o por el canal de WhatsApp, va este pedido: les pido por favor que las compartan con sus amigos y contactos, para que la alegría del Evangelio llegue a muchos corazones más en todo el mundo.
A la vez, les pueden transmitir que quedan todavía unos pocos lugares disponibles para inscribirse y recibirlas por email (pedirlas a feluzul@gmail.com) y un número ilimitado de plazas vacantes en el canal de WhatsApp al cual pueden acceder entrando en este link: https://whatsapp.com/channel/0029VablI734o7qTX6m58i2X  y una vez allí tocan “ver canal” y a continuación “seguir”.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Siguiendo con el tema de la semana anterior, aunque se trate de otro evangelista, el Evangelio de este domingo nos muestra la decepción de Jesús ante la respuesta de su pueblo, el pueblo amado, el pueblo elegido que Él había venido a salvar. “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”, llegó a decir el Maestro haciéndose eco de una antigua profecía.
¿Y de nosotros? ¿Podría decir también eso? Ciertamente que le honramos con los labios, lo cual no sólo no es malo sino que es cada vez más necesario hacerlo para dar testimonio público de nuestra fe. Pero debería ser verdad que, a la vez que hacemos eso, intentemos hacerlo con el corazón. De eso se tratará esta semana, de profundizar en una relación “cordial”, afectiva, amorosa, con Cristo. Se tratará de decirle, en la oración y con las obras, que le queremos, que Él es lo primero en nuestra vida, que por Él y con Él estamos dispuestos a hacer lo que Él nos pida. Es una semana para ejercitar el “por ti” en cada cosa que hagamos, a fin de que el Señor se convenza de que, aunque somos pecadores y a veces fallamos, Él puede contar de verdad con nuestro corazón. Transformando un poco aquella poesía de Quevedo, deberíamos decirle, con las obras y las palabras: “Polvo soy, mas polvo enamorado”, o lo que es lo mismo: “Pecador soy, pero te amo”. Te amo, Señor, porque tú te lo mereces, porque con tu misericordia has conquistado mi corazón. Y mi principal dolor es no amarte más, no amarte lo suficiente, no serte siempre fiel para que puedas estar orgulloso de mí en todos los momentos de mi vida.
(P. Santiago Martín)
🌸
Llama la atención, en la sequedad del terreno, encontrar la belleza de una flor. Y es que también hay flores que sólo crecen en terrenos secos o arenosos.
Cuando nos disponemos a orar, muchas veces nos desanimamos porque nuestra oración es árida. Y no nos damos cuenta del enorme valor que tiene seguir con nuestra vida de cara a Dios, aun cuando nuestras manos se cansaron de estar abiertas, nuestro oído, se cansó de afinarse, y nuestro corazón de sostener entreabierta su puerta.
Ese seguir simplemente de cara a Dios es el nutriente necesario para que florezca eso que sólo en la sequedad puede florecer: “el abandono”. Es como si con la flor de nuestra imagen dijéramos: “Señor, no hay nada ni nadie que pueda poner sus ojos en esta sequedad, ya que nada se espera que atraiga o sea significativo. Sin embargo, este abandono es para Vos, que sos capaz de descubrirlo y cuidarlo. Lo único que tengo para ofrecer es esta flor, es mi abandono.”
Ciertamente no habrá belleza más grande para Dios, que semejante flor, en medio de tremenda sequedad. Una flor así, sólo Dios es capaz de conseguirla con su gracia. 
(Javier Albisu S.J.)
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
1 de setiembre
Abandona lo que el enemigo insistentemente va soplando a tu alma, queriendo hacerte creer que estás muy cerca de perderte. Desprecia esas maliciosas insinuaciones y vive tranquila, porque el Señor está todavía mucho más contigo en las tribulaciones. También la Sagrada Escritura nos asegura que un alma atribulada está unida a su Dios: «Con ella estoy, dice Dios, en las tribulaciones». Ánimo, pues, y no temas, porque es también cierto que el alma que teme perderse no se pierde, y que la que combate mirando a Dios cantará victoria, entonará el himno del triunfo. No hay motivo para asustarse, mi Raffaelina, pues el Padre del cielo nos ha prometido la ayuda necesaria para no ser vencidos por las tentaciones.
(10 de abril de 1915, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 393)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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