martes, 16 de enero de 2024

Pequeñas Semillitas 5522

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5522 ~ Martes 16 de Enero de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Una hermosa historia con moraleja de R. Tagore nos sirve para iniciar esta edición de “Pequeñas Semillitas”:
«Iba yo pidiendo de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos, como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo, y pensé que mis días malos se habían acabado. Y me quedé aguardando limosnas espontaneas, tesoros derramados por el polvo. La carroza se paró a mi lado. Me miraste y bajaste sonriendo. Sentí que la felicidad de la vida me había llegado al fin. Y de pronto tú me tendiste tu diestra, diciéndome: “¿Puedes darme alguna cosa?” ¡Ah, qué ocurrencia la de tu realeza! ¡Pedirle a un mendigo! Yo estaba confuso y no sabía qué hacer. Luego saqué despacio de mi saco un granito de trigo, y te lo di. Pero qué sorpresa la mía cuando al vaciar por la tarde mi saco en el suelo encontré un granito de oro en la miseria del montón. ¡Qué amargamente lloré de no haber tenido corazón para dárteme todo!»
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1Sam 16,1-13
 
Salmo: Sal 88, 20. 21-22. 27-28
 
Santo Evangelio: Mc 2,23-28
Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?». Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?». Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado».
 
Comentario:
Hoy como ayer, Jesús se las ha de tener con los fariseos, que han deformado la Ley de Moisés, quedándose en las pequeñeces y olvidándose del espíritu que la informa. Los fariseos, en efecto, acusan a los discípulos de Jesús de violar el sábado (cf. Mc 2,24). Según su casuística agobiante, arrancar espigas equivale a “segar”, y trillar significa “batir”: estas tareas del campo —y una cuarentena más que podríamos añadir— estaban prohibidas en sábado, día de descanso. Como ya sabemos, los panes de la ofrenda de los que nos habla el Evangelio, eran doce panes que se colocaban cada semana en la mesa del santuario, como un homenaje de las doce tribus de Israel a su Dios y Señor.
La actitud de Abiatar es la misma que hoy nos enseña Jesús: los preceptos de la Ley que tienen menos importancia han de ceder ante los mayores; un precepto ceremonial debe ceder ante un precepto de ley natural; el precepto del reposo del sábado no está, pues, por encima de las elementales necesidades de subsistencia. El Concilio Vaticano II, inspirándose en la perícopa que comentamos, y para subrayar que la persona ha de estar por encima de las cuestiones económicas y sociales, dice: «El orden social y su progresivo desarrollo se han de subordinar en todo momento al bien de la persona, porque el orden de las cosas se ha de someter al orden de las personas, y no al revés. El mismo Señor lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado (cf. Mc 2,27)».
San Agustín nos dice: «Ama y haz lo que quieras». ¿Lo hemos entendido bien, o todavía la obsesión por aquello que es secundario ahoga el amor que hay que poner en todo lo que hacemos? Trabajar, perdonar, corregir, ir a misa los domingos, cuidar a los enfermos, cumplir los mandamientos..., ¿lo hacemos porque toca o por amor de Dios? Ojalá que estas consideraciones nos ayuden a vivificar todas nuestras obras con el amor que el Señor ha puesto en nuestros corazones, precisamente para que le podamos amar a Él.
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España) © Textos de Evangeli net – Imagen: Misioneros Digitales Católicos
 
Santoral Católico:
San Marcelo I
En la serie de los Pontífices, el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305. Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran. Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino.
Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución. Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un presbítero o párroco. Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia. El Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que aquellos que deseaban volver a la Iglesia tenían que hacer algunas penitencias por haber renegado de la fe durante la persecución. Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos promovieron tumultos contra él, e incluso lo acusaron ante el Emperador Majencio quien abusando de su poder, que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, expulsó al Pontífice de Roma. Según el "Libro Pontifical", el Papa Marcelo se hospedó en la casa de una laica muy piadosa de nombre Marcela, y desde ahí, siguió dirigiendo a los cristianos. Al enterarse el Emperador, obligó al Pontífice a realizar trabajos forzosos en las caballerías y pesebres imperiales que fueron trasladados a esa zona. El Papa falleció en el año 309.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
ningún logro ni éxito humano,
podrán darte mayor dignidad y plenitud
que el simple e infinito privilegio
de ser y sentirte hijo de Dios»
 
Historias:
Kafka y la muñeca viajera
A los 40 años, Franz Kafka (1883-1924), que nunca se casó y no tuvo hijos, paseaba un día por un parque en Berlín cuando se encontró con una niña que lloraba porque había perdido su muñeca favorita. Ella y Kafka buscaron la muñeca sin éxito. Kafka le dijo que se encontrarían allí al día siguiente y que volverían a buscarla.
 
Al día siguiente, cuando aún no habían encontrado la muñeca, Kafka le dio a la niña una carta "escrita" por la muñeca que decía "por favor no llores. Hice un viaje para ver mundo. Te escribiré sobre mis aventuras".
 
Así comenzó una historia que continuó hasta el final de la vida de Kafka.
 
Durante sus encuentros, Kafka leía las cartas de la muñeca cuidadosamente escritas con aventuras y conversaciones que a la niña le parecían adorables.
 
Finalmente, Kafka trajo de vuelta el muñeco (compró uno) que había regresado a Berlín.
 
"No se parece en nada a mi muñeca", dijo la niña.
 
Kafka le entregó otra carta en la que el muñeco escribía: "mis viajes me han cambiado". La niña abrazó a la nueva muñeca y se la llevó a su feliz hogar.
 
Un año después murió Kafka.
 
Muchos años después, la niña, ahora adulta, encontró una carta dentro de la muñeca. En la minúscula carta firmada por Kafka decía:
 
"Todo lo que amas probablemente se perderá, pero al final el amor volverá de otra manera".
 
Aceptar el cambio. Es inevitable para el crecimiento. Juntos podemos convertir el dolor en asombro y amor, pero depende de nosotros crear consciente e intencionalmente esa conexión.
.
(Material de Internet – Imagen de ‘Soy bibliotecario’)
 
”Pequeñas Semillitas” por email
Si lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas Semillitas" por correo electrónico. Las suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas dirigiéndote por e-mail a feluzul@gmail.com   
Recuerden, queridos lectores, que, desde el día mismo de nuestro Bautismo, todos somos discípulos y misioneros, y en tal condición tenemos que ayudar a llevar la Palabra y las divinas enseñanzas de Jesús a tantas personas como nos sea posible.
También pueden difundir “Pequeñas Semillitas” a través de las redes sociales en las que estamos presentes, como Facebook, Twitter, etc.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Dice Jesús: Para ser grandes en mi Reino hay que hacerse "pequeños". Quien quiera ser "grande" a los ojos del mundo no es apto para reinar en mi Reino; paja es para el lecho de los demonios. Porque la grandeza del mundo está en antítesis con la Ley de Dios.
El mundo llama "grandes" a quienes —con medios casi siempre ilícitos— saben conseguir los mejores puestos y, para hacerlo, hacen del prójimo escabel, y ponen su pie encima y lo aplastan; llama "grandes" a los que saben matar para reinar —matar moral o materialmente— y arrebatan puestos o se enseñorean de las naciones y se enriquecen desangrando a los demás, arrebatándoles la riqueza individual o colectiva. El mundo llama frecuentemente "grandes" a los delincuentes.
No. La "grandeza" no está en la delincuencia, está en la bondad, la honradez, el amor, la justicia. ¡Observad qué venenosos frutos —recogidos en su malvado, demoníaco jardín interior— vuestros "grandes" os ofrecen!
(De "El Evangelio como me ha sido revelado" - María Valtorta)
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
16 de enero
No te levantes nunca de la mesa sin antes haberle dado las debidas gracias al Señor. Haciéndolo así, nada tendremos que temer de parte de la maldita gula. Al comer, cuídate de la caprichosa selección de los alimentos, sabiendo que basta poco o nada si lo que se quiere es satisfacer al estómago. No tomes nunca más alimento del necesario, y procura ser moderada en todo, buscando con interés inclinarte más hacia la sobriedad que hacia el exceso. No pretendo, sin embargo, que te levantes de la mesa en ayunas; no, no es esta mi intención. Actúa en todo con prudencia, norma para todas las acciones humanas.
No se acuestes nunca sin haber examinado antes tu conciencia sobre cómo has pasado el día, y no antes de haber dirigido todos tus pensamientos a Dios, de haberle ofrecido y consagrado tu persona e incluso la de todos los cristianos, especialmente mi pobre persona, ya que eso mismo hago yo por ti.
Además, ofrece para gloria de su divina majestad el descanso que vas a tomar, y no olvides nunca al ángel de la guarda, que siempre está contigo, que no te abandona nunca, ni siquiera ante las ofensas que puedas hacerle.
(17 de diciembre de 1914, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 273)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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